Definitivamente no podía dormir. Daba vueltas y vueltas en la cama esperando a que el bendito sueño la atrape para así poder descansar. Pero no, había algo que se lo impedía, había algo que provocaba ese insomnio. Era su inconsciente, sí definitivamente su inconsciente no dejaba que cierre los ojos y pueda concentrarse en el simple acto de dormir. Y se preguntarán por qué? Muy fácil, cada vez que ella cerraba los ojos esa imagen aparecía, y no cualquiera, sino ESA imagen. Pues qué tenía de particular esa imagen? En realidad nada especial, solo una tableta de chocolate. Bueno mejor dicho una tableta de chocolate siendo devorada por un lobo. Que en realidad no era un lobo sino un licántropo. Que no solo era un licántropo sino el hombre mas sexy y dulce del planeta. Sí, así era Remus Lupin. Un amante del chocolate, y lo devoraba con unos labios ni muy carnosos ni muy finitos, eran unos labios perfectos y tan deseables!! Cuántas veces había soñado con esos labios sobre su piel, besando cada parte de su cuerpo hasta volverla loca de placer. Y no solo eran sus labios, también poseía unas manos grandes y ásperas que le robaban más de un suspiro con sus caricias.

Él, Remus Lupin es un hombre hecho y derecho. Un hombre con todas las letras, como se suele decir. Un hombre lleno de pasión, de amor y de paz. Un hombre con ya sus años, pero qué hay de esos años si hicieron que sea el hombre perfecto que es hoy.

Pero no todo era tan perfecto. Él no podía amarla, no podía permitirse estar con ella porque según palabras textuales es "demasiado viejo, demasiado peligroso y demasiado pobre para ella". Y la verdad es que a ella eso le importaba muy poco, el que sea viejo le daba experiencia, lo peligroso era muchas veces también tentador y lo por lo de pobre no se preocupaba, ya verían cómo hacer para salir adelante.

Por ello no podían estar juntos, aunque al menos había logrado conseguir que el confesara que la amaba, y había conseguido uno que otro beso y algunas caricias y miradas… Pero ella seguía soñando como lo hizo desde chiquita con el príncipe azul, aunque ahora no era rubio de ojos azules montado en un caballo blanco, sino que era de pelo rubio ceniza ya manchado con algunas canas, ojos miel y montado en una escoba podríamos decir. Pero sí era su príncipe, nunca dudaría que Remus Lupin era el amor de su vida, su media naranja, su complemento.

Porque sí, se complementaban a la perfección. Él alto, ella bajita. El serio, ella charlatana. El un poquitín viejo, ella joven. El ordenado, ella un desorden en persona. El cuidadoso, ella despistada. Pero ambos también compartían muchas virtudes como la responsabilidad por su labor en la Orden del Fénix, donde se conocieron gracias a su tío Sirius.

Y ahí estaba ella, otra vez derramando sus lágrimas por él, por su amor, porque lo extrañaba y lo necesitaba a su lado con urgencia. Necesitaba sus abrazos, sus besos, su contención, sus palabras tan cálidas y suaves, sus ojos llenos de paz y comprensión. Lo necesitaba y lo iba a conseguir. Antes de fin de año conseguiría que Remus se deje amar y se de la oportunidad de ser feliz.

Bueno es cortito pero hace mucho que no escribo y quería volver a intentarlo. Espero que les guste. No creo que esté situado temporalmente, pero no se preocupen que no voy a poner ninguna incoherencia con la historia que nos cuentan los libros de la saga de Harry Potter, aunque voy a hacer volar la imaginación con todo aquello que no nos cuenta Rowling.

Besos enormes y espero sus críticas.

Ely

Dedicado especialmente a Barchu, te quiero mucho mi vida!!!!!!!!!!!