Solo se escuchaba el pasar de las hojas.
En la habitación, tenuemente iluminada por la luz del crepúsculo, había una chica de pelo castaño y ojos marrones miraba un viejo álbum de fotos.
En las fotos, una Hermione Granger más joven le devolvía la mirada. Pero no solo ella sino también su mejor amigo Harry Potter, para muchos un gran héroe, y también su otro amigo del alma, el chico al cual había amado durante años, Ron Weasley.
Una lágrima rodó por el rostro de Hermione al ver esos ojos azul marino que tanto le gustaban y que tanto echaba de menos.
Pero algo la saco de su trance. Su teléfono móvil empezó a sonar y a vibrar contra la madera del escritorio crean un gran barullo.
En la pantalla pudo leer el nombre de Vicky y se apresuró a contestar, sabía que la morena podía llegar a ser muy impaciente.
-Tía, ¿donde estas? Sabes que las brujas podemos salir aunque no sea las doce, la hora de las brujas, ¿no? -Hermione puso los ojos en blanco. Vicky y sus chistes malos.
-Qué graciosa, estaba mirando un álbum. Además no me apetece salir. –dijo mientras recogía el pesado álbum. Escuchó un bufido en el otro lado de la línea.
-Hermione, tienes que aprender a disfrutar de la vida, tienes 25 años, eres joven y tienes un trabajo alucinante, Australia nunca había tenido una bruja como tú que se encargue de las criaturas mágicas, esto… ¿Cómo era el nombre oficial?
- Jefa del Departamento de Control y Regulación de Criaturas mágicas –completó Hermione
-Vale, pero vente, que Ice y Rolf se están descontrolando y me voy a unir a ellos en la misión de destruir Otford. –Hermione sonrió. Sus locos amigos siempre conseguían sacarla de casa por muy baja que tuviese la moral.
Llevaba siete años viviendo en Australia pero Inglaterra aun rondaba por su mente junto a todos los buenos momentos que había vivido allí.
Hermione sacudió la cabeza y se dirigió hacia el salón. Allí Leslie miraba embobada el televisor. Hermione aun se sorprendía como podían ser tan parecidas y a la vez.
-Leslie voy a salir, vendré dentro de unas horas.
-de acuerdo, no bebas si conduces, no tomes drogas, no tengas sexo con nadie que no conozcas. –Recitó sin apartar los ojos de la televisión.
Hermione rodó los ojos. Pese a tener solo ocho años, Leslie era mucho más madura que la mayoría de gente de su edad y se solía comportar como si tuviese diez años más de los que realmente tenía.
Hermione cogió el coche y recorrió las calles de Otford hasta llegar a un viejo pub ingles. En la calle la esperaba Vicky. Alta, delgada, con las facciones marcadas, su pelo negro y sus ojos oscuros la hacían parecer una persona severa, pero Haermione conocía de sobras su carácter alegre y despreocupado.
-¡Al fin llegas! –Vicky se lanzó a sus brazos dándole un fuerte abrazo.
-¡Hermione! –Ice y Rolf corrieron hacia su posición, ambos algo pasados de copas. –te felicito Vick, la has sacado de su casa. Me quito el sombrero delante de ti –Rolf se inclinó representando el gesto, mientras Ice arrastraba a Hermione dentro del club.
