Capitulo 1

Suena el despertador, 7 de la mañana y ya se dislumbra un nuevo día en su jaula de oro. Se podría decir que Regina lo tiene todo, un trabajo de gran importancia en el banco más importante de Bostón o lo que es lo mismo, tiene el banco más importante de Boston..., tiene dinero para comprarse hasta un castillo, una belleza que cualquier mujer daría lo que tuviese por poseer, un novio encantador que le adora y un hijo maravilloso, aunque un tanto especial. Pero no dispone de lo más importante que una persona debe tener: felicidad plena y absoluta. Regina tiene un vacío dentro de sí que le impide disfrutar de todas esas ventajas de su vida, pero que ni ella misma conoce aquello que le impide ser feliz.

El sol se insertaba entre las rendijas de la persiana de su habitación, desde luego disponía de unas vistas magnificas de la ciudad y esos momentos antes de levantarse y empezar con su día le daban paz, le relajaban de una forma que nada más podía hacerlo dentro de esa vida de ajetreo, reuniones, compromisos y trabajo.

-"¡MAMÁ! Llegaremos tarde a clase, date prisa", -dijo henry desde las escaleras "Hoy tengo examen a primera hora".

- "Ya voy hijo, acaban de dar ahora las 7". -dijo Regina todavía medio en sueños.

- "No mamá, acaban de dar las 8", -inmediatamente después de decirlo, Henry ya sabia la avalancha que se le avecinaba.

-"¿¡QUE!? ¿!Y tu no sabes avisarme de la hora que era!?", -dijo Regina desde la puerta de su enorme habitación, todavía con el pijama de seda rojo y negro de tirantes y pantalones extra cortos que dejaban ver unas piernas largas y bronceadas-. "Muy bien hijo, ahora dispongo de tan solo media hora para arreglarme, desayunar, llevarte al colegio y llegar al banco", -dejando ver un tono de gran enfado para solo ser las 8 de la mañana, aunque en cierta forma era su humor habitual.

Regina no es precisamente una mujer risueña, que siempre tiene una sonrisa en la cara y palabras dulces para todo el mundo, es más bien una mujer implacable, seria y con muy poco sentido del humor.

- "Es tu banco mamá, puedes llegar a la hora que quieras, nadie te va a echar la bronca", -dijo Henry en un tono de resignación, debido a que su madre pasaba la mayor parte del tiempo en el trabajo sin sacar apenas tiempo para él.

- "Esta vez no Henry, tengo una reunión a las 8.30, muy pero que muy importante y no puedo llegar tarde", -aclaró Regina colocándose su tacón de infarto Louboutin-,"Venga rápido, vamonos".

Era asombroso la velocidad a la que Regina llegó al aparcamiento donde le esperaba su Mercedes-Benz Clase S debido a las horas y horas pasadas subida encima de semejantes andamios como zapatos. Ya en el coche se podría decir que el limite de velocidad no le importó mucho y en apenas 10 minutos ya había llevado a Henry al colegio y le sobraban otros 10 minutos para comprarse un Café y llegar a la oficina.

Con el café en la mano, el maletín colgando de su hombro y su I phone en la otra mano derecha se disponía a llegar al edificio cuando de repente sin previo aviso... PUM!

- "¡Pero serás...!"

Anoche no debería haber salido, la cabeza estaba a punto de estallarle, la boca la tenía completamente seca y sentía como si un camión le hubiese pasado por encima.

Todavía llevaba puesto el ceñido vestido rojo por encima de las rodillas que se puso.

Las chicas habían insistido en salir, Emma cumplía 28 años y sus amigas no iban a permitir que pasara su cumpleaños sola en casa, aunque ella no era muy de celebraciones finalmente accedió, al fin y al cabo Ruby y Belle eran su familia y no les podía decir que no.

La luz de un nuevo día comenzó a molestarle en los ojos y no tuvo más remedio que abrirlos muy a su pesar, observando en su mesita la hora que reflejaba el despertador: 8:10.

El vodka todavía presente en su organismo le impedía asimilarlo, hasta que cayó en la cuenta...

-"¡Me he dormido!" -pensó Emma saliendo de un salto de la cama.

Emma no era la mujer más puntual del mundo, pero últimamente llegaba tarde al trabajo día si y día también y el director de la escuela ya le había dado un ultimátum el día anterior. No podía perder su trabajo por nada del mundo así que se dio una ducha en tiempo récord, se puso unos pantalones vaqueros, una camiseta blanca básica de tirantes y la cazadora roja y salió de su apartamento en busca de su escarabajo amarillo.

Ni siquiera recordaba en que lugar lo había dejado y desesperadamente recorría la calle, mientras corría se recordaba a si misma que jamas haría caso a Ruby y que jamás volvería a salir de fiesta.

Ya no sabia cuantas calles había recorrido, cuando ahí estaba, su querido escarabajo aparcado a unos 3 metros, automáticamente sin pensarlo 2 veces corrió hacia el cuando... PUM!

- "¡Pero serás...!

Continuara...