Hola Ranmafans!

Este es mi primer fic, así que espero que sea de su agrado :) Así mismo espero que tengan tiempo de escribir sus comentarios y sugerencias para la historia, pues el objetivo de escribir fics es para que ustedes los disfruten y cumplan sus expectativas.

Como introducción les comento que esta historia se desarrolla en el último año de preparatoria de nuestros personajes pricipales R&A... han pasado 2 años desde que Ranma llegó a la residencia Tendo y se convirtió en prometido de Akane, y a pesar de los múltiples momentos que han vivido juntos, no se han animado a confesar lo que sienten. Así que sucederán ciertas cosas que harán que este par de jóvenes reconozcan lo que por dentro los consume y luchen por su amor.

Gracias y espero que lo disfruten :D

Por cierto... las letras en Itálicas significa lo que están pensando los personajes!

Era más de medio día. Los alumnos de tercer grado de la preparatoria Furinkan se encontraban fuera de sus aulas de clase. En los campos de futbol se divisaban dos equipos varoniles compitiendo en un partido mientras que chicas y chicos, mediante vítores, chiflidos, aplausos, porras y gritos, los animaban vigorosamente desde las gradas. De los equipos que se disputaban la partida destacaba un joven de aspecto atlético y cabello trenzado color azabache, puesto que, además de ser apuesto, su rapidez, pericia y las certeras jugadas que efectuaba, eran en mayor medida los responsables del marcador: Furinkan 3 – Kokura 0. Tanto así era esto evidente que, cada vez que dicho joven pasaba cerca de las gradas, un grupo de chicas, sentadas en la parte más baja, gritaban emocionadas palabras cariñosas al chico de la trenza para llamar su atención, aún cuando vestían colores del equipo contrario. De vez en cuando, el chico volteaba hacia donde estaban y esbozaba una media sonrisa. Sin embargo, todo esto no era muy bien visto por una jovencita de cabellos cortos y azules que apreciaba cada uno de estos singulares detalles desde la posición más alta de las gradas.

- ¡Vamos Ranma! ¡Anota otro para Furinkan! – gritó alegremente una chica de cabello castaño suelto, dirigiéndose al terreno de juego – ¡No cabe duda que Ranma es muy popular entre las chicas! – expresó Yuca con un tono de nerviosismo al ver a una muy frustrada Akane.

- ¡Y cómo no si es un chico extremadamente bueno en todos los deportes y además es apuesto! Akane, no cabe duda que eres una chica afortunada – dijo a su vez Sayuri, tratando de animar con su comentario a su amiga de ojos avellanas.

La chica de cabellos cortos se sonrojó ligeramente, sin embargo, haciendo un gesto de desaprobación respondió: – Sinceramente no encuentro qué le ven de interesante a Ranma. Sí es un chico atlético y bueno en las artes marciales, pero existen otros iguales o incluso mejores que él. Además, NO es tan guapo…pero SÍ un arrogante de lo peor. –

- ¡Oh vamos Akane! ¡¿Cómo puedes pensar eso de tu novio? Además llevan comprometidos casi ya 2 años. No puedes negar que después de todo este tiempo, Ranma ha llegado a interesarte – replicó pícaramente Yuca mirándola con incredulidad.

- Ustedes saben que mi compromiso con Ranma fue establecido por nuestros padres… – se limitó a responder agriamente la chica de ojos café – y así pasen 2 o más años nunca me interesará ese tipo engreído - Al decir esto, Akane seguía con la mirada al muchacho sujeto de su plática, quien no paraba de causar revuelo en el estadio.

- ¡Chicas! Quedan 10 minutos para que termine el juego – les avisó Sayuri – Y Akane, podrás decir lo que quieras pero no puedes negar que gracias a Ranma estamos por ganar el juego. ¡ WUHUHU! ¡ARRIBA FURINKAN! – exclamó sonoramente la muchacha de coleta.

- Pues aunque no me guste admitirlo…esta vez…tienes razón Sayuri…pero te aseguro que si esto fuera un torneo de patinaje sobre hielo las cosas serían muy diferentes – contestó Akane sonriendo por lo bajo. En realidad, su prometido siempre había demostrado ser un experto nato en las artes marciales y en la "mayoría" de los deportes, y aunque le costara admitirlo, esto era una de las razones por las que se sentía más atraída hacia el.

- Oye Akane, ¿qué aquella chica no es tu hermana Nabiki? – preguntó Yuca sacándo a la chica de cabellos cortos de su ensimismamiento. Akane voltéo hacia donde indicaba su amiga y se sorprendió al divisar a su hermana haciendo negocio con las nuevas fans de su prometido, pertenecientes a la preparatoria Kokura.

- Nabikiiii…¿qué crees que estas haciendo? – dijo Akane para sí levantándose y dirigiéndose hacia donde se encontraba su hermana. Yuca y Sayuri sólo se limitaron a observar como su amiga se dirigía como bólido hacia las gradas más bajas.

-¡Nabiki! ¡¿Se puede saber qué haces aquí? – se dirigió una joven algo alterada hacia la castaña, quien en ese instante volteó para encarar a su hermana, escondiendo detrás de sí las múltiples fotografías que pretendía venderles a las jóvenes de la escuela extranjera. - ¿Y qué es lo que pretendes con esas chicas? – inquirió.

- Ah… ¡Hola hermanita! Bueno…yo…pasaba por aquí de camino a la universidad y… me pareció ver que había un partido de soccer…¡Cálmate Akane! – continuó al ver que no era muy convincente con su relato – sólo quería ver cómo iba el marcador y me acerqué a preguntarle a las chicas – terminó con desfachatez.

- ¡ ¿Y para que ellas te den esa información necesitas intercambiarles fotografías de Ranma? – continuó Akane con una vena palpitante en la sien. Ya que la evidencia era demasiada, la chica del corte Bo decidió ser sincera.

- Bueno, lo que sucede es que… al ver que estas niñas estaban bastante impresionadas con mi cuñadito…bueno, creí que sería buen negocio venderles unas fotografías. Akane, tu sabes que en esta vida hay que estar a las vivas y una oportunidad como ésta es clave para un futuro prometedor – terminó diciendo descaradamente a su hermana menor.

De pronto, el pitido del árbitro anunció el fin del partido y fueron interrumpidas por los gritos de alegría de todos los alumnos de último grado de la preparatoria Furinkan. Los jugadores de la preparatoria Kokura caminaban abatidos por el terreno de juego dirigiéndose a los vestidores mientras que, los pertenecientes a la Furinkan, caminaban hacia las gradas a encontrarse con sus amigos para celebrar la victoria. Entre ellos se encontraba el chico de la trenza.

-¡Bien jugado Ranma! Eres muy bueno con el balón – se dirigió un chico del equipo al muchacho de cabello trenzado.

- Gracias Yoshi. Todos jugaron muy bien – le contestó sonriente.

- Apresurémonos. De seguro las chicas ya han de tenernos listo algo de beber y de comer para celebrar nuestro triunfo. Apúrate Ranma, de seguro Akane te tiene preparado algo delicioso. Si no llegas a tiempo te quedarás sin nada – le dijo Daisuke, quien también era jugador del equipo -. Ranma lo miró incrédulo diciendo agobiadamente más bien para si – Espero que Akane no se haya molestado en preparar algo de comer. Con lo cansado que estoy y con sus experimentos seguramente moriría en menos de un parpadeo - . La verdad era que Akane era del tipo de chica que pocas veces tenía detalles y las veces que lo hacía, solía preparar platillos no muy agraciados y altamente tóxicos. Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes, en el fondo no le resultaba del todo desagradable que de vez en cuando la que era su prometida tuviera estos detalles con él, puesto que esto le hacía sentir que, de alguna manera, existía algo real entre ellos, algo más allá que sus discusiones y peleas. El muchacho de la trenza caminaba hacia las gradas con la ligera esperanza de ser bien recibido y felicitado por una chica en particular… una niña boba, como el la solía llamar, sin embargo…cuando estaba frente a las gradas…

- ¡Ran-chan! ¡Estuviste espléndido! ¡Ganamos gracias a ti! – lo felicitó una chica muy guapa de cabello largo y castaño, atado en una coleta gracias a un moño blanco; al mismo tiempo la chica le secaba el sudor de la cara con una toalla.

- ¡Umm…Ukyo…Muchas gracias…jeje! - rió nervioso el muchacho de ojos azul profundo, quien pudo percibir en la cercanía un aura de batalla intensa que pertenecía ni más ni menos que a su linda prometida, la cual miraba la escena con los hombros encogidos bastante irritada.

- Hermanita…creo que estas niñas son el menor de tus problemas. – dijo la trigueña haciendo referencia a las nuevas admiradoras de Ranma - Si yo fuera tu, en este momento iría a defender lo que es mío – le dijo volteando a ver la comprometedora escena en que se encontraba su cuñado y Ukyo. Dicho esto continuó con el negocio de las fotografías.

Akane miraba con frustración hacia el lugar de los hechos pero al ver que su prometido no hacía grandes esfuerzos por separarse de su amiga de la infancia, se encogió de hombros y giró su cabeza en la dirección contraria.

El chico de la trenza tomando a Ukyo ligeramente de las muñecas, trataba de frenarla y alejarla de sí, puesto que sabía que si continuaban así, tarde o temprano él terminaría, si no con un chichón en la cabeza sí con un gran golpe que lo haría volar por el cielo de Nerima. Sin embargo, la poca atención que ahora le brindaba la chica de cabellos azules le incomodó…al parecer esta se hallaba caminando con paso apresurado en dirección opuesta, por lo que el chico la siguió con una mirada curiosa.

- Ran-chan ¿qué te parece si saliendo de clases te preparo un rico okonomiyaki en honor a nuestra victoria? Después de todo, gracias a ti ganamos el juego – le dijo una sonriente Ukyo, no obstante, al notar que su amigo no le prestaba ni la más mínima atención y que este miraba insistentemente al frente, decidió mirar qué era eso que le robaba su momento con él – ¡Ranma ¿qué te sucede?... ¿a quién…quién es ese sujeto que está corriendo como loco? – preguntó irritada la chica cocinera.

- Si no me equivoco ese es el Dr. Tofu – respondió el chico algo pensativo y sin dejar de mirar al frente.

- ¿El Dr. Tofu? – preguntó su amiga - ¿Y quien…?

- Es el médico de cabecera de Akane y su familia – la interrumpió el muchacho y dicho esto comenzó su camino hacia donde se encontraba el doctor.

Akane se dirigía velozmente hacia donde se encontraba el Dr. Tofu. Este iba corriendo sin sentido de un lado a otro con su esqueleto Betty colgado a su espalda. Al parecer iba riendo y gritando como loco sin tener conciencia de lo que hacía, hasta que de pronto, chocó intempestivamente contra un árbol, cayendo de espaldas semiinconsciente.

-¡Doctor Tofu! – exclamó una preocupada Akane arrodillándose a su lado - ¡Doctor Tofu! ¡¿Se encuentra bien? – El joven, con las gafas chuecas y los cristales rotos por el impacto, abrió levemente los ojos mirando a la joven que lo llamaba.

- ¿Akane? ¿Qué haces aquí? Volviste a lastimarte ¿no es eso? – dijo con voz apenas audible.

- No doctor, es usted quien se lastimó – le dijo sujetándolo suavemente por la cabeza – Dígame ¿qué le duele…se encuentra bien? – preguntó bastante preocupada. El joven médico se sentó en el suelo y se frotó la cabeza por varios segundos, tratando de averiguar o recordar qué era lo que había sucedido, mientras unos grandes ojos avellana lo miraban expectante.

- Mmm…a decir verdad…no se…¿Akane…qué estoy haciendo aquí? – preguntó después de reflexionar por breves minutos. La chica de cabellos azules comenzó a reír dulcemente puesto que adivinaba cuál era el motivo de este lapsus brutus del doctor. Mirándolo tiernamente preguntó:

- A ver doctor…de pura casualidad…se topó con mi hermana Kasumi ¿no es así? – dicho esto los ojos del médico brillaron intensamente como si acabara de recordar lo sucedido. Inmediatamente bajó la mirada y jugando con sus dedos comentó apenado:

- Akane…bueno…yo…me preguntaba si…podrías venir esta tarde a mi consultorio…hay algo de lo que quiero hablarte. – Al decir esto, la chica de cabellos cortos quedó extrañada puesto que en raras ocasiones había visto al doctor así.

- Yo…sí…claro…iré acabando las clases – contestó alegremente.

En ese momento Ranma se aproximaba hacia ellos, por lo que el apuesto doctor se puso de pie, ayudando con su mano a que Akane hiciera lo mismo.

- ¡Doctor Tofu! ¡Qué sorpresa tenerlo por aquí! – saludó el joven de ojos marino dirigiendo una mirada interesada tanto al doctor como a su prometida, con el fin de averiguar que sucedía. Antes de que alguno de los 3 volviera a hablar, la cocinera de panes japoneses se aproximó y estrechando la mano del joven doctor, se presentó:

- Hola Doctor. Mi nombre es Ukyo Konji, soy la prometida de Ranma. Mucho gusto -. El doctor algo confundido correspondió al saludo, sin embargo pudo notar que la hermana menor de la mujer de sus sueños fruncía el ceño y que su cliente más frecuente se rascaba la cabeza en señal de no saber de qué hablaba la chica cocinera.

- Bueno…jeje…será mejor que me retire…tengo pacientes que atender – dijo distraídamente – Muchachos, fue un placer saludarlos…Akane, gracias por tu ayuda. Por cierto, sigo pensando que luces más linda con ese corte de cabello – y dicho esto se retiró del lugar.

La muchacha de cabellos cortos no pudo evitar sonrojarse. Hacía mucho que nadie le hacía un lindo cumplido y menos aquél que fue su primer amor. A su vez, Ranma atónito ante el comentario, se dio cuenta del rubor que irradiaban las mejillas de la muchacha, por lo que sin pensar comentó:

- Bueno Ukyo, como puedes ver el Dr. Tofu es una persona demasiado amable…jeje… mira que fingir un cumplido para hacer sentir bien a una chica tan boba y fea como Ak… - antes de terminar la frase, Akane ya le había propinado un enorme cocotazo que lo tumbó en el suelo y se marchó del lugar sin decir más, dejando atrás a un malhumorado chico.

- Ran-chan, esta vez tu comentario no estuvo nada bien – lo reprendió Ukyo ayudándolo a incorporarse – Vamos, será mejor que regresemos. Las clases están a punto de reanudarse –. Apuntando esto, ambos jóvenes comenzaron su marcha hacia los vestidores.

Las clases en la preparatoria Furinkan transcurrieron sin ningún contratiempo. La chica de cabellos cortos apenas si cruzó palabra con su prometido el resto del día, prefiriendo así la compañía de sus amigas. El joven de la trenza tampoco hizo ningún esfuerzo por hablarle a su prometida y como ella, compartió el tiempo con sus amigos.

Los alumnos del grupo 3F se encontraban en su última clase del día; todos miraban el pizarrón con desgano mientras que el profesor hacía incluso hasta piruetas con tal de que sus alumnos entendieran el concepto que explicaba:

- Como les he explicado en la clase pasada, para encontrar la solución de la función y = x2 – 4x – 3 deberán… - explicaba animado. Mientras tanto, una chica miraba por la ventana posando sus grandes ojos color avellana en un pajarillo que se encontraba silbando en un árbol cercano. - Rayos…me pregunto de qué querrá hablarme el Dr. Tofu…nunca lo había visto así…parecía algo preocupado – pensaba la chica con una expresión perdida.

- Señorita Tendo…¡Señorita Tendo! ¿Sería usted tan amable de decirme cuál es la solución de esta ecuación? – levantó la voz el profesor al ver que la chica no le prestaba atención.

- ¿Qué…? Emmm…bueno yo…yo…la verdad es que no…no…no lo se profesor… - se disculpó la chica con mucha vergüenza. Todos en el salón voltearon a verla ya que Akane era una buena alumna y era algo inusual ver que no tenía ni la más remota idea de lo que hablaba el profesor. Esto tampoco pasó desapercibido por un joven de cabello azabache que se encontraba a 2 bancas de ella. Desde que habían regresado del partido la joven parecía estar algo distraída en clases, por lo que el muchacho intuyó que esto tenía que ver con lo sucedido en la mañana después del juego.

- Señorita Tendo, esa respuesta es incorrecta y como veo que no ha puesto atención a la clase tendrá que salir al pasillo y … (¡TU RU RU TU!) – fue interrumpido por el timbre que anunciaba el final de las clases – Mmm…al parecer la salvó la campana, pero quiero que quede claro que no toleraré más su falta de participación en clase señorita. Que tengan buena tarde. Ya pueden marcharse – y dicho esto todos los alumnos agarraron presurosos sus cosas para salir en libertad cuanto antes.

Akane, algo apenada, tardó un poco más en ordenar sus cosas. Cuando terminó, se apresuró al pupitre del chico de camisa china, quien también se había rezagado.

- Oye Ranma…quiero pedirte un favor – le dijo la chica con tono apacible. El chico alzando la ceja por lo extraño de la amabilidad de su prometida sólo le devolvió la mirada expectante – Ranma…¿podrías avisarle a Kasumi que no llegaré a cenar? Tengo algo que hacer.

- Pero, pensé que hoy tendríamos práctica de entrenamiento…hace mucho que…-

- Si, pero esta vez no puedo…lo haremos mañana – lo interrumpió tajantemente la chica

– Bueno…te veo más tarde – y salió del salón de clases. El muchacho de la trenza, nada conforme con la respuesta, se apuró a guardar el resto de sus pertenencias para seguir a la muchacha. – Oye Akane! Esp… -

- ¡Ran-chan! Vamos, te invito a comer, ¿qué te parece? Te prepararé un delicioso okonomiyaki…-lo interrumpió su amiga de la infancia –

- ¡Ukyo! Eres muy amable pero hoy no puedo…tengo algo que hacer…será otro día. Nos vemos mañana – le sonrió el chico y salió disparado en busca de su prometida, dejando atrás a una muy decepcionada mujer.

Akane caminaba sin prisa por la calle que colindaba con el río. Su mente seguía pensando en lo sucedido por la mañana con el Dr. Tofu. Si bien no sabía qué era lo que el joven doctor quería decirle, por la manera de comportarse de este, su sexto sentido le decía que tenía que tratarse de su hermana mayor Kasumi,

- Ooe…Akane…¿A dónde vas? – la sorprendió Ranma, alcanzándola e igualando su paso pero sobre la alambrada.

- Eso no es de tu incumbencia, así que déjame en paz – le contestó altaneramente la muchacha de cabellos azules.

- ¡Vamos Akane! ¿Qué razón le daré a tu papá cuando me pregunte por ti? No es que me interese qué vas a hacer ni nada por el estilo – se justificó el chico – pero no quiero que comiencen a sermonearme – Akane lo miró de soslayo con el entrecejo fruncido, no le respondió y siguió caminando.

- Si vas a casa el camino no es por ahí – le señaló el muchacho al ver que la chica daba vuelta en sentido contrario al camino para llegar a su hogar.

- Ya te dije que tengo algo que hacer…y si preguntan diles que fui con el Doctor Tofu – le dijo concluyentemente y siguió su camino sin molestarse en mirar atrás. En pocos segundos el chico caminaba nuevamente a su lado.

- ¿Acaso te lastimaste? – le preguntó el muchacho mirándola inquisidoramente.

- No me lastimé…así que ¡ya deja de seguirme! – contestó la chica apresurando su paso, sin embargo, el muchacho continuó siguiéndola pero esta vez yendo detrás de ella.

- Si no estas herida, ¿para qué necesitas ir a ver al doctor? – preguntó casualmente. En ese momento los chicos se encontraban frente a la entrada del consultorio del susodicho. Akane perdiendo la paciencia se paró bruscamente y volteando para encararlo lo tomó por la camisa:

- Entiende de una vez, vine a ver al Dr. Tofu porque él así me lo pidió, así que de una buena vez ¡DESAPARECE! – la jovencita dijo esto último alzando considerablemente la voz. A consecuencia, la puerta del consultorio se abrió y el apuesto médico salió a su encuentro.

- ¡Akane! Me alegro que pudieras venir…¿Ranma?...qué bien que hayas decidido acompañar a esta linda señorita – expresó optimistamente el joven doctor.

- No…Ranma ya se iba doctor – atinó a decir la chica de cabellos azules algo apenada.

- ¿En serio? Qué lástima…en verdad me gustaría que te quedaras pero si no es posible será en otra ocasión – se dirigió a Ranma desanimado. El chico de la trenza no lo dudó más y soltándose del agarre de la jovencita se dirigió hacia el doctor con una sonrisa.

- No se preocupe doctor…soy todo oídos – le dijo el muchacho de ojos azules. El doctor les hizo una indicación con la mano de que podían pasar a la clínica, por lo que Ranma, no sin antes voltear y sacarle la lengua a su prometida en señal de burla, pasó primero. Akane lo siguió muy irritada.

Estando adentro, el joven de gafas les indicó que se pusieran cómodos.

-Bueno doctor, ¿qué es lo que quiere hablar con nosotros? – Ranma fue el primero en hablar. Antes de que el doctor respondiera, la chica de cabello azul lo reprendió y se levantó, dirigiéndose a la cocina: - ¡Ranma, por favor! No presiones al Dr. Tofu. Doctor, si me permite voy a preparar un poco de te – comentó amablemente y con una sonrisa. En realidad no estaba muy segura de que fuera buena idea que Ranma estuviera presente pero si el doctor lo invitó, ella no podía objetar. Sólo esperaba que su prometido no fuera imprudente, pues conocía a la perfección que, tratándose de temas serios, Ranma no era prudente.

- Bueno…verán…lo que pasa es que yo…no se como decirlo…yo…yo…-dijo el doctor bastante nervioso reuniendo valor, jugando con sus pulgares y mirando el suelo -…yo…pienso…pienso proponerle matrimonio a Kasumi…- soltó de sopetón, muy apenado. En la cocina se pudo escuchar que una taza se rompió regando sus pedazos por el suelo. Inmediatamente el doctor Tofu se levantó y corrió hacia la cocina. Ranma quedó inmóvil en su asiento.

- Akane ¿Te encuentras bien?...perdóname…yo…yo no sabía si debía contártelo pero es que…estoy desesperado…yo – titubeó el doctor muy avergonzado tratando de explicarse a la chica de ojos marrones.

- No… doctor, discúlpeme…es que…no esperaba esa noticia…yo…perdóneme – soltó una apenada chica mientras recogía los pedazos regados por el suelo. Su intuición había acertado. El doctor quería hablar acerca de Kasumi, sin embargo, nunca pensó que fuera algo tan pero tan serio, y la tomó por sorpresa. Ambos se quedaron mirándose sin decir una palabra, hasta que el chico de camisa china hizo su aparición:

- Bueno doctor, ¡Felicidades!...me parece que es la mejor idea que ha tenido en su vida – le dijo el chico entusiasmado, dándole una palmada en el hombro. Ante ese comentario, la hermana menor de Kasumi reaccionó y levantándose a su vez lo felicitó:

-Sí doctor, Ranma tiene razón. Es la mejor decisión – le dijo con una dulce sonrisa, de esas que solían arrancar el suspiro de uno que otro chico conocido.

De pronto el joven médico abrazó fuertemente a ambos jóvenes: – ¡Ranma…Akane! No saben lo aliviado que me siento…yo no sabía a quien recurrir…en realidad necesitaba decírselo a alguien…– decía sollozando – Mi madre se encuentra lejos y aquí…podría decir que mis únicos amigos son ustedes…¡Oh!... Me hace tan feliz…- continuó lloriqueando. Ranma y Akane se miraron uno a otro asombrados por la sinceridad y su vez desesperación del doctor.

Cuando por fin el joven de gafas se hubo calmado, soltó a los chicos y se dirigió nuevamente a la salita de espera. Los chicos lo siguieron algo nerviosos. Cuando estuvieron todos más calmados el doctor continuó con su relato.

-Verán, bueno…me gustaría empezar confesándoles que yo…desde hace mucho tiempo…estoy enamorado de Kasumi…- comentó muy apenado – a decir verdad, tu hermana me ha interesado desde que vinieron por primera vez a mi consultorio…¿lo recuerdas Akane? Tú aun eras muy pequeña…-le dijo sonriente.

-Si…yo… lo recuerdo muy bien…- contestó débilmente la chica, con un dejo de melancolía en la voz, que fue percibido por cierto chico de ojos azules, por lo que para amenizar el momento dijo:

-Seguramente Akane visitaba su consultorio desde que era un bebe ¿no es así Dr. Tofu? Jeje…conociendo lo salvaje que es…jajajaja – rió el chico sonoramente pero fue callado de un golpe por la jovencita.

- Bueno jeje… reconozco que Akane es un poco impulsiva pero no es ninguna salvaje Ranma. Te sorprendería saber cuan dulce puede ser ¿no es así Akane? – contestó el doctor suavemente. Sin embargo la chica sólo pudo contestar con una media sonrisa.

- ¡Prefiero mil veces ser una salvaje a ser una arrastrada…! Lo que pasa doctor Tofuu es que Ranma es un pervertido de lo peor que le gusta ser acosado constantemente por todas las chicas… -

- Oye, yo no soy ningún pervertido – la interrumpió enfadado el chico de la trenza-

-¡Claro que lo eres! Aparte de convertirte en mujer eres un cretino que… - siguió la chica levantando un poco la voz.

-¡Chicos…chicos! Por favor, dejen de pelear. En realidad requiero de su ayuda y necesito saber si cuento con ustedes – les apremió el médico.

-Yo…lo siento…- respondió apenada la chica – Claro que puede contar con nosotros Doctor…¿verdad Ranma?.

-…Sí doctor…cuente con nosotros – contestó el joven no muy convencido - ¿En qué podemos ayudarle?

-Pues verán…yo…yo quisiera que me ayudaran a pensar cuál es la mejor manera de proponerle matrimonio a Kasumi…bueno…lo que pasa es que en realidad yo…yo no estoy seguro todavía de que ella me acepte – terminó diciendo de una manera desdichada.

-Pero doctor… – iba a replicar la chica de cabellos azules pero se interrumpió al reflexionar que efectivamente el médico tenía razón…incluso ella, siendo hermana menor de la susodicha, no conocía con exactitud los sentimientos de su hermana. Sabía que Kasumi estimaba mucho al Dr. Tofu pero en realidad no estaba segura de si correspondía de la misma manera a los sentimientos del joven médico. Es más, ahora que lo pensaba siempre había dado por hecho que ambos jóvenes se amaban y que el Doctor Tofu era el hombre ideal para su hermana pero realmente no sabía el sentir de Kasumi ¿qué pasaría si ella no sintiera lo mismo por el doctor? - ¡Rayos! – pensó.

- Bueno…en verdad no sé como podríamos ayudarle en esto…-replicó el chico - …lo que quiero decir es que esta decisión es…es demasiado importante como para que alguien más intervenga…yo creo que…

- Oh vamos Ranma! ¡No seas aguafiestas! – lo reprendió la chica interrumpiéndolo – No se preocupe doctor, yo me encargaré de averiguar si Kasumi…yo…yo estoy segura que ella le corresponde – le dijo Akane con seguridad, aún cuando no lo estaba del todo – y por lo demás, ¿qué le parece si el sábado nos reunimos para ayudarle a planearlo todo?

-Bueno…sí no hay ningún inconveniente, me vendría muy bien su ayuda – dijo sonriente y aliviado.

-Claro que sí, así lo haremos ¿no es así Ranma? – dijo la muchacha pellizcando el brazo de su prometido.

- ¡Ouch! ¡¿Qué rayos te sucede? ¿Por qué me pe…? …jeje…sí claro…aquí estaremos jeje… terminó el chico al ver como unos ojos como pistola se clavaban en los suyos.

- Bueno doctor, es hora de irnos. Lo veremos el sábado. ¡Vámonos Ranma! – dijo la chica levantándose y dirigiéndose a la salida.

- ¡Gracias muchachos! Se los agradezco. Nos veremos el sábado. – les sonrió el doctor.

- Hasta luego doctor – se despidió el muchacho de prendas chinas desanimadamente, sin embargo al encontrarse con su prometida en la salida del consultorio riñó:

- ¡¿Qué diablos te sucede? ¿Por qué me pellizcaste?

- ¡Oh, vamos Ranma! Lo que menos necesita el doctor es preocuparse si es o no correspondido por Kasumi. Además casi nos suplica por nuestra ayuda. ¿Es que acaso no deseas ayudarlo? ¿Cuántas veces ha sido él quien te saca de apuros? – replicó irónicamente la chica avanzando por el camino a casa.

- Bueno…creo que…tienes razón – se limitó a responder el chico con cara de pocos amigos y la siguió.

Al cabo de pocos minutos, ambos chicos continuaban por el camino que los conducía a su hogar. Ninguno de los dos había cruzado palabra hasta que el muchacho fue el primero en romper el silencio:

-Sobre lo que dijiste allá atrás…no es que no me interese ayudar al Dr. Tofu…es solo que…- comentó el chico caminando habitualmente sobre el barandal que daba hacia el río, con los brazos detrás de la cabeza y mirando hacia esa dirección - …en mi opinión…una decisión así no puede tomarse a la ligera…y la manera en que te declaras a alguien debería ser algo muy… personal…- nervioso, dándose cuenta de lo que estaba diciendo y de lo serio que sonaba decidió cambiar el rumbo de la conversación - bueno pero la verdad es que…jeje…creo que el Doctor Tofu realmente está desesperado…jeje… mira que pedirle ayuda a la chica menos romántica que existe en todo Japón…jejeje – dijo burlonamente con ánimos de molestar a la jovencita que iba a su lado, sin embargo al percatarse de que esta vez no había recibido ningún golpe como era habitual al hacer este tipo de comentarios, volteó hacia su acompañante.

La chica de cabellos cortos se encontraba ensimismada en sus pensamientos, con la mirada gacha.

-Oe…Akane…¿qué te sucede? ¿Akane…?– preguntó curioso y a la vez algo preocupado, bajando del barandal para caminar al lado de la chica.

-…Eh?...Lo siento Ranma, ¿dijiste algo? – reaccionó la chica mirando a su prometido algo aturdida.

- …Pregunté que si te sucedía algo – le dijo el chico algo impaciente.

- No…todo está bien… - contestó la muchacha con la misma voz melancólica de hace unos momentos y mirando nuevamente al suelo. El chico de la trenza no pareció muy convencido por lo que permaneció en silencio algo confundido, sin embargo, como si le hubiera caído un balde de agua fría, todo encajó: -El comportamiento de Akane tal vez…se debe…se debe a…no puede ser…

-Aún guardabas esperanzas ¿no es así? – preguntó casualmente mirando nuevamente hacia el otro lado, pero con un atisbo de rabia en la voz.

-¿Esperanzas…? No…no se de qué hablas…-contestó la chica con aprensión.

-¡Oh vamos Akane! Sabes exactamente a qué me refiero – refutó impacientemente, con una rabia que no pudo esconder – a pesar de nuestro…todavía no te dabas por vencida ¿no?

- ¡¿Qué…de qué rayos estas hablando? – vociferó la chica perdiendo la paciencia.

- Mmm… ¿sabes? – dijo el chico cambiando el tono de voz por uno más monocorde. Si sus sospechas eran ciertas, lo que menos quería era que su prometida se diera cuenta de los sentimientos que lo consumían por dentro - Debe ser difícil saber que la persona de la que estas enamorada no te corresponde, pero ¿te doy mi consejo? – decía al tiempo que posaba una mano sobre el hombro de la chica, la cual lo miraba boquiabierta con lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos – Akane es mejor que te resignes. El Dr. Tofu… siempre ha estado enamorado de tu hermana y formalizará su relación con ella…tu…no tienes más oportu…- Sin embargo, una gran palma azotó su mejilla no dejándolo terminar la frase.

- ¡Ranma! ¡Eres un cretino! ¡Tú…no entiendes NADA! – gritó la chica dejando escapar unas cuántas lágrimas, las cuales fueron perfectamente percibidas por su compañero. Se dio la media vuelta y se hecho a correr directo a su casa, dejando al chico estupefacto pero con una pequeña sonrisa de satisfacción en el rostro.