-¡Eren Jaeger! ¡por la inhumana destrucción y el numero de muertes causados en el enfrentamiento contra la titán hembra, se te condena a la pena de muerte! . Ahora miraba con pesadez los barrotes de su celda. ¿cómo había podido terminar tan mal todo? ¿Qué pasaría con sus sueños? Ya no podría alcanzar su meta, pero confiaba en que Mikasa lo haría por él. Pensó en Mikasa y Armin, apenas y se había alcanzado a despedir de ellos, pensó en sus compañeros, ¿lo extrañarían? ¿lo olvidarían?
-aah!... –la cara de Eren palideció al escuchar el veredicto del juez, el mismo que antes le había permitido entrar en la legión de reconocimiento.
Miró al sargento Rivaille con un gesto suplicante, después de todo, el le había salvado la primera vez, podría volver a hacerlo ahora, pero… una golpiza publica ya no serviría, él lo sabía, el sargento lo sabía, que esta vez se le escapaba de las manos y en su cara se denotaba un poco de la sorpresa y desesperación que sentía. El juez se había cegado y no veía las intensiones tras la lucha contra Annie Leonhardt, tal vez había sido influenciado por la policía, o tal vez tenía miedo. No lo comprendía. Volteó a ver a su hermana Mikasa y Armin, quienes estaban en shock tras oir el veredicto, y les sonrió con pesar. A su lado se encontraba Hanji en un estado muy similar, pronto sus piernas temblaban y su mirada estaba perdida, al igual que la de sus compañeros, cuyas caras iban desde la pena a la desesperación. Nadie quería ver a su compañero muerto, mucho menos si era por manos humanas.
Sintió un ruido, algo así como un golpe fuerte y una caída al piso, rápidamente volteó y vio a su hermana Mikasa luchando contra los policías que se habían empezado a acercar a Eren. Ella derribaba uno tras otro, al tiempo que el juez pedía orden. Luego de derribar a 8 hombres, Mikasa fue hacia Eren y le abrazó.
-Eren…-empezó, con los ojos nublados de lagrimas- no pueden matarta, yo… los asesinaré a todos si es necesario pero tu debes…
-Mikasa basta. – su mirada sombría asustó a la chica- no podemos hacer nada, así que por favor, cuando muera ¡tu debes tomar mi lugar! ¡prométeme que acabaras hasta con el último titán de este mundo!
-Eren… -estaba conmocionada, y abrazó más a su hermano- ¡lo prometo!¡no quedará ninguno pisando nuestro mundo!
-¡muchas gracias Mikasa!
Las lágrimas brotaban de los ojos de ambos, pero esto, lejos de conmover al juez, le hizo enfadar, y mando disparar contra Mikasa si ella no retrocedía, cosa que ella no hizo. Se escuchó el primer disparo de advertencia, y la sangre brotó de la pierna de Mikasa.
-¡No disparen! Mikasa, ve, ¡si te hieren no podrás cumplir tu promesa!
La chica bajó la cabeza y como pudo se levantó, y se dirigió cojeando hacia Armin, no sin echar una última mirada a su hermano, que en esos minutos era arrastrado por dos policías hacia el calabozo.
-hehe..-rió al recordar a Jean. Ya no tendría con quién competir Rivaille tomo a un confundido Eren del brazo y lo arrastró escaleras arriba, mientras este le miraba con una mueca de sorpresa inigualable. …
La soledad le invadió al recordar la calidez del castillo, a todos trabajando, limpiando, cocinando; sus misiones juntos, a sus compañeros caidos... luego les haría compañía. Y así, muy pronto miles de recuerdos habían invadido su cabeza y lloraba. Ya ni Irvin, ni el Sargento podrían salvarle, estaba solo, completamente solo y esperando su muerte.
-¡No tienes permiso para estar aquí! –se escuchó el grito proveniente de la escalera- esp.. ¿Qué demonios crees que ha..
El sonido de sus palabras fue reemplazado por el zumbar de un filo cortando el aire, y de la escalera, vio emerger al sargento Rivaille, armado con su equipo 3DMG y las espadas en mano.
-Sargento..-murmuró asombrado, sin entender qué hacía él allí
-Apartate mocoso –dijo, a lo que Eren retrocedió y vio al sargento derribar la puerta de su celda de una sola patada- andando. Deprisa, no tardarán en enviar refuerzos.
