Algo muy común en un invierno escandinavo era contemplar sus noches polares, en donde parecía que el sol se había enfadado con la gente y se negaba a salir por el horizonte. Todo estaba teñido de un color azul, el cielo, la nieve, apenas había nada que los diferenciase, salvo ese día.

Ese día las nubes grises y negras se cerraron por completo sobre el cielo cubriendolo todo de una capa más oscura y lo único que aportaba luz en esos momentos eran los múltiples relámpagos que caían del cielo. Era una tormenta eléctrica. No había lluvia o nieve, solo destellos y truenos.

Un chico de unos trece o catorce años recorría a pie una rocosa extensión de terreno huyendo de un grupo de soldados que le pisaban los talones. Los soldados no se arriesgaban a detenerse y dispararle debido a que la periferia recortaba su probabilidad de acierto y sumado a la oscuridad que había en ese momento solo dejaba una opción: perseguirle y cazarle. La velocidad del chico era admirable, lograba dejar dejar atrás a soldados entrenados.

Visualizando un bosque al final del camino el chico se alegró interiormente, pero la realidad volvía a hacerse presente con su crueldad y desmotivación. Desde los negros árboles del bosque se oyeron disparos de un rifle de largo alcance. El chico esquivó las balas por los pelos y se detuvo a ver como varios soldados salían del bosque portando unas grandes armaduras y armas tanto de largo como de corto alcance.

Maldiciendo su suerte oyó otro disparo que vino de atras, pero la bala falló al dar en el suelo cerca de su objetivo. Cuando volteó la cabeza pudo ver como los demas perseguidores llegaban rodeandole. Recitando un comando de activación los cuerpos de los soldados se envolvieron en un manto de energía negra y gris que salió de un destello de luz desde su pecho. El manto de energía se solidificó transformandose en una armadura igual a los soldados regulares que salieron del bosque.

Ahora todo quedaba aclarado, esos soldados le estaban atrayendo a una trampa por ello le persiguieron a pie. Sin emargo el chico no mostró preocupación alguna, ya estaba acostumbrado a las malas pasadas que le daba la vida como regalo por existir.

Dio unos pasos de un lado a otro. Ellos no habían empezado a dispararle. Sabiendo que carecía de escapatoria alguna solo quedaba enfrentarse a ese grupo de soldados. Recitando el mismo comando de activación un destello salió desde la base de su garganta, liberando una fuerte luz que se tornó en una corriente de energía de color turquesa oscuro. Toda esa energía siguió fluyendo hasta engullir al chico completamente mientras se manifestaba en forma de un gigantesco lobo que desprendía un resplandor espectral.

Uno de los soldados comenzó a disparar. El resto le siguió. De un ágil movimiento el lobo se plató en frente del soldado, destrozandolo completamente de un solo mordisco. Un nuevo rugido y las voces de la batalla fueron silenciadas por los truenos.

Minutos despues los disparos cesaron, los gritos desaparecieron y el chico se encontraba de pie frente a los cadáveres de los soldados. La mitad de su cuerpo estaba recubierto por una armadura semejante a la de los soldados. Con su mano sujetaba por el cuello a uno de los soldados con relativa facilidad.

Tras echar una última ojeada, por si encontraba a un superviviente que debía rematar, dejó caer al soldado al suelo. Su armadura de disolvió en un sinfín de destellos, los cuales regresaron a su lugar de origen.

El chico se dirigió hacia un camino que pasaba hacia los desfiladeros. Ahora que ya no le perseguía nadie podía sentirse libre de tomar una ruta. Pero en ese momento pudo divisar algo entre los árboles del bosque. Guiandose por la curiosidad se adentró en el lugar encontrando varios vehículos que habían usado esos militares. Entre ellos había motocicletas de tamaño descomunal. Ciertamente parecían ser todoterrenos de dos ruedas con cañones de ametralladoras localizados a cada lado de las ruedas, un vehículo muy militar.

Después de comprobar que esa motocicleta no llevaba nada extraño incorporado, se tomó la libertad de tomarla, ya que a su dueño no le iba a ser de utilidad en ese momento. Arrancado los motores y a toda velocidad tomó una carretera que le conduciría hacia su siguiente destino.

A lo lejos llegó a divisar una ciudad, llamada Vedafjord. Desde fuera parecía ser una ciudad como cualquier otra, exceptuando un edificio gigantesco que sobresalía desde el centro de la misma. Ese edificio era un cojunto de rascacielos. Rodeado de seis edificios extraños y vías de tren conectadas. Ese era el lugar hacia donde el chico se dirigía.

Una vez dentro recorrió los pasillos encontrandose con varios trabajadores recepcionistas y gente vestida con una bata blanca, a los que se los consideraban científicos. Pasando de todos ellos el chico siguió un camino alternativo entrando en una sala con grandes escaleras que se asemejaban a una terraza fluvial. Al final de las escaleras, conectando con el techo había unas gruesas tuberías hechas de un material transparente. Éstas conducían una extraña energía verdosa y brillante que iluminaba la sala.

No había muchas personas en ese lugar y pocos fueron los que se tornaron hacia él cuando entró en la sala. Sentado en uno de los escalones mientras jugaba con su telefono movil, uno de los ejecutivos, Remiel se encontraba en ese lugar.

"Llegas tarde, Niffel" Dijo Remiel sin desviar la mirada.

Remiel era por así decirlo un hombre de mediana edad, de cabello morado y ojos azules verdosos, los cuales emanaban un brillo sobrenatural. No parecía que al chico le agradase encontrarle y menos cuando este entornaba su movil para sacarle fotos de manera indiscriminada.

"Yo nunca llego tarde, llego cuando tengo que llegar" Dijo Niffel acercandose hacia el sujeto.

"Esa es una excusa muy pobre" El pelimorado se levantó solo para estirarse las piernas "Vamos a ver una palabra de once letras que haga referencia a unión y cooperación"

El chico se mantuvo callado hasta que el superior le miró como si le ordenase que dijera la respuesta.

"Sincronización" Dijo Niffel.

El lider de la primera división anotó la palabra creando un ambiente de tensión en el lapso de tiempo mientras lo tecleaba.

"¡Correcto! Me encantan los puzzles" Afirmó bajando el telefono y etornandose hacia el chico "Ahora contesta, por qué has tardado tanto"

"Los militares me emboscaron" Dijo el chico ante una expresión de sorpresa claramente fingida por parte del superior.

"Ooh ¿Te emboscaron o dejaste que te emboscaran?" La pregunta del pelimorado hizo que el chico paralizó su respiración bruscamente y comenzó a ponerse nervioso.

"..." El chico se mantuvo en silencio, sin querer darle explicaciones.

"Ya veo" Dijo el pelimorado. En ese momento una mujer se acercó a ellos.

"Siento interrumpir, pero Niffel tienes que ir al piso superior" Ella no dijo nada más y se marchó dejando la duda, algo bastante común en esa ejecutiva.

Remiel volvió la mirada hacia el chico pero este ya se había marchado. Soltando una sonrisa volvió la mirada a su telefono.

Tras llegar hacia el ascensor principal y subir a la siguiente planta, Niffel se acercó a la recepcionista de esa planta, aunque parecía más un perró guardián vigilando una puerta. Pero aun así pareció recibirle encantada.

"Niffel san, que bueno que ha llegado" Dijo la recepcionista "Por favor pase, el gerente ejecutivo le está esperando"

Aceptando la invitación para entrar a la sala, aunque realmente no tenía otra alterntiva, Niffel entró con desgana.

Dentro de la sala había solo unas pocas personas al frente de unos avanzados ordenadores de última generación, que el chico no recordaba haberlos visto. Una de esas prsonas se levantó y se acercó. Era un hombre alto, rubio y con gafas que vestía un traje de marca y guantes blancos. Realmente se podría decir que tenía estilo y elegancia.

"Esta es la primera vez que nos vemos, soy el nuevo gerente ejecutivo, Azael" Dijo estrechandole la mano a lo que el chico aceptó cortesmente.

"Encantado de conocerte" Contestó Niffel.

El gerente volvió hacia la mesa y apuntó algo haciendo que apareciese una enorme pantalla sobre la mesa.

"Se que es algo repentino, pero..." Haciendo que la pantalla se llene de datos, Niffelobservó con curiosidad aquella foto que apareció, aunque solo había una sombra de una persona "Uno de los soldados que trabajaba para esta organización y desertó hace tiempo llevandose un arma muy delicada por así decirlo"

"¿No hay alguna imagen suya?" Preguntó el chico.

"No, nada en absoluto" Negó el gerente "Desde ahora la organización está bastante ocupada. Necesitamos que lo encuentres y lo traigas con vida, el profesor Anneryth insistió mucho en ello" El chico mostró una mueca de desagrado, no le agradaba demasiado escuchar el nombre del científico.

"¿Por qué tengo que ir yo?" Preguntó Niffel. El gerente le miró interesado en su negativa "Hay algunos que todavía quedaron con vida"

"Si, pero desde hace tiempo tu mismo has compledado misiones con éxito preciso, a pesar de tu comportamiento anteriormente y esa rebeldía contra la organización, como estipulan los informes de tu expediente" Explicó Azael apoyando sus codos spbre la mesa mientras cruzabas los dedos "Hay otros diversos motivos, pero fue el mismo profesor quien te recomendó para ello. ¿Acaso tienes algo en contra de ese hombre?

"No realmente" Contestó Niffel.

"Bien, me gustaría que fueses a investigarlo. Él te acompañará" Dijo el gerente ladeando la cabeza hacia la puerta.

Niffel vió como una especie de humo negro extraño saliendo desde la puerta reuniendose en el suelo en forma de sombra negra y roja, desde la cual salió un chico aparentemente de su edad. Tenía el cabello revuelto de color negro azabache, sus ojos eran de color sangre, pero el rasgo más destacado fue llevaba una serie de vendas que cubrían su frente, parte superior de la nariz y su boca. No daba la impresión de ser alguien nuevo, pero no le conocía.

"Encantado de conocerte" Dijo el chico presentandose.

"Se llama Garmir Morket, pertenece a la sección DVS" Explicó el gerente.

"Dyp Vann Soldater ¿la unidad medica?... Ya veo, encantado Garmir" Dijo Niffel con cierto asombro.

Esta debía de ser una misión de mala suerte, al tener que cooperar con un tipo de la extraña sección DVS, no solo no sabía mucho de esa sección, también había oído que los reclutas y trabajadores que eran asignados a ella no volvían.

"Una vez que estéis preparados dirigíos al área de investigación, ahí el propio profesor os dará las demás instrucciones" Dijo el gerente ejecutivo. Los dos asientieron, la misión estaba a punto de empezar.