"Un día decidiste dejarme por alguien más, un día te fuiste de mi lado, sin decir motivo ni razones, ese día tomaste una maleta, guardaste nuestros recuerdos y sin despedirte, me echaste al olvido. No he podido entender qué demonios hice mal, o quizás que fue lo que no hice, Chico de las Cenizas. Luffy partió tras tu búsqueda con Chopper, Nami y Brook, a pesar de hacerme el duro, me moría de ir con ellos para pedirte una explicación, para saber el motivo.
Sé que puedes defenderte bastante bien, pero te fugaste, te sacrificaste por salvarnos a todos, pero tengo miedo, rubio. Tengo miedo de que de verdad, no puedas volver, de no verte fumar, de nunca más pelear contigo, de darte un beso.
A nosotros no nos importa tu pasado, ni la persona que fuiste antes de subirte al Merry y ser nuestro nakama. Yo solo quiero tocarte ese cabello color oro, de nuevo. De escucharte decir Marimo mierdoso, de que juegues con mis pendientes, otra vez.
De que nuevo, en la clandestinidad de la cocina, me digas Zoro y me beses. Si tú no vuelves, Sanji, yo no podré cumplir mis metas porque me faltarás tú.
¿Por qué no me esperaste?, te habría seguido hasta el otro lado del Nuevo Mundo, cocinero pervertido", pensaba Zoro mientras escuchaba a Chopper, Nami y Brook, contar el último día en que Sanji estuvo en Zou, afuera de la casa de Nekomamushi.
La única que se dio cuenta del estado mental del peloverde fue Robin, quien lo miraba con tristeza, una preocupación que solo se incrementó cuando Luffy decidió que la banda se separara y que él junto a los otros Mugis, viajaran a Wano en compañía de Law.
"Espadachín-san", le susurró Robin suavemente al oído, " aún puedes decirle a Luffy que quieres viajar con él para traerlo de regreso".
"Nunca podría cuestionar una orden del capitán, Robin. Nunca", le respondió Zoro con una voz que mezclaba la determinación y el dolor.
La pelinegra le dio un abrazo muy fuerte y trató de consolarlo pero el espadachín no podía ser confortado por nadie más que Sanji, pero le agradeció el gesto.
"Él regresará, quizás se tome su tiempo pero siempre será nuestro nakama", le dijo ella.
Zoro se dio media vuelta, se dirigió al puente a tomar aire y cerrar los ojos, sintió una lágrima correr por su mejilla y suspiró. En el fondo sabía que Sanji iba a regresar pero le dolía en el corazón no haber escuchado de su boca, el motivo.
