Disclaimer: Yo me limito a traducir. El fic no me pertenece, sino que es de Sionnain. Constará de tres partes: Defiled (Deshonrada), Devoured (Devorada)y Disturbed (Desequilibrada). Los personajes pertenecen a JK Rowling y toda la peña esa.

Nota de autor: Este es el primer de una serie compuesta por tres fics. La última es "Disturbed", que fue la primera que escribí y publiqué. "Devoured" es la segunda, y ésta es la primera. Las escribí en otro orden porque la idea de hacer varios fics sobre el tema se me ocurrió después de escribir "Disturbed". Sólo para aclararlo.

Nota de traductor: Jeje, aquí vuelvo. Tengo una (otra XD) traducción de Sionnainempezaba, pero como tengo el pc mal y está arreglándose (por eso actualizo tan poco últimamente T-T), y me apetecía desesperadamente escribir un Bella-Rody, me he animado a traducir esto. Subiré las tres historias dentro de un mismo fic (haré tres capítulos, vamos), en vez de subir 3 one-shots como ha hecho Sionnain. A ver cómo me las arreglo con los titulos jeje, ya veremos. Yo cuando leí estas tres las mezclé, y no seguí el orden xP no se por qué, la verdad, pero lo hice así. En orden supongo que estarán mejor (tendré ocasión de comprobarlo cuando las lea al traducirlas jeje). De todas formas están muy bien todas. Sionnain continua con su relación morbosa entre Bellatrix-Rodolphus, y ese sado que la caracteriza tanto. Espero que os guste ; )

Y ahora voy a hablar un poquito sobre el pc. Se me estropeó, pero ya está arreglando. Espero que tarden poco jeje. El caso es que tengo fics (SDY, Amnesia, algún one-shot y la traducción) que sólo tenía ahí. No he perdido el disco duro, así que por eso no me tengo que preocupar. Pero claro, tengo que esperar a que lo arreglen para poder seguir subiéndolo. Yo espero que para esta Semana Santa lo tenga ya, así que a ver si subo un par de cositas al menos. No me voy de vacaciones, así que me dedicaré a escribir. Quiero actualizar un par de fics.

Joanne

DESHONRADA

"I am justified, I am purified, I am sanctified, inside you." —Nine Inch Nails, Sanctified.

La noche ha caído sobre el claro, y Bellatrix Black permanece quieta en medio del círculo, con su cara cubierta por una máscara blanca con dos agujeros para los ojos. Esos pozos negros reflejan la escena: un círculo de figuras de negro enmascaradas, y ella yendo al centro al ser llamada por una voz dura, áspera, del hombre que hay en medio.

Avanza, sus movimientos seguros y rápidos. Su barbilla está alzada. Es una Black, y no importa dónde esté y en la compañía de quién. El Señor Oscuro la mira con sus ojos rojos insoldables. Hay un hombre a su lado, pero ella no le presta atención.

-Bellatrix -sisea, y ella se arrodilla ante él. Hay una parte de ella que grita que pare, que se levante. Nunca te inclines ante nadie, le susurra su conciencia, pero no la escucha, y espera a que él le diga que puede levantarse. Su sangre bulle en sus venas, y la voz de la razón no puede apagar la furia que siente. Yo no soy mi hermana Narcisa. La menor es hielo, mientras que Bellatrix es fuego; ardiendo impetuosa como la estrella por la que ha sido llamada. Brillaré en la oscuridad tanto como la estrella.

La mano de Voldemort levanta la manga de la túnica de la joven, dejando expuesta la prístina palidez de su piel. Tan solo por el pensamiento de la Marca Tenebrosa grabada a fuego en esa perfección, su respiración se acelera. Tiembla de excitación porque sabe que se acerca el momento, pero, no obstante, el Señor Oscuro no toca con su varita la piel y murmura las palabras. Su mano agarra su muñeca, y el frío de su piel abrasa como el más gélido hielo.

-Hay una cosa que debes hacer, Bellatrix, antes de probar tu lealtad -dice con voz sibilante. Cuando se mueve, ella puede ver el altar a su espalda.

Está hecho de piedra, y es de un decorado tan sencillo como se espera que sea. La superficie tiene un tono grisáceo, y está formado por una piedra toscamente tallada, soportada por otras dos, que se hunden algo en la húmeda hierba del prado. Por el día debe ser un sitio encantador. Por la noche no hay lugar más siniestro.

-Estoy a sus órdenes, mi Señor -murmura, y su voz es suave como terciopelo en la noche. Ve los finos labios de él curvarse en una sonrisa, y el horror la paraliza como veneno.

-Necesito tu sangre, mi preciada Bella -continua, su mano recorriendo el aire cerca del rostro femenino. Nunca antes la ha llamado Bella-. ¿Me darás lo que no has dado a hombre ninguno para que pueda completar el rito?

-Estoy aquí para ofreceros mi servicio... y mi sangre -responde Bellatrix. Suena ansiosa y aterrorizada. La ansiedad es lo más evidente, y ella lo sabe. Todos lo saben. Todos los que han estado en su lugar antes que ella.

-Entonces te tumbarás en ese altar, mi futura mortífaga, y dejarás que el que he elegido te tome sobre la piedra. -Su sonrisa es pura maldad. El corazón de ella bombea dolorosamente contra su pecho-. Tu sangre de virgen será el ingrediente final de mi hechizo, que aumentará mi poder y el de mis seguidores, de los que tú has pedido formar parte.

-¿Quiere que un hombre me tome... aquí? En este lugar, rodeada por... -Mueve la mano en el aire, señalando al resto de mortífagos. Es la única mujer entre ellos, ya que ninguna otra ha llegado tan lejos. Y en poco tiempo los hombres temblarán a mi paso. Será más fuerte que el más fuerte de los hombres que rodean al Señor Oscuro, tan despiadada y astuta como el mismísimo asesino de pelo plateado, tan brutal como el torturador de pelo oscuro.

-Necesito la sangre de una virgen, Bellatrix Black, pero no tiene por qué ser la de ninguna en especial. Puedo fácilmente decir al hombre que está a mi lado que me traiga a una pobre bruja cualquiera, pero tú eres una Sangre Limpia que quiere entrar a mi servicio. Y, por otro lado, -dice con una sonrisa oscura- estoy seguro de que Rodolphus prefiere la manera que he elegido. -La voz de Voldemort es cruel-. Ha hablado a menudo de ti.

No menciona nada sobre qué ha dicho sobre ella, pero no pide al Señor Oscuro que se lo diga.

Su mirada va hasta el hombre vestido de negro y enmascarado que está de pie al lado del altar. Puede decir que está ansioso por la manera en que su cuerpo se tensa, como si fuese a atacarla y devorarla. Y no es porque la encuentre hermosa, que tiene la certeza de que la encuentra; todos los hombres lo hacen. Apuesta a que es porque están atados por cadenas de odio mutuo. Nunca han disfrutado de la compañía del otro: en el colegio, eran competidores en todo lo que hacían. La casa de Slytherin no fomenta precisamente las amistadas imperecederas, sino más bien el no depender de nadie. Las verdaderas amistades son muy escasas. Detrás de ese recelo que inspira su casa, había un aura de odio rodeándoles cada vez que se encontraban. Cada uno encontraba el triunfo en los fracasos del otro.

Disfrutó con la caída de él desde la escoba de Quidditch, sus ojos chispeando por lo espectacular que fue. Sus ojos se encontraron, y ella le saludó con la mano cuando él se puso de pie, pegándose el brazo roto al cuerpo. Su lengua humedeció sus exuberantes labios, y su cuerpo se estremeció ante la mirada de rabia que él le dirigió. Rodolphus se rió cuando la escalera de caracol se movió cuando ella subía, se rió cuando cayó en picado hasta el piso inferior. No hizo ni un movimiento para ayudarla cuando yació en un retorcido montón en el suelo, y ella se negó a llorar. Se miraron, un enfrentamiento donde se palpaba el odio. Era incluso digno que esa cólera se consumara en el altar del Señor Tenebroso. Ella será merecedora de estar a su servicio, del destino que aspira a tener.

El alma de Bellatrix se abrasa con un deseo oscuro que nunca ha sido capaz de apagar. Su mente la ha atormentado desde esos primeros recuerdos con prohibidas fantasías que no puede controlar. En la oscuridad, de niña, solía esconderse debajo de su almohada y desear fervientemente que desapareciesen. Ahora se arroja a donde ella quiere, sin querer esconderse más. Lo que ella quiere está en ese círculo; para conseguirlo debe someterse a su voluntad. Inclina la cabeza y capta su mirada triunfante cuando lo hace.

-Como ordene.

Su voz rebosa con esa promesa oscura; no mira a Rodolphus Lestrange. Él es el medio para tu fin, Bellatrix.

Un suave murmullo recorre el círculo. Los ha sorprendido. No se les ha obligado a comerte este acto de lujuria y dolor... a ninguno de los dos. Los demás no lo intentarían detener aunque los gritos de ella fuesen de horror. Son de la vieja guardia; esperan que las mujeres sean sus esposas y críen a sus herederos, pero nunca que se unan a sus filas, en la oscuridad de la noche sobre campos húmedos de hierba. Estaría sola si se resistiera. Y Bellatrix está cansada de estar sola. Se baja la capucha, liberando su cabello, tan oscuro como la noche que se cierne sobre ellos, tan negro como será su alma cuando todo termine.

Ignora a Rodolphus mientras es reverentemente dejada sobre el altar por el Señor Oscuro. Hay un susurro cuando da instrucciones a sus seguidores. Ella no escucha sus palabras, pues se pierde en el cielo sin luna y en la danza de las estrellas. Cuando Rodolphus se une a ella en el altar, por fin se encuentran sus miradas. No está avergonzada, y no la aparta. Sus piernas tiemblan. Los ojos oscuros de él arden como el carbón, y ella sonríe y recorre sus labios con su lengua, como hizo el día en el que se cayó él de la escoba. Está encantada de ver que entrecierra sus ojos amenazadoramente.

Rodolphus le quita la túnica, y ella no lleva nada debajo excepto la ropa interior roja. La capa está hecha de gruesa lana, y le gusta el roce contra su piel desnuda. Las manos enguantadas de él apartan la máscara de su rostro, tirándola al suelo al lado del altar. La piedra, rugosa y áspera, le hace daño en la piel. Encuentra que le gusta, y se mueve ligeramente. Bellatrix sabe que él no espera verla retroceder, para nada, pero, de todas formas, él no espera que ella suplique por tal deshonra. Contiene la respiración cuando la nota moverse debajo de él, y ella se ríe con suavidad.

Él se enfurece, y se arranca la máscara, dejando ver su rostro de rasgos marcados, su pelo oscuro cayendo sobre sus orejas.

-No vas a reírte mucho más -escupe, quitándose la túnica. Lleva pantalones y una camisa blanca debajo: práctica, fácil de quitar si la necesidad lo requiere.

-Espero que tus habilidades sean mejores que eso -replica. Le ha enfurecido, y él la golpea con el dorso de la mano. Bella se ríe y paladea el metálico sabor de la sangre en su boca-. No creo que él quiera que sangre por ahí -le tantea, sintiéndose peligrosa. Sabe que pueden verla ahí, tumbada en el altar como un sacrificio pagano, su pelo negro desparramado por la enorme piedra, la piel blanca de su exuberante cuerpo brillando como si estuviese iluminada por magia. En realidad era sólo la luz de las estrellas, pero sin duda hay magia en el aire... Eso sí, no de la clase descrita en cuentos de hadas y leyendas.

El Señor Oscuro la escucha, y ella oye su risa fría.

-Bella, Bella. Siempre tan valiente -dice. Su voz suena relajante, pero al dirigirse a Rodolphus se vuelve oscura y dura-. Tómala, Rodolphus. Consigue lo que necesito para el hechizo.

Está encima de ella, sus manos sobre sus hombros, obligándola a tumbarse sobre el altar.

-No me gustaría que me hicieras daño -le susurra al oído con una sonrisa de satisfacción.

-Te lo haría -responde, y él la mira a los ojos. Debe verlo, debe... La lascivia, el terror, el oscuro propósito por el que suplica.

-Nada más lejos de mi intención el decepcionarte -suelta bruscamente, su mano cogiendo el sujetador y quitándoselo en un rápido movimiento. Sus pezones están duros por la caricia del viento; muerde uno, raspándola con los dientes, y ella jadea.

Hay un momento en el que el tiempo se arremolina en torno a ella, y se pierde en esas extrañas sensaciones. Es virgen, pero no una extraña a la intimidad física. Ninguna caricia puede ser comparada a esa fuerza que le desgarra la ropa interior y muerde su piel casi desesperadamente. Piensa que me va a violar, pero no sabe lo que anhelo que lo haga. Puede que lo sepa cuando termine.

La respiración de Rodolphus en el oído de la mujer es entrecortada, jadeante. Sus manos recorren el cuerpo de ella quitándole la ropa interior. Sabe que no se moverá de debajo de él, y no se equivoca. Sus manos lo ayudan.

-¿Estás segura de que eres virgen? -pregunta mientras la desnuda-. Pareces tan... ansiosa.

Ella se incorpora para quitarle los pantalones.

-¿Estás seguro de que eres un hombre? -le replica, sus piernas resbalando debajo de él nerviosamente. Alguien del círculo ríe, sus voces llevadas por el viento, lo que le recuerda que tiene observadores. Sirve para aumentar su lujuria, y lleva su mano al bulto de los pantalones de Rodolphus-. ¿Estás seguro de que sabes qué hacer con esto?

-Te lo enseñaré -susurra con suavidad. La empuja de nuevo contra la piedra. Sus manos tiemblan, y eso hace que Bella sonría en la oscuridad.

Gritos recorren el círculo, y Bella se da perfectamente cuenta de ello cuando él se mueve entre las ligeramente alzadas piernas femeninas.

-Ahora, Rodolphus.

La voz de Voldemort suena brusca y repentina en la niebla que siente que la rodea.

Se introduce dentro de ella, y Bellatrix grita porque duele, y lo adora. Empuja más, enterrando su rostro en el cuello de ella, susurrándole al oído:

-De verdad eras virgen. Qué sorpresa.

Bella arquea la espalda, pegándose a él; Rodolphus gruñe por la sorpresa y el placer.

-Sí. Muéstrame ahora si de verdad eres un hombre.

La toma con violencia, sus cuerpos moviéndose juntos. Está marcada, y sangra por los cortes que la piedra ha hecho en su cuerpo, y por los arañazos de las uñas del hombre. Los gritos aumentan en el claro, y Bellatrix se da cuenta de que gime de placer ante su brutal asalto. Sus manos arañan y destrozan su camisa, dejando sangrantes marcas en su piel. Le gusta la sensación de la carne desgarrándose bajo sus dedos y la forma en que gime cuando lo hace. Es una batalla por la supremacía mientras luchan por dejar atrás al otro.

-Te he deshonrado, delante de todos, como me ordenó. -Su voz grave le sisea al oído-. Y todos han mirado, Bella, todos te han visto estrechándome y agarrándote a mí como una puta. Todos han visto como te deshonraba. ¿Eso te excita? Estabas húmeda antes incluso de que hubiera empezado.

Si era un último intento de humillarla, de ganar la batalla, no tuvo el efecto deseado. O a lo mejor sí; ante sus palabras ella se arquea contra él. Tal vez, después de todo, fuese un elogio. Sus manos la aprietan contra él cuando termina dentro de ella. Se deja caer junto a Bella un momento, recuperando el aliento. El mundo gira ligeramente, y los ojos de la joven enfocan a la máscara que hay cerca suyo, los agujeros de los ojos vacíos, sin alma, mirándola a ella. Sonríe fieramente. Se convertirá en esa máscara, prístina y vacía, a través del dolor y la lujuria y la sangre de esa noche bajo las estrellas.

Rodolphus ha salido de ella y se viste tras el altar. Ella aún está tumbada en la piedra, su cuerpo usado y ensangrentado. Se estira, la oscura entrada a su cuerpo por primera vez saciada. Esa sensación no durara mucho, y sabe que cuando regrese el deseo será mucho mayor. Observa pensativa a Rodolphus: tal vez el odio mutuo tenga unas implicaciones más placenteras de lo que en un primer momento había pensado.

Ayudan a Bellatrix a bajar del altar, y le ponen en las manos la túnica. Se siente débil y en un estado de letargo, sus movimientos son lentos y lánguidos. Se empieza a vestir ante ellos con orgullo, sabiendo que ha dado al Señor Tenebroso lo que ninguno de ellos podía dar. Antes de ponerse la túnica, Voldemort le agarra la mano. Mantiene la cabeza alta mientras él graba la Marca en su piel, permaneciendo de pie desnuda ante sus mortífagos.

Cuando el fuego roza su brazo, echa la cabeza atrás de éxtasis. Ve a Rodolphus mirándola, y ella le guiña un ojo y se muerde el labio. Baja luego la mirada hasta su brazo y sonríe.

-Gracias, mi Señor -dice con voz ronca, y él asiente una vez, sus ojos rojos abrasadores. La visión de la Marca, grabada tan negra en su piel blanca, la vuelva a excitar, y su mirada se dirige directamente a Rodolphus. El hombre sonríe ligeramente, aunque sus ojos aún centelleen de odio. Lo que hay entre ellos no ha terminado. Un latido palpita entre sus piernas, y sus mejillas enrojecen suavemente.

El Sol ha empezado a salir, e ilumina el prado, cuando todos se Aparecen para regresar a sus vidas, donde las túnicas y máscaras se guardan en baúles, al fondo de armarios y debajo de rechinantes tablas del suelo. Son todos magos Sangre Limpia de los más altos escalafones de la sociedad, igual que ella lo es... era, se corrige a sí misma. Nunca más Toujours Pur.

Resueltamente, Bellatrix Black da la espalda al Sol que intenta ahuyentar las tinieblas a medida que sale por el horizonte. Nunca habrá un nuevo amanecer para mí. Se aleja del altar y del recuerdo de su deshonra con una media sonrisa satisfecha en los labios.

N/A: TOOOOOOOOOOOOOODA la tarde escribiendo. Pensé que moría jeje, pero aquí esta! Y aún sigo con ganas de escribir más xP La segunda parte supongo que la subiré pronto, porque no son fics muy largos (el otro que tengo empezado es mucho más largo). Esta semana santa voy a ponerme las pilas!

Espero que os haya gustado xD Rody tiene frases todo caxondas en este fic. Mmm sexy!

Problema de traducción: En la parte de "Nunca más Toujours pur". En inglés era Toujours pur no longer, y queda mucho mejor. No sabía como ponerlo, porque está claro que hace un juego con el lema de los Black, y no quería que se perdiese.