Bien, iba a esperar en avanzar en este un poco mas, pero no me resisti xDDD

Debo decir que me gusta este fic, porque Ichigo se hara maaaaaaaalo en el sentido de mataaar xDDDDD

Se que no lo digo seguido, pero a todos mis lectores... GRACIAS! Me alegran mucho cuando me quejan sus reviews para animarme, me hacen happy xDDDD

Ahora vamos a la advertencia...

ADVERTENCIA: Este fic tiene escenas de pelea, muertes, lemon (para que no preguntes Sean xDDD), etc. Los personajes del anime estaran fuera de personaje, así que YA ESTAN ADVERTIDOS, entran bajo su ropio riesgos y no quiero luego quejas!

DISCLAIMER: Bleach es de Tite Kubo.

Sicario.

Prologo.

La luna estaba hermosa y misteriosa cuando se mostraba al descubierto, había apagado la televisión del cuarto de sus hermanas ya cuando Dora la exploradora iba a cantar su molesto "¡Lo hicimos!" para que dejasen de dar vueltas y se duerman de una vez, que deben ir al jardín temprano. Claro que ellas se quejaron de ser interrumpidas en el mejor momento del programa infantil que tanto les gustaba, diciéndole lo malo que era y que ya no lo querían y él sólo les salió con que si era tan malo, entonces sería el gruñón y amargado de Hitsugaya quien las ira a dejar y buscar para que las deje en ridículo, ante tal horror, le que lo amaban y corrieron a sus camas todo lo que podían con sus pequeñas piernas. Les deseó las buenas noches y apagó las luces, marchándose de la habitación.

Pensaba ir a dormir también, pero primero debía despedirse de sus padres, los encontró en la sala de estar como todas las noches, su padre leía un libro de medicina y su madre le alegraba la lectura con el piano. Isshin era un viejo molesto la gran parte del tiempo para su hijo, era un chiflado, pero un buen padre… aunque JAMAS se lo diría. Masaki era su querida madre, todo un ángel en el mundo terrenal, tenía la sonrisa más hermosa del mundo que le alegraba la vida y hacía desaparecer todo mal humor que habitara en su hijo, era el centro del universo de la familia Kurosaki… aunque confesaba que había una persona que es tan maravillosa como Masaki y tenía la suerte de que fuese su prometida.

Suavemente, Masaki apartó aparto sus dedos de las teclas del instrumento al ver a su hijo llegar, recibiéndolo con otra sonrisa angelical.

-Ya me iré a dormir, me espera un día duro mañana en la escuela.

-Está bien Ichigo, gracias por encargarte de tus hermanas.

Un pie se estampó en la cara de Ichigo, logrando que cayera al suelo. El culpable fue su amado padre, quien sonreía victorioso de haber logrado su objetivo. Masaki suspiro murmurando un "Isshin" que sonaba a regaño, pero su esposo no la oyó por largarse a reír.

-¡Se nota que aún no logras alcanzar el nivel de tu fabuloso padre! – Orgulloso, se vuelve a reír.

-¡Viejo demente, lárgate a la mierda! – Le ordenó al momento que le lanza un puñetazo, pero Isshin lo esquivo sin problemas y le dio un cabezazo en la sien, logrando que su hijo gire en el suelo. – ¡Hijo de puta!

-¡Eres muy débil y grosero! – Señalándolo. – ¡no se en qué pensé al comprometerte con Orihime-chan! Ella es tan amable y dulce… ¡No se merece a un delincuente!

-¡¿Qué clase de padre llama así a su hijo? – Finalmente logró golpearlo, le había dado una patada en al abdomen.

-Buena jugada. – Celebró con poco aire en los pulmones.

-Ya basta. – Con sólo oírse la autoritaria voz de Masaki, fue suficiente para detener la próxima guerra civil. – Se supone que críe a dos hombres, no a dos cavernícolas.

-¡Masaki, eres tan hermosa cuando me regañas! – Viendo a su mujer con los ojos brillosos como cachorro enamorado.

-Estúpido. – Se quejó Ichigo cabreado de los rápidos cambios de humor de su padre como una mujer con menstruación. El cabeza de los Kurosaki tomaba las manos de su esposa como un romántico que le canta una serenata antes de pedirle matrimonio, y Masaki sólo sonreía como si nada pasara… si su esposo se veía tan lindo así. – ¿Qué le viste, madre?

-Es gracioso Ichigo… y a las mujeres les gusta a los hombres con sentido del humor.

Se oyó el timbre por toda la mansión, extrañando a los tres, ¿Quién podría ser a estas horas de la noche? Por suerte, ninguno tenía que ir hasta las grandes puertas principales para saberlo ya que contaban con una cantidad no contable de mayordomos y sirvientas, cualquiera puede abrir la puerta y venir para comunicar quién o quiénes llegaron. Pero no se esperaron oír gritos, alertando sus sentidos y corrieron para averiguar qué es lo que ocurría, descubriendo empleados asustados, el cadáver de una empleada manchando con su sangre la cerámica blanca y a un hombre que sostenía el arma homicida: una espada de filo larga y gruesa, botando al suelo gotas de sangre a causa de su asesinato. El culpable sólo sonreía de forma sádica, despreocupado de armar un escándalo en casa ajena.

-¡¿Qué significa esto? – Exigió Isshin en un grito y delante de su esposa, se usaba como un escudo para protegerla.

-Esta es la regla del juego, Isshin. – Dijo el invasor, hasta se sentía el sadismo en su tono de voz. – Cancelaras el compromiso de tu hijo con Inoue Orihime y le darás a mi colega favoritismo para ser el ministro. A cambio, no mataré a ninguno de ustedes y todos actuaremos como si nada hubiese pasado.

-¿Romper el compromiso? – Sorprendido de qué todo esto pase por una decisión entre adultos cuando Ichigo tenía sólo dos años y por el poder de controlar el pueblo.

-¡Tu amante no se va a quedar con ella! – Gritó Ichigo molesto, usando la palabra "amante" como parte de su enojo, no porque los "colegas" sean homosexuales… al menos que él no esté enterado todavía. – No voy a permitir que Orihime sufra el resto de su vida en manos de un desgraciado como él. – Oh, esto se estaba poniendo muy malo, Ichigo se estaba cabreando, nadie se metía con él, con su familia y ni mucho menos con su prometida.

-Lamento tener que oír eso. – Y las puertas se abrieron a la par, mostrando a muchos soldados con espadas y pistolas, los empleados gritaron sabiendo que posiblemente tendrán un destino similar a su muerta colega. – Si no la dejas por las buenas, entonces será por las malas.

-Estás muy confiado de creer que puedes entrar, atacar nuestra casa y quedar sin culpas. – Comentó Masaki curiosa por tal comportamiento, manteniendo una expresión seria que era poco característico en ella.

-Quedaré limpio Masaki-san, ya que mi colega no está solo en esto, ¿sabe? Hay gente aristócrata entre los responsables que usaran sus "poderes políticos" para que esto pase como un atentado de rebeldes.

Llantos infantiles les avisaron que Yuzu y Karin de cinco años solamente llegaban corriendo, preocupadas y asustadas por todos los ruidos que invadieron la mansión. De forma protectora, una sirvienta no dudo en cortarles el paso en un abrazo para detenerlas, y tras la orden de Masaki, se las llevó corriendo acompañada de otra sirvienta y sin mirar atrás, debían acatar la petición de su señora y porque querían a las pequeñas Lady como a toda la familia, darían hasta su vida por el bienestar del clan. Unos de los soldados apuntó para matarlas e impedirles escapar con las mellizas Kurosaki, pero la misma Masaki detuvo la trayectoria de las balas con la ayuda de una espada de sable, con un movimiento, creó una brisa filosa que venció al responsable y a cuatro más, dejándolos en el suelo con profundas heridas.

-¡Quien se mete con mis hijos, está destinado a morir! – Declaró en un grito de guerra, con la mirada seria y apuntando con su espada.

Ante la agresividad materna, Ichigo tragó duro y un poco azul en señal de miedo e Isshin la miraba con los ojos en forma de corazón, comentando la genial esposa que tenía. El invasor estaba tranquilo, pero sabía que esa mujer era de cuidado, no por nada había ganado premios, se ganó el respeto de la líder de las fuerzas especiales y fue parte de la División 0, uno de los grupos "militares" más poderosa del país.

-Ichigo, debes irte y cuidar de tus hermanas. – Fue la orden de Isshin, sacando una katana de la nada.

-No pienso irme y dejarlos solos. – Se quejó ante la "ridícula idea" de sus progenitores, ¿abandonarlos? ¡Eso jamás!

Entre tanto jaleo, una niña de 12 años con su peinado recogido en dos coletas, fue escondida en una chimenea gracias a su madre, que aprovechó el ajetreo para esconderla. La niña quería llorar, pero su madre no le dejaba, suplicándole que se tape la boca para evitar a que se le escape un gemido de llanto. Su madre le acarició las mejillas y le sonrió, parece que sería la última vez que vería esa sonrisa, con la leña, mantuvo a su hija más cubierta aprovechando que la dejó muy al rincón.

-Se una buena niña y quédate ahí, Riruka. – Le suplicó viendo por todo lados para asegurarse de que nadie las descubra. – Aquí estarás a salvo.

-Pero mamá… Ichigo-sama…. – Apenas podía hablar por culpa del nudo en su garganta.

-Él estará bien. – Saca algo de su bolsillo y le entrega lo que parecía ser una cajita musical en forma circular y de color verde, con incrustaciones de diamantes. – Cuida esto Riruka, pasé lo que pasé, no se lo pases a nadie.

-Pero mamá, esta caja es…

-Esta caja debes dársela a Ichigo-sama cuando el día llegue… por la seguridad de la familia real y de los jóvenes… prométeme que lo cuidarás con tu vida.

-Lo prometo. – Aferrándose a la caja musical.

El cuerpo de la pequeña se paralizó al oír un fuerte y desgarrador "Isshin" en señal de tristeza.


Cerró el móvil con frustración, mirando desde la ventana del carruaje, rogaba y rogaba de qué nada malo haya pasado en la residencia Kurosaki, se había despertado a mitad de la noche con un fuerte dolor en el pecho que le rogaba a gritos que debía ir a ver a Ichigo para asegurarse de qué estuviese bien. Pero su preocupación sigue creciendo al ver humo y fuego en el terreno de la familia, llevando sus manos a la boca, las lágrimas comienzan a correr pensando en miles de imágenes nada agradables.

-Rangiku-san, por favor, más rápido. – Rogó sacando su cabeza del carruaje para ver a su institutriz y sirvienta personal, no le importaba que el cabello termine en un desastre por culpa del viento (pero sí que las orquídeas que le regaló su hermano no se desprendieran de su cabello), la vida de una familia era más importante que su apariencia. – Te lo suplico, anda más rápido.

-Pero Orihime… en un carruaje con seis caballos…. – Tratando de razonar con ella, no quería que su "pequeña" se lastimará.

-No me importa, sólo apresúrate. – Insistió decidida, sólo le importaba Ichigo.

-Sujétate fuerte.

Rangiku agitó las correas que dirigían a seis caballos blancos y pura raza, logrando que anden tan rápido como en una carrera y dentro del carruaje, Orihime literalmente su trasero se separó unos centímetros del asiento, pero no le dio importancia, a pesar que cayó de rodillas al suelo, adolorida, se mantuvo firme para no sufrir más por la gravedad, tenía que llegar lo antes posible.

-Ichigo-kun. – Susurró con la imagen del mencionado grabado en su frente, con esa sonrisa que le entregaba sólo a ella o con ese ceño fruncido que le parecía lindo y gracioso. Cerró los ojos y más lágrimas salieron, olvidando que sufría problemas para mantener el equilibrio. – Por favor… que este bien.

Al ya estar cerca, podía ver mejor el fuego invadiendo la mansión Kurosaki, como también podía sentir el calor quemando su piel y queriéndole sacar gotas de sudor, también habían vehículos de policía, camiones de bomberos y furgones de reporteros para grabar este suceso. No espero a que Rangiku se bajara y le abriera la puerta como dicta el protocolo, ella misma se bajo sin problemas y con sus grises ojos sin dejar de ver la hoguera… ¿Estaban todos bien?

-Orihime. – Esa voz paralizó su cuerpo y heló su sangre por varios segundos, ese efecto era suficiente para saber quién era sin la necesidad de voltearse. – Es una lástima que tengas que presenciar esto… esperaba que por lo menos te enterases por los medios, sería menos doloroso.

-Tsu… Tsukishima-san… ¿Dónde están Isshin-san, Masaki-san y sus hijos? – Viendo al hombre con terror en sus ojos y preocupación en la voz. – ¿Están a salvo? ¿Atraparon a los culpables? – Sus manos se juntaron, una sobre la otra e hicieron presión.

Los ojos del hombre reflejaron tristeza y compasión por la chica, lo que le iba a decir sería muy doloroso para esa criatura de corazón bondadoso, pero a estas alturas, era mejor enterarse por él antes de qué pierda la cordura o que la prensa sea ruda con ella por ser la prometida de Ichigo.

-Orihime, lo lamento tanto. – A la chica nunca le gustó que la tratase con tanta confianza cuando ella nunca lo hacía, algo en él no le gustaba y siempre mantenía las distancias, ya sea físicamente o verbalmente, pero esta vez, por la desesperación de saber lo que pasó, soportó que ese hombre la haya tomado de los hombros como consuelo, a pesar que Tsukishima no se veía para nada triste o culpable. – Isshin-san, Masaki-san y algunos empleados fueron asesinados.

El aire no podía entrar a los pulmones de Orihime ante tal noticia, trataba de imaginarse al matrimonio Kurosaki en el suelo y sin vida, algo difícil si siempre se veían amables y energéticos (especialmente Isshin), pero no mente no quería traumarla más de lo que ya estaba, así que no vislumbró nada. Momento… ¿Qué hay de las mellizas y de Ichigo? De nuevo se quedó sin aire, preguntándose como reaccionara al oír Ichigo y muerte en la misma oración… rogaba a todos los dioses que no, tal vez sonaba una egoísta sin compasión por las niñas de cinco años, pero su vida ya no tendría sentido sin él.

-¿Qué… qué pasó con…? – No podía formular nada, la mente se le estaba quedando en blanco y estaba viendo borroso… ¿de nuevo quería llorar?

-No sabemos nada sobre Karin y Yuzu todavía, no se sabe si lograron escapar o… están entre los demás cuerpos ahí dentro. – Viendo la mansión, asustando más a la chica… ¿los cuerpos estaban adentro? Desapareciendo junto a todos las memorias del clan Kurosaki y los testigos inmóviles de sus recuerdos de vida con Ichigo… como deseaba largarse al suelo y gritar en llanto y que luego le diesen un tiro… pero debía ser fuerte por la memoria de los caídos esa noche. – Y sobre Ichigo… me temo que ha huido.

-¿Huido? – Confundida, no comprendía esa palabra tan rara, ¿desde cuándo Ichigo era alguien que huía? – No te entiendo, Tsukishima-san.

-El responsable de haber matado a todos e incendiar la casa… fue Ichigo.

Ahora si su alma se partió en pedazos, con sus ojos abiertos y labios ligeramente separados, ve la mansión incendiada mientras la imagen del chico se reflejaba entre las llamas. No lo podía creer… ¿Ichigo hizo esto? No… no es verdad, no iba a creer esas tonterías al menos que el mismo Ichigo se lo diga.

-Ta parece que tiene problemas mentales. – Tsukishima continuo con la explicación ignorando la expresión de la chica, otra clara muestra de que no estaba para nada preocupado por la situación: una de las cinco prestigiosas familias terminó caído tras la muerta de los cabezas de familia, de la desaparición de las mellizas y de un hijo loco/asesino. – Así que lo enviaran a un manicomio al encontrarlo.

-Entiendo. – Su cuerpo ya estaba débil de tanto dolor, debía salir rápido de ahí. – Gracias por contarme todo Tsukishima-san… ¿Podrías decirme más apenas sepas algo?

-Te lo prometo, Orihime. – Sonriéndole amablemente. – Entiendo cómo te sientes, como la prometida de Ichigo, debes estar muy traicionada.

-No me siento traicionada… sólo estoy triste de que gente tan buena haya muerto de una forma horrible… y enojada de qué alguien haya culpado a Ichigo-kun.

-¿Culpar a Ichigo? – Enarcando suavemente una ceja por la curiosidad. – No digas cosas que te harán sonar como una loca, Orihime… sé que es doloroso, pero debes enfrentar la realidad.

-La realidad es lo que veo, Tsukishima-san. – A pesar de todo, se mantuvo firme para tener en alto su dignidad y juicio ante ese hombre de corazón frío. – Yo no creo que Ichigo haya matado a sus padres o que este loco… no lo creeré hasta que él mismo me lo diga.

No le importó el código de ética y despedirse con respeto, se alejó del hombre sin esperar respuesta y se acercó a Rangiku, pidiéndole que la lleve a casa.

-Es una niña muy testaruda.