Hola!
Reitero que nada del universo de Harry Potter es mío, sino que propiedad de J.K. Rowling.
Este mi nuevo fic y espero que les guste, tanto como a mí la idea. Me encantó la panorámica de los cuestionamientos de Draco Malfoy y de sus sentimientos ante las leyes inamovibles de los mortífagos y las familias puras. Por fin que Rowling nos lo dejó así, pues si no solo seria un personaje plano.
El Robo
Después de haber leído el pergamino, miró un punto fijo en la pared y sintió como su realidad colapsaba, se destruía en mil pedazos y daba paso a un lugar conocido; su casa. No era de esos que recuerdan fácilmente los hechos, pero esa información hizo que su mente trabajara a mil por hora, haciendo las conexiones suficientes para que esas palabras lo hicieran cuestionarse.
- Mamá, ¡quiero un hermanito! ¿Por qué tengo que ser hijo único?- Le preguntó un Draco de cinco años a Narcisa, quien leía cómodamente el periódico mágico en uno de sus lujosos sillones de cuero.
-Por... porque así sólo te vamos a querer a ti, además, la talla de nuestra familia solo necesita un heredero y si fueran más, habría problemas entre tú y tus futuros hermanos, ¿no comprendes?- Respondió descolocada la mujer, quien se mostraba algo nerviosas por las preguntitas de su hijo.
Draco, en ese momento sólo asintió, pero cuando comenzó a compartir con sus amigos y compañeros de Hogwarts se dio cuenta que algo no calzaba. Sin embargo, como desarrolló mucho su egolatría, terminó aceptando esos dichos sin cuestionarse nuevamente.
Nada en la mente de Draco Malfoy le haría pensar que esas dudas, que había tenido cuando pequeño, saldrían a la luz y con más potencia gracias a sutil intervención de Hermione Granger. Gritó furioso, arrugando los pergaminos prolijos, de caligrafía perfecta y de tinta verde, dirigiéndose rápidamente hacia la sala común de Slytherin.
Maldita, dijo en su mente, pero sabía, muy dentro de él, que ella no tenía la culpa, sino que él se lo había buscado. Nadie lo había obligado a meterse en las cosas de Granger cuando ésta había ido por uno de sus libritos en la biblioteca y mucho menos robarle su más preciado tesoro; la patética y extensa redacción que tenía que entregar en esos días. La odiaba, sí, la odiaba como nadie, no solo por ser la sabelotodo, la amiga de Potter y del muerto de hambre, sino que por su asquerosa sangre; sí la odiaba por eso, pues el sólo nombrarla le producía náuseas y más aún cuando sus amigotes repetían su nombre, esperando expectantes por la fechoría del rubio.
- ¿Y? ¿Mañana la sangre sucia se tirará de la torre de Astronomía por no entregar a tiempo su redacción?- Le comentó ansioso Zabinni.
Draco le dio una mirada fulminante, pero de inmediato se dijo a sí mismo, no te delates, y con algo de fingido optimismo le comentó: mañana no existirá Granger o si la hay, en San Mungo, junto a los padres de Longbottom.Y con la arrogancia que lo caracterizaba se fue directo hacia los dormitorios.
Entró a la habitación, sentándose de inmediato en su cama y mirando pensativo al techo. Si no hubiera seguido los consejos o mejor dicho, la apuesta de Blaise, no estaría como un lunático cuestionándose la natura de sí mismo. Si no hubiera existido esa apuesta... pero no, él tenía que mostrarse como el mejor de Slytherin y eso le pasó la cuenta. Lo más malo es que la Granger ni siquiera había dañado a estos muchachos, sino que solo su mera existencia fue el motivo suficiente para gastarle una broma. Meditó una vez más, tratando de borrar la voz chillona de la chica cuando se la imaginaba leyendo ese pergamino eterno, adornado de miles de datos que hacían irrefutable su postura. Si tan solo supiera bien de qué mierda se trataba todo eso y qué significaban esas palabras que, tal vez fueron inventadas por los muggles para complicar y hacer todo tipo de daño mental a los sangre pura.
Trajo los pergaminos a su regazo y con detención fue subrayando y anotando las palabras más complejas, con el plan de buscarlas mañana en la biblioteca de la escuela, pero con el cuidado suficiente de no delatarse con la Granger y menos hacer que los otros creyeran que se interesaba en conocimientos muggles. Tranquilo escribió sin equivocarse la palabra cromosoma, seguido derecesivo o pasivo y activo. Pensó que sabía del término endogamia, pero, para que tuviera un mayor entendimiento escribió: Consecuencias de la endogamia. De igual manera se sintió algo estúpido, ya que la sangre sucia había mencionado con detenimiento las consecuencias en su "perfecto ensayo", el cual, de inmediato, lo hizo mirar a su alrededor y hacer relaciones más que prudentes. Se sintió estúpido, se sintió un completo idiota, pues tenía la certeza de que los muggles eran una raza inferior, por ende, no debía considerarlos, aunque algo, muy, pero muy dentro de él (como una intuición de las que tenía muy pocas veces) reconocía que tenía algo de razón. Por algo lo había escrito la Granger y por algo lo estaba haciendo dudar de esta manera.
Leía y leía el pergamino, tratando de dilucidar la verdad tras esos datos, hasta que sintió como su cuerpo se le iba durmiendo y como le costaba respirar, sintiéndose un completamente un viejo. De la nada apareció su padre, gritándole que era el heredero, que debía ya tener el sucesor de su familia. En la puerta de la habitación, la cual ya no correspondía a los dormitorios de Hogwarts, se asomaba su madre y la que debía ser su esposa, o eso creía, con un bebé muerto y desfigurado, las cuales le anunciaban que su linaje no iba perdurar en el tiempo. Trató de levantarse, con una dificultad cayó de bruces en el piso, el que, de forma extraordinaria, permitía ver el reflejo de sí mismo: canoso, lleno de arrugas y con unas ojeras que lo hacían verse demacrado y mortecino. Horrorizado ante la imagen, golpeó con los nudillos tratando de romperlo, pero solo causó que sus manos se reventaran, dejando manchas carmesíes en el espejo. Perplejo se quedó mirándolas, no obstante, algo hizo que su realidad se encrudeciera mucho más; la voz chillona de la Granger le decía: "¿No te gustó defender la pureza de sangre?"
De un salto se despertó, sudoroso y atormentado, tomándose la cabeza y negando cualquier miedo que le causase los "comentarios" de la Granger. Investigaría, sí, y también se vengaría de ella por escribir semejante blasfemia.
Espero que le haya gustado. Recuerden, cualquier crítica, comentario, ánimo y afecto por medio de las palabras es bienvenido. :)
