CAPÍTULO 001

Richard Castle estaba sentado frente a la puerta del colegio. Esperando. Como cada tarde. Antes de las cinco de la tarde. Aparcaba el coche en la entrada y se apoyaba en el capó. Cruzaba sus brazos. Miraba al frente. Se preguntaba durante un minuto por qué Kira había tomado aquella decisión y después, lo olvidaba. Intentaba hacer lo mejor para ella. Isabella. La pequeña de 5 años que había llegado a su vida 6 meses atrás. Justo en el momento en el que había vuelto a la ciudad. Después de una gira de dos meses que lo alejó de allí. Por voluntad propia. Desesperado por no saber nada de Kate. Desesperado por intentar hablar con ella, después de su disparo, y solo recibir un incómodo silencio. Así que, a los cuatro meses de buscar respuestas y no encontrarlas, se despidió tanto de Espósito como de Ryan y se embarcó en un nuevo rumbo profesional. El final de la historia de Nikki Heat. La búsqueda de un nuevo personaje.

A lo largo de los dos meses de promoción del penúltimo libro de la saga, regresó a Nueva York para disfrutar del cumpleaños de su hija Alexis. Fue en ese momento cuando una llamada cambió su vida. Kira y su marido, junto a sus padres, habían sufrido un accidente automovilístico. Él aparecía como tutor de su hija Isabella. Bella. Acudió a los servicios sociales y cuando iba a decir que no tenía fuerzas suficientes para llevar a cabo un encargo con tanta responsabilidad, le dejaron un video grabado por Kira y solo pudo decir un ahogado 'si'. Se haría cargo de aquella pequeña.

Alexis y Martha tomaron la decisión de Richard, con una sonrisa en su rostro y pusieron todo su empeño para que Isabella se aclimatase lo antes posible a su nueva situación. A pesar de sus 5 años era una niña muy despierta y llena de preguntas. Aunque, también, con miedos. Y cierta vulnerabilidad. Lo lógico al haber perdido a su familia. Y tropezarse con una nueva y desconocida.

Ahí, plantado. Esperaba por Isabella. Miró su reloj. Aún quedaban diez minutos. Se había adelantado. Una reunión en la editorial había acabado antes de lo previsto. Comprobó que algunos padres comenzaban a llegar y se colocaban, inconscientemente, en las mismas posiciones y lugares que anteriores días. Animales de costumbres.

Sirenas. Comenzaron a llegar sirenas de diferentes ángulos. Richard se giró. Contrajo sus músculos al comprobar que varias patrullas se dirigían al colegio. Frenaron en seco. Los policías y varios agentes especiales salieron de sus coches y se fueron posicionando estratégicamente. Un nudo se coló en su estómago. Sobre todo cuando pasados dos minutos, una cinta rodeaba el recinto escolar, separándolo aún más de Isabella. Aquella pequeña que durante esos seis meses se había ganado su corazón a pulso.

Nervioso, comenzó a dar vueltas en círculos. Escuchó las voces alarmadas de los padres. Su desasosiego. Su ansiedad. Las cientos de preguntas a los policías. Las nulas respuestas recibidas. Cuando volvió a colocarse en el capó y miró fijamente la puerta escolar, cerró sus ojos de golpe. El nudo en el estómago creció. Aquella voz era inigualable. Un año después de su visita al hospital, cargado de culpabilidad, volvía a escuchar su voz. Su sonido aterciopelado. Y se enfadó consigo mismo. Fue consciente de que su amor seguía igual de vivo. A pesar de sus intentos por odiarla, por arrancarla de su corazón.

Aunque sintió la necesidad de acercarse a Espósito y Ryan cuando los vio junto a Kate, se escondió. Quiso mantenerse al margen. Y rezó porque todo se resolviese sin problemas y alejarse de allí sin ser visto por ninguno de ellos.

Al cabo de una hora, un agente les comunicó que el colegio estaba secuestrado por tres hombres. Tres delincuentes que habían robado un banco y se habían escondido allí al verse acorralados en su huida. Los primeros pequeños liberados iban a salir por la puerta trasera y fue enumerando los nombres de todos ellos.


- ¿Estás bien Bella? - Richard abrazó a Isabella en cuanto la niña se echó a sus brazos.

- Sí. - tembló.

- Tranquila, cariño. Todo ha pasado ya. Ahora nos vamos a casa. - besó su frente.

- Vale. - dijo bajito, asustada.

- ¿Rick? - escuchó una voz por detrás - ¿Eres tú?

Richard se volvió. Kate estaba frente a él. Perpleja. - Hola Kate...

- Rick... - repitió incrédula.

- Ha pasado mucho tiempo... - intento sonreír, mientras sujetaba a Isabella en sus brazos. La niña no quitó ojo de encima a la inspectora.

- ¿Qué haces por aquí? - Kate miró a la pequeña y le sonrió.

- Bella. - le indicó - Es una de las alumnas del colegio. - se volvió, para continuar su camino, al sentir que era una pérdida de tiempo dar explicaciones a quien no las había ofrecido nunca.

- Rick... - escuchó de nuevo.

- ¿Alguna duda más inspectora? - se giró.

- ¿Quién es Bella? - preguntó con miedo pero con enorme interés.

- Yo. - Isabella alzó su bracito - Él es mi papi ado... ado... - miró a Richard preocupada.

- Adoptivo. - le ayudó Richard.

- Eso. Él es eso. - sonrió a Kate contenta.

- Si nos disculpa inspectora, Bella necesita descansar. Gracias por todo. - volvió a darle la espalda y continuó su camino.


Richard colocó a Isabella en su asiento especial y cerró la puerta para subir al asiento del piloto y huir de allí.

- Castle... - susurró Kate, tras él.

- ¿Nos podemos ir verdad? No nos tenemos que quedar… - la miró con ciertas dudas.

- No es eso... Os podéis ir tranquilos.

- Entonces... - intentó alcanzar la puerta del piloto y Kate agarró su mano.

- Por favor... - dijo bajito - Me gustaría hablar contigo.

- Ahora soy yo, Kate, el que no quiere hablar contigo. - sentenció. Se subió al coche y salió de allí, dejando a una inspectora completamente descolocada y llena de culpabilidad.