Disclaimer: Ancient Magus Bride / Mahoutsukai no Yome no es de mi propiedad, sino de Kore Yamazaki.

"Yuletide Kisses" tampoco me pertenece, sino a la maravillosa Dena Gray.

Yo solamente traduzco ésta bella historia para aquellos que no entienden el idioma inglés.

Resumen completo: Elias muestra a Chise la tradición de la naranja de besos, y mucho, mucho más... A/U, con algunos spoilers del manga, se desvía aproximadamente desde el capítulo 30 del manga. No apto para el trabajo (NSFW), y si tomamos ésto como referencia en al menos dos años en el futuro, Chise tendrá 17 años, casi 18. Solamente para lectores maduros, por favor. Habrá sexo con un monstruo. No leer si no es de su agrado.


La falda de Silky hacía un ligero crujido en la cocina mientras ella se movía silenciosamente, preparando la cena de Navidad. Pasteles y pudines ya adornaban la mesa de la cocina, llenando la casa con un olor dulce y sabroso. El acebo y la hiedra dispersos sobre la casa dejaban grandes golpes brillantes de color en un triste y nevado día.

Ordinariamente, Chise daría algunas caminatas o cuidaría del jardín a esa hora del día, pero hoy era la víspera de Navidad, y Elías había declarado que hoy, en el tercer día de Navidad, estudiarían a profundidad las tradiciones locales Navideñas en la biblioteca. Ruth había resoplado de aburrimiento y hacía mucho tiempo desde que había abandonado su lado para vagar en el bosque.

Ella se sentó en el sofá de piel suave frente al fuego crepitante, envuelta en un suave edredón en el que Silky la había arropado. Elías estaba en su acostumbrada silla, escaneando un pergamino que parecía delicado y antiguo.

El silencio era confortante, y Chise acababa de establecerse en su lectura sobre el registro de las tradiciones Navideñas, cuando de la nada, una pequeña mancha naranja se disparó a la habitación directo hacia Elías, rebotando en su cráneo. Su pergamino salió volando a la esquina de la habitación tras él, perdido en la sorpresa. Ambos estaban en shock y sin palabras, pero el mago simplemente se inclinó hacia donde se encontraba el objeto que había rebotado en el suelo y lo levantó.

Se veía como una naranja, pero estaba cubierta de puntos oscuros. Así, ella podía oler el cítrico picante impregnando el ambiente mientras él sacaba un pañuelo y se limpiaba el aceite de su hocico (1).

– Bueno, parece que a Silky no le gusta la tradición Navideña que encontré – Volteó a mirar a Chise con sus ardientes ojos (2) y extendió la fruta. Ella la miró y ahora era obvio que se trataba de una naranja y parecía tener clavos de olor incrustados sobre ella en un lindo patrón. Brillaba en la agonizante luz de la tarde. Acercándose tentativamente, la tomo de la mano de Elías y lo observó, cuestionándolo. Él simplemente la miró de vuelta tranquilamente, como siempre hacía, pero la postura de sus hombros indico su anticipación.

Había pasado el suficiente tiempo viviendo con él que ella podía leer algunas de sus acciones, ahora.

El picante aroma floto y le hizo cosquillas a su nariz mientras él observaba.

– ¿Qué se supone que haga con ella? –

– Ah, esa es la parte interesante. Aparentemente, aquel al que se le es entregada la almohadilla muerde un clavo de la fruta y, por el método que en él o ella maneje el clavo, le muestra al recipiente el camino en que le gustaría ser besado –

Los ojos de Chise volaron de mirar la redonda fruta, al rojo fuego reflejado en los ojos de Elías. Ella se estremeció y dijo:

– ¿Besado? –

Su cráneo se inclinó ante la pregunta y lo apoyó en su mano después de acomodar su codo en el reposabrazos.

– Si el receptor no quiere ser besado, se niega amablemente, o si se siente insultado, simplemente la rueda de vuelta en el suelo –

Ella se ruborizó y sostuvo la bola perfumada más cerca de su pecho. Ellos habían compartido pequeños besos cortos y caricias durante los últimos meses, pero siempre eran después de un gran momento de emoción. Esto era enteramente distinto. Cada beso dado ahora sería por el simple hecho de ser un beso en sí. La sola idea la emocionaba un poco, pero miró de vuelta a la cocina donde Silky continuaba trabajando en el festín que tendrían mañana. ¿Ella desaprobaba un… Intercambio romántico entre Chise y Elías? Por otro lado, ¿No todas las hadas creían que ellos ya estaban casados?

Elías se inclinó hacia delante en su silla y el cambio de tela atrapó la atención de Chise antes de que su cálida mano enfundada en el guante acunara la de ella.

– Está bien si no deseas hacerlo, pero nunca pareciste asustarte con besos amables en el pasado, al menos, por lo que pensé que no te importaría ésta tradición Navideña –

– L-lo hago. Lo deseo, digo. Es solo que… Ella te lo lanzó… ¿Silky no…? –

Los ojos de Elías parecían sonreírle y sus hombros se relajaron un poco.

– Simplemente piensa que es una forma de manipulación. Ella desea lo mejor para ti. Eso es todo – Sus dedos acariciaron suavemente los de Chise, y ella se preguntó cómo se verían sus manos en su forma actual. Ya había visto sus garras oscuras en su estado de ira, y sus "casi" patas en su estado de celos… ¿Cómo se verían sus manos?

Sonrojándose de nuevo, ella parpadeó y lo miró a los ojos, preguntando:

– ¿Qué hago? –

Una cálida ráfaga de aliento cruzo su cabello mientras él apretaba su agarre en una de sus manos, mientras que con la otra apuntó a los clavos.

– Si deseas ser besada en la mano, como amigos, muerdes el clavo con tus dientes, y luego lo sostienes con tu mano, con la palma hacia abajo – Él imitó el movimiento sosteniendo un clavo entre sus dedos con la palma hacia el suelo.

Chise asintió, y llevo la fruta hacia su boca, extrañando la calidez de sus manos casi inmediatamente. Él la miro de cerca mientras ella mordía suavemente el clavo entre sus dientes y alejó la fruta de sí. Un pequeño disparo del jugo de la fruta saltó hacia sus labios, el cual ella retiró disimuladamente con sus dedos mientras acercaba el clavo para sostenerlo hacia él, a la vez que su palma permanecía obedientemente hacia abajo.

Los ojos de Elías la siguieron mientras ella se acercaba a su mano, y parecía que había una ligera pausa. Tomo el clavo y lo dejó en la mesa de café antes de traer los dedos de Chise hacía su hocico por una delicada caricia del suave hueso a la parte trasera de sus dedos.

Fue… Adorable.

Mientras levantaba su cabeza, explico:

– Ahora, si lo deseas, le das la almohadilla al que deseas ofrecerle un beso. El recipiente escogerá si, y donde le gustaría aceptar el beso –

Chise sonrió y retiró su mano. Sintió mariposas en el estómago. El pequeño beso que él le había dado había sido bastante cortés y apropiado, pero pudo sentir la ligera calidez del suave hueso en sus dedos. Se preguntó porque había decidido mantener esa forma, cuando habría sido mucho más fácil cambiar a su forma humana, la cual tenía labios. Parecía que Elías quería al menos mantener su propia cara con un beso así de serio. Después de todo, ella había dicho que se veía algo falso con la cara humana. Honestamente, era bastante parecido a Simon, el sacerdote, para ser cómodo para ella de cualquier forma. Había algo que le recordaba al lazo sobrenatural que habían desarrollado con su externa, pero amada cara que mostraba, ahora.

Con otra sonrisa, le entrego de vuelta la naranja, tímidamente.

Un bajo gruñido ronroneante envolvió la habitación, y Chise se dio cuenta de que era la voz de Elías. Parecía extraordinariamente satisfecho de que ella había decidido mostrarle que sí, quería un beso de él.

Era muy extraño escuchar un sonido tan magnífico de una fachada tan estoica.

Chise se estremeció en deleite.

Verlo retirar lentamente un clavo de la naranja fue interesante, pero éste era casi demasiado pequeño para sus enguantados dedos. Parecía haber un momento en el que él intentaría quitarse el guante para que la tarea fuera más fácil, pero eventualmente pudo hacerlo y extendió la leñosa especia con su palma hacia arriba.

– Esto quiere decir que yo, el recipiente, quiero decir; solicito un beso en la muñeca. Es considerado más personal que un beso en la parte trasera de la mano –

Los ojos de Chise se ensancharon. ¡Para poder besar su muñeca, tendría que quitar el guante! Con el corazón latiendo un poco más de lo normal, oscilo en el suelo sobre sus rodillas con el edredón aun envolviéndola, y tomó la mano de Elías. Aún tenía la naranja, pero ella la tomó y la dejo en la mesa, seguida por el pequeño clavo mordido. Dándole un nervioso vistazo, ella se dio cuenta del intenso interés de Elías sobre lo que estaba haciendo. Chise agachó la cabeza y sostuvo la gran, cálida mano de Elías entre las suyas, las cuales eran pequeñas.

Sus pulgares alisaron las arrugas de la suave tela que cubría su palma, y los dedos de él se flexionaron ligeramente. Le tomó un momento tirar del pequeño botón aperlado fuera del cierre, pero el calor se intensificó bajo sus dedos apenas lo aflojo. El guante estaba bien fabricado, el material era de una lana de calidad, una sustancia de algún tipo de algodón; lo era tanto que casi era demasiado suave como para quitarlo de su relajada mano. Chise jalo un poco, y luego un poco más, pero eventualmente tuvo que dejar descansar la mano de Elías que apuntaba hacia arriba en su esternón para darle la estabilidad posible para poder retirar el guante por completo.

Cuando Chise se dio cuenta de donde estaba la mano de Elías – justo debajo de su garganta con esas garras mortales, posiblemente – le hizo sentir una comezón que indicaba que quería sacar el guante por completo. Suspiró a sí misma y simplemente lo hizo.

Antes de que ella se enterará realmente, la mano desnuda de Elías estaba bajo su cara. Le tomo un momento darse cuenta de que no era un truco de la chimenea y las sombras, que su piel era de la más hermosa sombra de ciruela y lavanda. Los tendones y las venas recorrían y se flexionaban justo debajo de su piel, al igual que en ella, pero – Chise miró el cuello de Elías – sí, era morado.

Un suave almizcle jugó con sus sentidos – el olor de Elías. Era un olor a madera invernal, el confortante olor de su cuarto de trabajo con especias y elíxires, pergaminos antiguos, y, sobre todo, un toque de travesura que le recordaba a un par de ojos reflexivos en la noche.

Chise debió haber tardado mucho tiempo admirándolo internamente, porque Elías comenzó a alejarse y endurecer sus hombros.

– ¡No, espera! – musitó en una queja llorosa y apretó el agarre en su mano.

– No tienes que sentirte incómoda, Chise. Después de todo, es un juego–

Ella tiro de su mano y lo miro fijamente

– ¿Me quitarías mi premio? Eso no es un juego muy justo que digamos–

– Chise… – Elías se veía sorprendido, su quijada se abrió ligeramente debido a ello. Chise no sabía que era lo que la había hecho reaccionar rebeldemente cada vez que él huía de ella, pero sabía que si dejaba ir esa oportunidad, Elías podría huir nuevamente.

La memoria de su forma tentaculada y celosa, con apéndices envolviendo cada parte de su cuerpo en la sombra del bosque, sosteniéndola tan fuerte que le dificultaba la respiración, le recordó que él codiciaba su atención. Necesitaba mostrarle que ella también anhelaba por su atención por igual.

Cuidando su lenguaje corporal, Chise bajo su cara lentamente hacia la delicada piel violeta. Casi podía sentir el calor de Elías en sus labios antes de tocarlo. Cuando finalmente alcanzo la seda caliente de su muñeca, sus labios presionaron suavemente los tendones y estructuras que hacía su agarre tan fuerte cuando la levantaba en sus brazos.

Chise sintió su corazón acelerarse ante el pensamiento de que estaba besando la piel de Elías. Ella había picoteado su mejilla varias veces los últimos meses, pero esto… Era mucho más íntimo. ¿Qué tan lejos iría este juego? ¿Qué tan lejos quería llevarlo Elías? ¿Qué tan lejos quería llevarlo ella? Los dedos de Chise tiraron del puño de la camisa de Elías hasta su musculoso antebrazo y presionó su nariz firmemente en su brazo, aplastando sus labios contra su piel.

El delicioso gruñido ronroneante la envolvió de nuevo, y las puntas de los dedos de Elías; que tenían la misma forma que las de ella, pero mucho más masculinas y protegidas por las largas y oscuras uñas, se enroscaron en su cuello. El cuerpo de Chise fue recorrido con temblores, pero no tenía frío. A pesar de la nieve afuera, ella estaba caliente y presionó su cálida mejilla contra la muñeca de Elías por un breve momento antes de sentarse recta, compartiendo miradas con su mentor.

La mano desnuda de Elías se levantó y acaricio la mejilla de Chise. Ese gesto familiar se sintió infinitamente más íntimo con su mano desnuda mientras ella cerraba sus ojos, apoyándose en la palma de Elías y sosteniéndola firmemente contra su mejilla con la otra mano.

Chise lo sintió moverse y abrió sus ojos para ver que Elías estaba alcanzando la naranja para entregársela a ella, con suaves resoplidos de aire escapando de su ligeramente abierta mandíbula. Su lengua relucía con el fuego tras sus largos colmillos, y eso le recordó a Chise de las veces que él la había lamido cuando quería sanar heridas o cortes. Se había sentido incómoda la primera vez que lo había hecho, pero eso fue antes de que llegara a ser tan querido por ella.

Con una cálida sonrisa, soltó la mano de Elías y tomo la fruta, ofreciéndola con ambas manos.

– ¿Qué otras señales hay? – Inclinó su cabeza mientras giraba la fruta en sus palmas, cada giro cargaba el aire con un toque cítrico y picante (3).

Elías inhalo y se sentó de vuelta, exhalando lentamente. Se movió apenas un poco, pero se recostó para devolverle sus respetos a Chise.

– De hecho, hay muchos, mucho más… íntimos que el último. El objetivo es nunca ir más allá del permiso del recipiente; pero lo admito, los mecanismos de algunos de estos juegos están más allá de mis habilidades –

– ¿Por qué? –

– Bueno, para empezar, no tengo labios. Supongo que podría cambiarme a mi forma humana…–

– ¡No! – Exclamó Chise, un tanto rápido. Elías lucía un poco sorprendido, así que ella continuo: – Quiero verte a ti –

Elías estaba callado, y si los huesos pudieran sonrojarse, ella juraría que lo habría hecho justo ahora. Miro hacía la almohadilla de nuevo.

– ¿No podría solo… Apuntar? – Tomó un solo momento antes de que él contestara con una voz ligeramente temblorosa

– No veo por qué no –

Los párpados de Chise se cerraron y su corazón golpeaba con un gran potencial que se instaló en la punta de sus dedos. Elías la besaría en cualquier lugar donde ella apuntara. La respiración de Chise se agitó y se lamió los labios. ¿A dónde quería apuntar? ¿Cómo es que podría hacer que Elías usara su lengua en lugar del suave hueso de su mandíbula?

Instintivamente, Chise entendió la dificultad que suponía que Elías la besara en la boca, y seguramente eso era lo que él trataba de decir, pero cuando le había lamido el cuello aquella vez, fue húmedo y confuso. ¿Cómo se sentiría ahora?

Una lenta sonrisa iluminó su rostro y parecía que Elías se estremecía por un momento. Estaba esforzándose en parecer despreocupado y no afectado, pero a veces Chise simplemente creía que era cuando él sentía las cosas profundamente. Después de todo, las aguas tranquilas corren profundo.

Chise acercó la naranja a su boca, manteniendo sus ojos en su prometido, y mordió un clavo nuevamente. En ésta ocasión, ella lo miraba mientras sentía el picante entre sus dientes. Los brillantes ojos de Elías siguieron los dedos de Chise vorazmente mientras ella movía el clavo bajo su barbilla, hacia su cuello para dejarlo entre sus clavículas.

Su mano revoloteo en ese lugar, esperando a que Elías se diera cuenta de lo que ella estaba pidiéndole. En el momento es que él se dio cuenta de que Chise se había detenido en donde quería un beso, sus ardientes ojos llamearon. Inhalo, luego exhalo con un ronroneo pausado.

– ¿Estás segura, Chise? –

Elías se arrodillo en el suelo frente a ella, y el edredón finalmente cayó de sus hombros. Su blusa Oxford apenas estaba abierta para ver hacia donde ella había apuntado, pero ella sabía que él había entendido. Los ojos de Elías finalmente se alzaron hacía la cara de Chise y sonriendo, mientras le entregaba el clavo.

Él espero hasta que Chise asintiera en respuesta, pero alternaba su mirada entre su blusa y su mano desnuda. ¡Sí! ¡Se estaba quitando el otro guante!

Chise lo observaba mientras se deshacía del suave material y lo tiraba en el suelo junto al otro, posteriormente flexionando sus manos como si estuviese simulando los elementos previos a un hechizo. Los latidos de Chise incrementaron su velocidad cuando Elías alcanzo el cuello de su blusa y comenzó a desabotonar uno a uno los botones.

Ella podía sentir el aliento caliente en su cuello mientras él se acercaba al segundo botón. Cuando estaba desnuda hasta la parte superior de sus senos, pero sin exponer su sostén, Elías se detuvo. La parte trasera de su mano permaneció en el esternón de Chise, justo por encima de lo apropiado, y ella se estremeció en anticipación.

– Chise… No estoy seguro de qué es lo que realmente quieres… – Su voz, la cual siempre era profunda y tranquila, temblaba. Chise extendió aún más el collar de su blusa y froto el dedo desnudo contra el lugar en el que quería que la besara. Disfrutaba de la calidez de la palma de Elías contra su hombro y tarareo un poco, sonriéndole.

Le habían contado una parte de su pasado, lo suficiente como para que pudiera ser realmente aterrador en ese minuto… Si no lo conociera… Si no lo amara…

– ¿Elías? –

– ¿Hmmm? – Elías parecía estar perdido, tocando la garganta de Chise con su pulgar.

– Bésame… – ¿Cómo explicarle? – Bésame como si necesitaras sanarme –

Ahí estaba. Sus ojos se iluminaron nuevamente, más caliente que la chimenea tras ellos. Él entendió. Ella asintió.

Elías se estremeció. Algo cambió ligeramente en su cuerpo, Chise no estaba segura de lo que era. De alguna manera, él se hizo más feroz y su respiración se hizo más irregular, pero aún seguía viéndose como Elías – no la criatura enloquecida en ira o celos – como su Elías.

Su ronroneo volvió nuevamente, junto a un profundo cambio en él, provocando que el sonido fuera más… De todo.

Respiraciones calientes flotaban a través de su expuesto cuello y una pequeña parte de ella estaba asustada, pero rápidamente desechó ese sentimiento. Elías nunca le haría daño. Incluso en sus cambios más salvajes, él nunca le había hecho más allá de un moretón en su piel.

Chise sabía que podía confiar en él y fue algo embriagador para ella. Con aquel descubrimiento, cerró los ojos y tiro su cabeza hacia atrás, exponiendo completamente su garganta con un ronco zumbido de deseo.

El gemido de respuesta de Elías fue estruendoso mientras la tomaba fuertemente de los hombros, casi demasiado fuerte para que ella pudiera soportarlo. Su aliento jadeante chocaba en la garganta de Chise pesadamente, con humedad y deseo. Vagamente recordó la última vez en que él se había inclinado hacia ella, jadeando y babeando los remanentes de su control, y finalmente se dio cuenta de que quizá Elías no estaba peleando contra un hambre física, esa noche. Quizá siempre había estado luchando contra el deseo de tenerla, sexualmente.

Ese era un pensamiento que cambiaba la perspectiva completamente. Si Elías estuviese más alerta y capaz de nombrar sus sentimientos, Chise le habría preguntado al respecto, pero ese no era el momento.

Ahora mismo, ella necesitaba saborear la sensación de la lengua de Elías que lentamente alcanzaba desde detrás de sus dientes y cuidadosamente lamiendo el hueco en su yugular(4). Un pequeño gemido escapó de Chise, mientras la mojada lengua dibujaba círculos en la hendidura de su piel, luego sumergiéndose a dibujar en el centro. El gemido grave de satisfacción de Elías envolvió la garganta de Chise, mientras ésta sentía la punta de los dientes de él descansando en su esternón y su quijada, mientras la lengua se volvía más y más audaz, desenvolviéndose alrededor de los músculos yugulares y tendones que protegían su cuello.

Chise casi pierde el equilibrio, apoyándose en los enormes hombros de Elías, llenando su agarre con las mangas de su camisa. Sus manos se movieron de los hombros y comenzaron a subir por sus brazos de ida y vuelta, hasta que bajaron desde los hombros hasta la cadera de Elías. Los dientes de él rasparon su piel ligeramente, y Chise se preguntó si él había perdido el control. Sabía que Elías perdía el control de sí mismo, a veces.

¿Sería ésta una de esas veces? ¿Le importaba a Chise? ¿Quería que lo perdiera?

Una parte de ella decía que no, pero cualquier cosa que tuviera que decir que sí, gritaba ¡Sí!

Su agarre se intensifico en la camisa de Elías, y sus dedos comenzaron a moverse para encontrar la piel expuesta en su cuello. Él tiro del cuerpo de Chise en contra del suyo mismo, y retiro su cabeza hacia arriba para mirar el techo, con su mandíbula abierta.

Las manos de Elías se removían en la espalda de Chise antes de que dejara caer su cabeza suavemente para dejarla descansando sobre la de ella.

Su voz era oscura y sin aliento, e insinuaba desenfreno.

– Chise, no tienes idea de lo que me haces. No sé cómo nombrar éste sentimiento. Es tan… primitivo –

Chise sonrió en la garganta de Elías, y la acarició con sus labios a la vez que hablaba.

– Elías… Se llama "deseo". "Pasión". "Amor" –

Él se estremeció mientras ella articulaba las palabras en su piel, tragando audiblemente.

– No estoy seguro de cuánto puedo controlar. Podría herirte, o asustarte –

Chise marcó un camino de besos desde la yugular hasta detrás del hueco de la quijada de Elías, en donde normalmente habría un oído en un humano.

– No me harás daño, Elías. Y no me asustas. Yo confío en ti –

Los brazos de Elías se apretaron alrededor del cuerpo de Chise, recordándole de aquella ocasión en el bosque, en las sombras espinosas. Era tan necesitado, su Elías.

Las manos de Elías se movieron apuradamente a la blusa de Chise, jalando y agrupando la tela de distintas formas. Chise pensó en sus palabras, y se dio cuenta de que lo que necesitaban simplemente era práctica y tiempo. Él había sido infinitamente paciente con ella, enseñándole sobre su arte. En ésta ocasión, ella se había convertido en la maestra, y él en su aprendiz.

Con eso resuelto, Chise envolvió sus brazos cómodamente en el cuello de Elías, y su abrazo se volvió más confortable, menos sugestivo.

– ¿Qué tal si nos tomamos nuestro tiempo? Contigo trabajando en la cura para mí, estoy segura de que tenemos todo el tiempo del mundo, ¿Cierto? –

Elías se veía visiblemente más relajado cuando Chise le quito la presión del momento, y su abrazo instantáneamente se volvió más confortable y menos tenso. Ella aún tenía sus labios en el cuello de él, pero solamente se arrodillaron en el suelo, con su primer abrazo romántico.

Fue en algún momento más tarde esa noche, mientras estaba acostada en la cama junto a él, que se preguntó…

¿Qué habría pasado si no se hubiesen detenido? ¿Ellos habrían – podrían siquiera – entraría (5) al menos?

Se sonrojó y se inclinó hacia arriba para besar a su prometido en su nuevo lugar favorito, justo detrás de su quijada en el cuello.

Su delicioso ronroneo interrumpió su ligero ronquido y lleno el cuarto con el sonido.

Chise sonrió y se dijo a sí misma que ya habría tiempo de pensar en ello después. Por ahora, los sueños esperaban.


Notas de traducción: ¡Fue todo un reto para empezar! Imaginen como viene en el futuro.

Referencias:

(1) - Iba a manejar el término "boca", pero técnicamente hablando, tiene un hocico, no boca.

(2) - El texto original dice: "He turned his ember eyes to Chise and held out the fruit". Ember es "ascuas" refiriéndose a un fuego que está terminando. En español es un poquito complicado describir esto en una palabra, así que lo dejo como "ardientes ojos".

(3) - El texto original dice: "each jostle weighting the air with critrusy-clove spice." Como "clove" es "clavo de olor", no quise poner "un toque cítrico y claviento" (lol). Por tanto, lo deje como "picante".

(4) - En el texto original dice "suprasternal notch". La traducción literal es "muesca supraesternal", lo cual no me aclaro absolutamente nada xD Una búsqueda más me indico que era "la muesca yugular", que vendría siendo como un "huequito" en la yugular. Me gusta dejar todo más simple, para que todos entiendan.

(5) - Asumiré que entendieron a qué se refiere, ¿Cierto? xD

-.-.-

Agradezco de todo corazón a Dena, que me permitió traducir ésta bella historia que sé que amarán tanto como yo.

El siguiente capítulo viene... Pesadito. ¡Cuidado!