Los personajes de Naruto no me pertenecen son propiedad de Masashi Kishimoto.
Raku, Minato-kun, Yukari-chan, Mikoto-chan, Ichiro-kun, Ruri-chan entre otros que decida inventar a como transcurra la historia son de mi propiedad.
NOTA: RAKU tuvo su debut en mi fic Ángel del Bosque y asi es ella para que no haya confusion:
Raku Kudara es una kunoichi con habilidades no propias de su clan. Es obra de las tantas experimentaciones del sannin de las serpientes adquiriendo el sharingan de los Uchiha como propio; Orochimaru la sacó de una aldea del País del Agua, no teniendo familia después de un ataque shinobi no habia nadie que la hechara de menos convirtiéndose en el mejor especimen para ser conejillo de indias. Posee habilidades del clan Kudara (clan de Haku), pudiendo crear y moldear hielo a voluntad, a pesar de tener el sharingan de los Uchiha prefiere no usarlo a menos que la situación lo amerite, siendo sus técnicas de hielo las favoritas para atacar.
APARIENCIA
Cabello color anaranjado (como el de Nagase de KOF - sólo que no tan levantado de la parte de atras, más al estilo de Sasuke -)
piel blanca
ojos de color hielo delineados de negro
Porta su protector ninja a la altura del cuello, blusa de malla color guinda, sobre ésta lleva una gabardina abierta de color negro que le llega hasta medio muslo y en la espalda lleva la insignia de su clan: una luna en cuarto creciente
Pantalón negro largo y en su cintura una especie de cinturon de tela de color negro con unas flores rojas, botas obscuras y su bolsa de herramientas ninja a la altura de su cintura, como la usa Kakashi.
Ella es, en la historia, la esposa de Gaara. Otra aclaracion: en este fic se le llamara a Sakura tambien como Ángel del Bosque; Ten-ten, La Maestra de Armas; Hinata, la Mariposa de la Muerte y Raku como la Centella Negra a como lo hacia en mi otra historia
ATENCION: LEA LAS NOTAS DEL FANFIC, ASI ENTENDERA MEJOR LA HISTORIA... GRACIAS! (:
Los gritos de una fémina inundan la habitación de un enorme edificio blanco. Dos enfermeras: una de cabello rojizo, otra de melena castaña prestan sus cuidados a la dama que entre quejas y sollozos manifiesta como un dolor agudo recorre cada centímetro de su cuerpo.
Hoy es uno de los días más esperados para una mujer; la hora en que uno de sus propósitos como ser humano en esta vida, se cumple. Y la fecha esperada coincide con una hermosa tarde de otoño; el viento algo fresco sopla con cautela revolviendo el cabello de la gente que pasea en la aldea, algunos son consientes, otros ajenos a lo que sucede en el hospital de la villa…
Una joven con semblante abatido se encuentra acostada en una cama, sus ojos esmeraldinos se inundan de lágrimas por las estocadas afiladas que siente en su interior; una punzada cruel y despiadada en su estomago, equivalente a 20 huesos rotos a la vez hacen que se retuerza de dolor en su lecho. Las flores blancas así como su suave aroma no apagan en lo absoluto la sensación de angustia y tormento, aun así, al recordar la razón por la que está en el hospital, una sonrisa decora su rostro; sabe que todo ese dolor será bien recompensado cuando su suplicio cese.
El horrible bip-bip de los aparatos hace que sus nervios se pongan de punta y se estremezca ante la desesperante melodía de los artefactos…
– Ese sonido, no soporto ese sonido – decía la joven mientras inhalaba y exhalaba de manera rápida
– Es para registrar sus signos vitales Sakura-san, por favor no se desespere – le decía de manera cortes la enfermera de cabello castaño a la paciente
Un pinchazo en su vientre hizo que gritara subiendo demasiado su tono de voz; aquel dolor era demasiado, quería que se terminara lo antes posible. Intentaba imaginar un escenario lindo, un bosque lleno de quietud y paz, agua tranquila siguiendo el cauce del rio.
– ¡Sáquenlo ya! – pedía entre gritos y tono suplicante la cerezo para que su tortura terminara, aquella visualización no funcionaba
– Inhale y exhale, Sakura-san – le decía la de hebras castañas a la de cabellera rosa
La chica obedecía las instrucciones de las de uniforme blanco; gotas de sudor frio recorrían su frente y mejillas deslizándose hasta perderse entre el cuello de la bata nívea que usaba. Shizune, la asistente de la Hokage tomó la mano de la cerezo, el dolor en el vientre de ésta hacia que apretara con fuerza los delgados dedos de la de cabello negro haciendo que la dama sintiera que le fracturaría su frágil mano.
– Tranquilízate Sakura, mírame… – le decía una rubia voluptuosa con un extraño rombo purpura/azul en su frente, entrando a la habitación
Era un momento único; como Hokage quería ser parte de aquella fecha y estar al lado de su alumna, casi podía llamarla hija por el cariño y amor que la cerezo despertó en la fuerte mujer. Ver sufrir a la joven le causaba una gran desesperación, quería ayudarla a que su agonía parara; lo único que podía hacer en ese momento era apoyarla y ofrecerle atención como ninja médico que era y que todo resultara bien.
La de ojos color jade miró fijamente a su maestra, buscaba consuelo o algo que le ayudara a tranquilizarse, lo que fuera con tal de no sentir como su cuerpo le exigía que aquello terminara.
– ¡Duele mucho Tsunade-sama…! – le decía Sakura a la 5º sombra de fuego, apartando su vista de la rubia, apretando fuertemente sus ojos por el dolor
– ¿Esperabas sentir cosquillas? dar a luz no es nada sencillo, ¿porqué crees que nunca tuve hijos ? muchas veces pensé en adoptar – le decía sonriente la mujer, infundiéndole algo de calma a Sakura.
Una nueva punzada la hizo estremecer y gruñir de dolor. ¿Por qué aquel calvario tardaba tanto? A pesar de mirar incontables veces el reloj de la pared, tardaba mucho en avanzar; pareciera como si las manecillas estuvieran hechas de acero, de uno tan pesado que no podían seguir al próximo segundo, mucho menos al siguiente minuto.
– ¡Voy a matarlo cuando salga de aquí…! – decía la chica apretando sus dientes y los barandales de aluminio de la camilla, doblándolos por la fuerza que ejercía
– Sakura-san, por favor tómelo con calma – le decía la enfermera de cabello rojo a la joven embarazada al ver como los tubos de la camilla amenazaban con desprenderse
– ¿A quién vas a matar? – le pregunto Tsunade a su alumna mientras tomaba sus manos para que dejara de aplastar los barandales
– A Sasuke-kun – dijo la chica mientras apretaba fuertemente la mano de su maestra
La fuerza de Sakura era tremenda, Tsunade emitió un pequeño quejido al sentir como los huesos de sus dedos tronaban y movían de su lugar. Concentró algo de chacra en su palma y todos los ligamentos volvieron a su sitio original, soportando el apretón sobre humano de su alumna
– ¿Por qué? – pregunto confundida la líder de la aldea. No entendía por qué la chica quería matar al padre de su bebé
– ¡Por su culpa estoy así! – decía la chica inhalando y exhalando mientras una enfermera limpiaba el sudor que se deslizaba por su frente
– ¿Ahora si quieres matarlo, pero que tal antes? – le decía de manera picara la Hokage a Sakura haciendo que la cerezo se sonrojara.
Una contracción horrible hizo que se borrara el color bermellón de sus mejillas por el comentario de Tsunade, una mueca de dolor tomo lugar cambiando por completo el semblante de la Haruno; apretaba fuertemente las sabanas de la cama como si eso disminuyera el dolor punzante que se hacía más agudo: la hora había llegado…
– Solo un poco mas Sakura, empuja ¡empuja! – le decía Tsunade haciendo que la chica se apoyara fuertemente en lo que quedaba de los barandales de aluminio mientras Shizune se colocaba entre las piernas de Sakura para esperar a que el bebe presentara coronamiento.
Un grito de desesperación y alivio salió de la boca de Sakura; los brazos le dolían y sintió como si hubiera caído al vacio una vez que termino de apoyarse en aquel material plateado.
– ¡Felicidades Sakura! – le dijo Shizune a la cerezo mientras envolvía en una frazada a una pequeña personita.
El llanto de un recién nacido llenó la habitación, aquello era música para los oídos de Sakura quien por 9 meses esperó ese día tan especial. Al fin, por fin su bebé había nacido. Sabía que tener un hijo conlleva una gran responsabilidad, pero podía lidiar con eso. Sasuke estaría para apoyarla en lo que necesitara ella y el bebé…su hijo. Una oleada de emoción hizo que sonriera mientras una ligera descarga de dolor aun recorría su cuerpo.
– Ya soy mama – se dijo internamente la chica quitando sus manos de lo que quedaba del destrozado barandal de la cama
– Dénmelo, quiero verlo – decía la chica mientras Shizune terminaba de limpiar al recién nacido, entregándoselo a la nueva mama para que lo viera
Shizune se acercó y puso al bebe en el regazo de la cerezo; un pequeño bultito de mejillas sonrosadas envuelto en una frazada de color blanco le decía "Hola" a su madre quien con una hermosa sonrisa recibió a su bebé.
– Se parece mucho a ti – le decía Shizune a Sakura haciendo que ésta no quitara la vista del rostro de aquel pequeño angelito que acababa de nacer
– ¡Quién lo diría! Ya soy abuela – le decía la Hokage a la de cabello rosa de manera bromista
Mientras tanto, en la sala de espera estaban Naruto, Sasuke, Hinata, Kiba, Shino, Ino, Chouji, Shikamaru, Ten-ten, Neji, Lee, Temari y Kankuro.
Sasuke al llevar a Sakura al hospital no pudo evitar que todos los chicos se dieran cuenta; los sensei de los ninja también querían estar presentes pero una reunión de antiguos jonin los había separado de aquel momento.
– Ya tranquilízate hombre, quédate en un solo lugar por un momento – le decía Naruto al último Uchiha, parecía una fiera enjaulada, iba de allá para acá al no tener respuesta de la cerezo y su retoño.
– No puedo estar tranquilo, mi hijo está por nacer y no me han dado noticias de él o Sakura – le decía Sasuke a Naruto mientras miraba como el rubio agitaba una sonaja y hacia caras graciosas a un pequeño niño que llevaba en brazos
– ¡Vamos! todo saldrá bien – le daba ánimos Naruto a su amigo mientras miraba a su pequeño hijo sonreírle
Naruto estaba casado con la bella Hinata; tenían un hijo de apenas 3 meses de nombre Minato. El Uzumaki y la Hyuga habían acordado que si era nena le pondrían Kushina, en honor a la madre de Naruto, pero si era niño le podrían como el gran 4º Hokage. El pequeño Minato era la viva imagen de su padre, solo que con un color de piel más claro.
– Naruto-kun, dame al bebé, debe tener hambre – le decía con tono dulce Hinata a su esposo mientras el rubio le entregaba con cuidado al pequeño Minato
– ¿Te ayudo a prepararle su biberón? – pregunto cortésmente el poseedor del Kyubi a su esposa, respondiéndole ésta con un "Si" acompañado de una dulce sonrisa y el chico fue por la pañalera del bebé para ayudar a alimentar a su pequeño retoño.
Naruto era muy atento con su hijo; si el pequeño lloraba por las madrugadas era el primero en levantarse aunque la respuesta de Hinata fuera rápida ante el llanto de su hijo. El Uzumaki quería estar al lado de su bebé el mayor tiempo posible, no quería perder ningún momento al lado del pequeñito. Deseaba darle toda la atención y cariño que sus padres seguramente le darían si no hubieran fallecido.
– ¿Cuánto más faltara? – pregunto Shikamaru casi rayando en el desespero, no le agradaba estar en la clínica, odiaba el aroma a medicina tan típico del hospital
– Ni que fuera tan fácil, no tienes idea de cómo duele – le dijo de manera firme Temari al encadenador de sombras, recordando cuando ella tuvo a la pequeña Yukari
– Ok, ok, entiendo…tener a nuestra hija fue problemático – decía Shikamaru con una sonrisilla mirando a su pequeña hija de apenas 2 meses de edad
– Para ti todo es problemático – le reprochaba la manipuladora de viento a su esposo recordando lo atento que era éste con su pequeñita.
Shikamaru y Temari vivían en Konoha, de vez en cuando ésta iba a Suna para estar en su tierra natal y ver a sus hermanos. Yukari era una pequeñita de cabello rubio y de tez aperlada, se parecía mucho a su madre.
Era cierto que el tiempo no borraba de Shikamaru esa expresión de que todo es tedioso pero cuando se trataba de la aldea, su hija y esposa tomaba una postura protectora y sábia ante las situaciones que lo requerían. Si su "reina" se encontraba en peligro daría todo porque su madre y él la tuvieran de nuevo en sus brazos.
– Por cierto Kankuro, Temari ¿Cómo están Gaara y Raku? – pregunto curioso Naruto por la ausencia de sus amigos, pues en el nacimiento del pequeño Minato estuvieron presentes.
– Están bien Naruto, aunque como Raku está a punto de dar a luz no pudieron venir – le explicaba la manipuladora de viento de manera calmada mientras rosaba las mejillas de la pequeña Yukari
– Faltan pocos días para que nazca el bebe, nosotros nos iremos mañana, no queremos llegar tarde al nacimiento de mi segundo sobrino – le decía ahora Kankuro a Naruto viendo como el rubio le daba biberón al pequeño Minato
– Gaara nunca no lo perdonaría – le explicaba Temari al de aspecto zorruno
Gaara y Raku vivían en Suna; cuando se hicieron novios y formalizaron su relación, el Kazekage le pidió que se fuera a vivir con él; Raku aceptó y poco tiempo después el líder de Suna le pidió su mano en matrimonio, actualmente viven juntos y están esperando a que nazca su primer bebe.
Sasuke escuchaba como los reunidos hablaban de sus retoños, estaba desesperado e interiormente celoso por no poder hacer lo mismo que Naruto y Temari, quería ver lo antes posible a su futuro heredero y presumirlo como el nuevo Uchiha, el próximo gran shinobi que superaría las expectativas de todos los ninjas que habían nacido: toda una leyenda. Moría de ansias para verlo en una edad adecuada para entrenar con él. Ese era solo el primer paso para restaurar el clan Uchiha.
– Pronto seremos más los que tengamos el sharingan – se decía internamente el chico viniéndosele a la mente su rostro y el de Raku.
– Aunque, tú también me ayudaste a que el sharingan no sólo viva en Konoha sino también en Suna, Raku – se volvió a decir el chico, esperando que el hijo de la chica tuviera el sharingan
La luz roja sobre la puerta plegadiza que daba hasta donde estaba Sakura se apagó, dando a entender que la intervención médica había terminado. Los reunidos se levantaron de sus respectivos asientos para saber qué había pasado. Shizune y Tsunade salieron con un semblante indescifrable, no denotaban ninguna sensación, no había sonrisas ni nada ¿algo había pasado?
– Todo salió bien; pueden pasar a los cuneros a ver al nuevo Uchiha – les decía sonriente Tsunade haciendo que todos casi corriendo fueran por el pasillo hasta el sector mencionado, dejando atrás a Sasuke.
– Gracias… – fue lo único que le dijo el Uchiha a las dos enfermeras y siguió a la estampida que se dirigía a ver a su hijo.
Todos estaban en la sección de los cuneros. Un vidrio los separaba de los pequeñitos que dormían plácidamente en aquellas diminutas camas de colores.
– ¡Mira Sasuke teme! ¡ese es tu hijo! – le decía estrepitosamente Naruto mientras señalaba al bebe que colocaba una enfermera en su cunero.
– Naruto-san, por favor guarde silencio, va a despertar a los niños – le decía de manera amable al rubio una de las de uniforme blanco
– ¡¿Escuchaste, tonto ?! – le decía Kiba a Naruto mientras le daba un ligero golpe en la cabeza
– ¡Kiba teme! – gruñía Naruto al sentir como un pequeño chichón se formaba por el golpe del Inuzuka
– Shhh, Naruto-san, o tendré que pedirle que se retire – le dijo ya molesta una de las enfermeras al ruidoso rubio
– Tsk, que vergüenzas tiene que pasar uno por tu culpa, baka – le decía Shikamaru con tono de fastidio a Naruto
– ¿Qué no sabes leer, tonto…? – le decía ahora Temari al rubio mientras le daba un golpe pequeño con su abanico, señalándole un letrero que decía "Favor de guardar silencio, zona de cuneros"
– ¿Por qué todos me agreden? – decía el chico sobándose su cabeza, viendo a los reunidos de manera acusadora
– ¡Shhh! – dijeron todos los reunidos en coro
– De acuerdo, de acuerdo, me callo – dijo Naruto y un aura negra apareció en su cabeza
– N-Naruto-kun – le decía Hinata a su esposo en un intento de reanimarlo, mientras el pequeño Minato le jalaba uno mechón de cabello a su padre
– Tú no piensas que soy ruidoso ¿verdad? – le preguntaba Naruto a su hijo mientras lo cargaba y el pequeñito le sonreía
– ¡Bien! Mientras tu pienses que no, con eso basta – le decía el rubio a su hijo mientras el bebe tomaba con su manita el dedo índice de su padre
– Espera a que hable y veras que cambia de opinión – le decía Sasuke con una sonrisa de medio lado al de rasgos zorrunos
– Estas celoso, eso es todo – le decía Naruto con un toque infantil, mirando de manera graciosa a Sasuke
El Uchiha mayor se encontraba viendo por el vitral que lo dividía de su heredero. Una sensación nunca antes experimentada despertó en él al momento de ver a su hijo. Un pequeño de cabello negro y tez blanca era acomodado en una pequeña cama de color verde…
– ¿Sera amor de padre? – se cuestionó el chico llevando su mano derecha a su pecho
– ¡Quién lo diría! ya soy papa – se dijo el chico mientras una sonrisa sincera decoraba su rostro al ver al pequeñito en el cunero
Sakura no podía con la emoción; tenía en sus brazos a una hermosa niña de cabello negro, piel blanca y de hermosas mejillas rosadas...tan bella como su madre y padre; aquel angelito lucia tan frágil y expuesto a ser dañado, pero eso jamas pasaria, tenía a dos fieras como padres dispuestos a dejar sus vidas en el campo de batalla si su"reina" corría peligro, eso sin contar las buenas amistades que tenian Sasuke y Sakura que no permitirían que los futuros"reyes y reinas" de Konoha fueran lastimados.
– Eres perfecta – le decía Sakura a su hija mientras con su dedo índice acariciaba la sonrosada mejilla de la pequeña
– Creo que les dije antes de tiempo que pasaran a los cuneros – le decía Tsunade a su alumna, entrando en compañía de Shizune a la habitación
– Quiero que Sasuke-kun la conozca – le decía Sakura a su maestra viendo con ternura a la pequeñita de cabello rebelde que tenía en brazos
– Dámela, la llevare al cunero para que su padre la conozca – le dijo sonriente Shizune a Sakura, acercándose a ella para que le diera a la bebe
– Cuídela mucho – le dijo la cerezo con tono suplicante a su senpai
– No te preocupes, los cuneros están a solo dos habitaciones de aquí – le decía la mano derecha de la Hokage a la cerezo
Shizune caminó con rumbo al cunero, entró y pudo ver que todos miraban a un pequeñito en especial.
– ¡Hola Shizune-san! – se escuchaba el estrepitoso saludo de Naruto que traspasó el vitral de contención.
Shizune le hizo una seña de que guardara silencio y Naruto asintió, no quería que lo corrieran de la zona de los cuneros. La mano derecha de la 5º sombra de fuego salió del área de los cuneros para hablar con los chicos…
– ¿Puedo ver a Sakura? – preguntó Sasuke al ver salir a Shizune
Hacía más de una hora de no tener noticias de su esposa; ya había conocido a su hijo pero estaba algo preocupado por la salud de la cerezo; cuando Tsunade les dijo que la intervención médica había sido un éxito se tranquilizó un poco, pero quería cerciorarse que la Haruno estuviera bien.
– Claro, sígueme – le dijo la joven al Uchiha guiándolo por el pasillo hasta la habitación de Sakura
– Espera… – dijo Shizune parándose en seco
– ¿Qué pasa? – pregunto Sasuke con toque curioso al ver como la chica paro su caminar de repente
– ¿Ya conociste a tu hija? – le dijo la mujer con una amplia sonrisa, desconcertando al chico
– ¿Hija? – dijo confundido Sasuke, viendo fijamente a la mujer
– No sé de qué hablas, vi a mi hijo, estaba en el cunero de color verde – le decía de manera calmada el chico a Shizune
– ¿Qué? ¡Oh no Sasuke-san! el bebé del cunero verde no es su hijo, acompáñeme – le dijo Shizune y Sasuke la siguió al igual que el montón de gente que estaba en un principio en los cuneros
– Mire, la niña que está en el cunero amarillo, ella es su hija – le decía Shizune sonriéndole al chico
Aquello le cayó como un balde de agua fría a Sasuke ¿Una hija? ¿Una mujer? ¡No podía ser verdad! El esperaba un varón, un hijo. Las niñas son débiles y frágiles; todos los entrenamientos planeados con su futuro descendiente se evaporaron en unos instantes al escuchar que se trataba de una futura kunoichi.
– ¡Felicidades Sasuke! – se escuchaba que le decían sus amigos al chico Uchiha
– ¿Estás completamente segura que ella es mi hija? – dijo el chico con un toque molesto, esperando que la enfermera se hubiera equivocado
– Claro Sasuke-san, ella es su hija – le dijo Shizune un tanto confundida por la pregunta
– ¿Qué sucede Sasuke? – le pregunto Naruto al Uchiha con el mismo tono que usó la enfermera
– Nada… se parece mucho a Sakura – le respondió Sasuke a Naruto con una sonrisa quitando los reunidos, aquel semblante de desconcierto
– Bien…sígame Sasuke-san – le decía Shizune al de cabellera azabache, siendo seguida por éste
– Muchas felicidades Sasuke, serás un gran papa – le decía Ten-ten al chico, siendo seguida por Neji que llevaba a su hijo en brazos
– Gracias… – le respondió el Uchiha a la maestra de armas con un tono un tanto alegre, no deseaba que los reunidos supieran de su desilusión por tener una hija
– Tendrá una buena amiga para entrenar – le decía ahora Temari a Sasuke mientras le daba un pequeño beso en la mejilla a su hija.
¡No, no, no! El queria que su heredero luchara contra el pequeño Minato o con Kenshi. Éste era el hijo de Neji y Ten-ten, el pequeñito se parecía mucho al genio Hyuga y a juzgar por la fortaleza de su padre seria un gran oponente; el bebé tenía apenas 3 meses de edad llevándole Minato unos días de diferencia. Esto molestaba al Uchiha. Ellos dos podrían entrenar juntos mientras que su hija tendría que luchar con Yukari. No era que menospreciara el talento de la hija de Shikamaru y Temari, solo que deseaba oponentes más fuertes para que su heredero fuera imparable.
– ¿Una niña? – se seguía preguntando el chico internamente
– ¿Por qué una niña? – trataba el de cabellera azabache encontrar una respuesta a su pregunta
No podría entrenar con ella de manera ruda y sin contenerse, con un varón hubiera sido diferente, éstos resisten mas ¿pero una niña? No le agradaba la idea de ser suave con ella
– Espero y Gaara también tenga una hija – se decía el chico para liberar su frustración al no haber tenido el hijo que deseaba
Llego finalmente a la habitación donde estaba Sakura; la chica estaba agotada pero con una hermosa sonrisa decorando su rostro, para ella, haber tenido aquella preciosa angelita había sido todo un éxito.
– Los dejaremos solos – dijo Tsunade y junto con Shizune salieron de la habitación
– ¿Ya viste a nuestra hija? – le pregunto emocionada Sakura a su esposo
– Si… – dijo el con tono apesumbrado
En ese momento sus dudas se aclaraban, era cierto que no había heredero, sino una niña frágil que le haría las cosas más difíciles para que el clan renaciera y fuera reconocido como uno de los más fuertes, junto con el clan Hyuga.
– ¿Pasa algo? – pregunto curiosa la cerezo por el tono de voz de su esposo
– No nada, es que – decía el chico en un intento de explicar por qué había respondido así, pero al ver como la sonrisa de la pelirrosa se apagaba no fue capaz de confesarle por que aquella reacción
– Se parece mucho a ti, no quiero a niños cerca de ella – dio el Uchiha una excelente excusa
– No seas exagerado, se parece mucho a ti – le respondió Sakura con alegría a su esposo
– Mph, no quiero a ningún niño cerca de ella – fingía celos de padre el chico
– Mientras los chicos no la persigan como las chicas a ti cuando éramos pequeños, todo está bien – dijo ahora la cerezo poniéndose algo celosa
– Pero si tú eras la que más me perseguía – dijo el con un tono burlón haciendo que Sakura se sonrojara
– Aun así – dijo ella cruzando sus brazos y haciendo pucheros
– ¿Has pensado en algún nombre para la niña? – preguntó la cerezo mientras miraba con ojos de esperanza a Sasuke
– La verdad, no – contestó francamente el chico, solamente había pensado nombres de varones
– ¿Qué te parece Mikoto? La pequeña y bella Mikoto – le pregunto Sakura emocionada mientras imaginaba el dulce rostro de su nena
Aquello desconcertó a Sasuke; que su hija llevara el nombre de su madre era todo un honor.
– Me parece perfecto – le dijo el chico con una leve sonrisa, respondiéndole Sakura con un abrazo
– Si llevas el nombre de mi madre tienes la obligación de ser fuerte como ella – se dijo interiormente el chico mientras se le venía a la mente el rostro de su madre
Quince días han pasado y nuevas noticias llegaron a la aldea de la Hoja; La villa de la Arena está de fiesta pues el Kazekage es papa.
– ¿Y? cuéntenos todo – le decían los reunidos a Temari y Kankuro que estaban nuevamente de visita.
Todos se hallaban en la casona de Hinata comiendo, pues la familia Uzumaki organizó un convivio para charlar sobre las buenas nuevas
– Pues… ¡son hermosos! – decía alegremente Temari mientras sacaba de su bolsa de herramientas ninja una foto
– ¿Son? – pregunto curioso Sasuke
– ¡Sí! Son gemelos – decía llena de felicidad la nueva tía
– ¡Maldición! No conforme con tener que ser padre de una niña, Gaara tiene dos varones – se decía molesto Sasuke al escuchar la noticia
– ¡Vaya! Si que Gaara se cruzó la barda – decía pícaramente Naruto mientras miraba a Kankuro
– ¡Cállate tonto! – le decía Temari al rubio dándole un pequeño golpe con su abanico
– ¿Y son dos niños, dos niñas? ¿Qué son? – pregunto emocionada Sakura mientras acomodaba a su hija en un porta bebe para mecerla suavemente y que no se despertara
– Ni uno de los dos; son niño y niña – les decía emocionada la chica mientras les enseñaba la foto de los bebes
La niña tenía el cabello rojo al igual que su padre, de piel blanca y de rostro encantador. La cabellera del niño parecía una hoguera; su melena era anaranjada como la de su madre y tenia tez blanca.
Todos celebraban alegremente que Gaara y Raku fueran padres de dos hermosos hijos mientras la rabia de Sasuke aumentaba ante la posibilidad de que el próximo heredero del sharingan fuera alguien que no llevara el apellido Uchiha.
– Aunque, algo puedo hacer – se decía el poseedor de sharingan mientras su mente hacia trazos de un plan a futuro.
– Por cierto, dijeron que dentro de poco vendrán a Konoha – les decía Kankuro a los reunidos
– Que bien – dijo Naruto, hacia algo de tiempo que no miraba a la "loca de Raku" como él la llamaba y a su amigo Gaara
– Por cierto, toma Sakura – le decía Temari a la cerezo mientras buscaba algo en sus bolsa de herramientas ninja
La manipuladora de viento sacó una pequeña cajita; en el interior de ésta había una medalla de oro con un dije de cristal rosado en forma de una flor de cerezo, enmarcado en oro blanco.
– Toma, es un obsequio de Raku y Gaara, dicen que lamentan no poder entregártelo personalmente – le decía Temari al Ángel del Bosque mientras le sonreía de manera dulce
– ¡Temari! No te hubieras molestado – le decía apenada Sakura a la chica de Suna mientras miraba aquel hermoso dije
– Ni lo menciones, eso díselo a mi hermano y a Raku, es un obsequio para Mikoto-chan – le dijo la rubia de 4 coletas mientras miraba con dulzura a la heredera Uchiha
– Es una piedra preciosa muy extraña y valiosa, pocas se han encontrado en las minas de Suna, es un diamante rosa – le decía Kankuro a la Haruno que aquel regalo era muy costoso
– Entonces no se lo pondré a Mikoto-chan – decía la joven preocupada porque aquella obra de arte pudiera extraviarse
– ¿Cómo que no? después de todo, es un obsequio para ella – le decía Kankuro a la ninja médico mientras Temari tomaba en brazos a Mikoto y el marionetista le ponía el obsequio del matrimonio de la Arena.
– Se te ve precioso Mikoto-chan – le decía Ino a la pequeñita mientras la levantaba en brazos y la niña le sonreía a la manipuladora de mentes
– Siento que esta muy pequeña para llevar puesto eso – dijo Sakura con un toque de temor viendo a Ino y a su hija
– Y yo siento que te apoderaras del collar si Mikoto-chan no lo usa – le decía de manera acusadora Ino a Sakura
– Callate Ino-cerda – le decía furiosa Sakura a su amiga. No era mal plan usar aquel obsequio en lo que su hija crecía
– Cierra la boca frente de marquesina – le decía ahora molesta Ino a la cerezo, pasándole a Mikoto a Sai mientras las dos ninjas médicos se miraban retadoramente, saliendo un rayito de luz al verse
– Nunca cambian – decía el dibujante mientras miraba a su esposa y a Sakura discutir
– Tsk…son tan problemáticas – decía Shikamaru revolviendo su cabello al ver como sus amigas discutían
– Esto es para ustedes – le decía Temari a Naruto y Hinata mientras les entregaba un espejo
– !Genial!, no hacia falta uno en el baño – decía sarcástico Naruto al recibir ellos un espejo y la pequeña Mikoto-chan una medalla hermosa
– No es para eso, baka – le decía Kankuro al chico con una vena palpitando en su frente
– ¿Entonces? – pregunto el rubio con una mirada boba
– Es para que lo instalen en el cuartel de los ANBU o en la oficina de la Hokage, aquí vienen las instrucciones – les entregaba un pequeño papel Temari a los chicos
Hinata y Shikamaru leyeron lo que venía en aquel papel así como unos sellos que se colocarían en el espejo.
– Entiendo... – le decía la Hyuga a la hermana del Kazekage. Ésta por ser la mejor amiga de la Kudara y ex-compañera de equipo sabía que quería hacer
– Es para no exponer a los bebes ¿cierto? – le pregunto Hinata a Temari mientras acomodaba a su hijo en su porta bebe
– Si, Gaara no quiere arriesgarse, Raku tampoco pero mi hermano se ha vuelto muy sobreprotector, creo que es uno de los efectos secundarios de ser papa – le decía en modo de broma Temari a Hinata haciéndola reír levemente
– Bien, ya quiero conocer a los bebes de Raku-chan – decía Hinata con una hermosa sonrisa, queriendo ver lo antes posible a los hijos de su mejor amiga
– Si, yo igual – decía Sasuke para sus adentros mientras en su cabeza empezaba a trazarse un pequeño pero muy bien elaborado plan.
