Prólogo

Hace casi media hora me bajé de escoba, la neblina se volvió tan densa que la visibilidad se tornó imposible, desde ese momento he caminado por el bosque. Estoy cerca, puedo sentirlo, el frío me hiela los huesos. No sólo es un frío corporal, también se siente un frío en el alma, muy similar a la sensación que te invade cuando estás cerca de un dementor pero sé que aunque puede que haya algunos involucrados, se debe a otra cosa, la maldad ronda este lugar, una maldad de la que ni siquiera con un patronus puedes escapar.

Incluso mi apariencia demuestra que ya no soy la misma de antes, un mes de viaje, un mes lejos de mi familia, esquivando al ministerio por todas partes y preparando mi corazón y mi mente para lo que me espera. Mi ropa ha dejado de tener color, solo mi cabello, rojo vivo como el de toda mi familia y mis labios rojos también debido al lápiz labial resaltan en contraste con la vestimenta negra.

Una capa me cubre también la cabeza que hasta hace un momento estaba descubierta, debo pasar lo mas desapercibida posible, aún no es tiempo de revelar mi identidad, debo hacerlo en el momento oportuno para poder llegar hasta él.

El castillo es imponente como lo imaginaba e igual de lúgubre, puedo sentir como está lleno de hechizos, ninguno que no conozca, magia tenebrosa por supuesto pero fácil de derrotar si sabes como.

Me acerco a las puertas, custodiadas por dos guardias, al llegar junto a ellos me miran con curiosidad y cada uno empuña sus varitas hacia mí.

- identifíquese – me exige el de la derecha, esa voz es inconfundible, lo reconozco de inmediato a pesar de la mascara, un gran cuerpo pero una pequeña mente.

- Hola Crabbe, ha pasado bastante tiempo desde la última vez que te vi.

- ¿Quién eres? – me pregunta esta vez el de la derecha, también inconfundible, rio para mis adentros.

- veo que aun son inseparables, imagino que ahora Malfoy ha dejado de ser el líder entre ustedes, debe estar mucho más ocupado siendo la mano derecha del señor tenebroso ¿no es así Goyle?

- ¿Cómo sabes nuestros nombres? – esta vez una nota de pánico se oye en la voz de Crabbe, esto va a ser mucho mas fácil de lo que imaginé.

- por ahora no importa, llévenme con su señor, tengo asuntos importantes que tratar con él y no le gustará que me estén retrasando.

Los dos se miran por un momento y después me abren las puertas para que pueda pasar, allí dentro el vestíbulo está desierto, excepto por un hombre parado al lado de las escaleras.

- tú, Waddell, llévala donde el señor – es un novato, eso se nota por la forma como obedece al instante, se acerca a mí y me conduce por una puerta a la derecha, después de un pasillo puedo ver una puerta grande con unas serpientes labradas en ella, no tiene manija por lo que supongo debe ser mágica.

- hasta aquí llego yo señorita, ahora debe esperar que le permitan la entrada – me deja allí parada ante la puerta, yo espero paciente observándola, de repente una serpiente se desprende de la puerta y empieza sisear a mi alrededor, sube por mi pierna, permanezco inmóvil.

Después de terminar lo que parece un escaneo la serpiente vuelve a su lugar en la puerta y ésta se desliza hacia un lado. Ante mis ojos veo lo que parece ser una replica oscura del Salón Comedor en Hogwarts, no están las cuatro mesas, pero sí el hechizo que permite ver el cielo, en este momento y supongo que así será siempre se ve una neblina arremolinándose, otorgándole al lugar mucha mas oscuridad.

La iluminación parece utilizar el mismo hechizo de Hogwarts, velas flotando, la diferencia es que en esta ocasión son antorchas de luz verde acomodadas a los lados del salón y allí justo en el fondo está lo que sería la mesa de los profesores, ocupada solo por dos personas, una de ellas usando la máscara calaberica. La otra, sonríe macabramente en cuanto nota mi mirada sobre él.

- así que es verdad que ha escapado de su casa señorita Weasley.

- es verdad Tom, he venido en busca de venganza, una venganza que tú me puedes otorgar – su rostro se mantiene impasible, me perfora con los ojos, buscando en mi mente cualquier signo de debilidad, de mentira, de trampa.

- eres muy osada al llamarme así, pero tu mente está llena de todo aquello que yo busco en mis seguidores.

- no quiero ser tu seguidora Tom, en mi mente viste mis intenciones, para eso necesito ser algo mucho más que eso.

Se ríe, logra helarme de pies a cabeza y un escalofrío recorre mi cuerpo

– tienes razón, pero no es tan fácil que te permita permanecer aquí, debes probar que no me vas a traicionar, y debes darme una muestra tanto de tu poder como de tu odio.

- la tendrás, incluso ahora mismo si eso es lo que deseas.