Había quitado esta historia hace tiempo porque no estaba segura de poder terminarla y por algunas cosas que no me habían gustado como me quedaron al final, pero aquí esta de nuevo editada. Espero les guste. Mis disculpas a las personas que las estaban leyendo.

Voy a ir subiendo los caps a lo largo de esta próxima semana.

A/N: los personajes no me pertenecen a mi si no a Meyer. Ya quisiera que Jasper fuera mío jeje

No se mucho sobre cómo fue la guerra en ese tiempo ni de cómo eran las costumbres pero espero que la historia no sea muy irreal. Bueno espero disfruten y dejen unos comentarios porfis.

Los soldados del ejército confederado que luchaban por la liberación de los pueblos del sur de los estados unidos de América se estaban agrupando en un improvisado campamento militar. Había un total de 52 soldados heridos levemente, mas de 100 con heridas graves y alrededor de 200 con heridas fatales y esto solo era un pequeña parte del gran ejercito los demás soldados se agrupaban en distintos lugares del país, sin tener un cifra exacta de las bajas.

Capitulo 1 El Fin De La Guerra Civil

Yo llevaba a mi pelotón hacia Texas, donde se encontraba una de las base militares en las cuales estaban reclutando y dando de baja a los soldados, pues la guerra había terminado para nosotros, ya cumplimos con nuestra labor para con los estados sureños. Yo era un comandante del ejército confederado y era responsable de los otros 6 hombres que caminaban con migo bajo el abrasador sol.

La baja no era obligatoria pero le permitía a los padres e hijos regresar a casa con sus familias. Mi plan era continuar luchando hasta que la guerra acabara o muriera, lo que sea que ocurriera primero, no iba a regresar a casa. ¿Qué por que? Pues por que no había nada esperándome en San Antonio un pequeño pueblito del estado de Texas, lo único que me quedaba era mi padre y mi hermana, cuando tenia dos meses en el ejercito me informaron que mi padre había muerto y sabia que mi hermana no se quedaría allí sola, teníamos familia en Tennesse y ella se iría para allá o al menos eso decía la ultima carta que recibe de ella.

- Deténganse – grite a mi pelotón y nos escondimos entre el monte. Un grupo de soldados se acerca hacia nosotros. No podía reconocerlos, venían en un carruaje y otros a pie alrededor del carruaje. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca los reconocimos como soldados del ejercito del norte. Eran demasiados para nosotros y no es que yo fuera cobarde pero los hombres que estaban bajo mi mando ya habían cumplido con su parte así que de que serviría que murieran por nada. No hubiéramos acabado ni con un cuarto de ellos – Nadie se mueva, dejaremos que pasen y luego seguimos nuestro camino, si podemos retrocederemos -

-Pero comandante están ahí mismo no saben que estamos aquí podemos sorprenderlos- uno de los mas jóvenes hablo, lo reconocí, era Peter un gran amigo.

-Mi tarea es llevar a estos hombres a salvo a la base militar de Texas para que regresen con sus familias y eso es exactamente lo que pretendo.

-Sabemos a que vinimos aquí comandante – me dijo otro de mis hombres era un poco mayor que yo de hecho – y no tenemos miedo a morir por la libertad de nuestras familias- sabía que estaba orgulloso de si mismo. Se llama Kevin y tenia una esposa y dos hijos esperándolo en San Antonio era el único del pelotón del mismo pueblo que yo.

- No voy a liderar ningún ataque que…- yo mismo me detuve cuando vi como un grupo de nuestro ejército se abalanzaba contra la caravana del ejército del norte. No eran suficientes para acabar con ellos pero si actuamos con ellos tendríamos una posibilidad.

-Cambio de planes- dije rápidamente – AHORA- salimos de de entre el monte y nos unimos a nuestros compañeros disparándole a nuestros enemigos, nos ocupamos mas que todo de los soldados que iban en pie. Los agarramos por sorpresa y entre nosotros siete y el grupo que atacaba, que hasta el día de hoy no supe con exactitud cuantos éramos ni cuantos eran ellos, habíamos logrado despachar a un poco mas de un cuarto de los que eran otro estaban heridos y no podían atacar pero en cuanto los restantes soldados subieron la guardia el caos comenzó, como dije no éramos suficientes para acabar con ellos.

Balas, tierra y sangre era lo último que veían los ojos de los soldados caídos. La muerte era inminente y ahora nos ganaban por número. Pensé que a quien transportaban en ese carruaje debía de ser muy importante ya que no había asomado ni por un momento, cambie mi mira y empecé a disparar hacia el carruaje si moríamos que al menos fuera por algo. Dios ha de haber estado de nuestro lado ese día. Tres cosas ocurrieron consecutivamente, uno, una bala me llego al hombro, dos, el carruaje exploto, vi como se quemaban nuestros enemigos y algunos amigos pero éramos muchos mas ahora, tres, lo ultimo que vi antes de desmayarme fue el cuerpo de Kevin a mi lado.

Me dolía hasta el último hueso de mi cuerpo cuando desperté en el hospital de la base militar de El Paso ubicado al extremo más al oeste de Texas. Tres semanas más tarde. Las imágenes comenzaron a llegar a mi mente y de atrás hacia delante lo primero que recordé fue el cuerpo de Kevin, la explosión, el balazo y la emboscada en la que participamos.

Trate de levantarme pero dos brazos me sujetaron contra la cama.

-No se mueva comandante Whitlock- la voz de una mujer me llego a mis oídos al mismo tiempo que su perfume me golpeo. Y abrí mis ojos. Una muchacha linda no se podía negar, con uniforme de enfermera.

-Necesito levantarme de aquí y volver al frente- le dije acomodándome en la cama tratando de levantarme de nuevo – y ver a mis hombres-

-Como que al frente?- pregunto ella, que demonios. Pensé que las enfermeras al menos sabían algo de la jerga del ejército.

-Luchar en el frente del ejercito a eso me refiero-

-Ooh, no lo sabe?- dijo llevándose una mano a la boca. ¿Qué demonios no sabia? – La guerra acabo, perdimos, el general Lee se rindió-.

Ella se fue a revisar a otros pacientes. ¿Como? ¿Cuando? Maldición tanta sangre derramada para perder, no logramos liberarnos como una sola nación. Me levante y me puse una camisa que había junto a la cama, hasta ahora no había notado que estaba desnudo de la cadera hacia arriba con unas vendas en el torso y subían hasta mi hombro derecho.

-Joven – me dirigí a la enferma ella se voleo y me miro con asombro al verme levantado.

-Le dije que se quedara…- no la deje terminar no estaba para tonterías.

-¿Donde me puedo informar de los soldados que ingresaron aquí hace tres semanas?-

-En las tiendas de afuera esta la información pero mejor espere que…-

La deje hablando sola mientras me dirigía hacia fuera, vi las tiendas y fui hacia alla.

-Soy el comandante Jasper Whitlock y quiero información sobre mi pelotón – dije a un soldado que estaba allí tomando agua, el joven no tendría más de 20 años. Soltó el vaso de agua y se me vino encima me tomo por la camisa y me estampo contra una de las paredes de la tienda, esta se estremeció.

-Imbecil intrometido, por tu culpa murieron muchos soldados de nuestro ejercito- me acuso, mientras que dos soldados venia a separarlo de mi, sentí una punzada de dolor en el hombro y las costillas del lado derecho. ¿De que demonios hablaba este idiota? ¿Como que por mi culpa?

-Discúlpelo comodante todos estamos de los nervios – me dijo uno de los jóvenes que intervino. - ¿Sobre quien quiere obtener información?-

-Mi pelotón- le conteste y el comenzó a buscar en una hojas donde había miles de nombres –¿Le puedo preguntar algo? ¿Por qué dice que fue mi culpa?- le pregunte señalando al hombre que me ataco

-Su comandante murió en la explosión del carruaje- sentí un horrible vació, como si cayera y cayera pero nunca tocara el fondo –No es su culpa iban a morir de todos modos, todos ellos, la misión era robar el carruaje y usar los explosivos contra el enemigo en la batalla mas próxima pero eran demasiado no iban a lograrlo- hizo una pausa y sus ojos marrones se posaron en mi – Usted los salvo, con esa explosión tenían mas posibilidades de sobrevivir que con el plan de ellos. No deje que eso le preocupe ya todo acabo y ahora todos nos vamos a casa-

-¿Como ocurrió?, me refiero a la guerra ¿Cómo termino?- le pregunte mientras el seguía buscando en la hojas de admitidos. Volvió a levantar la vista hacia mí.

-El General Lee se rindió y se firmara el acta de libertad para todos los estados, ahora seremos una sola nación los estados del norte y los del sur- dijo volviendo la vista a la lista de nombres – Todos somos ahora los estados Unidos de América del Norte. Una sola nación bajo los ojos de Dios. Aquí esta la…- el joven callo y me miro. ¿Quienes habían muerto? Y ¿Dónde estaban los sobrevivientes?

-¿Qué?- le pregunte arrebatándole la hoja de las manos. Todos tenían una cruz junto a sus nombres. Y Peter aparecía como perdido en acción. Le devolví la hoja -¿Dónde puedo buscar mis pertenencias?- No podía soportar mas todo aquello era irreal, esos hombres debían de volver a sus casa no morir en una misión que no era para ellos.

-En el hospital pregúntele a la enfermera- me dijo y luego agrego rápidamente - ¿Regresa a casa, Señor?. No fue su culpa – lo ignore me dirigí al hospital de nuevo.

-Joven ¿donde están mis pertenencias?- le pregunte, debía de tener una cara de espanto por que ella busco una bolsa con mi nombre y me la paso sin chistar -¿Dónde puedo conseguir un caballo? Necesito ir a San Antonio-.

Trabaje en pequeños pueblos para obtener el dinero necesario para llegar a San Antonio, no se porque me dirigía hacia allá no había nada para mi en ese pueblo pero que mas podía hacer San Antonio esta mas cerca que Tennesse. No es que planeara ir a allá. Pero a lo mejor podía conseguir un buen trabajo y traer a mi hermana de vuelta a casa.

La idea no me convencía mucho pero que más puede hacer un hombre que le dedico los últimos cuatro años de su vida a una guerra para perderla al final.

Me tomo unos seis meses llegar a San Antonio, pero ahí estaba yo entrando al pueblo caminando con una mochila militar a mis espaldas, había muchos cambios en el pueblo.