Entró a hurtadillas antes de que los rayos del sol iluminaran la habitación. Miró desde el umbral de la puerta la cama, un cuerpo descansaba apaciblemente cubierto por las sábanas. Sino fuera por la lluvia de cabellos negros que asomaba por un lado, Rin no tenía forma de saber quién se encontraba allí. En realidad sí podía; el olor a perfume fresco y sexy se mezclaba con las moléculas del aire.
Nohara inhaló profundo aquel aroma y las memorias le llovieron. Se mordió los labios tan sólo de recordar cómo se había embriagado de ese aroma mientras las manos suaves del Uchiha la llevaban a otro mundo.
El leve movimiento en la cama la sacó de sus fantasías. Itachi tosió varias veces; primero despacio, luego con intensidad y algo de desesperación, causando en Rin algo de extrañamiento.
--¿Te sientes bien? --preguntó, acariciandole la espalda con la mano.
--Sólo es tos, mi hermosa ninja médico. --La dulzura con que lo dijo y la consecuente caricia en la mejilla de Rin tuvieron el efecto deseado; ella relajó el semblante y plantó un beso en la frente del Cuervo.
--Feliz cumpleaños amor. --fue la respuesta de la chica.
--Ven y dímelo aquí Rin --ella se acercó más a él. --Dímelo, en la boca.
