La mente de Tony

Por Yoana Spiegel


Disclaimer: Tony Stark, Iron Man, Los Vengadores y todo lo usado para la realización de este fanfiction es propiedad de Marvel, Disney y todos los demás que posean los derechos. Fanfiction realizado sin ánimos de lucro.

Advertencias: Spoilers de las películas y de los cómics.

Notas: One-shots hechos para la tabla Musical de la comunidad minutitos de LiveJournal. Espero les guste.


Fragmento 1,

Fix you (arreglarte).


Sales del vehículo blindado a toda prisa, aunque los soldados que ahora yacen muertos sobre la cálida arena del desierto te hayan dicho que te quedaras dentro. Pero tú eres Tony Stark, el millonario, y nadie te dice qué hacer; piensas fugazmente en Howard y en esa mirada de indiferencia que te dedicaba cada que querías hablar con él…

Los disparos siguen sonando muy cerca de ti y lo único que se te ocurre hacer es esconderte detrás de una roca. ¡Vamos, Tony! ¿De qué te sirve ser un genio si lo único que haces es quedarte a la vista de los terroristas?

Quieres pensar en un plan de escape, algo que te sirva para seguir viviendo y poder gastar la inmensa fortuna Stark en algo genial. ¿Una nueva motocicleta? Tienes diez en la cochera de tu casa en Malibú. ¿Un coche nuevo? Tu conciencia te recrimina, ¿no te basta con los treinta autos de lujo que posees? Tal vez un bonito regalo para Pepper…

Sigues divagando hasta que, como si todo se ralentizara y pasara en cámara lenta, ves un pequeño misil caer a unos centímetros de ti. La palabra Stark resplandece con el amarillo sol y de un momento a otro explota en mil pedazos.

El lugar se cubre de una luz blanca y cegadora por tres segundos, quedas maravillado por el silencio que inunda el desierto. Te acuestas y puedes sentir tu pecho húmedo; no sabes qué pasó, pero si de algo estas seguro, es de que miles de astillas de metal perforan tu pecho y se clavan muy dentro de ti. Tal vez tu corazón sea el más dañado, partido por la mitad, literalmente.

La sangre sigue fluyendo y sólo quieres que alguien te arregle. Cierras los ojos un momento y cuando los abres, manos te sujetan los brazos y piernas mientras alguien te abre el pecho y te dice que te calmes.

—Estoy arreglándote, Tony. Es lo que hago para que no mueras.

Gritas sin control. Quieres decirle al hombre con anteojos que pare y te deje morir, ya que no lo resistes.

Piensas en Pepper, en Obie, en Howard y hasta María se cuela en tu mente.

Y todo se vuelve negro mientras alguien coloca un pedazo de tela sobre tu rostro. No crees en Dios, pero es la primera vez que piensas en él. Le pides (exiges) que todo termine, no tienes arreglo. No quieres tener arreglo.