Querido Haise Sasaki:
Te escribo esta carta con el propósito de que nunca la leas. No quiero que te asustes, mucho menos que me odies, simplemente quiero ganarme tu aprecio, tu amor.
Sé muy bien que no soy lo suficiente para ti. Es decir, eres perfecto en todo el sentido de la palabra, desde tus facciones delicadas hasta tu forma de ser. Eres precioso, Haise, hermoso, como un ángel caído del cielo. Quiero poseerte, quiero ser lo único en tu vida.
En estos últimos días, he visto que sales con un chico; ¿Es tu novio? ¿Tengo que ser como él para que me hagas, aunque sea, un poco de caso?
Eres intocable, cariño, el mejor escritor de novelas románticas que he leído en toda mi vida. Yo soy un simple seguidor tuyo, aquel que no llegará ni siquiera a pisarte los talones con relatos dramáticos, contrarios a los románticos; aquellas historias llenas de tragedia y decepción.
Mi querido Haise, eres como un diamante: hermoso y atractivo a la vista; y yo soy como un payaso: tan falso y repugnante.
