Toda acción trae una consecuencia.

Ninguna justificación que se de a alguien que ha sido dañado, humillado y torturado, tendrá valor cuando ya es tarde.

Es muy difícil encontrar a una persona que conserve su alma, su corazón y esencia sin ninguna mancha, sin ninguna fisura, cuando se empeñaron en romperla pedazo por pedazo, los siete días de la semana.

Creyeron derrotarlo, rebajarlos a nada; pero ellos lograron encontrar la fuerza y la valentía en su inhóspito interior.

Iban a demostrar que se equivocaban.

Ellos valían e iban a enseñar el poder que tenían y el alcance de este.