"Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo : «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza. Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."
Cuando Mako era una niña, su madre le contó sobre esta leyenda, le gustaba bastante la idea que de algo inquebrantable te uniera a una persona, y soñaba con algún día encontrar a aquél ser humano que estuviese "unido" a ella.
Pero, después de ser perserguida por ese Kaiju por las calles de Tokio, aquella "estúpida" fantasía se desvaneció con el tiempo. Sin embargo, floreció de nueva cuenta al conocerlo, al hacer las pruebas con él en el Gipsy Danger, pero entonces cayó en cuenta de que él seguramente vió aquél "sueño" que tenía de pequeña; se sintió sumamente avergonzada.
Entonces, cuando fueron a cerrar la brecha y su oxígeno se había agotado, en serio creyó que era su fin, y lo único que ella deseaba era que él lograra su cometido y sobreviviera, nada más que eso.
Cuando todo se hizo oscuridad, y ella emergió del mar en aquella capsúla, sintió una punzada horrible en el pecho al verlo salir a la superficie, y entonces notar que estaba apunto de perderlo.
"No te vayas, no te vayas, por favor"
Le había suplicado en voz alta mientras lo abrazaba, como si sus brazos y suplicas sostuvieran su vida entera en ellos. Entonces, sintió un alivio inmenso cuando el joven Becket habló, comentándole que le estaba abrazando demasiado fuerte.
Y ahí fue cuando se dió cuenta de lo que verdaderamente sentía hacia él, dios, si su "padre adoptivo" supiese eso, seguramente lo mataría. El pensamiento le hizo reír levemente, entonces, miró al chico feliz de la vida, y él... Oh,vaya... le había mirado y sonreido de una manera tan cautivadora, luego juntaron sus frentes sonriendo aliviados, sosteniendose las manos.
Raleigh le miró con una sonrisa llena de felicidad y alivio, se sentía tan bien de poder estar con ella nuevamente, de poder ver aquellos enormes y deslumbrantes ojos mirándole; la amaba más que a su propia vida, por eso no había dudado ni un segundo al darle su oxígeno allá abajo, simplemente no quería que ella muriese allí, junto con él quizá, ella merecía vivir mucho más.
Y finalmente, al juntar sus frentes, y soltar un largo suspiro, se abrazaron con fuerza.
