Bueno, pues aquí me tienen de nuevo, con una historia más.
La comencé hace poco más de un año para el que entonces era mi novio, en un intento por compartir con él algunas de las muchas fantasías que me provocaba, e iba a ser únicamente un capitulo, pero que ni bien había terminado de escribirlo cuando ya me había imaginado toda una larga y complicada trama que no podía dejar pasar... finalmente, el chico en cuestión dejó de ser mi pareja pero los recuerdos de lo que pasamos todavía se quedaron conmigo, y aunque yo se que él no va a leer esta historia, aún así quiero dedicarsela en recuerdo del amor que en algún momento sentimos... así que, ésta historia está dedicada a tí K, de parte de la que siempre será tu Sílfide...
Disclamer: Ninguno de los personajes usados para este fict me pertenecen, todos son de Masashi Kishimoto, y yo no tengo regalías por mis geniales historias (tengo ego, no me culpen xD)
Obsesión
Aquella chica se le metió por los ojos en cuanto la vio aparecer. Las luces parpadeaban en todo el salón, la música sonaba a todo lo que daba, y mientras el animador la anunciaba, ella avanzó por la iluminada pasarela, con aquel provocativo vestuario de enfermera, contoneándose sensualmente, manteniendo la vista en la nada aunque altiva y orgullosa. Se detuvo justo frente a él y la música se detuvo abruptamente al tiempo que las luces se apagaban por completo. Un par de segundos después una nueva canción comenzó a sonar y ella comenzó con su baile sensual mientras las luces se centraban por completo en ella.
Su mirada la siguió a cada movimiento que daba, completamente embelezado, la observó como mientras bailaba se iba despojando poco a poco de su ajustada ropa: las piernas largas y bien torneadas estaban envueltas en unas medias blancas que llegaban a la altura de sus muslos parcialmente cubiertos por la mini falda blanca, subiendo más la vista, la ajustada blusa blanca se iba desabotonando lentamente dejándole ver un vientre plano con un ombligo pequeño, mas arriba, descubrió el apetecible y bien proporcionado pecho, sin embargo el cuello de aquella mujer le pareció todavía más llamativo, después, fijo por completo su vista en el par de antojables labios que ella misma mordía insinuante, su nariz era perfecta, y en sus ojos verdes se notaba el orgullo. Llevaba una peluca negra.
Al muchacho le hirvió la sangre cuando la vio despojarse por completo de la blusa y aferrarse al tubo de metal que estaba fijo a unos metros de él, mientras la multitud de hombres que llenaban el prostíbulo comenzaban a gritarle majaderías y silbarle pidiéndole que se desnudara ya.
Había olvidado el lugar en donde estaba y con las personas con quienes estaba. Se encontró en un dilema, quería ver más, pero al mismo tiempo no deseaba que los demás también la vieran. De cualquier manera, su segundo pensamiento era inevitable: aquella hermosa mujer con cuerpo de diosa se había deshecho de la mini falda y se contoneaba contra el tubo de metal únicamente cubierta con su ropa interior y las medias.
De un momento a otro, dejó de escuchar la música, los gritos y los silbidos, su atención estaba únicamente fija en cada movimiento de ella, jugaba con su ropa, se acariciaba con deleite mientras seguía contoneándose, pegada de espaldas a ese tubo que bien podía ser él. Y comenzó a imaginarse se pie tras de ella, siendo él quien acariciase aquel perfecto cuerpo, jugando con aquella delgada ropa interior… y cuando estaba por despojarla de la ropa, las luces y la música se apagaron. Los hombres comenzaron a gritar y silbar, y para cuando la luz regreso, al fondo de la pista apareció una nueva mujer con un atuendo de policía, el anunciador la presentaba. El muchacho dio un respingo y comenzó a buscar a la anterior bailarina, mientras los demás comenzaban a disfrutar a esa nueva chica.
-¡He, Naruto a donde vas!- preguntó apartando brevemente la vista de la bailarina al ver que su amigo se levantaba y daba vuelta.
-Mi celular está sonando Sasuke, debo contestar- mintió el rubio sin darle mucha importancia a su compañero quien se encogió de hombros y volvió su vista al frente.
Por su parte, Naruto fue directo a la salida del lugar, cuando llegaron hacía un par de horas, había visto un pequeño modulo cerca de la entrada: Kiba quien los había invitado para la despedida de soltero de Shino, les había dicho que en ese módulo podían contratar bailes privados con cualquiera de las bailarinas, entre otros servicios. Por supuesto, lo que el rubio deseaba era lo más costoso, pero bien valía la pena. El grupo de chicos había decidido primero ver a todas las bailarinas antes de decidirse por alguna, aunque claro, Naruto ya sabía a quien quería volver a ver, y por supuesto, no iba a esperar que los otros lo acompañaran.
Al llegar al discreto módulo, se encontró con un hombre muy mal encarado. Sin duda alguna, estaba a cargo de que ninguno de los visitantes quisiera pasarse de mano larga: el espectáculo de muestra que en ese momento se realizaba, no permitía que ninguna bailarina fuera tocada, si querían más, tenían que pagar. Sin darle rodeos al asunto, Naruto solicitó el show privado con la esplendorosa enfermera; sin darle mucha importancia al asunto, el tipo cobró una cuantiosa suma y le indicó el salón al que debía acceder y esperarla. Sin decir nada más, se adentró en un pasillo secreto que daba a unas escaleras hacia arriba, finalmente que dio con la puerta indicada: por lo menos había 10 puertas en ese pasillo, y al fondo pudo ver otras escaleras que quizás llevaban a más habitaciones y pasillos.
La estancia era cómoda, al menos de eso no podía quejarse. Las paredes parecían estar tapizadas con almohadones, la iluminación era tenue, delgadas tiras de gasa transparente caían de la pared al fondo frente a un amplio sillón circular y en cuyo centro había una plataforma, todo era de tonos de un tono rojo vino. Naruto no vio ninguna cámara a la vista, y se sentó sobre el sillón inspeccionando con mayor detalle la habitación. De pronto, comenzó a escuchar una música suave de tintes árabes…
-Bienvenido mi señor, me han informado que usted ha solicitado mis servicios…- escuchó de pronto una suave voz, el corazón de Naruto se estremeció mientras un escalofrío le erizó los cabellos de la nuca. Volteó hacia atrás con discreción y pudo ver los altivos ojos verdes de la bailarina que ahora llevaba un traje de odalisca en negro semi transparente y con la mitad de su rostro cubierto por un velo a juego, se había deshecho de la peluca negra y lucía una rubia cabellera rizada. Había cerrado la puerta tras ella y avanzaba con gracia hasta él.
-No pude resistirme- dijo únicamente como respuesta, viéndola rodear el sillón y avanzar hasta él: cada movimiento que hacia conseguía hacerle temblar, y cuando la tuvo frente a él le pareció quedarse sin respiración…
-Muchos han dicho eso- respondió divertida la chica, sentándose instantáneamente sobre las piernas del rubio, y pasándole los brazos por los hombros a manera de abrazo. Sintiéndose como en un sueño, Naruto la rodeó por la cintura desnuda sin despegar la vista de esos enigmáticos ojos verdes…
-Eres muy sensual… hasta ahora no había visto a nadie como tú…- confesó sintiendo de pronto la boca seca, una melodiosa risa escapó de la bailarina, Naruto se dio tiempo entonces de notar más a profundidad aquel hermoso rostro, tratando de grabar en su mente cada detalle.
-Me pregunto que pensarás cuando acabe con el show- susurró ella poniéndose entonces de pie, el muchacho deslizó sus manos sobre aquella perfecta cintura deseando no separar sus manos de la bronceada piel, sin embargo no hizo nada por detenerla: deseaba volver a verla contonearse y poco a poco desnudarse…
De un paso, la mujer había subido a la plataforma, había comenzado a hacer una serie de movimientos de baile al ritmo de la música, movía insinuante las caderas aunque atrayendo en instantes más la atención en los movimientos de las manos. El rubio la admiraba embelezado, pasando la vista por todo aquel magnífico cuerpo, deteniéndose por momentos en los hombros y cuello, bajando unos instantes a los voluptuosos senos, bajando al vientre que lo deleitaba con suaves movimientos, o bajando a las bien torneadas piernas que se mostraban bajo la transparente tela.
Lo primero que la bailarina se quitó fueron las finas mangas de gasa que cubrían sus brazos, las manos comenzaron a acariciar con delicadeza el cuello y los hombros, Naruto deseó poder ver los labios de la chica, descubrir si los mordía con sensualidad como en el baile anterior, sin embargo el velo no se lo permitió. El ritmo de la música se intensificó un poco, y los movimientos de ella se hicieron de igual manera más rítmicos e intensos, le extendió la mano mientras su cadera no paraba de moverse. Sin pensarlo dos veces, Naruto se puso de pie y la tomó de la mano y subió a la plataforma.
Sintió las ágiles manos levantarle poco a poco la playera, acariciarle el bien formado abdomen, mientras él no sabía que hacer: disfrutaba tanto aquel contacto que su cerebro no sabía como reaccionar… Finalmente, ella le quitó la playera tirándola a un lado y dándole la espalda para seguir bailando, aunque tomando las manos del joven y colocándolas sobre sus caderas y pegando su cuerpo al de él.
Naruto jadeó ante el contacto. La mujer era un poco más bajita que él, y estando en aquella posición, él podía probar el apetitoso cuello de la bailarina, sintió el movimiento de esas ardientes caderas en su pelvis y sintió con mayor intensidad la concentración de sangre en su entrepierna, la espalda de ella estaba en un completo roce con el pecho y abdomen de él.
-Eres hermosa…- susurró en su oído antes de atrapar el lóbulo entre los labios, la bailarina sonrió y elevó una de sus manos para acariciar el cabello de su cliente, mientras que su otra mano lo incitaba a acariciarle el vientre y rozarle los senos.
-Tú eres bastante atractivo- respondió ella mientras seguía moviendo las caderas, su trasero podía sentir la excitación del chico, y siendo sincera, no le desagradaba en lo absoluto. Guiando aún una de las manos del joven, lo incitó a acariciarle el pecho sobre el brassiere, sentir aquel cálido tacto y aún los húmedos labios, se obligó a ahogar un gemido de placer.
-Cual… es tu nombre…- quiso entonces saber él, la mano que aún mantenía sobre la cadera de ella se aventuró a tratar de deslizar el delgado pantalón, mientras su otra mano acariciaba con delicadeza el borde de la prenda de encaje.
-Eso no lo puedo decir…- susurró ella deteniéndole de sus caricias, apartándose un paso de él para verlo a la cara: la luz y el velo mantuvieron oculto el rubor de sus mejillas. Naruto sonrió extasiado y miró nuevamente el baile de ella que seguía siendo insinuante.
-Entonces como debo llamarte- quiso saber el chico mirándola de arriba a abajo, la rubia comenzó a despojarse del pantalón dejándolo sin habla.
-Ésta noche seré tu Sílfide, una ninfa del viento… ese será mi nombre hoy- decidió mientras retrocedía hacia la pared y mientras llamaba a Naruto con un movimiento de su dedo índice.
Guiado por su deseo, el muchacho avanzó hacia ella en menos de 3 pasos y la acorraló contra la pared, posando al instante sus labios sobre el apetitoso cuello y separando con su rodilla las piernas de ella que al instante lo abrazó disfrutando del placer que el chico le proporcionaba. Estaba segura de que ese atractivo joven la haría vivir una experiencia ajena a otras que se presentaban durante su trabajo, lo había presentido en cuanto lo vio al entrar a la habitación: ella también había sentido una misteriosa atracción hacia él, cosa que nunca antes le había pasado. Realmente, muy pocas veces un hombre tan atractivo como ese solicitaba sus servicios.
Sintió los ávidos labios del joven succionar placenteramente la piel de su cuello, las ágiles manos acariciarle la cintura y caderas con suaves movimientos y el muslo que permanecía entre sus piernas presionándola contra la pared y el cuerpo de él. Jugando unos instantes con la rubia cabellera del muchacho, la bailarina sentía tanto su corazón como el de él latir a toda velocidad. Acarició la espalda del muchacho y fue bajando un poco más. Lo escuchó gemir y lo sintió estremecerse en sus brazos, segundos después, lo vio alzar la vista para fijarse en sus ojos, con delicadeza, el rubio le quitó el velo que cubría parcialmente su rostro…
Permanecieron unos instantes en silencio, viéndose el uno al otro. Acercándose lentamente, Naruto la besó con suavidad en los labios: el corazón de la mujer casi se detuvo por un instante. Lo sintió: había algo más que simple pasión y deseo…
El beso se prolongó durante un largo instante, la rubia sentía la ternura con que el muchacho la besaba, incluso pudo notarlo en las caricias. Se sintió confundida, ¿Cómo era que, siendo unos completos desconocidos, él pudiese besarla y tocarla de aquella manera que la hacía estremecer?
Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos al sentirlo empujar la pelvis contra la de ella, mientras una de esas manos que acariciaban sus caderas se posaba en su glúteo y la empujaba contra él. El beso se había intensificado y ella se encontró de nuevo envuelta entre la pasión y el deseo, se obligó a pensar que había imaginado aquella ternura, o aún mejor, pensó que él sólo lo había fingido. Ambas ideas la tranquilizaban aunque fuera en mínimo grado: después de todo su cuerpo seguía estremeciéndose ante la manera en que él la besaba y acariciaba.
-¿No te molesta la ropa?- cuestionó tras unos segundos ella, rompiendo el beso, el muchacho negó con la cabeza mientras buscaba de nuevo esos labios que le sabían a miel, sonriendo y dándole unos cortos besos en los labios, ella pasó sus manos por el pecho y vientre de él que temblaba ante el contacto.- Pues a mí si me estorba – aseguró comenzando a desabotonarle el pantalón. Naruto sonrió entre apenado y complacido, soltándola por unos instantes para ayudarla, pero eso no fue necesario debido a la agilidad con que la chica hacía su trabajo.
El pantalón rápidamente se deslizó hacia el piso y la rubia pegó de inmediato su cuerpo al de él, mordiendo el labio inferior del excitado joven que la abrazó y volvió a acorralarla contra la pared: los dos gimieron de placer ante el sólo contacto de sus cuerpos semi desnudos. Sin poder evitarlo más, comenzaron a mover acompasadamente las caderas, el miembro erecto amenazaba con salir bajo la trusa del chico, y lo que empezó como un rose, pronto se vio transformado en un intento de penetración en el instante en que él cargó a la mujer entre sus brazos elevándola un poco hacia arriba para después hacerla descender sobre su pelvis.
Gimiendo de placer, la chica le rodeó con las piernas y brazos permaneciendo en la posición en que él la había colocado: su espalda sobre la pared era el único apoyo que tenía además de los fuertes brazos del chico que la sostenía por los glúteos y suavemente la empujaba.
-Sílfide…- jadeó el chico devorándole los labios, ella confiando en que él no la soltaría, recorrió el musculoso pecho y vientre de él llegando al borde de la trusa que se perdía cerca de sus bragas. Un gemido más audible escapó de la garganta de él al sentir el fino dedo índice de ella entrar bajo su ropa y acariciar parte de su miembro.
-Mi amo…- susurró ella con deleite, arriesgándose a tocar más.
-Naruto, llámame Naruto- susurró hundiendo de nueva cuenta sus labios en el lóbulo de la oreja, succionándolo en un intento vano de controlar el inmenso placer que la mano de la chica le proporcionaba.
-Naruto… deberíamos sentarnos un poco- sugirió cuando sus dedos recorrieron el erecto miembro hasta la base, jadeando, el rubio aceptó la sugerencia y poco a poco la fue dejando de nuevo de pie, la suave mano de su Sílfide salió con cuidado de bajo la trusa y le dio la espalda para abrir una puerta secreta que nadie podría notar a simple vista. Ella lo invitó a pasar.
Sin dudarlo, Naruto entró encontrándose una habitación igual de amplia que la anterior: al fondo había una gran cama en lugar de la plataforma y el sillón, el resto de la decoración era exactamente igual. Tras él, escuchó el cerrar de la puerta con seguro, estaba por voltear cuando sintió sus delicadas manos abrazarle de la cintura y acariciarle el vientre y el pecho.
-¿Qué deseas que hagamos, Naruto?- susurró ella cerca de su oído, el rubio giró la cabeza y posó sus manos sobre las de ella.
-Yo haré lo que tú desees, Sílfide- susurró con calma mientras se mordía los labios, la rubia dejó escapar una divertida risa y deslizó sus manos por el abdomen de él antes de soltarle y avanzar a su lado hasta la cama, en donde se sentó y lo llamó con un movimiento de su índice.
-Entonces ven aquí, mi amo- susurró seductora mientras retrocedía en la cama e inclinaba los hombros hacia atrás apoyando su otra mano sobre el colchón, Naruto sonrió y avanzó.
-Amo no… tu esclavo…- susurró inclinándose sobre ella, que finalmente quedó recostada sobre la cama.
Sintió de nuevo los ardientes labios del muchacho sobre su cuello, y una de sus manos sobre su hombro, despojándola del tirante del brasiere. Con sutileza, separó las piernas para permitirle acomodarse entre ellas, sintió entonces la rodilla de él muy cerca de su entrepierna, y no pudo evitar sonreír y gemir. Le acarició la espalda y avanzó hacia el abdomen cuando sintió la lengua recorrerle los hombros, bajando poco a poco al escote. Gimió audiblemente cuando la mano de Naruto deslizó el otro tirante y comenzó a acariciar con pericia su seno hasta dejarlo al descubierto.
-¿Te gusta?- quiso saber el chico mientras su lengua seguía bajando más y más, recorriendo el fino encaje tal y como su otra mano había hecho. La rubia asintió mordiéndose los labios en el momento en que sintió la boca del muchacho succionando su pezón y al mismo tiempo la otra mano masajeando el otro seno.
Se sentía casi tocando el cielo. Aquella era la primera vez que un hombre buscaba complacerla, buscaba proporcionarle placer. La rubia se mordió los labios tratando de controlarse, pero le era inevitable. Se preguntó si él la trataría de la misma manera si lo hubiese conocido de distinta manera…
-Oh Sílfide- gimió nuevamente Naruto al sentir las manos de la rubia recorrer su piel alzó la vista para buscar sus ojos, pero ella los mantenía cerrados, mordiéndose los labios debido al placer.
-Temari, mi nombre es Temari- susurró sin pensar: por primera vez en toda su vida, ella se sintió cansada de fingir ser alguien que no era. Sintió la mano de Naruto acariciar su rostro y besar con dulzura sus labios.
-Es un nombre tan hermoso como lo eres tú… ¿Quieres que sigamos?- quiso saber el muchacho, acariciándole suavemente en medio del semi cubierto pecho y bajando hasta la cintura de la chica, ella sonrió y lo miró con sus profundos ojos verdes.
-No puedo permitir que te detengas- respondió ella con dulzura y buscó desesperada los labios del muchacho, que gustoso la correspondió con avidez y fue acomodándose entre sus piernas.
Sintió las manos de Naruto recorrer su piel con deseo, primero por su cintura y pronto descendiendo hasta sus caderas, después a sus bien torneadas piernas. Una de ellas regresó su camino en el momento en que ella flexiono las rodillas, los ardientes dedos recorrieron la desnuda piel hasta toparse con el pequeño encaje de su ropa interior, acariciando el contorno con suavidad antes de desplazarse hasta sus glúteos y empujar su pelvis un poco más sobre ella. Con su otra mano, el muchacho la sostenía de la espalda a la altura de la cintura, mientras sus labios seguían unidos en un interminable y apasionado beso.
En la mente de Temari no había nada que no fuese el contacto que en esos momentos tenía con el chico, sentía el peso de ese musculoso cuerpo sobre ella, el abdomen rozando su vientre, su pecho en contacto con el de él, sus manos recorriéndola por completo, y entre sus piernas el miembro deseoso de entrar. Temari mordía con ansia aquellos labios que se le entregaban por completo y sin tapujos, disfrutando como nunca antes había hecho con nadie, deseando cada vez más y más de él. Estaba realmente excitada.
Sus manos que hasta entonces sólo lo habían abrazado y acariciado la espalda, comenzaron a jugar con la única prenda que los mantenía separados, Naruto jadeó sin dejar de besarla cuando sintió las delicadas manos de su amante bajar lentamente la trusa y rozar su trasero. Sonriendo, dejó de besarla para clavar sus azules ojos en los verdes de ella: también sonreía.
-¿Lo quieres ya?- preguntó él apoyando ambas manos a los lados de las caderas de Temari y haciendo lo mismo con sus rodillas entre el par de maravillosas piernas, ella se mordió los labios al sentirlo separarse de ella.
-Eres muy excitante Naruto- susurró mientras movía sus manos de los glúteos a las caderas y seguía bajando la prenda, lo vio cerrar los ojos tratando de ahogar el placer que el sutil movimiento le causaba.
-Tú lo eres más Temari – susurró él a su vez. Temari sintió su cuerpo estremecer al fijar los ojos en el viril miembro que se erguía fuera de la prenda. Pasándose la lengua por los labios, la rubia miró el rostro de Naruto antes de acariciar brevemente la punta con un par de dedos, el muchacho se estremeció.
-Recuéstate Naruto- pidió Temari susurrando en su oído, el muchacho abrió los ojos unos instantes, pero al instante volvió a cerrarlos al sentir los húmedos labios de la chica bajo su oreja, succionando en su cuello.
-¿Sobre ti?- quiso saber el rubio: Temari se había incorporado un poco apoyándose sobre sus antebrazos para alcanzar el suave cuello. Sintió la exhalación que escapaba de su boca al separarse de él, y la suave piel de su rostro acariciarle la mejilla.
-Sólo si te deshaces de la última prenda- susurró con deleite en su oído, Naruto sonrió y se echó hacia atrás para sentarse, Temari acababa de desprenderse del brasiere que Naruto había apenas movido de su lugar durante sus caricias.
Olvidándose de su propia desnudez, admiró el perfecto cuerpo de Temari, quien se relamía los labios ante el excitante ser que tenía al frente. Naruto recorrió con sus ojos la silueta de esa a quien apenas una hora acababa de conocer: el hermoso rostro que poro a poro dejaba al descubierto la excitación, su elegante cuello que mostraba las discretas huellas de los labios de él, sus perfectos senos que se erguían firmes, su esbelta cintura que estaba ligeramente mojada debido al sudor provocado por la cercanía en que permanecían, las apetitosas caderas cubiertas por esa última prenda, y las piernas tan bien torneadas que lo habían atrapado desde el primer momento en que la vio… Sus ojos no pasaron por alto las delicadas manos que en ese instante acariciaron el borde de encaje de la pantaleta.
-Déjamelo a mí- casi suplicó inclinando el cuerpo hacia delante y extendiendo sus manos para posarlas sobre las caderas. Temari asintió suavemente mientras se sentaba por completo. Sus senos quedaron realmente cerca del rostro de Naruto que ya había enroscado un par de dedos en el borde de la prenda.
-Naruto…- susurró la chica al sentir el aliento y la respiración entrecortada del rubio, que levantó un poco la vista mientras comenzaba a bajar la prenda. Temari jadeó y elevó sus caderas un poco apoyando las manos aún sobre el colchón, rozando sus senos con el rostro y el cabello de chico, que también jadeo y se apresuró un poco más a retirarle esa última prenda.
Al bajar de nuevo la vista, Naruto se encontró con la entrada al cielo abierta de par en par. Sintió las manos de Temari rodearle los hombros y enredarse en sus cabellos, atrayéndolo hacia su pecho, sintió su corazón acelerar y la excitación en su miembro a punto de explotar. Cerró los ojos hundiendo el rostro en el apetitoso seno de Temari y la abrazó por la cintura, deseando más que nunca desaparecer la distancia.
Su lengua comenzó a lamer el pecho de la bailarina, que en instantes ya se había recostado sobre la cama, sintió de nuevo las manos del muchacho acariciarle la cintura y bajar a sus caderas, tocar sus glúteos y después sus piernas.
Entonces, por primera vez lo sintió acariciar su intimidad con los dedos.
Al principio, Naruto había sido suave, rozando apenas el contorno de la entrada de Temari, utilizando un par de dedos, pero conforme seguía explorando, descubriendo esa cálida y húmeda zona, no pudo seguir resistiéndose y fue más rápido y profundo.
Temari gimió al sentir el par de dedos abriéndose paso en su interior. Aferró sus dedos con fuerza sobre la espalda del chico, quien la llevaba cada vez más al borde de la excitación, moviendo su mano a un ritmo que a la rubia se le antojaba más y más veloz. Sentía aún la boca de Naruto sobre su piel, degustando su pecho, aquello en verdad le estaba gustando…
Naruto jadeaba, aunque sintiéndose incapaz de apartar las manos de donde las tenía, sus labios se detuvieron unos instantes mientras levantaba el rostro para verla: tenía una expresión completamente placentera, pasaba la lengua por los apetitosos labios mientras lo miraba con un brillo en sus ojos. Había detenido con una de sus suaves manos el movimiento de la de Naruto y la apartaba con cuidado…
-Ven ya Naruto…- susurró ella, el rubio apenas asintió acercando sus labios a tan exquisita boca y acomodándose entre el par de piernas.
Sus labios se rozaron suavemente, sosteniendo su miembro, Naruto acarició con la punta la entrada de la mujer, un suave cosquilleo recorrió el cuerpo de los dos, y cuando Temari aprisionó los labios de su compañero en los de ella, lo sintió entrar con calma…
Los dos jadearon. Temari lo sentía despacio pero con fuerza, acoplándose entre sus paredes, mordió los labios del chico al sentirlo adentro. Naruto no podía describir el intenso placer que estaba sintiendo: el haberla tocado con sus manos no se comparaba en lo mas mínimo con lo que su excitado miembro sentía ahora: una presión ardiente y arrebatadora lo rodeaba, pidiéndole, casi suplicándole que entrara más y más. Las piernas de Temari lo rodearon exigiéndole que entrara de una buena vez, y obediente, Naruto dio la primer embestida entrando por completo en el delicioso interior.
El rubio comenzó a empujar con fuerza y velocidad, la chica gimió extasiada al sentirlo repetidamente llegar casi al fondo, comenzó a mover acompasadamente sus caderas, ayudándolo a llegar más y más dentro. Naruto jadeaba, aferrando sus manos a las caderas de ella para entrar más, iban muy rápido, Temari gritó de placer, y Naruto se excitó todavía más… Tensando el cuerpo un breve instante, Naruto alcanzó el cielo y con ello el orgasmo más placentero que nunca antes había conocido. El cuerpo de Temari se liberó en el mismo instante de toda la tensión acumulada, las contracciones en su interior llegaron dando paso al orgasmo…
El par de amantes permanecieron quietos y en silencio, en la misma posición durante unos minutos, tratando de recuperar el aliento, aún rozando suavemente sus bocas…
