Capítulo 1: Yoruichi/Urahara
Después de un aburridor día de trabajo (entre comillas, si algo caracterizaba a Kisuke Urahara era eso, lo mucho que odiaba el trabajo) estaba en la sala tomando algo de té con los demás.
Luego de un rato de haber comido muchos dulces y de haber compartido risas con sus empleados pero más que nada amigos, se despidió formalmente y se dirigió a su habitación. Pero la sorpresa que se llevaría al llegar ahí, sería una de las mejores.
— ¿Yoruichi—san?
— Hola, hola Kisuke. —respondió muy sonriente y con una botella de whisky en la mano— ¿Ocupado?
Sorprendido pero para nada molesto con su sorpresiva visita, fue con ella y alzándola en brazos para bajarla de la ventana y evitarle una dolorosa caída, la deposito en su cama. Quitándole la botella y sonriendo con ella, no pudo evitar preguntarle porque estaba tan ebria.
— ¿Por qué? ¿Te molesta mucho o qué? ¿Cómo cuando vivíamos en la sociedad almas y lo hacíamos toda la noche no te quejabas ah?
— Eh, no, no me molesta en lo absoluto Yoruichi-san, preciosa y ebria gatita pero es que es raro. ¿No se supone que tú te ibas a ir justamente hoy a la sociedad de almas para ayudarles a Ichigo y a los demás con ese problema que hay con las zanpakuoto? Es extraño, solo eso.
— Ay no Kisuke-san ¡a la mierda!—se levantó eufórica de la cama— Que se vayan a la mierda porque que dijeron, ¿que venga Yoruichi y limpie toda la mierda que nosotros no podemos? Ba, que se encarguen la amargada de Soi Fong y los demás. ¡que sirvan para algo!
—Yoruichi-san…estas muy, muy ebria ¿no?
— Ah si Kisuke-san, papacito…
Entrelazo sus manos al cuello muy sonriente y con los ojos muy chinitos de lo tomada.
—…lo estoy, estoy muy, muy borracha pero sobre todo, caliente. Dime ¿me vas a ayudar a que se me baje esta calentura? Tu eres el único que me puede seguir el ritmo ¿quieres o te da mucha pereza, mi amor?
—ah Yoruichi—san—contesto con una enorme sonrisa mientras ella ya le había quitado el sombrero y juagaba con el—gatita, deliciosa y sádica gatita. Muy bien, con mucho gusto te ayudare.
Cayendo sobre ella en la cama, no se demoró nada para empezar a besarla. La besaba y la besaba con pura y física pasión, con locura y mucha seducción. Mientras la besaba, manoseaba y enredaba su lengua con la suya a un ritmo completamente desenfrenado y delicioso, ella trataba de quitarle la ropa con mucha dificultad. Pero él, que se las daba de gracioso, detuvo sus manos y no la dejo.
— ¿Qué? ¿Por qué no…?
— Porque no, tú quieres que te lo meta ya pero yo lo que quiero es…
— ¡Ah! ¡Ah sí!
Grito y gimió con fuerza cuando él le destrozo el ajustado pantalón negro y con él, sus bragas.
—…eso no pasara ya, oh bueno, al menos no en este instante.
— ¡Ah! ¡Ah sí, sí!
Grito y gimió de nuevo cuando Kisuke le rompió la blusa anaranjada con fuerza y dejo sus ya erizados senos al descubierto. Luego, se tumbó sobre ella y no se demoró nada en empezar a tocarlos y a succionarlos.
Sobre ella y sintiendo (mejor dicho viendo) como rozaba su desnuda intimidad con la de él que aun sobre la ropa se sentía tan fuerte, estaba muy contento por toda la escena. Verla sobre su cama, completamente ebria y excitada por sus atenciones, era algo que le fascinaba. Kisuke la quería mucho por ser su amiga pero también le gustaba. Desde hacía muchísimos años la amaba y cada vez que estaban así, lo disfrutaba mucho.
Kisuke estaba sobre ella, subía sus tersas y muy diestras manos por sus bronceadas y bellas piernas pero estaba olvidando un pequeño detalle. Yoruichi era muy impaciente. Por eso esta uso un "shunpo" y pronto, estuvo al otro lado de la habitación.
Contra una pared y de nuevo con la botella en la mano, la llevó hasta sus senos y los mojó con el fuerte alcohol.
—Yoruichi-san, nena traviesa ¿qué estás haciendo?
— No quiero que me sigas calentando, quiero que me lo hagas y que me lo hagas duro ¿Cuánto más voy a tener que rogarte para que me lo hagas ah? ¿Por qué eres tan haragán?
Usando un "shunpo" y llegando con ella en un santiamén, entrelazo sus manos con las suyas contra la fría pared para atraparla. Bajando el rostro y lamiendo con cadencia y lentitud uno de sus embriagados pezones, la escucho gemir y halarle el ya desordenado y rubio cabello nuevamente.
— Kisuke…
— ¿Quieres que te coja, Yoruichi-san? ¿Quieres que te lo meta?
—Sí….oh si, si….
— Pues no, eso todavía no lo voy a hacer.
Tocando su muy humedad intimidad con dos diestros y suaves dedos, no dejaba de lamer y succionar cada uno de sus senos. Yoruichi que solo era una esclava de su boca y más especialmente de su hábil lengua, solo abrió más las piernas para darle completo acceso a ella.
Luego, cansada de tanto juego previo, lo tomó por la cabeza y bajándola hasta que quedara frente a frente con su depilado sexo, le ordenó que se lo hiciera.
— Vaya, ya te me estabas demorando en dar órdenes pero, ¿sabes qué hermosa gatita? Para mi será más que un placer.
— Ah, ah sí, hasta que por fin haces algo bien, Kisuke….
Abriendo mucho más las piernas y sin dejar de revolcar su cabello, sintió su caliente y deliciosa lengua muy, muy adentro. Gimiendo, gritando y disfrutándolo mucho, era consciente de que no iba a poder resistirlo por mucho más tiempo. Entrelazando sus fuertes piernas en sus hombros y la espalda contra la pared, le pidió, le suplicó que no parara de hacerlo y que la sostuviera por el trasero.
Él, que estaba más que encantado al saborearla de esa forma, hizo lo que le pidió sin poder ahogar una sonrisa. Pero lo mejor de todo eso sería, cuando ella lo consiguiera. Si había algo que a Kisuke le gustara, era sentir su calor y el sabor de sus fluidos sobre él cuando esta se corría.
— ¡Ah! ¡Ah si Kisuke! ¡Kisuke….!
—"Ah sí, rico nena. Como me gusta escucharte gritar y que te corras en mi boca, Yoruichi"
Después de llevarla a un poderoso orgasmo con su muy graciosa y hábil lengua, se levantó y quedó a la misma altura con ella. Aprovechándose de su excitación, de sus jadeos, las risas y el calor, se fue desprendiendo de la ropa para hacer lo que se moría por hacer desde que la vio en el umbral de esa ventana por donde esa noche entraba la luna llena, perderse en ella.
Y tomándolo en una mano y subiéndole una pierna, le susurró al oído y le habló con lentitud. Quería seguir incitándola.
— ¿Te corriste rico, Yoruichi-san?
— Ah…ah Kisuke—san, ah….si no me lo metes ya, te mato.
— Que conste entonces que solo lo hago por salvar mi vida.
Entró con una increíble fuerza.
— ¡Ah sí! ¡Ah si Kisuke! Si….
Entrando de lleno y de un solo golpe, le levantó las piernas y las enredó en su cintura. El color blanco de su suave piel contrastaba perfectamente con el de Yoruichi. Eran como un delicioso café con leche, muy apetitoso y muy caliente.
Entrado cada vez con más fuerza, con el sudor resbalando por su marcada espalda y escuchándola gemir muy gustosamente por sus embestidas, no dejaba de besarla pero más que nada, de mirarla. Le gustaba ver a sus ojos miel completamente perdidos por la excitación del momento y el alcohol.
— ¿Te gusta, Yoruichi-san? Dime ¿quieres más?
— Oh sí, ah sí Kisuke-san, ah sí…. siento que de nuevo, quiero correrme de nuevo y…
Se podría decir que era perverso, cada vez que sabía que ella iba a dejarse ir, mermaba el ritmo o hacia lo que hizo en ese momento, salió y la miró con una enorme sonrisa.
— ¡Kisuke! ¿Por qué lo sacaste?
— Porque no, —la giró, inclinó su espalda y le tomó las manos para ponerlas contra la pared—esto apenas está empezando, Yoruichi-san. Ya hasta parece que lo has olvidado, gatita.
—Kisuke…
Con la cara llena de sudor, inclinada sobre esa pared y sintiendo mucha excitación, le encantaba cuando hacia eso que le estaba haciendo, le gustaba cuando le apretaba las nalgas con fuerza y empezaba a morderlas.
— Ah….ah sí, ah sí Kisuke, Kisuke….
Con mil y una emociones recorriendo su atlético cuerpo, sintió que cada vez se acercaba más a ella.
Después de un reguero de besos y mordidas que dejo por toda su parte trasera, llego hasta su cuello y mordiéndola con fuerza al tiempo que entraba de nuevo a donde se moría por entrar, le encantaba escuchar sus blasfemias mezcladas con gemidos.
— ¡Maldito seas Kisuke-san! ¡Ah sí, maldito! Nadie me ha cogido nunca como tú, nadie. Ni siquiera Soi fong que es tan buena, puede igualar tu habilidad.
Gritando de nuevo porque volvió a morderla, luego sonrío con suficiencia. Ella ya se había acostado muchas veces con él y sabía que cuando empezaba a morderla de esa forma, era porque estaba a muy poco de correrse. Excitada, caliente y como por intensificar su experiencia, empezó a moverse al mismo ritmo con él.
Kisuke que también la estaba pasando de maravilla y no lo podía tener más hinchado y duro, empezó a penetrarla con más salvajismo y para intensificar su orgasmo que era inminente gracias al calor que le transmitía su delicado cuerpo, le abrió más las nalgas y le introdujo muy delicadamente un dedo en el apretado trasero.
— ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah Kisuke! ¡Ah! ¡Oye!
— Ni te quejes Yoruichi-san que después de hacerte correr, es esto lo que me vas a dar. ¡¿Verdad que me lo vas a dar también gatita?! ¡Dilo Yoruichi-san! ¡Grita!
— ¡Ah! ¡Ah si Kisuke-san, ah sí, sí! lo que quieras pero….pero… ¡ah!
Siendo solo presas y esclavos de lo que se hacían sentir con esos cuerpos, Yoruichi se entregó de nuevo a la delicia del orgasmo y él, lo hizo por primera vez. Cayendo sobre su sudada espalda mientras ella reía y salía, otros en la casa ya empezaban a sentir curiosidad. Para ellos era divertidísimo jadear, reír, gemir y gritar con fuerza mientras lo hacían pero había un problema, Kisuke no vivía solo.
— No, no pasa nada Jinta, Ururu, es solo que Urahara-dono a veces se acuesta con la televisión prendida. Eso es todo.
— Oiga no pero, ¿qué clase de cosas está viendo? ¿Si escuchó esos gritos?
— No pasa nada y mejor díganme, ¿salimos? Me pareció sentir la presencia de un "hollow" hace poco.
— Pero, ¿Por qué no le decimos al señor Urahara que…?
— Vámonos, vámonos Ururu que no, para algo tan sencillo como eso no debemos despertar al maestro. El casi no duerme y hay que dejarlo descansar.
— Si claro, casi no duerme. Algo muy raro pasa aquí.
Y mientras ellos salían y les daban más privacidad, Urahara se estaba aprovechando de esa soledad.
— ¿Sí? ¿Quieres que te lo….?
— Favor con favor se paga, Yoruichi-san.
Rieron.
— Así que abre esa alicorada y pequeña boquita y chupa, chúpamelo como nunca en tu vida.
—Que grosero eres, Kisuke—san. —Lo miró con diversión mientras no dejaba de moverlo de arriba abajo— ¿de verdad? ¿Tanto lo deseas? Muy bien, entonces en ese caso…
— Hey, hey, ten cuidado con él, Yoruichi-san. Es mi parte más querida y le tengo mucho cariño, pero dime ¿acaso tú no?
— Ah sí, y mucho pero tendrás que rogar. Quiero escucharte suplicar que lo haga.
Cediendo ante su chantaje pero sobre todo a su sonrisa que le encantaba y lo dominaba por completo, la miro y le suplico que se lo hiciera. Que moría por ser atendido una vez más al igual que en un pasado no muy distante, por su experta y deliciosa boca.
Desordenándose el morado cabello que a Kisuke tanto le prendía, lo hizo a un lado de su cuello y con mucha delicadeza, lo metió de lleno en su boca.
— Ah Yoruichi-san, esta será una noche sensacional.
Prendido de su cabeza y halándole ocasionalmente el cabello, disfruto de su boca, de sus besos, de los arañazos que le dio por la espalda y de todo su ardiente sexo toda la noche. Tomándola de todas las formas que se le ocurrieron, al final tuvo consideración y la dejo dormir sobre su desnudo pecho muy a esos de las tres de la mañana. Disfrutando de su sexo pero más de su compañía, durmió abrazado a ella mientras esta, enredaba una de sus suaves y aterciopeladas piernas sobre la suya.
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Al otro día todo fue confusión. Despertó y cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue el plano, suave y blanco pecho de un hombre. Relajándose porque sabía que solo podía tratarse de él, se apartó y se levantó para irse.
Pero cuando se levantó de un solo golpe, todo su mundo se tambaleó de un lado al otro.
— ¡Demonios! ¡¿Qué carajos hice anoche?!
— Hola, hola, Yoruichi-san. —Se sentó en la cama y con medio cuerpo cubierto por una sábana blanca, le sonrío— Dime ¿dormiste bien, gatita?
Al escuchar la forma como se había referido a ella, lo entendió pero más que nada, recordó todo lo que había hecho la noche anterior. Recordó que tenía mucha pereza de tenerse que ir a la sociedad de almas y que por eso, se había pegado la borrachera de su vida con aquella botella.
Volviendo a la cama, completamente desnuda y sentándose en la orilla, no le quedó más remedio que mirarlo y darle las gracias.
— No tienes nada que agradecer, Yoruichi-san. Fue como siempre que estas ebria, increíble. Oye pero, ¿quieres algo de tomar antes de irte para la sociedad de almas?
— Ni me lo recuerdes Kisuke-san que no sabes la pereza que me da. Lo que me gustaría es quedarme aquí durmiendo contigo un poco más. Ummm si, que pecho tan suave y rico tienes.
— Ah pero entonces, —extendió su brazo sobre la cama y le sonrío— ¿que estas esperando? Aún es muy temprano para el trabajo gatita y además, que se encarguen Ichigo y los otros. ¿No? para eso están. Ellos son los protagonistas.
— Ay si tienes toda la razón vago degenerado.
Río con él y se acostó en su regazo.
— Más tarde me voy. Después de que haya dormido, comido algo rico y claro, después de hacértelo pero ya en mis cinco sentidos, me voy. ¿quieres?
— ¡Pero claro que sí!—se giró y apretó su fuerte erección contra su firme trasero muy sonriente—y así será Yoruichi-san, preciosa y deliciosa sádica, así será. Ven, durmamos. Ahora les pedimos a los muchachos que nos hagan algo. Para eso los tengo. ¡que se ganen los que les pago!
— ¡Kisuke-san! En verdad eres terrible, pero por eso te quiero tanto.
— Y yo a ti preciosa, y yo a ti Yoruichi-san.
