Otro drabble. Andaba hablando de esa lámpara que tengo en mi cuarto y al final escribí esto. Que conste que pregunté para cambiar de pareja, pero como nadie me dijo nada he tirado por lo de siempre.

Sorta AU, nombres humanos, fluff y caries :9 y Hetalia no es mío blablablabla

Por cierto, si. La lámpara es made in Lithuania de verdad.


La lámpara es infantil y lo sabe, tiene forma de media luna e ilumina de una forma tenue la habitación. Toris le repite continuamente que debería cambiarla pero le da igual, le gusta tenerla en su lado de la cama, colgada de la pared.

Suspira. Aún no ha vuelto a casa.

Toris siempre trabaja mucho, y se acuesta a su lado casi sin hacer ruido, como un fantasma, hecho un ovillo al principio y termina espatarrado al final, soltando pequeños ronquidos que le hacen adorable y asesinable en igual proporción. Feliks siempre termina dándose la vuelta, chasqueando la lengua contra el paladar para despertarle lo suficiente y si al final Toris se gira hacia su lado, le da un beso de buenas noches.

No parece que eso vaya a ocurrir pronto. Feliks levanta el brazo y toca la superficie rugosa de la media luna, que más parece un plátano de lo amarillo que es el plástico, e intenta que los ojos no se cierren sin éxito.

"Solo un momento" piensa después de perder la lucha, y no vuelve a abrirlos.

No pasa ni media hora cuando la puerta del cuarto se abre y entra un chico desgarbado que se mueve por el parquet como si fuera un ninja. Lleva los zapatos en la mano para no hacer ruido y se desnuda, quedándose en calzoncillos, justo para subirse a la cama con cuidado de no hacer crujir el viejo somier de láminas.

Feliks respira profundamente y Toris tiene que pasar un poco por encima de él para apagar la lámpara de media luna, el interruptor haciendo un leve "clic", el único sonido audible en todo el cuarto.

Toris aún recuerda cuando la vio expuesta en Ikea, en la sección infantil, rodeada de más lámparas de colores con formas curiosas. Sólo había ido a comprar unos vasos y no se sabía los atajos para ir a la planta inferior con rapidez, así que estaba bastante cansado de seguir las flechas del suelo y no encontrar lo que estaba buscando. Primero confundió la lámpara azul con forma de estrella con un colador de pasta y luego, dejando de lado su decepción, vio por el rabillo del ojo que la lámpara de al lado estaba hecha en su país.

No era la más bonita, parecía más un plátano que una luna pero le dio fuerzas para hacer algo que sorprendiera a Feliks, quien siempre se quejaba de lo aburrido que era. No pasó mucho tiempo hasta que bajó al almacén, encontró los vasos y pagó todo para llegar a casa y decirle a Feliks "¡Te he traído la luna!" con tanta alegría que al otro se le escurrió al suelo uno de los pocos platos de la vajilla que aún estaba entero.

Por eso aún no la había tirado a la basura por muy infantil, amarilla y fea que fuera. Le da un beso a Feliks en la mejilla y, acurrucándose hecho un ovillo a su lado, se dispuso a dormir.