¿Cómo conseguiría que su marido la viera como una esposa de verdad? Al quedarse viudo y solo para criar a su pequeño, Edward Masen decidió acudir a Isabella Swan. Sabía que su buena amiga sería la esposa y madre perfecta. Aquello era un matrimonio de conveniencia, pero Edward no tenía la menor idea de que Isabella llevaba años enamorada de él. Isabella intentó convencerse de que podía seguir adelante con el plan por el bien del niño, pero tras un año de convivencia se vio obligada a admitir que lo que ella quería era ser algo más que una esposa contratada...
PROLOGO
Se casaron aquella mañana ante un juez del condado. Debido a que la breve ceremonia no era tanto una celebración como un tecnicismo legal, sus testigos fueron un par de administrativos del juzgado a los que el juez llamó en el último momento.
El juez no hizo ningún comentario sobre la sombría quietud de la novia y el novio, aunque se fijó unos momentos en el bebé que el padre sostenía en brazos envuelto en una manta blanca y comentó lo guapo que era.
El juez había oído rumores sobre la pareja que tenía ante sí. Hacía cuatro meses que el novio había enviudado, cuando su mujer murió de repente unos días después de dar a luz a su hijo. La novia había sido la mejor amiga de la esposa.
Sin duda, algunas personas considerarían que aquel matrimonio era un pequeño escándalo. Tal vez lo fuera, pero el juez estaba dispuesto a tomárselo con calma. Conocía a Edward Masen socialmente y por su reputación. Por su parte, Isabella Swan se había graduado en el instituto de la zona y a veces enseñaba en la escuela dominical.
El juez solo necesitó una mirada para saber que aquel matrimonio no se celebraba por amor, y por un momento dudó. La expresión de Edward era la de un hombre asolado por la tragedia y la novia no parecía menos abatida. Si alguno de ellos le hubiera consultado con tiempo respecto al paso que iban a dar, les habría aconsejado que no hicieran algo tan drástico.
Pero ya que ambos eran adultos competentes para llegar a acuerdos y asumir responsabilidades, adoptó la imparcialidad de su posición como juez y llevó adelante la ceremonia.
NOTA: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer y la historia es original de la escritora Susan Fox.
