Capítulo beteado por Leticia Eugenia, Betas FFAD
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Disclaimer: Los personajes son pura y exclusivamente de Stephenie Meyer. La historia pertenece a mi imaginación.
Summary:
Jamás llegué a imaginar las cosas que acontecerían este último año; cambios drásticos llenos de desilusión, pena, odio y más dolor del que nunca llegué a pensar. Una enfermedad terminal, una pérdida devastadora, y la destrucción de lo más hermoso y sublime que Dios creó, el matrimonio. Mi matrimonio.
¿Cómo se puede revivir el amor que ya está perdido?
Prólogo.
Blanco, como la inocencia o como las nubes. Como el algodón y como la nieve. Blanco, como el cigarrillo que se terminó de consumir en mis dedos. Como la puerta que veo frente a mí; ese blanco es interrumpido por la pintura negra que representa el número 256 de la sección de Terapia en el hospital local.
El insoportable ruido del reloj es lo que me mantiene lejos de mis pensamientos, aunque también logra aumentar el dolor de cabeza que me atormentó todo el día.
Dolor tras una pérdida y la destrucción de una familia; un dolor sobrenatural que aparece cuando las cosas no tienen solución. No sé en que momento ni de que forma las cosa se descarrilaron tanto que ahora me siento perdida. Mi confianza está en que más allá de todo tal vez hay un propósito por el cual estoy pasando por todo esto; que existe una razón. ¿Pero cómo puedo estar segura? ¿Quién me lo confirma? La vida me hirió, y esa herida sigue sangrando, sigue supurando de manera constante; estoy prácticamente extraviada de la felicidad que se esfumó de un momento a otro. Fue un instante, un flahs; la mitad de la mitad de un segundo. Es un desierto y siento tanta sed… Sed de algo bueno, algo que aleje esta opresión que me impide respirar a cada segundo.
Miro el reloj y marca las nueve dela noche, igual de blanco que el resto del hospital, el condenado lugar que logra aumentar el horrible dolor de cabeza. Quería cerrar los ojos para dejar de ver ese maldito color, y taparme los oídos para sacar de mi cabeza el insoportable tic-tac.
La realidad es tan cruel, que cerrando los ojos y tapándome los oídos no voy a lograr que el tiempo se detenga.
Decidí dejar de ahogarme en mi propia miseria e ir por algo de tomar, un café o lo que sea. Al agarrar mi bolso, mi teléfono celular cayó al piso; tres llamadas perdidas y cinco mensajes nuevos.
De las llamadas, una era de mi hermano, Emmett y dos de Edward. Mi esposo. Mejor dicho, mi ex-esposo.
No me molesté en mirar de quien eran los mensajes.
Tengo veintiséis años, y hasta los veintitrés creí que mi vida era perfecta.
La vida no tiene nada de perfecta, tarde o temprano el juego ya no es el mismo, y las cartas cambian.
Escuché a alguien aclararse la garganta, quité la vista del numero 256 y me volví a chocar con el color que ya me había producido la migraña que me acompañó todo el día, el blanco. Otra vez.
— ¿Señora Cullen? — Levanté la mirada del suelo para ver al doctor, en la placa que tenía del lado izquierdo de la bata decía: Eleazar Denali. Lo recordé al instante, él era colega de Carlisle, mi ex-suegro.
—Es Swan —no me atreví a mirarlo a los ojos, cobarde.
—Sí, lo siento. No tengo buenas noticias, las cosas no resultaron bien; no pudimos hacer nada —su voz detonaba dolor. Sentí su mano sobre mi espalda queriendo ser reconfortante, y volví a escuchar: "lo siento mucho".
De mis ojos comenzaron a salir lágrimas que me quemaban la piel. A lo lejos escuché un sollozo mayor al mío, giré y ahí estaba él, su rostro mostraba absoluto dolor. Y eso terminó de destruirme.
eso termino terminó de destruirme.
Chicas, muchismas gracias por leer.
Sinceramente estoy dispuesta a escuchar sus opiniones...
Estoy super agradecida con mi beta, Leticia.
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Exitos y saludos! :D
