Mahou Shoujo Lyrical Nanoha Fanfiction
Prologo: De Magos, Alquimistas y Poetas.
Nanoha y todo lo relacionado con ella no me pertenece, solo tomo prestado los personajes para fines de ocio.
'Si tan solo pudiera recordar los pasos que seguí aquella vez para encontrar mi
camino en la oscuridad, si pudiera recordar la luz en mi interior que de repente
tomo mi mano y me guió lejos de ahí. No recuerdo como fue que confié en ella en
medio de tanta confusión donde me vi atada del miedo a mi propia soledad y mi
frustración Fue entonces que vi la salida de aquel desolado lugar, sentí que la
humedad que me rodeaba se iba desvaneciendo poco a poco y en su lugar me golpeo
una bocanada de aire fresco que al principio me supo al mar. En ese momento la vi,
a aquella preciosa hada del bosque, estaba en una rama muy fuera de mi alcance,
pero sonreía con amabilidad. Las lagrimas se enjugaron solas viendo una de mis
fantasías convertida en realidad delante de mis ojos, me pellizque la mejilla para
darme cuenta que no era un sueño; mi abuela me contó de las hadas, me contó que
aparecían solamente delante de criaturas mágicas como ellas, las palabras de
aquella bella personita voladora se quedaron por siempre grabadas en mi corazón y
mi memoria'
—No es tu tiempo aun, Nanoha— Momoko observo a su hija menor murmurando como
siempre en sueños, la mujer sonrió y amablemente sacudió a la muchacha que abrió
los ojos luego de unos segundos. El cabello largo y liso de Nanoha lucia
desarreglado cuando se sentó lentamente contra su voluntad.
—Mama, ¿que hora es?— pregunto desperezándose con los brazos estirados, su madre
sonrió con cariño antes de comenzar a recoger algunas vestiduras que yacían en la
gran silla de madera que adornaba su cuarto, la chimenea estaba como siempre sin
leña y su hurón parecía haber hecho nidos en cada rincón de su cuarto.
—Tu padre ya desenhorno la primera ración, ¿no tenias el examen hoy?— le recordó
su madre mientras proseguía su labor evitando espantarse con la falta de elegancia
de la mas pequeña de su clan. La adolescente asintió y dejo la cama para dirigirse
a lavarse, su recipiente y jarrón con agua estaban llenos gracias a la bondad de
su madre, Nanoha sonrió interiormente pensando en cuanto la consentía.
—Gracias, bajare apenas este lista— dijo la joven cuando vio a Momoko alejarse con
suficiente ropa para entretenerse una jornada entera.
Se seco el rostro y antes de ponerse el enterizo de fina tela debajo se aseguro
que el protector de su pecho y bajo vientre estén sin rasguños, se calzo las botas
de cuero que su madre le cosió a mano luego de que ella misma cazara la materia
prima -la cual les abasteció por tres días de carne-.
Al final tenia puesto pantalones holgados y una camisa mas ceñida para poder
moverse, el protector de pecho que estaba hecho de hueso de un ave gigante, era
muy ligero y le permitía a Nanoha moverse con rapidez, en vez de eso el que servia
a manera de cintura y cubría la parte inferior del vientre estaba hecho de piel,
era dura pero al mismo tiempo flexible.
Se arreglo el cabello en una cola que nunca le salia derecha y se vio por ultima
vez antes de ponerse la capa color marfil que la cubría hasta los tobillos; era el
emblema del clan Takamachi, la familia era conocida por la excelente tradición en
la panetería y también por la leyenda del único mago que represento sus tierras
siglos atrás.
—Buenos días papá, ya me voy deséame suerte— dijo a la volada cuando paso
corriendo por los hornos en dirección del establo, Shiro solo pudo ver una sombra
roja mientras amasaba el pan junto con su aprendiz.
—Buena suerte hija— dijo el orgulloso padre antes de continuar con su labor, su
aprendiz recibió un codazo de su parte y pudo balbucear algún augurio antes de
dirigir sus ojos de nuevo a la masa.
Nanoha aseguro el cincho del caballo blanco y brioso que vio nacer, y que ella
misma se encargo de domar, colgó dos alforjas a la silla antes de tomar las
riendas para guiarlo hasta afuera; no podía ser mas perfecto el clima que la
saludo al montar, el cielo estaba tan despejado que se podía ver toda Uminari
desde el molino de su padre, la colina en donde descansaba su casa parecía vigilar
la ciudad en donde creció.
Al galope, la joven pelirroja se dirigió hacia la torre en donde estaba la escuela
del maestro de la ciudad, Gil el alquimista; un hombre mayor de proveniencia
extranjera, sus alumnos decían que fue desterrado de su país de origen por
experimentar con suministros prohibidos, otros que el mismo emperador del norte lo
reto a un duelo y que perdió con deshonor. Nanoha no creía en ninguna de esas
historias pues respetaba mucho las enseñanzas del sabio Gil, quien siempre estaba
dispuesto a dar mas de un consejo y lección de vida.
—Vaya ya era hora de que llegaras Nanoha— Arisa espeto apuntándola con una espada
de madera que utilizaban para los entrenamientos, la recién llegada sonrió para
luego desmontar sin mucha prisa.
—Buenos días Nanoha, Arisa— Susuka saludo a ambas jóvenes quienes se miraban con
rivalidad amistosa.
—Es cierto Susuka recibirá su examen en alquimia— su compañera recordó por su
personalidad pasiva era mas predispuesta a aprender las diversas pociones y
recetas especiales del maestro Gil que a enfrentarse en el arte de la espada como
sus dos amigas de la infancia.
En ese momento el hermano de Nanoha, Kyouya, salio de la sala de armas con una
gran espada de oriente, su destreza con las armas blancas le había hecho ganar la
confianza y reconocimiento del viejo Gil, tanto que lo invito ser su aprendiz
directo, algo con lo que Nanoha había soñado desde que empezó a entrenar.
—Nanoha, ¿estas lista?, sabes que el maestro no sera nada condescendiente contigo—
advirtió su hermano mayor, Nanoha asintió con mas seguridad de la que podía
albergar su quinceañero cuerpo, Kyouya sonrió y le dio una palmada en la cabeza
antes de envainar la reluciente pero fina espada.
Las tres chicas fueron alcanzadas por los demás estudiantes, eran en total diez
chicos los que deberían debatirse entre si para obtener un rango mas alto en la
orden de su ciudad; en los países de oriente se habitúa a elegir el camino a
seguir toda la vida desde que se tiene diez años, a esa edad se debe elegir si
pertenecer a la casta guerrera o artesana. Nanoha al igual que su hermano eligió
el camino mas difícil, mas aun luego de la experiencia que tuviera un año antes de
hacerlo.
El sol estaba alzándose poco a poco en el cielo azul de primavera, la ciudad de
Uminari ya despierta se lleno de los rumores cotidianos creados del trabajo y
tiempo de sus habitantes. En la torre, desde donde se podían escuchar los ecos del
viento, la gran sala de armas se lleno de energía y la continua explosión del
choque entre espadas.
Nanoha esquivo a su oponente numero nueve, era el ultimo y estaría salva, Arisa
quedo en quinto lugar superada por Yuuno, el joven que estaba luchando fuertemente
contra la tenacidad de la chiquilla pelirroja. Gil permaneció inmutable desde su
posición en un rincón del gran salón la sombra de una maciza columna de mármol
ocultaba su expresión mientras observaba el ultimo combate.
El joven rubio era muy bueno en la defensa pero poco eficaz en el ataque, esa era
la debilidad que Nanoha vio y estudio hasta aprender todos sus movimientos, ella
era muy bien conocida por la resistencia que poseía, algo que el mismo Gil
califico como 'fuera del normal'.
El rostro de Yuuno goteaba del sudor y el cansancio que lo gobernaban, jadeando
casi sin aliento el joven se enardeció cuando sus compañeros lo incitaron con
gritos de aliento. Alzo su espada con ambas manos tomando distancia y conservando
sus energías para el que consideraba su ultimo ataque, debía traspasar la defensa
de la joven pelirroja y desarmarla en un solo golpe; Kyouya observo con algo de
ansiedad mientras el chico mas alto preparaba su ofensiva.
Con un grito Yuuno se lanzo hacia ella poniendo mucha fuerza en sus piernas,
Nanoha recibió el golpe que detuvo con el revés de la espada, ambos contuvieron el
duelo por unos segundos mirándose como tratando de adivinar sus movimientos. Yuuno
supo que era el momento y se empujo con una pierna para empujar y desarmar la
defensa de la muchacha, en el proceso el filo de su espada corto el hombro de
Nanoha quien apretó los dientes para no gritar.
"¡Ahora!" Yuuno se dijo abalanzándose con todo lo que tenia, Nanoha no tuvo tiempo
de reaccionar y a duras penas contuvo sus ataques, uno tras otro.
Nanoha sintió el hilo tibio de sangre en sus manos, el dolor que sintió en su
hombro la cegó por unos momentos mientras Kyouya observo a su maestro pidiéndole
con la mirada que detenga algo que se estaba saliendo de control, Gil sonrió
cuando negó con la cabeza y le hizo una señal a su aprendiz.
Solo por un segundo Kyouya vio una luz extra a que emano del cuerpo de su hermana,
una tenue luz carmesí que marco su delicada figura, se quedo sin palabras pues no
pudo describir lo que aquella imagen le provoco.
Nanoha sintió que le hervía la sangre , la sensación invadió todo su ser y de
pronto el dolor de su hombro no fue mas un problema, reacciono a tiempo para
bloquear al joven rubio quien se sorprendió por la fuerza que la joven pareció
adquirir derrepente, el brillo de antes se manifestó con mas intensidad alarmando
a todos los presentes. Nanoha ataco a Yuuno que solo atino a protegerse con la
espada, pero el golpe de su oponente fue tan fuerte que la partió en dos hiriendo
al joven que cayo pesadamente al piso.
Nanoha perdió el balance y apoyo una rodilla sirviéndose de la espada para no caer
del todo.
—¿Que cosa eres? no fue un combate justo— uno de los jóvenes dijo derrepente,
Nanoha se levanto ayudada por Arisa y Susuka sintiéndose algo intimidada, sus
compañeros la estaban mirando con una mezcla de temor y al mismo tiempo disgusto.
—Es cierto es un demonio— otro comentario
—Era magia oscura— otro mas
—¡Basta!— la voz de Gil hizo eco en el salón callando a todos, Yuuno se levanto
con ayuda de Kyouya y espero como los demás.
—Yuuno, fue un buen combate, tienes la promoción que querías, al igual que todos
los presentes— continuo el viejo maestro, los estudiantes intercambiaron miradas
no entendiendo muy bien la decisión.
—Pueden marcharse todos excepto tu Nanoha— ordeno por ultimo, su aprendiz miro a
su hermana menor y luego a su maestro, la joven pelirroja se despidió de sus
compañeras y pronto el salón se quedo vació.
El silencio los inundo mientras el maestro la condujo al balcón de la torre, en el
trayecto Nanoha se dio cuenta que era la primera vez que caminaba por aquellos
pasajes que parecían darle aun mas ansia con cada paso. Antes de llegar al balcón
pasaron por una sala pequeña llena de alambiques y anaqueles llenos de botellas
con lo que supuso eran pociones o algo por el estilo; recordó la historia que le
contaron y se pregunto si aquellos eran los suministros prohibidos, sacudió la
cabeza para concentrarse en otra cosa.
Gil se había detenido a observar la vista desde lo alto; otrora aquella torre
había servido de atalaya que a su vez funcionaba para mandar señales de emergencia
mayormente creadas por los magos de la ciudad, era el lugar de refugio creado por
magos y para magos, conocimiento que Nanoha ignoro hasta ese día.
—Nanoha no puedo darte el rango que has vencido— dijo de pronto Gil, Nanoha se
quedo sin palabras y sintió que lagrimas se acumularon en sus ojos rápidamente, a
pesar de eso controlo el temblor en su voz.
—Entiendo, me deje llevar y no controle mi fuerza con respecto a la de mi
oponente— dijo ella sonando decepcionada de si misma.
—No es por eso, tu no naciste para ser espadachín o guerrero, es cierto que las
leyes de Uminari son las de elegir el camino pero en casos como el tuyo es el
camino el que te encuentra, y cuando eso ocurre debes tomarlo sin dudas— Gil dijo
antes de voltear para enfrentarla, la joven no supo que pensar, para ella lo
sucedido durante el combate no era mas que su ímpetu de adolescente, sus ganas de
ganar a toda costa.
—¿A que se refiere?, yo decidí de seguir los pasos de Kyouya, ser un guerrero
significa...—
—Tu has nacido para ser un mago Nanoha, tienes el potencial, aquel que estas
tierras no han visto desde hace mas de una centuria, yo te guiare para la
peregrinación que te espera— la interrumpió con sus palabras cargadas de un
conocimiento que muy dentro de ella sabia, sospechaba, el hada de sus sueños
apareció en su mente y por fin luego de tantos años pudo interpretar las palabras
que le dijera a manera de premonición.
—Un mago ¿yo?—
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'Ha despertado, otro mago ha despertado para completar el circulo y abrir el
portal, parece tener un gran potencial porque aunque se encuentra muy lejos de
aquí puedo sentir su energía, es una energía pura, sin duda es uno de los pocos
que llegaran a la madurez para liberar y desencadenar su esencia, la esencia de Al
Hazard; la misma esencia que me creo, que corre por cada poro de este cuerpo hecho
humano'
—Fate, ¿que estas haciendo?— la voz del famiglio Arf saco de sus
pensamientos a la joven mago, estaba sentada en la baranda de cemento que separaba
el limite de su fortaleza flotante y el cielo oscuro. Arf se posiciono junto a
ella con los pies colgando y mirando hacia lo que podía estar debajo de aquella su
prisión eterna.
—Dentro de poco Arf, dentro de poco podremos escapar de aquí para buscarla— dijo
la muchacha sonriendo levemente, su compañera y única familia inclino su cabeza no
entendiendo bien a que se refería.
—Alicia, ¿que te hace pensar que esta viva?— pregunto la joven moviendo la cola en
señal de ansia, su ama observo alrededor y dejo que su magia se haga visible, la
luz que emanaba era del color del sol y parecía una extensión de su hermoso
cabello dorado que pasaba de su cintura.
—Lo se, Precia puede que haya podido encerrarme pero no sabe que yo estoy
conectada espiritualmente con ella, después de todo, Alicia es mi otro yo—
concluyo Fate sonando muy segura, Arf movió nuevamente la cola y sus orejas antes
de observar a su ama ponerse de pie y lanzarse al vacío debajo.
La fortaleza del tiempo como le llamaba Arf, era una prisión creada especialmente
para contener la energía de un solo mago, Fate había perdido la cuenta de cuanto
tiempo exactamente llevaba ahí, para ella era mucho tiempo, mucho de una
vida que solo le sabia a la piedra que la rodeaba por todos lados. Fate le dijo
que el tiempo en la fortaleza pasaba mucho mas rápido y se pregunto cuanto
en total habían estado ahí, para que objetivo.
No pudo negar que las palabras de su ama le dieron mucha esperanza, un sentimiento
que hasta hace poco creyó olvidar y con ello en mente Arf se dispuso a practicar
su magia dejando a Fate con sus cavilaciones.
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En alguna parte de la tierra, en la gran región nórdica. Detrás de una gran
muralla de piedra que cobijaba a la capital mas grande de la región, una mujer
vestida con metal blanco se despide de sus tropas. Una de las torres que sirve de
vigía enciende la primera fogata desencadenando a las demás y así anunciar el
ocaso. La joven de cabello largo y rosa baja las escaleras sin poder evitar el
metálico eco de sus botas sobre la piedra. Su mente parece concentrada demás ese
día se lo dice algo en su interior a la par que el dolor en el cuello que acalla
sacudiendo la cabeza. Un impulso la guía pasando la plaza principal hacia una
serie de escalones en espiral que la guían hacia el oriente de la ciudad, hacia un
poco u de tranquilidad.
Las luces en el templo ya están encendidas, no hace falta que llegue a la cima
pues siente el olor del aceite quemándose cuando esta cerca. Las enormes columnas
del templo Belka le otorgan una sentimiento de seguridad que sin querer le roba
una sonrisa sutil, pero lo que mas le gusta es la vista panorámica de la ciudad
que se extiende hasta el confín de la montaña.
Una hermosa mujer rubia salio de las entra as del templo sintiendo la presencia de
un intruso; como custodia y sacerdotisa poseía ciertos poderes que pocos de su
clase compartían.
—¿Que pasa Signum?, pensé que estabas de descanso hoy— La voz de su amiga y
sacerdotisa de la ciudad le hizo girar, Signum encontró su mirada llena de esa
preocupación que solo mostraba con ella.
—Shamal, debería de hacerlo considerando la campaña que se viene— dijo sonando
reflexiva, la rubia vestida de blanca seda la miro con algo mas que entendimiento
a sus palabras.
— También lo sientes, ¿verdad?— dijo la joven mujer dejando que sus ojos vayan mas
allá de la alta guerrera, hacia el cielo estrellado.
—No me gusta esta sensación espero estar equivocada— continuo la guerrero, sin
querer su mano se poso en la empuñadura de su espada, cada vez que la sostenía era
como repetir aquella promesa que juro en silencio.
—El gran libro ha escrito una pagina mas— le informo Shamal, sus ojos encontraron
aquellos de la guerrera quien sostuvo el aliento sin saber que responder —La
escritura viene de oriente, así que necesitare algunos días para traducirla, aun
así...—
—No hay duda entonces, mi magia puede que este algo oxidada pero aun percibió esa
energía, no se si es buena o mala solo que no podemos descuidarnos— concluyo la
guerrera endureciendo sus facciones, Shamal la observo con la mirada cargada de
preocupación, su amiga intuyo sus emociones y le regalo una suave sonrisa.
—Reza por mi, por Belka, sacerdotisa mía— le dijo antes de tomar su mano y hacer
un gesto con su cabeza para partir.
Shamal vio partir a la guerrera siempre con la mano en la espada, lista a pelear
por sus creencias; sabia que no era coincidencia que se encuentre en el templo,
sabia que tarde o temprano acudiría para hablar de sus mismos presentimientos. La
sacerdotisa acaricio sus anillos de la orden antes de entrar a refugiarse del
viento helado de otoño.
Este es el prologo, la verdad la historia en si la tengo en borrador pero tratare
de armarla en poco tiempo, espero. espero sus opiniones y como siempre a su
merced. ¡nos estam
