Viernes. Las 20:47pm.
Normalmente en ese momento estarían hartándose a pizza o a KFC mientras veían algún programa o película repanchingados en el sofá, pero no. Hoy era un día diferente. Era el baile de fin de curso. Sí, un estúpido baile al que igualmente asistirían.
Stan se encontraba ya caminando hacia la residencia de los Broflovski en busca de su súper mejor amigo. Ninguno de los dos tenía pareja para ir… ¡que quede claro que era decisión propia! Igualmente el pelinegro no tenía humor de salir con otra chica que no fuera Wendy, la cual le dejó hacía una semana (sí, otra vez) para salir con un cabrón que ni sabe de dónde salió; mientras que al pelirrojo no le interesaba ir acompañado por alguna chica chillona y pesada. Ambos solo querían intentar disfrutar de la comida, la bebida, y el baile.
Tocó el timbre un par de veces, hasta que escuchó un "¡Ya voy!", y luego unos pasos apresurados acercándose a la puerta. Cuando se abrió, no pudo evitar quedarse embobado con esa imagen de Kyle sin su ushanka, con esos rizos más bajos de lo normal, esa camisa de color blanco impoluto adornada con una corbata negra, y para terminar unos pantalones negros de vestir. Sin duda aquella estampa se le quedaría grabada en la mente.
—Hey, dude, cuando despiertes nos vamos, eh.—Dijo Kyle algo divertido y, por qué no decirlo, halagado de la reacción de su amigo. No lo reconocería ante otros, pero se había pasado dos horas enteras poniéndose guapo… al contrario de Stan. Es decir, sí, estaba guapo, pero parecía un pordiosero. Se suponía que era un baile "elegante", pero el moreno iba con una camiseta con rayas blancas y rojas, unos pantalones desgastados, y unas conversses negras; por lo menos había tenido la decencia de quitarse el gorro.
—Ah, sí, perdón.—Vale, ahora se sentía ridículo por haberse quedado idiotizado al verle. Pero pronto se le pasó el sentido de la vergüenza, cogiendo la mano del pelirrojo y llevándosela a los labios, besando suavemente sus nudillos y mirándole a los ojos. Notó cómo las mejillas de Kyle se sonrojaron levemente y le dedicaba una mirada de fastidio, mas no apartó la mano.—Vámonos, "preciosa".—Dijo burlonamente, recibiendo un puñetazo en el pecho con la mano que no sostenía.
Mierda, sabía que tendrían que haber quedado directamente en el instituto o en otro lugar en vez de que viniera a recogerle, para evitar aquella situación tan marica. Pero a pesar de pensar eso, no soltó el agarre que Stan todavía le estaba dando.
Más bien, entrelazaron los dedos y empezaron a caminar.
