Esto es algo completamente nuevo, salio de la nada y debido a que tengo otros fic que escribir, no le daré la continuación debida, pero eso si, no lo dejare tirado. Espero les guste y sus comentarios.

Prologo.

Era imperceptible al principio, nada, silencio, pero se fue agravando. Comenzó con pequeño zumbido, pasando por un pequeño pitido en sus oídos, después en algo inentendible, balbuceos y al final palabras; cada vez más fuertes, hasta que la frase fue completamente entendible.

- Despierta, es la hora.

- Solo un poco más.

- Nada de un poco, es el momento ¿No lo sientes?

Se sentó mientras rascaba su nuca, el bostezo involuntario salió de su mandíbula, pero noto algo, algo nuevo. El aire era más constante, había un poco de luz por hendiduras y fisuras en la roca, el suelo temblaba y esa energía lo rodeaba. Se colocó de pie estirando su cuerpo, todos sus músculos le dolían, el solo estirarlos era un tanto irritante. Escuchaba sus huesos crujir al igual que tronar, la tierra y la suciedad en su piel le producía picazón, puesto que al flexionarse esta se cuarteaba y crujía.

Se quitó su ropa, ya gastada por el tiempo, quedando solo en boxers, lo único que no se podía permitir quitar, aunque estos también estuvieran viejos y gastados. Camino a la pared más cercana, pegando el oído a ella para escuchar las vibraciones, logro percibir pequeños golpes, grandes estremecimientos y por lo visto algunas pisadas ¿Sería un ataque cercano?

- Una guerra.

- ¿Otra? ¿Cuántas ya?

- 20.

- No puede ser ¿Sera siempre así?

- Tal vez.

- ¿Tus hermanos?

- Sin contacto, no desde que los capturaron y encerraron.

- ¿Cómo a ti?

- Si, pero a mí me fue mejor, me toco contigo.

- No había de otra, solo era con uno de los nuestros.

- Cierto ¿Salimos?

- No podemos.

- ¿Apostamos?

- ¿Otra vez?

- ¿Algo mejor?

- De acuerdo, te perdonare las deudas pasadas y te pagare la comida.

- Si pierdo yo pago la comida y te pagare las deudas.

- Bien, a esperar…

El estallido lo mando hasta el fondo del lugar, la tierra inundaba el lugar en una cortina del polvo y escombro, era natural que comenzara a toser debajo de un grupo de rocas que cubrían su cuerpo. Escucho pasos, voces y después silencio, no había nadie, solo él. Con algo de esfuerzo logro quitarse el escombro, la tierra y el polvo; coloco su mano frente a su rostro, la luz del día le pegaba directamente al rostro.

Los pasos fueron torpes, poco musculo, casi huesos por la poca nutrición de su encierro, costo llegar a la entrada del hueco, al hacerlo no pudo reprimir las lágrimas de felicidad. Reía como loco, se dejó caer sobre sus rodillas y su rostro en sus manos, todo mientras lloraba de alegría. Froto sus manos, logrando que las lágrimas remojaran la tierra de su rostro, creando marcas sobre sus mejillas y parpados.

Tomo aire, dejo que este pasara por su cuerpo, inundara sus pulmones y también que el sol calentara su delgado cuerpo. La felicidad lo embriagaba en ese momento, no quería que terminara ese sentimiento, pero no podía ser, tenía algo que hacer primero. Se levantó con esfuerzo, dejo que el sonido llegara a sus oídos, al igual que los olores, bajo sus pies podía sentir el cimbrar de la tierra.

Comenzó a caminar dirigiéndose a lo que creía era el norte, también se quería alejar de donde era el conflicto, aún podía escuchar los estruendos por explosiones y gritos de los guerreros.

No fue mucho tiempo hasta encontrar el primer lugar devastado, era casi por la noche cuando llego, no se sorprendió al ver casas quemadas, cuerpos, partes de cuerpos y hollín. Al adentrarse noto cuerpo de guerreros abatidos, pero eran diferentes a lo que recordaba. Se acercó al más cercano para examinarlo, uniforme de color arena, pantalones con varios bolsillos, mochilas de gran tamaño, cascos y también botas de buen grosor; no recordaba tener tantas cosas para combates, solo cuchillos y sus manos. Tomo algo que llamo su atención, una barra de madera larga, una pequeña palanca cerca de lo que parecía ser una forma de triángulo al final y un tubo de acero, el cual tenía una palanca a un lado y sobre el mismo un especie de catalejo corto. Estaba examinándolo cuando noto alguien a su espalda, bajo el objeto con cuidado y se giró lentamente, era un hombre joven, vestido de la misma manera que el abatido.

- ¿Quién es usted? – Noto el mismo objeto en sus manos, las cuales temblaban.

- Un... ¿Preso?

- No le creo.

- ¿Por qué no?

- Parece más vagabundo.

- Es natural, pase mucho tiempo cautivo en una cueva con solo agua que salían de las grietas e insectos, no lo recomiendo muchacho.

- ¿De qué ejercito es? No lo reconozco ni conozco.

- Perdón, soy un ex soldado, capturado por cuestiones políticas.

- ¿De qué ejercito era?

- No te sabría decir.

- ¿Por qué no?

- ¿Por qué no creo que exista mi ejercito?

- Eso no tiene sentido.

- Tal vez ¿Sabes dónde estamos?

- ¿No lo sabe?

- Cuando me capturaron tenía los ojos vendados, me quitaron la venda cuando me metieron a la cueva.

- En los límites de la arena.

- ¿La arena? ¿Es contra ellos con quien combaten?

- No, son aliados, combatimos contra el sonido y niebla.

- ¿Guerra?

- Si.

- ¿Razón?

- Política, un mal movimiento por parte de la niebla, amenazas por parte de sonido y crecimiento militar.

- ¿Contra quién?

- La hoja, la nube y la arena.

- ¿Tierra y hierro?

- Neutrales, salieron más listos.

- ¿Cuánto lleva?

- ¿Qué comenzó el conflicto?

- Así es.

- Como dos meses.

- Es resiente, perdón, pero me ayudarías indicándome donde queda la hoja. Tantos años encerrado te quitan el sentido de orientación.

- Claro, es por aquel lado. – Señalo al noroeste, no estaba del todo perdido. – Tendrás que pasar por el país del río, a medio camino de la frontera encontraras la ciudad de los valles.

- Que bien, eso me ayudara mucho, me muero de hambre y por ropa nueva.

- ¿Tienes dinero?

-No, la verdad es que no, tal vez mendingando me den algo.

- Toma, creo que es suficiente para ropa y comida. – Le extendió la mano, en ella tenía varios billetes, eran diferentes a los que recordaba, pero eso lo investigaría más tarde.

- Te lo agradezco, me asegurare de devolvértelo en cuanto tenga trabajo. – Lo tomo entre sus manos, observando los papeles.

- No es necesario, es mi buena acción del día.

- Dime ¿Cómo te llamas?

- Konohamaru.

- Eres buena persona, lo recordare.

- Gracias ¿Cómo se llama usted?

- Me llamaban Kurama, tanto tiempo preso, estoy seguro de que me habrán dado por muerto.

- Kurama ¿Cómo le gustaría llamarse ahora?

- Lo decidiré en el camino.

- En ese caso, no lo detengo, buena vida y buen comienzo.

- Eso espero.

No tardó más de un día y una noche a llegar a la ciudad, se quedó petrificado al ver el cambio por el tiempo, no era la antigua villa que el recordaba. Apenas intento cruzar fue detenido, no los culpaba, su actual apariencia no era para menos. Los vigilantes lo metieron a su cabina, uno se quedó a su lado, el otro pidió ayuda médica, recordó su estado actual, realmente parecía un cadáver viviente.

Preguntaron sobre como llego a su actual estado, les conto lo mismo que al mucho en tempranas horas del día. La ambulancia llego, no tardaron en darle cobijo y trasladarlo al hospital más cercano; se convirtió en el caso del día, puesto que les era increíble que estuviera vivo con tal nivel de desnutrición y descuidado físico. El solo podía quedar asombrado por los cambios a su alrededor, máquinas de cuatro ruedas que viajaban a alta velocidad, aparatos que medían la presión, otros que tomaban temperatura, aparatos personales del tamaño del bolsillo para comunicarse, muchas cosas cambiaron.

- Disculpe, enfermera.

- Si ¿En qué le puedo ayudar? – Después de ver a tanto médico, le asignaron a una enfermera joven, muy linda a decir verdad, cabello rubio y ojos azul claro, de cabello largo.

- Me gustaría un periódico, necesito ponerme al día, desde mi captura no he tenido contacto con el exterior y veo que muchas cosas cambiaron.

- Claro, espere un momento y se lo traigo.

- Se lo agradezco. – La enfermera salió tras revisar el suero y anotar algunas cosas en la tabla de estado, ahora estaba asolas, sin nadie a su alrededor. – Has estado callado ¿Qué ocurre?

- Todo ha cambiado, no sé qué año sea.

- Estoy igual, pero mira el lado bueno, tenemos comida y una cama para dormir.

- La siento dura.

- Es normal, hemos dormido mucho tiempo sobre rocas y tierra, la cama es como una nube en este momento.

- Nos acostumbramos a la mala vida.

- Nos costara adaptarnos un rato ¿Crees que la cuenta este aún abierta?

- ¿La cuenta? El banco ¿Estará aun abierto?

- Buen punto.

- Aquí le traigo. – La enfermera entro con el periódico en mano, al tomarlo mostro una cándida sonrisa, que a pesar de su cadavérico rostro, ella le respondió del mismo el agradable gesto.

Ella salió para dejarlo descansar, al ver el papel en su mano se quedó petrificado ¿Tanto tiempo quedo cautivo? La lectura le daba pistas de la actual guerra, por lo visto la niebla se alió con el sonido, ambos pidieron parte del territorio de Konoha para crecer su territorio de cultivos. La cuestión es que el sonido por debajo del agua ataco las villas cercanas a ese territorio, el comunicado era trasladar a los pobladores o pagarles para que ayudaran en el nuevo territorio. La niebla al ver tal acto y estar atados de manos por el sonido, no tuvo más opción que apoyar a su aliado, quedando en la guerra como aliado bajo amenaza.

- Políticamente la hoja intenta ayudar a la niebla, pero el sonido repele toda ayuda que se le dé a la niebla, muy listos.

- Básicamente la niebla es un rehén y un chivo expiatorio, cualquier cosas le echaran la culpa a la niebla.

- ¿Te huele a falso acuerdo? ¿Letras chicas?

- Ya lo hemos visto antes, un general ambicioso esta aburrido, comienza una guerra, crece políticamente y se hace el líder de su aldea.

- Siempre hay un papel que los descubre.

- Cierto, primero nos recuperamos, luego hacemos algo, estoy hambriento.

- No eres el único.

Al dejar el periódico se acomodó en la cama, sentía que se caería en cualquier momento, tomo las almohadas y las cobijas, las tendió en el suelo y se recostó cubriéndose con las sabanas, esto para él era cómodo, ahora podía dormir tranquilo.

Al mes la guerra termina, se dio al público un documento donde El Sonido amenaza a La Niebla de quitar territorio, poder militar y político, todo por un par de asesinos apuntando a la familia del presidente y también con un atentado sobre aldeas, ciudades y consulados de la niebla, todos puntos clave sobre la defensa del territorio. Esto continuaría a menos de que ellos los ayudaran con quitarle territorio de la hoja y comenzar una invasión.

El autor, un general que estaba como candidato a presidente del sonido, al igual que era principal contacto sobre el tratado con otros países. El video de las amenazas donde aparece, junto con los papeles y documentos fueron entregados a las imprentas, fue el final de la guerra. La hoja y los aliados al ver tal acto lanzaron un ataque encubierto, resultando con la captura del general y la liberación de la niebla.

La Niebla como agradecimiento y disculpa, ayudo a la hoja a recuperar territorio perdido, ayuda médica y con la remuneración para las familias de las victimas durante la corta guerra.

La pregunta era ¿Quién desenmascaro el acto? ¿Quién publico tal información? Cuando los equipos atraparon al general, este solo decía una y otra vez una palabra…Kyubi.