Disclamer: Varios de los personajes no son míos sino de la maravillosa Stephenie, la historia y algunos de los personajes si son míos
Olvidarte.
Capítulo 1:
-Buenas noches Paul. –saludé sentándome en la barra del bar al que iba prácticamente todas las noches. –Lo de siempre.
-Como quieras, muñeca. –me sirvieron mi bebida de inmediato y yo no hesite en llevármela a los labios.
Estaba agotada, mi último cliente se había pasado un poco. Ya estaba acostumbrada a los cerdos que contrataban mis servicios, raramente se trataba de hombres decentes los que buscaban a alguien como yo para satisfacerlos.
-¿Noche dura? –Paul preguntó mientras servía la bebida de un hombre bonachón que no dejaba de mirarme.
-Ni te imaginas. –Dije comiendo un puñado de maní, mi estómago rugió pidiéndome más.
No había comido en todo el día y después de la larga jornada de trabajo que había tenido el día de hoy, merecía una buena hamburguesa con patatas fritas.
-Dame lo más fuerte que tengas. –La profunda voz de un hombre llamó mi atención.
Se sentó a mi lado, era demasiado guapo para ser verdad. Le mire de reojo, sus ojos combinaban con su voz, profundos y oscuros, me ofreció una sonrisa que me hizo mojar mis bragas, había quedado encandilada con este desconocido y eso no era algo que sucediera a menudo.
Paul le tendió su bebida y este agradeció con un asentimiento, pude percibir que algo lo molestaba, parecía afligido.
Ese era el tipo de hombres que no me molestaría tener como cliente, pero no, los hombres como él no necesitaban de los servicios de una prostituta.
-Un centavo por tus pensamientos. –el hombre me sonrió, enseñando unos hoyuelos que me dejaron sin aliento.
-Estarías desperdiciando tu dinero. –sonreí de lado.
-Dime ¿Qué hace una señorita sola en un lugar como este? –preguntó, vi de reojo a Paul que trabajaba ignorando por completo nuestra conversación.
-Señorita… -sonreí ante la palabra. –¿y tú? ¿Qué te aflige tanto que te ha llevado a pedir la bebida más fuerte del bar?
-Observadora. –Sonrió con pesar, yo asentí. –Problemas de familia.
-Esos son los peores. –Tomé un sorbo de mi bebida.
Recordé mi propia familia, decir que teníamos problemas era poco, vivir con ellos era el mismísimo infierno.
-¿Puedo saber tu nombre? –preguntó levantando una ceja.
Mi estómago rugió una vez más pidiéndome atención.
-Si me invitas una cena. –Sonreí con coquetería, él rio ante mi atrevimiento.
-Encantado. –Aceptó.
Él pagó ambas bebidas y salimos del bar. Caminamos unos cuantos minutos hasta llegar a mi restaurante favorito.
-¿Un restaurante de comida rápida? –Preguntó con una sonrisa divertida.
-¿Algún problema?
-No, es solo que pensé que querrías algo más sofisticado. –Habló, yo negué.
-Te equivocas, no soy ese tipo de mujer. –Respondí algo fría.
-No quería ofenderte. –Se disculpó. Yo asentí.
Nos sentamos en una mesa apartada, y una mesera se acercó a tomar nuestro pedido. Era una chica bajita, morena de grandes ojos marrones, la observé molesta al ver que no tiraba los ojos de mi acompañante.
-Quiero una hamburguesa con patatas fritas. –Ordené sin dejar de mirarla.
-Voy a querer lo mismo. –él pidió sin prestarle atención.
Cuando la muchacha se retiró decepcionada, no pude evitar sonreír.
-Me sorprendes otra vez. –él dijo viéndome a los ojos. –Pensé que pedirías una ensalada.
-Nunca vas a verme negar una hamburguesa. –Reí.
-ahora ¿vas a decirme tu nombre? –preguntó yo sonreí.
-Rosalie. –Él sonrió de lado. –Rose.
-Soy Emmett. –Dijo.
Conversamos un largo rato hasta que la pregunta que había estado evitando llegó.
-Últimamente he estado bajo mucho estrés. –Comenzó. –Soy dueño de mi propio Buffet de abogados, no te imaginas los problemas con los que tengo que lidiar todos los días. –Rio. -¿Tu qué haces?
Quise decirle que era doctora, o tal vez una arquitecta, pero yo no era así, a pesar de tener la profesión que tenía me gustaba ser honesta. Y si a este tipo no le gustaba mi trabajo pues que se largara.
-Soy una acompañante. –Dije viéndolo a los ojos.
Su semblante cambió, dejó de ser relajado para luego tornarse serio y volver al semblante relajado, se echó a reír.
-Por un momento me lo creí. –Dejo de reír al ver que yo lo observaba seria.
-No estoy bromeando.
-No puedes ser una prostituta. –Soltó enfurecido haciéndome molestar ¿Quién se creía que era?
-Si no te gusta puedes irte. –Escupí.
-Pues eso es lo que haré. –Dejo unas cuantas notas de diez para pagar la cuenta y luego me ofreció otra. –Por tus servicios.
Su atrevimiento me hizo enfurecer, lágrimas de rabia amenazaban con caer de mis ojos, pero no le daría la satisfacción de ver que sus palabras me habían afectado.
-Eres un imbécil. –Tomé mi abrigo y me alejé del restaurante.
Caminé hacia mi pequeño apartamento, luchando contra las lágrimas que empañaban mi vista.
…
…
…
-Creo que lo declararan inocente. –Jasper comentó reclinándose en la silla frente a mi escritorio. –Pero no podemos confiarnos.
-Eres el mejor en lo que haces. –Le aseguré. –Estoy seguro que todo saldrá bien.
-Eso espero. –Me observó serio. –Ahora, ¿puedes decirme que es lo que te tiene así?
-No es nada. –Le resté importancia. –Tengo mucho trabajo que hacer, supongo que estoy estresado.
-A mí no me mientes. –Mi amigo me conocía mejor que nadie. -¿Es por Bella, verdad? ¿Has hablado con ella?
-No hay nada que hablar. –Dije con pesar. –Ella hizo su elección.
-Sigues amándola. –Fruncí el ceño, era verdad la extrañaba cada día que pasaba sin ella.
-Eso ya no importa. –Negué. -Bella es feliz ahora.
-Oh por favor. –Jasper exclamó. –Tu propio hermano te quitó a tu novia, ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?
-¿Qué quieres que haga Jasper? –pregunté exasperado. –Bella está enamorada de mi hermano, no hay nada que yo pueda hacer.
-Esto es absurdo. –Mi mejor amigo frunció el ceño. –No puedo creer que Alice fuese cómplice de Bella todo este tiempo.
-Es su mejor amiga ¿Qué esperabas? –Dije recordando la gran pelea que mi amigo había tenido con su novia por mi causa.
-Y tú el mío. –Jasper puso una mano en mi hombro. –Sabes que siempre voy a estar aquí para apoyarte.
-Lo sé. –Agradecí su apoyo. –Pero no me gusta que te pelees con Alice por mí.
-No te preocupes por eso. –Mi amigo sonrió. –Ya lo hablamos y todo está bien entre nosotros.
-Me alegro. –Sonreí. –Esa chica te tiene loco.
-Es verdad. –rio. –Tú deberías buscar a alguien, olvidarte de Bella.
Reí con pesar, si solo supiera que la noche anterior había conocido a alguien que por primera vez después de Bella me había hecho pensar en tener una relación. Pero toda mi ensoñación con esta supuesta mujer perfecta se fue a la mierda cuando me dijo que era una prostituta. Me sentí un idiota, me había dejado encandilar por una ramera.
-No creo que eso suceda. –Bella era la mujer perfecta, y en el fondo yo sabía que nunca encontraría otra mujer como ella.
-No seas pesimista, hombre. –Jasper exclamó. -¿Qué hay de Irina? No te quita los ojos de encima.
-No se mezcla el placer con el trabajo. –Dije negando.
Irina era guapa, pero no mi tipo.
-Casi lo olvidaba. –Mi mejor amigo frunció el ceño. –Edward habló conmigo.
Hice una mueca, mi relación con el señorito perfecto estaba bastante tensa.
-¿Qué quería? –pregunté serio.
-Me pidió que te convenciera para que vayas al cumpleaños de tu madre. –Mi amigo habló como quien no quiere la cosa. –Ya sabes, para ella es importante tu presencia.
-No iré. –No quería ver a Edward y a Bella, actuando como si nada hubiese pasado.
-Alice y yo también estamos invitados. –Mi amigo ignoró mi respuesta. –Es mejor que lo pienses, tu madre es muy sensible.
-Mis padres prefieren a Edward. –mascullé entre dientes. –Siempre ha sido así.
-Estoy seguro de que Esme realmente quiere que vayas. –Mi amigo se puso de pie. –Tengo una reunión dentro de poco.
-Está bien, hablamos luego. –Me despedí.
Cuando me quedé solo no pude evitar pensar en ella, en el delicioso aroma a fresas que me despertaba cada mañana. La había perdido, el amor de mi vida se había enamorado de mi hermano menor, ¿Qué tan patético es eso?
El rostro de ángel de la chica de anoche se vino a mi cabeza, sus ojos felinos y sus labios dulces y tentadores me torturaron. No podía pensar en ella de esa forma, Rosalie era una acompañante. Si quería estar con ella tendría que pagarle.
…
…
…
-Voy a pagarte. –Aseguré al cobrador de mi edificio. –En cuanto tenga el dinero.
-No puedo esperarte más. –El hombre barrigudo con cara de cerdo me examinó de pies a cabeza. –Tienes cinco meses de retraso.
-Tendré el dinero. –Estaba desesperada, si me corrían del apartamento no tendría a donde ir. –Mira esto es todo lo que tengo.
-Te faltan trescientos dólares. –Dijo con disgusto. –Ni siquiera uno de tus favores va a sacarte de esta.
Hice una mueca ante el recuerdo, más de una vez había tenido que acostarme con el cerdo para que me perdonara los retrasos en la renta.
-Prometo que voy a pagarte. –El tipo me miró feo y se fue.
-¡Mierda! –Exclamé.
Cerré la puerta del pequeño apartamento en el que estaba viviendo, tendría que trabajar duro para poder salir de esta, no quería quedarme en la calle, no otra vez.
Tomé mi abrigo y mi bolsa y casi salí corriendo, iba a llegar tarde al club y eso molestaría a Aro.
-Nena, llegas tarde. –Jake me recibió en la entrada.
-Problemas. –Suspiré. –¿Aro se ha dado cuenta?
-No. –Mi amigo sonrió. –Esta entretenido con una de las nuevas.
-Genial. –Besé su mejilla y caminé hasta el camerino.
-Llegas tarde. –La voz nasal de Heidi siempre me molestaba.
-Lo sé. –puse los ojos.
-Aro va a enterarse. –amenazó. –Es la segunda vez esta semana.
-¿Por qué mejor no te ocupas de tus asuntos y me dejas en paz? –Pregunté molesta.
-Porque si te corren, yo voy a ser la estrella. –Sonrió.
-Ya quisieras. –mascullé.
-Antes de que eso suceda todas las bailarinas del mundo tendríamos que estar muertas y enterradas. –Vera soltó desde su asiento, estaba retocándose el maquillaje. –No, ni si quiera así.
-Chicas, chicas basta de peleas y prepárense. –Felix entró con toda su extravagancia en el camerino. –Rosie, querida ¿Por qué aun no estas vestida?
-Acaba de llegar. –Heidi soltó sonriendo malévola. Maldita zorra.
-¡ay, cariño! ¿Qué vamos a hacer contigo? –Felix exclamó.
Me quité la ropa y me vestí rápidamente, me coloqué mi peluca negra y maquille mis ojos.
Estaba lista para el show.
…
…
…
Entré al club que me habían indicado, el aire era pesado, hombres observaban embobados alrededor de una pista circular como una chica bailaba a cambio de dinero. En la pista del centro un tubo salía desde el piso, y la música comenzaba a tocar. Mis ojos se quedaron prendados de la mujer que apareció enseguida, llevaba alas de ángel, sonreí ante la ironía. De a poco comenzó a moverse sensualmente y se subió en el tubo, se quitó el pantaloncito que llevaba y quedo en hilo dental. Sentí mi pantalón apretar.
Cuando se quitó el brasier y quedó con sus maravillosos senos al aire, sus ojos encontraron los míos, la mirada coqueta cambió por una sorpresa.
Y la reconocí, era exactamente la persona a quien estaba buscando.
Escuché a los hombres alrededor mío silbar y decir comentarios sucios, y mi sangre hirvió, la rabia tomó cuenta de mí y me dirigí hasta la pista, sin pensarlo la cubrí y me la eché al hombro.
Me gritaron improperios y algunos hasta me animaron, pero yo los ignoré. La chica a mis espaldas reclamaba y pataleaba.
La deposite en el suelo cuando estuvimos en un lugar más privado.
-Imbécil ¿Qué crees que haces? –Exclamó furiosa.
-Yo… -balbucee, no había pensado que las cosas serían así.
-¿Qué estás haciendo aquí? –preguntó poniendo los brazos como jarra.
-Quería disculparme. –Dije algo avergonzado. –Nunca había conocido alguien así antes.
-Bien, ya lo hiciste. –Me observó molesta. –Ahora puedes largarte.
-La verdad es que quiero ofrecerte un negocio. –Propuse nervioso.
Ella me observó con una ceja alzada.
-Son cincuenta dólares la hora. –ella soltó yo la miré sorprendido, no era eso lo que yo estaba buscando.
-No… -Negué. –Lo que quiero ofrecerte es diferente.
-Lo siento, no cumplo fetiches extraños. –frunció el ceño. –Pero conozco chicas a las que no les importaría…
-No, no es nada de eso. –Me sonrojé. –No tiene nada que ver con sexo.
-Soy una prostituta, amigo. –Ella habló con los ojos entrecerrados. –Todo lo que hago tiene que ver con sexo.
-Escucha… -intenté aproximarme pero ella se alejó. –Yo necesito a alguien, una acompañante.
Ella me observó con una ceja alzada y los brazos cruzados.
-¿Me estas tomando el pelo? –preguntó. –Tú no pareces el tipo que tiene problemas para encontrar una cita.
-Yo necesito una profesional, sin sentimientos. –Dije intentando explicarme.
-¿Puedo saber para qué quieres una acompañante? -Suspiré, si quería su ayuda tendría que decírselo.
-Necesito que me acompañes al cumpleaños de mi madre. –Murmuré ella se echó a reír.
-¿No crees que a tu mami le daría un infarto al ver a su hijito acompañado de una prostituta? –preguntó, yo negué.
-No se lo diremos. –ella volvió a reír.
-No me gusta mentir.
-Por favor. –pedí. –Voy a pagarte.
-Esto te va a salir muy caro. –Sonreí ¿eso significaba que aceptaba? -¿Cuánto tiempo tendré que fingir?
-Tres días.
-Entonces. –Se lo pensó bastante rato. –Serán trescientos dólares.
Pensé que sería mucho más, pero no se lo dije, al parecer la chica no era muy buena para las matemáticas.
-Tendremos que fingir que somos novios. –Le dije.
-Bien, bien. –Sonrió. –Ahora dime la verdadera razón de por qué estás haciendo esto.
-Mi ex novia. –deje salir el aire que estaba conteniendo. –Está saliendo con mi hermano.
Ella silbo por lo bajo, y luego levanto ambas cejas.
-Con esa familia para que quieres enemigos. –Yo sonreí ante su comentario.
-Ella está feliz, eso es lo único que me importa. –Dije.
-¡Y una mierda! –exclamó. -¿Entonces para qué quieres sacarle celos?
-No es para sacarle celos, es para que vea que estoy bien. –sonreí con pesar. –Que seguí en frente.
-Pero no lo has hecho. –ella sonrió burlona.
-Ella no tiene que enterarse.
Hola gente linda, les presento mi nueva creación, llevo meses trabajando en ella y espero que les guste tanto como a mi. Les prometo que las actualizaciones no van a demorar mucho ya que los capítulos ya están escritos.
Para las que se preguntan por la intrusa, no se preocupen no voy a abandonarla pero voy a terminar de escribirla antes de publicar los capítulos que restan.
Muchas gracias por todo su apoyo, son los mejores!
xoxo
Rosalie Hale de Cullen *** Emmett McCartys Angel.
