Rabia y tristeza. Esos eran los sentimientos que tenía a cada momento desde que Barry había comenzado una nueva relación amorosa con Iris West. Envidiaba a la morena por tener el corazón del velocista. Todo porque él tuvo años de relación con el castaño y finalmente lo de ellos no resultó. Fue un completo fracaso.

-Oliver-susurró Felicity ingresando a la oficina con cautela, allí pudo ver que el millonario miraba por el ventanal con sus brazos en la espalda y el traje gris oscuro que hace semanas insistía en usar. Lo lavaba religiosamente cada día para tenerlo limpio para la próxima jornada, no tenía ánimos de ir de verde una vez más.

-Está enamorado y se casará con ella-murmuró lo suficientemente fuerte como para que la rubia lo escuchara.

-Nos invitó a la boda, por obvias razones a ti no-dijo ella jugando con un sobre rectangular que probablemente era la invitación que el velocista le envió por su matrimonio.

-No importa-dijo bajando la mirada y sintiendo como las lágrimas se asomaban ¿qué era lo peor que podía pasar? Se encontraba totalmente solo y no era feliz, siendo que Barry antes de iniciar su relación con la morena le dijo: busca lo que te haga feliz.

Sin embargo, él no buscó nada que lo hiciera feliz, porque él quería al velocista, quería ser feliz junto a Barry Allen, no le interesaba nadie más.

-No cometas una locura-dijo la rubia caminando a la puerta.

-Descuida, no los involucraría-susurró caminando al escritorio y empezando a trabajar en los contratos pendientes.

-Eso es lo que temo-dijo saliendo de allí y sintiendo el pesar que su amigo tenía por su ex amante. Realmente Oliver estaba destrozado, pero Barry estaba siendo feliz, como nunca lo fue con Oliver ¿por qué negarle al velocista lo que quería sólo porque eso hacía sufrir al arquero?.


Sólo habían pasado un par de días desde que las tarjetas de invitación habían sido entregadas a sus amigos, él simplemente sentía que era feliz junto a Iris como nunca antes. Solo recordó a Oliver al momento de eliminarlo de su lista de invitados, porque luego de ello se centró en la preciosa mujer a su lado y olvidó por completo cualquier recuerdo o situación que antes lo habría ligado con Oliver Queen, definitivamente era demasiado feliz como para pensar en alguien distinto a Iris West.


Esa mañana se había vestido con la camisa verde olivo que Barry le regalara para su cumpleaños. Se colocó la chaqueta negra que el velocista eligió para él en esa tienda escondida en Central City y que los maravilló a ambos. Los zapatos habían sido un regalo de su hermana en su último cumpleaños y ese pantalón negro era el que Barry ensució con vino la última vez que salieron a cenar, la última vez que hicieron el amor.

Fue por eso que no lo dudo, porque solo había besado y hecho el amor en ese último tiempo con Barry Allen y el verlo casarse con una persona que no era él, era más de lo que podía soportar. Por ello, no lo dudo un instante antes de caminar por la orilla de la terraza del edificio más alto de Central City.

Miró la ciudad desde ese punto y encerró en su puño derecho una figura, un llavero particular que Barry le había regalado, de un pequeño muchacho castaño tomando café, una figura animada que al velocista le encantaba y que le regaló para que siempre lo tuviera junto a él. Lo presionó con fuerza en su mano y cerró los ojos sintiendo el viento frío contra su rostro.

-Te amo, Barry-murmuró lanzándose al vacío y sintiendo como el viento golpeaba contra su cuerpo y la chaqueta ondeaba al mismo tiempo que bajaba a una velocidad más rápida de lo que nunca pensó.

A lo lejos se escuchan las campanas de una hermosa iglesia, desde donde sale una pareja de novios con grandes sonrisas, mientras a lo lejos las aves vuelan por el susto causado por un cuerpo que se lanzó al vacío.