Aviso: lo sabe tol mundo, pero vamos a repetirlo: los personajes son de la magnífica y, to hay q decirlo, perezosa Joanne Kathleen Rowling, que nos tiene desesperaícas por que saque el 5º libro. Todos, menos unos que ya saldrán, no decimos aún cuales son.
En fin, este es nuestro primer fic. Intentamos que sea lo más parecido posible al estilo de Rowling, pero ya que no somos ella, hemos decidido meter algunas paridas nuestras, y algunos toquecillos un tanto "erótico-festivos", pa alegrar un poco la cosa. Pero eso será más adelante, y tampoco serán grandes burradas. Sólo cosas que haría gente de 15 años. Bueno, dejad reviews pa ver si os va gustando. El principio puede resultar un poco típico pero luego cambiará, prometido.
Ya que estamos, dedicamos este fic a Pirra, que nos ha ayudao con la información y pa subir esto a , que nosotras no teníamos NPI.
No seáis crueles con los reviews, ¿eh? Aceptamos críticas destructivas, pero no insultos.
Disfrutadlo (si se puede),
Maremoto & Paige
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Mensajes
Era una calurosa mañana de Julio. Harry estaba durmiendo, cuando unos golpes en la puerta le despertaron.
-¡Arriba, niño!- le chilló tía Petunia- ¿qué haces durmiendo a estas horas? Que todavía tenga que venir a despertarte, con la de trabajo que tengo... Un holgazán es lo que eres...
La señora Dursley seguía hablando. Harry prefería no escucharla. Tía Petunia se alejó, y Harry decidió levantarse. Se miró en el espejo del armario. Un muchacho moreno de ojos verdes le devolvió la mirada. Había crecido bastante. Después de todo, pensó Harry, hoy cumplía 15 años, y no era el niño flacucho de antes, a pesar de lo que sus tíos pensaran. Había crecido en todos los sentidos, no solo en el físico. Los acontecimientos de finales del curso pasado le habían hecho madurar. Había tenido que enfrentarse al hechicero que asesinó a sus padres. Había luchado contra su propio miedo, y lo había superado. Sin embargo, no salió todo como esperaba... La muerte de Cedric... aún se atormentaba por las noches pensando que no pudo hacer nada por salvarle, igual que su padre no pudo hacer nada por salvar a su madre. Pero James había luchado. Harry ni siquiera tuvo tiempo...
Estaba sumido en esos pensamientos cuando tío Vernon lo llamó para desayunar.
-Muchacho, vamos a irnos a Bristol un par de días. Asuntos de trabajo-añadió, al ver la cara de desconcierto de Harry-. No quiero que me vuelvas a estropear los negocios, así que te quedarás en casa de la señora Figg en nuestra ausencia.
Harry sabía a qué se refería con eso de "estropear los negocios". Hacía 3 años, Dobby el elfo había causado un estropicio en la cocina, echando a perder los planes del señor Dursley de vender una cantidad enorme de taladros a un importante cliente.
-¿No podría quedarme aquí?-imploró Harry- ¡No voy a quemar la casa!
A tío Vernon se le erizó el bigote. Esas palabras le habían asustado...quemar la casa...Sí, sin duda era mejor llevarlo con la señora Figg, le daba igual lo que dijera el chico.
-Irás con ella. Y sin rechistar. Prepara algo de ropa. Mañana te marcharás.
Dudley parecía decepcionado. Parecía esperar que su padre le lanzara a Harry una buena reprimenda por haber levantado la voz. Pero desde que los Dursley se habían enterado de que el padrino de Harry era un poderoso mago, preferían no darle motivos a Harry para que se quejara ante su padrino, por miedo a ser convertidos en ranas.
Harry terminó de desayunar y se fue a su cuarto. Se tumbó en la cama. Era su cumpleaños, y así le habían felicitado los Dursley: diciéndole que debía quedarse unos días con una anciana en una casa que olía siempre a gato. Deseaba tener noticias de sus amigos.
En ese momento entraron varias lechuzas, con cartas y paquetes. A Harry le extrañó que siempre que varias lechuzas traían correspondencia, llegaban a la vez. Desechó ese pensamiento tonto de su cabeza, y se preocupó en atrapar a Pigwidgeon, la lechuza de Ron, que revoloteaba por toda la habitación.
¡Hola Harry!
¿Qué tal te va con tus tíos? Espero que bien. Bueno, lo primero, ¡FELICIDADES! Me hubiera gustado que pasaras aquí tu cumpleaños, pero, en fin, me conformaré con que llegues en un par de días... ¡Sí! Te vienes a casa, mi padre me ha dicho que alguien irá a recogerte (¿Sabes tú a quién se refiere?), y te traerá. Estate preparado, no me dijo el día exacto.
Han ascendido a Percy. Como Barty Crouch ya no está, un mago ocupó su puesto, y Percy se quedó con él. Ni se te ocurra preguntarle acerca de eso, es capaz de estar media hora explicándote el sistema de sucesión de los puestos de su departamento. Fred y George están muy raros... se pasan el día en su cuarto, o si no se van al callejón Diagon... me gustaría saber que están tramando ahora.
Harry lo sabía. Probablemente estaban buscando la manera y el lugar para montar su tienda de artículos de broma.
Estoy deseando que vengas. Tú y Hermione, claro. Ella ahora está de vacaciones. Me imagino que estará muy contenta, ya nos dirá que tal se lo ha pasado cuando vuelva.
Ron
PD: Espero que te guste nuestro regalo. Pensé comprarte algo de los Cannons, pero mi padre dijo que esto te vendría mejor. Al final, entre Hermione, Sirius, Hagrid y yo pudimos encargar el reloj a una relojería mágica. Además, tengo entendido que los Chuddley Cannons no te hacen mucha gracia últimamente...
Harry notó cierto tono de retintín en la última frase. Abrió el paquete.
-¡Ostras, chicos!
Parecía un reloj de pulsera... sólo que tenía varias agujas; de la más grande a la más pequeña, ponían: Hagrid, Dumbledore, Hocicos, Ron, Harry y Hermione. En el lugar donde deberían estar los números de las horas, había inscripciones en letra muy pequeña: "En la habitación", "En clase / trabajo", "Comiendo", "Descansando", "En la biblioteca", "Perdido / escondido","Mejor no le molestes", "Castigado", "Volando", "En la enfermería", "Necesita tu ayuda" y "En peligro mortal". ¿De qué le sonaba ése reloj? Se cayó una nota. Harry se agachó para recogerla.
"Harry, es un reloj como el que tenemos en el salón de mi casa, pero en pequeño. Cuando alguna aguja esté entre dos palabras, o cimbree entre varias, es porque el radar mágico del reloj no está seguro de lo que esa persona esté haciendo en ese momento, o porque está paseando, o haciendo algo que no se parezca en nada a ninguna indicación."
Harry no se entretuvo en examinar el reloj. Estaba impaciente por leer el resto del correo, así que se dirigió hacia las otras lechuzas. Una traía la carta del colegio. No la leyó, siempre era igual. Impaciente, cogió los otros sobres.
Abrió uno que tenía manchas de grasa. Era una carta de Hagrid, bastante breve:
¡Hola Harry!
Espero que estés bien y no ayas tenido ningún problema, ni con tus tíos ni con Quien-Tú-Sabes. Por cierto... ¡Feliz cumpleaños!
Yo estoi con Olympe, ya sabes, asuntos de Dumbledore... me enorguyeze que confíe en mí.
Es posible que este año nos veamos menos, sobre todo al prinzipio de curso. Así que hasta entonces, Harry. Y no te preocupes por nada, mientras Dumbledore esté aquí, no hay nada por lo que preocuparse, ¿eh?
Hagrid
Entre la mala caligrafía y las cuantas faltas de la carta, a Harry le costó un poco entender la misiva. Había más lechuzas. Le desprendió la carta a una parda y la leyó:
¿Cómo está mi ahijado?
Estoy en casa de Lunático (no digo su nombre por si interceptan la carta, ya lo sabes). Ah... que alegría, tener al alcance un cuarto de baño en condiciones, y poder comer y afeitarme todos los días... No sabes de qué manera cosas tan sencillas se me hacen tan grandes... Bueno, espero que esta carta te llegue el día de tu cumpleaños, así que ¡Felicidades!
En la ese final de la palabra había un rayajo, como si le hubieran movido al escribir la carta. A partir de ahí cambiaba un trozo la letra:
Hola, machaca-dementores, soy Lunático. ¿Qué tal el verano en Surrey? Espero que tu primo y tus tíos no te lo estén amargando, si no, bueno, puedes soltarle un boggart y te diviertes un rato... (era broma, eh?). Bueno, yo ya te dejo, que Sirius está forcejeando por quitarme la pluma y me la va a clavar en un ojo.
De vuelta tu padrino, Harry. Sólo me queda decirte una cosa: este año, estate muy alerta, no te separes de tus amigos Ron y Hermione, y, sobre todo, no te metas en líos. Ya sabes qué engendro estaría dispuesto a aprovechar cualquier debilidad tuya... Cuídate, y cuídalos a ellos, ¿vale?
Saludos,
Sirius Lunático
¡Sirius y Lupin! Vaya, parecían encontrarse de buen humor...eso era bueno. Cogió otra carta. Este año había mucha correspondencia... Empezó a leer la letra prolija de Hermione:
Querido Harry:
¿Cómo estás? Me imagino que los Dursley no estarán haciendo mucho por procurarte un verano inolvidable... Menos mal que dentro de poco te irás con los Weasley (me lo ha dicho Ron).
¿Te acuerdas que el año pasado Viktor me invitó a pasar aquí las vacaciones? Bueno, pues al final acepté, y ahora mismo estamos en Bulgaria, mis padres y yo, con él y su familia. Son muy amables, y nos están enseñando un montón de cosas de aquí. Temí que sus padres fueran magos... bueno, oscuros, porque lo enviaron a Dumrstrang, pero ¡todo lo contrario! Los Krum son muy simpáticos, mis padres están alucinados de ver magia por todas partes, y ellos lo están de ver cómo los muggles pueden vivir sin ella. Me recuerdan al señor Weasley.
Viktor me está enseñando a jugar al quidditch...¡Realmente es más divertido jugar que verlo! Si os falta una suplente en algún partido, ya sabéis a quién acudir... No diréis que no estoy bien instruida: ¡Viktor Krum! Vaya, Harry, me parece que me vas a dejar unas cuantas veces la Saeta de Fuego... ¿me la dejarás, verdad?
Ah! ¡Me han hecho prefecta! ¿qué te parece? Estoy contentísima, y mis padres también están muy orgullosos... Espero poder cumplir con las expectativas, y que no os metáis en muchos líos, para no tener que quitaros puntos. Por cierto, no se lo he dicho a Ron, porque a lo mejor empezaba a burlarse de mí, o se enfadaba... ¿crees que debería decírselo?
Y otra cosa, ¿te gustó el reloj? Fue una gran idea de los Weasley.
Creo que hasta el 1 de Septiembre no nos podremos ver, ¿podrías comprarme el material? Ya te lo pagaré cuando lleguemos a Hogwarts.
Besos,
Hermione
Vaya...prefecta...-pensó Harry-en cierto modo, estaba bien, al fin Hermione había conseguido lo que tanto ansiaba...pero como ella decía, ya no podrían meterse en muchos líos...Jo.
Se fijó en las agujas de su nuevo reloj. La suya señalaba "En la habitación"; la de Ron, también. Y la de Hermione señalaba hacia "Volando". Seguramente estaba haciendo prácticas de quidditch con Krum. O quizás era que estaba ya de camino, en el avión...
Aún quedaba una carta... Traía un paquete grande. No se le ocurría de quién podía ser, así que la abrió con cautela. Decía:
¡Bonjour, Harry!
Soy Fleur, ¿te acuerdas de mí?
¿Cómo no iba a acordarse, siendo una de las chicas más guapas que había visto en su vida?
Bueno, un pajarito me dijo que el 31 de Julio era tu cumpleaños... así que pensé que una felicitación nunca está de sobra, ¿no?
Le conté lo que hiciste por Gabrielle a mis padres... Antes pensaban que eras un héroe, al derrotar a Quien-Tú-Sabes... Pero es que ahora te tienen totalmente idolatrado, igual que mi hermanita. Están muy preocupados por ti, les dije lo que pasó con el pobre Cedric, y lo de la subida al poder de El-que-no-debe-ser-nombrado...¿en serio ha renacido? Quiero decir, ya sé que tú lo viste, pero lo mismo se vuelve a debilitar, ¿no?
Se nota que ella no lo ha visto, dijo Harry para sí.
Oh, mon Dieu, esto es más de lo que podíamos imaginar... espero que no le salga bien del todo, que no vuelva al poder...por lo menos, aún no ha hecho nada.
He estado escribiéndome con Ron y Hermione, tus amigos. Ron es muy simpático, siento haberle despreciado por entonces. Y Hermione también, aunque al principio, me parece que no le caía muy bien, cuando estábamos en Hogwarts... me parece que creía que le hacía la competencia con el pelirrojo... ¿sabes? creo que no está tan interesada en Krum como parece...jejeje.
Creo que me voy a ir despidiendo. Espero que te guste el pastel, lo ha hecho mi madre; es una receta francesa.
Un beso,
Fleur Delacour
PD: Es posible que nos veamos este año. He conseguido un trabajo por allí... no es gran cosa, podría hacerlo aquí en Francia, pero así aprenderé bien el inglés y conseguiré mi verdadera meta.
Abrió el paquete. Dentro, un pastel con muy buena pinta parecía pedirle a gritos: cómeme, cómeme. No se resistió. Cogió una porción con las manos y la engulló en menos de lo que se tarda en decir quidditch. Iba por el segundo trozo cuando se le ocurrió pensar... ¿y si la carta no era realmente de Fleur?...nunca había visto su letra... ¿y si querían envenenarlo? Se le atragantó la tarta, y por poco no se ahogó. No, que va, Voldemort no recurriría a un truco así.
Acababa de desayunar, así que no tenía más ganas de seguir comiendo. Se había puesto las manos tan pringando que tuvo que ir a lavárselas.
Cuando volvió, una nueva lechuza había llegado. Harry pensó que su habitación parecía "El Emporio de la Lechuza", una tienda del Callejón Diagon. Traía un ejemplar de El Profeta, el periódico mágico. Harry había decidido suscribirse para estar al tanto de lo que pasaba en la Comunidad Mágica mientras estuviera en Privet Drive. Leyó el titular de la portada: "Alí Bashir dejará de volar por una temporada". En la foto salían unos cuantos magos del Ministerio con un cargamento de alfombras. Al parecer, le habían pillado intentando vender alfombras voladoras de contrabando en Gran Bretaña. Hojeó un poco el periódico para ver si decía algo sobre Voldemort.
Nada.
Uf.
Se tumbó en la cama. Ya contestaría las cartas en casa de Ron... ¡en casa de Ron! ¿Cómo se suponía que lo iban a encontrar, quienquiera que viniera a recogerlo, si estaba en casa de la señora Figg? Podría estar todo el día en la calle esperando a que lo reconocieran; así se libraría del olor a gato... luego recordó que, si un mago iba a buscarlo, ya sabría encontrarlo de alguna manera.
Después de comer, Harry preparó el baúl con las cosas de Hogwarts y con su ropa. Auque tenía muy pocos deberes, porque los profesores pensaron que, después del golpe de la muerte de Diggory no debían agobiar a los alumnos, Harry abría muy a menudo el baúl, para recordar la vida en Hogwarts. A pesar de no haber hecho ningún esfuerzo físico importante ese día, Harry cayó rendido en la cama al anochecer.
*edito, a 2010: he suprimido las dedicatorias, aclaraciones al principio y las contestaciones a los reviews, porque tras tantos años ya no dicen nada. Guardo grato recuerdo, aún así, de todos los lectores que nos acompañaron durante todos esos meses. Mil millones de gracias. Y a los nuevos que vengan, sedientos de leer otra cosa que no sea el pésimo epílogo del séptimo... ¡bienvenidos! Tratad de disfrutar esta locura que en su día escribieron un par de adolescentes.*
