No es mio, es de Kishi

.*.*.Déspota.*.*.

Sasuke estaba frente a Hinata, tenía una rodilla apoyada en el suelo.

Ella no sabía dónde meterse ni qué decir, ni cómo mirarlo. Su corazón palpitaba tan fuerte que casi dolía. El iba a… ¿iba a pedirle que…? ¡Oh rayos!

-¿Qué ocurre?- preguntó el chico con voz fría

Se levanto casi tan rápido como se había arrodillado y ella lo miro curiosa. ¿Qué había pasado con la propuesta?

-¿Por qué me miras así?- preguntó él, cansado de la expresión de su acompañante

-Yo… yo…- no encontraba que decir. Su imaginación volaba lejos cuando la dejaba escaparse, cosa que resultaba dolorosa cuando se rompían sus ilusiones, justo como en ese instante.

Sasuke alzó una ceja y se cruzo de brazos. Mientras ella clavaba su vista en el suelo tomó su mano y le coloco un anillo, sin mayores ceremonias.

-Vas a casarte conmigo- dijo, y no era precisamente una petición. Parecía más bien una orden absoluta e imperativa.

La chica lo miro estupefacta y luego el anillo. Alternaba su vista de un punto al otro con insistencia. Simplemente no podía creerse el despotismo de su novio. Jamás había escuchado de una ¿petición? de ese tipo. Bueno, así era él después de todo.

Como contestación, le dio una cálida y brillante sonrisa que no pudo eludir. Se acerco hasta él y se alzo de puntillas intentando alcanzar su rostro. El Uchiha tuvo que agacharse un poco. Se aferro a su cuello y le dio un beso que él no tardo en corresponder.

Fin

¿Por qué Sasuke estaba de rodillas?

El bendito pedazo de metal había caído al suelo.

No tuvo mas opción que arrodillarse a recogerlo, haciendo que Hinata llevase sus pensamientos hacia otro lado.

Y es que un Uchiha debe ser completamente original, eso dicen los estándares.

Sasuke no se rebajaría a pedir algo cuando sabe que puede obtenerlo con un edicto firme y autoritario.

*.*.*.*

Gracias por leer!

Ja nee!