NOTAS DE LA AUTORA: Yeah. No creo en los 'vampiros de crepúsculo'. Mi versión de vampiros tiene que ver con sed de sangre dependiendo de la cantidad de sangre que toman. Son seres que tienen ojos rojos, piel pálida, no pueden salir a la luz del sol y tienen colmillos, no simplemente dientes normales. Y ellos, en definitiva, no brillan. Dicho esto, a disfrutar.

MIS NOTAS: Bueno, en vista de que mí musa me ha abandonado indefinidamente, decidí traducir algunos fics, así que empezamos con este: " He Can't Resist Temptation" cuya autora es: "reincarnatedwitch ".

El texto en su idioma original puede ser encontrado aquí: h t t p : / / www .fanfiction. net/s/7341154/1/He_Cant_Resist_Temptation

Y para mas información de la autora puedes visitar su perfil aquí: h t t p : / / www .fanfiction. net/u/2640045/reincarnatedwitch

Disclaimer: Todos los personajes reconocidos públicamente son propiedad de sus respectivos autores. Los personajes originales e historias son propiedad de cada autor. No, simplemente me gusta dormir y cuando no puedo traducir me ayuda en verdad. :P

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Se ha escondido toda su vida; creando barreras en torno a sí mismo para evitar que la gente se acerque. Etiquetándose como un sociópata, aceptando el término 'fenómeno' ni siquiera intentando utilizar las sutilezas sociales que los británicos parecen seguir. Acostumbraba a tratar de actuar normal pero la constante fachada caía eventualmente, dejando atrás a una familia en duelo, otro desastre para que Mycroft limpiase, otra razón para tratar y mantenerse alejado de las personas que le atraían demasiado.

Incluso después de todos estos años, su hermano sigue tratando de parecer actualizado, moderno incluso. Pasando de ser una figura destacada en la corte del rey, al hombre que prácticamente dirige el gobierno británico moderno. Mycroft siempre trató de encajar, aunque su versión de 'encajar' era más escandalosa que la de las personas en general. Él pudo haber sido el más 'social' de los niños Holmes pero, como el hermano mayor, aun sentía la necesidad de cuidar de su hermano menor, aunque las únicas formas 'aceptables' de ayudar eran comprarle algunos aparatos modernos, asegurarse de que tuviera un techo sobre la cabeza y ayudarlo a lidiar con la sed.

Porque, Sherlock Holmes no era, en lo absoluto, normal.

Él era un vampiro.

Sherlock recordará la noche en la que la que había sido convertido el resto de su (ahora imperecedera) vida. Él había estado en sus 30 años de edad. Recuerda la sensación de dolor abyecto cuando pensó que había sido encontrado por el grupo de asesinos, atrapado en un callejón sin salida. Estaba aterrorizado por lo que cuando lo único que vio fue la criatura etérea radiante en la luz de la luna fue casi un alivio. Casi.

Era hermosa con radiante piel pálida, ojos que parecían perforar a través de él, su cabello oscuro meciéndose en torno a su cabeza como un halo negro. Sherlock recordó momentáneamente cuentos sobre un ángel oscuro que había matado niños en sus casas, contados una vez por su difunta madre. Se encontraba fascinado por su manera de mover, tan fluida, como si pudiera nadar por el aire sin necesidad de tocar el suelo como todos los demás.

Sherlock aun podía sentir el fantasma de los temblores débiles que su corazón había emitido cuando ella se había desplazado frente a él, arrinconándolo en la esquina de callejón, lejos del concurrido mercado donde el resto del pueblo se convocaba regularmente por la noche, llevando a cabo una reunión sobre un asesino que acechaba las calles y drenaba la sangre de sus victimas, deteniendo sus corazones con una afilada uña. Se había dado cuenta, segundos muy tarde, de que había estado huyendo de las personas equivocadas; que la mujer frente a él era a la que debía temer.

Desafortunadamente, ella estaba demasiado cerca como para correr ahora, su aliento haciendo que sus cabellos se pararan de punta donde se reunían con el frio. Ella lo miró de arriba abajo, parecía estar calculando la mejor manera de asesinarlo, mientras todo lo que Sherlock podía hacer era quedarse quieto, petrificado por el miedo. Cuando él, finalmente, encontró la fuerza para correr, un solo brazo lo detuvo en seco, y la mujer se burló al arrojarlo contra la pared como si él no pesara más que una pluma.

Le había golpeado tan fuerte la cabeza contra el ladrillo de una de las casas desocupadas que podía sentir la sangre deslizándose por la parte posterior del cuello y eso simplemente parecía atraer más a la mujer. Hasta que de pronto ella estaba encima de él, sus piernas en cada lado impidiendo que se levantase. Tomando sangre de su herida y, para disgusto de Sherlock, lamiéndola.

Su memoria le falla aquí, todo lo que puede recordar es el dolor repentino en su cuello, la forma en que había gritado de dolor, sin importarle que ella lo hubiera detenido para evitar cualquier tipo de sonido. Sherlock recuerda ese momento exacto en el que se había dado cuenta de que iba a morir ahí, en un callejón, asesinado por una especie de ángel oscuro que estaba robando su propia sangre. Aun tiene la imagen del momento en el que su visión se nubló y sucumbió a la oscuridad, sabiendo que nunca más volvería a ver la luz.

Cuando abrió sus ojos nuevamente, fue para ver el interior de su propia casa.

No eran una familia rica, pero eran más ricos que muchos de los campesinos, ya que su padre se las había arreglado para conseguir un trabajo (y una amistad duradera) con cada noble de los alrededores, siempre tuvieron garantizada una casa confortable.

La segunda cosa que notó fue que no podía moverse, sus brazos y piernas se encontraban entumecidos y sin reaccionar, recios a moverse como los mandaba. Debió estar ahí por bastante tiempo y 'ahí', ahora que lo notaba, era su cuarto de estar, atado a una de las sillas del comedor con tiras de material que no aflojaría, sin importar lo mucho que moviera sus manos. Lo tercero en notar fue que su hermano estaba en una situación similar en una silla al lado de él, pero se encontraba todavía inconsciente.

La cuarta era que tenían una audiencia.

Cada rincón de su casa estaba repleto de aldeanos, todos ellos mostrando caras que iban de horror y miedo a repugnancia y odio. Sherlock no podía averiguar lo que había hecho mal. Debió haber mostrado algo de confusión en su rostro porque cuando luchó, de nuevo sin éxito, en contra de sus ataduras, algunas de las mujeres mostraron aspectos simpáticos sobre los hombros de los maridos en quienes se escudaban. Muchos de los hombres solo se rieron; su padre entre ellos.

El siguiente recuerdo fue uno que había tratado de eliminar muchas veces antes, siempre fallando. Tanto él como su hermano, ahora consciente, fueron objeto de interrogatorios de los pobladores acerca de las personas asesinadas, personas que habían muerto antes de que ningún de ellos hubiera visto a la mujer. Ninguno de los habitantes del pueblo creyó su historia sobre el ángel.

La única razón de que Sherlock siguiera con vida, era la misma razón del porque su hermano lo acompañaba en las sillas.

Mycroft Holmes había aburrido a los hombres del pueblo hablando acerca de supuestos planes para mantener a los asesinos afuera. Planes que sabía nunca funcionarían. Había volteado para hablar a su hermano menor solo para encontrar un asiento vacío. Un grito en la distancia lo alertó del peligro y sin pensar en su propia seguridad, Mycroft había salido corriendo en la dirección del sonido, sabiendo que era Sherlock quien había gritado de dolor.

Había llegado solo para encontrar a su hermano al borde de la muerte. Se había arrojado a la espalda de su agresor con toda la fuerza que pudo, su única ventaja era el elemento sorpresa. Ella se había echado hacia atrás para noquearlo con fuerza, olvidando momentáneamente a su presa, concentrándose en dominar al hombre que ahora trataba inútilmente de atacarla con manos y pies, todo el tiempo gritando por ayuda. Ella lo silenció de la una manera que sabía- con sus dientes. La llegada de los habitantes la hizo abandonar a sus 'comidas' rápidamente, corrió hacia la noche, para no ser vista otra vez.

Parecía que los aldeanos habían encontrado a los chicos inconscientes, cubiertos en sangre, confundiéndolos con los asesinos. Pero cuando Sherlock abrió su boca para informarles de su error, sintió algo fuera de lo normal..

Un par de afilados colmillos blancos que no eran humanos habían aparecido en su boca. Y estos fueron todas las pruebas que los habitantes del pueblo tenían que ver. Fue condenado a muerte, Mycroft junto a él. Los aldeanos se habían retirado, al parecer, con la certeza de que los asesinos se irían para siempre.

Esa noche, Mycroft y Sherlock se liberaron de sus ataduras y se marcharon en busca de libertad e información.

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Espero que les haya gustado, de verdad, este fic es todo un monstruo pero simplemente me encanta, he llorado, he muerto de risa, y literalmente he gritado a mí computadora a causa de esto de verdad espero que les guste… Los reviws son bien recibidos ;)' me motivan!

Seguire actualizando… ;D