Prólogo
¿Alguna vez te has sentido tan invisible que un grito pugna por salir de tus labios? ¿Sabes cómo se siente el ver al que amas junto a alguien que no eres tú, que tiene la suerte de conocerlo a fondo, sin barreras, y aguantas las lágrimas por el dolor que ello te causa?
En mis veinte años de vida, nunca me planteé cambiar mi personalidad, hasta que lo conocí. Su animosidad e inteligencia me atraparon inexorablemente, aunque al principio me irritara un poco su parloteo constante; simplemente me acostumbré, hasta que pude apreciar la esencia ingeniosa de sus comentarios.
Sólo tengo dos amigos: Harry y Ron, mientras que él está siempre rodeado, principalmente de chicas. A pesar de ser una buena estudiante, y que muchos me conozcan por mis logros académicos, mi alma sigue incompleta. Llevamos cuatro años en la misma carrera y apenas hablamos, lo cual es martirizante para mí.
¿Cómo podría lograr que Cedric Diggory se fijara realmente en mí? Usualmente me dirige la palabra para explicar algo que no entiendo del todo, cosa que no sucede a menudo; tal vez debiera fingir amnesia por un tiempo para tenerlo cerca.
Él es sumamente dulce, educado, apuesto… probablemente jamás terminaría de elogiarlo, pero es que esos ojos grises te invitan a admirarlo, su cabello claro a enredar tus dedos. ¡Cuántas veces he tenido que frenarme para no descansar mi cabeza en su hombro, que parece enviarme una tortuosa invitación con su calidez! Quisiera saber más sobre sus intereses de su propia boca, y no por lo que escucho a hurtadillas de sus charlas con otras.
Sí, yo, la reflexiva Hermione Jane Granger amo a un imposible, mas a uno lleno de tal magnificencia que roba el aliento.
Hey! Vengo con nueva historia (sí, ya sé, algunas me dirán: otra!) jaja, lo siento, pero es que necesito desahogar el torrente de ideas que me viene acerca de la evolución amorosa de estos personajes. Ojalá le den una oportunidad. :)
