Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.

Este fic ha sido corregido por Adhy Rosier Moon. Esta dedicado e inspirado por Mild Smurf y James Sirius Potter (Jarius) espero que os guste.


Mild esperó pacientemente hasta que el último jugador de quidditch del equipo de Gryffindor salió de los vestuarios. Estaba escondida, ya que sería difícil explicar porque una Ravenclaw estaba rondando el campo durante el entrenamiento de Gryffindor. La noche anterior, él no se había presentado a su cita. Estaba tan enfadada que no le dio la oportunidad de hablar con ella durante todo el día. Después se enteró de que habían hecho una inspección en Gryffindor y no había podido salir de la sala común. Se sintió tan mal, que decidió ir a hablar con él después del entrenamiento. Así que esperó pacientemente y cuando solo estaba Jarius dentro, se coló. Murmuró un hechizo para cerrar la puerta y se desnudó para meterse en la ducha con él.

Jarius estaba con los puños apoyados en la pared. La noche anterior no había acudido a su cita con Mild, no pudo salir de la sala común, y no había podido hablar con ella en todo el día. Había estado distraído durante todo el entrenamiento y se había llevado la bronca del capitán. Ese día todo le salía mal, por lo que se quedó debajo del agua caliente, intentando relajarse.

De pronto, unas manos pequeñas empezaron a acariciarle. Se giró rápidamente, para encontrarse cara a cara con Mild. Sonrió y la cogió entre sus brazos, alzándola para besarla. Ella le respondía a sus besos con una mezcla de ardor e inocencia que le volvía loco. El agua y el vapor les envolvía, sus cuerpos estaban mojados y resbaladizos. Tenerla entre sus brazos le hizo respirar bien por primera vez en todo el día. Ahora todo estaba en su sitio. Sin dejar de besarla, buscó la pared mientras el agua de la ducha seguía cayendo sobre ellos.

Mild resbaló entre sus brazos, sin llegar a caer del todo. Se echó a reír y se dio la vuelta, inclinándose mientras apoyaba las manos en la pared. Le miró entre su pelo mojado, pícaramente. Pero Jarius movió la cabeza negando y la levantó. La acorraló contra la pared, besándola, mientras levantaba una de sus bien torneadas piernas para que la pusiera alrededor de su cintura. Mild jadeó cuando sintió el glande de su novio en su entrada. Suavemente, Jarius empujó, penetrándola de forma suave, lentamente, centímetro a centímetro. Pero cuando ella gimió en su oído, todo se desató. Empezó a embestirla rápidamente, mientras ella le respondía. Mild subió su otra pierna, quedando atrapada contra la pared de la ducha, sujeta a él, mientras Jarius la poseía lujuriosamente. Ambos gemían, sabían que estaban solos y que nadie les molestaría. Alcanzaron el orgasmo juntos, aferrados el uno al otro.

Jadeantes, terminaron de ducharse, entre besos, risas y caricias. Se vistieron y salieron del vestuario, cuando ya era noche cerrada. Con un último beso, se despidieron hasta su cita a medianoche en una de las aulas.