Los Sims 2 no me pertenecen, los derechos son de Electronic Arts, Maxis y todos los involucrados en la creación del juego. Este enfermo argumento, por el contrario, quiero creer que si es mío.
PROLOGO
Dolor.
Sentía un gran dolor en mi cuerpo, así como un frió tremendo, el duro suelo solo había entumecido el lado derecho de mi cara, trate de levantarme apoyando mi peso en el brazo izquierdo, el que aparentemente menos me dolía, desistí cuando una corriente de dolor cruzo desde mi codo hasta mi hombro, obligándome a caer intempestivamente en la misma posición, el golpe me había dejado aún peor, finalmente opte por voltearme hacia el lado izquierdo, quedar boca arriba y levantarme de una sola vez, como si estuviera haciendo una abdominal, eso no ayudo en nada a mi castigada espalda.
Sola, allí sentada en el piso de mi fría habitación examiné el daño en mi cuerpo. No tenía puesto más que mi sujetador y la falta de mezclilla negra, sin ver podía jurar que tenía la espalda roja y marcada en latigazos, mis brazos estaban adoloridos y con moretones, alguno que otro raspón en mis piernas, mi cara, suponía ya, estaba con moretones también, que no sabría cómo excusar ante mis maestros, entonces lo recordé, no habría más clases durante veinte días pues el día anterior habían comenzado las vacaciones navideñas.
A mis perfectos padres no les había causado ninguna gracia ver mis calificaciones, había sacado un seis* en casi todas, excepto el dos en inglés y el diez en educación física que de ninguna manera les servía como consuelo. Odiaban el saber que su hija no era perfecta como mi gemela, Ángela, aun que ellos no sabían que sus grandiosas calificaciones eran resultados de encamadas y felaciones, además de algún soborno para las maestras, todos los días soportabas las comparaciones que ellos hacían entre las dos, resaltando lo dedicada, abnegada, aplicada, gran ser humano y buena hija que era Ángela, y el desastre que era yo, lo que no se daban cuenta es que, el desastre que soy de lo debo a ellos.
Jamás entendí, ni entiendo y probablemente jamás entenderé es; ¿Por qué desde mi nacimiento se hizo una diferencia para conmigo? Mis primeros recuerdos son de esta misma habitación, aun que de otro color, conmigo en la cuna, de pie en ella llorando porque llevaba horas o hasta días con el pañal sucio, llorando porque tenía hambre o frío, llorando porque estaba asustada o me dolía algo, mientras que escuchaba a mis padres colmar de abrazos, besos y amor a mi hermana mientras que a mí me tenían en el olvido, nunca me enseñaron nada, ni cómo usar el orinal, ni a caminar ni hablar, aprendí por mera imitación, no tuve fiestas de cumpleaños ni derechos a divertirme con la TV, salir o a comer lo que yo quisiera, todo era racionado, todo era controlado, si tuve un trato lo más cercano a humano se lo debo a mis abuelos maternos, ellos en algún punto entre mis seis o siete años decidieron visitar más a menudo la casa, sin saberlo, me ayudaron, una hija semidesnuda y descuidada no era buena imagen para su perfecta familia, el único derecho al que se me fue permitido es la educación, como no, en el que debía resaltar, pero, ¿Cómo iba a sobresalir? Como lo haría si se me privaba de algo tan básico como el desayuno y se me golpeaba dos veces por semana.
Lo que soy se los debo a ellos.
Puedo parecer una chica ruda, mi aspecto, de nuevo, es solo imitación de quienes hace unos años me brindaron mi primer contacto humano agradable, un grupo de chicos y chicas góticos, los únicos que no buscaron la perfección en mí y me aceptaron con mis defectos. No soy una chica ruda, ni una rebelde, solo soy Lili, un desastre, la que llora todas las noches al imaginar una vida que nunca tuve, una con familia normal, una vida normal, solo soy Lili la niñita que siempre busco el amor que un abrazo materno solo podría dar, la que espera amor del mundo pero solo recibe desprecio. Solo soy Lili la que ahora cura sus heridas físicas, pero que no puede curar las heridas de su interior.
Cerré el frasco de ungüento que use para curar mi espalda, me puse una blusa negra y arregle mi cabello, me acerque a la ventana, corrí las cortinas, amaba ver el amanecer y escuchar el suave cantar de las aves, el leve silbar del viento y las hojas moverse con él.
En el frente de la casa vi a una chica rubia, con un vestido rosa y boina del mismo tono, oculta tras el buzón.
Hace días que la veo rondar la casa, observando o esperando a alguien en especial, aunque si buscaba a alguien de aquí, quizá a mi hermana, debería tocar el timbre y preguntar. La chica al verme pegó un saltito y salió corriendo hasta perderse de mi vista, que chica más rara, pero me divertía verla cada mañana esperar a un nosequién tras el buzón, era la única cosa que me divertía en esta horrible casa.
Quizá en otras circunstancias correría a la policía a informar de una extraña merodeando mi propiedad, pero en condiciones actuales me daba igual, podían hacer lo que quisieran con mi familia si eso significaba mi libertad.
