Hola~ Holaaa~
Nunca leí algo parecido por aquí pero hace años que no me paso a leer fics de SE. A pesar de que es uno de los que amo... Melodramas fuera.
Si Maka-senpai o Leina-senpai están leyendo esto... sepan que extraño sus fics TToTT Siempre fueron mi fuente de inspiración~ Notice me! Senpai!
Soul Eater © Atsushi Okubo(#Respect)
"El Negocio de Papá"
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Capítulo 01: Status Quo
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—Muchas gracias, que tenga un buen día—me dijo con una sonrisa la chica de la caja.
Asentí sonriéndole antes de salir de la librería.
Tenía tiempo de comprar un libro de romance, me estaban gustando más lo de fantasía últimamente y no tenía tampoco el dinero suficiente como para comprar muchos libros. La memoria de mi laptop estaba llenándose cada vez más con pdf's descargados. Era una suerte para mí esto de la tecnología, hacía las cosas más sencillas y económicas sobre todo.
Tener diecinueve años era interesantemente aburrido, mi mejor amigo había viajado hace muchos meses a Japón. Lo extrañaba bastante, a decir verdad al igual que mi otro mejor amigo, este se encontraba en Nueva York, su padre lo había enviado para probar si sobrevivía solo, por su cuenta. Era una larga historia.
Había comenzado a estudiar en la facultad de literatura hacía un tiempo atrás, no mucho más de un año, porque recién me había dejado convencer. No había querido estudiar apenas terminó mi etapa escolar porque no tenía el dinero suficiente para una educación superior que yo quería. Mi padre se molestó el mismo día que se me ocurrió decírselo a una de las chicas, en ese lugar no se podían guardar secretos.
Mi único familiar de sangre con el que vivía era solamente mi padre, Spirit Albarn, en la misma casa donde tenía su negocio, era así desde que mis padres se separaron.
No recuerdo haber tenido padres muy cariñosos, no me refiero a para conmigo… sino entre ellos, nunca los vi tomarse de las manos o abrazarse. Recuerdo aún como mi padre bailó con la madre soltera de una de mis compañeras del nido. Mi madre tampoco perdió el tiempo y bailó con el profesor de música de la institución inicial. Ellos a mis ojos nunca fueron una pareja, tampoco sé si mantuvieron algún lazo entre ellos además del aro que ambos llevaban en sus dedos anulares. No eran uno, ellos siempre estuvieron separados, intentando demostrarme lo contrario sin mucho esmero.
Recuerdo bien el día que mi madre se marchó, se suponía que debía estar en mi cama, había terminado ya Plaza Sesamo. Mi padre me había dado mi taza de leche con cocoa porque hacía frío y me había acompañado a lavarme los dientes y estaba escuchando a Tom Jones en la radio. Me había dicho que mi madre llegaría tarde, no sabía que tanto. No planeaba levantarme después de que él me había abrigado en mi cama y se había despedido con un beso en mi frente luego de leerme un libro. Había oído a mi madre gritar dos palabras y eso hizo que pusiera mis pies en el frío suelo, y me asomara a las escaleras entre las barandas.
Mi padre tenía sus manos cubriendo su rostro mientras que mi madre de pie seguía hablándole cosas que no comprendía. Hubo un momento en el que se detuvo, se agachó y acercó su rostro al de él. Como ya había dicho antes, nunca los vi compartir un gesto de afecto, excepto aquella vez. Mi madre beso a mi padre, así como en aquella película romántica que había visto con ella días atrás. Se separó de él y acarició sus cabellos rojizos, mientras seguían con sus frentes juntas. No sé si le susurró algo o no, pero fue suficiente para que él la mirara y comenzara a llorar. Pero no eran esos llantos de cocodrilo que hacía cuando me mostraba reacia a comer lo que preparaba, esta vez se veía real.
Me despegué de las barandas cuando mi progenitora se comenzaba a acercar a la puerta, corrí al ventanal que daba al balcón. No tengo que preguntarle a ella si me vio o no, sé que fue así, sus ojos asustados y llenos de culpa… Cuando la vi tomada de la mano de otro hombre. No recuerdo bien lo que pasó luego, sólo que a la mañana siguiente mi papá no se quiso despegar de mí.
Era tal vez muy pequeña para entender lo que era depresión, ahora que se acerca mi cumpleaños número veinte sé que estuvo devastado cuando aquella mujer se marchó. Su sonrisa no fue la misma hasta meses después. Durante ese tiempo perdió el trabajo, bajó unos kilos y de no haber sido lampiño tal vez le hubiese crecido barba. Su semblante no era el mejor, eso decían las mamás de mis compañeras cuando me iba a recoger. Pero creo que de no haber sido por eso nunca hubiésemos conocido a BJ.
Un hombre robusto y alto, de barba y cabello corto, castaño, piel morena y ojos rasgados. Su puesto de café no era el mejor, no había llegado hace mucho a Death City y parecía un poco desesperado. Nos sentamos en las bancas que nos ofreció y yo disfruté del café con leche que me dio gratis por una sonrisa.
Mi padre y él parecían entenderse bien y pronto comenzaron las remodelaciones en casa. Mi cuarto pasó a estar del segundo piso al quinto y era el más alejado a las escaleras, la cocina siguió en su lugar, desapareció el comedor, las escaleras donde las recordaba, la sala… El estudio de aquella mujer…
Tenía cinco años cuando conocí a Arachne… Una conocida de BJ. Ella había insistido desde un comienzo que la llamara por su nombre o que le dijera tía, tenía una sobrina de mi edad. Al principio ella sólo era la señorita Gorgon, pero luego de que cumpliera seis y me regalara una araña de peluche todo era diferente. Lo sé. ¿Una araña? Ella me dijo que sería algo para que la recordara por siempre, palabras que nunca escuché de quien dicen que es igual a mí físicamente. Fue la imagen de madre que siempre quise, excepto por una obvia razón.
Cuando cumplí quince cerraron el negocio por una noche y las chicas que ahora trabajaban allí me regalaron un vestido. Dijeron que quince años no se cumplían todos los días, mis dos mejores amigos estuvieron presentes, bajé con ambos las escaleras principales. Las chicas estaban decentemente vestidas, mi padre tan elegante como había comenzado a vestirse y BJ y Arachne a ambos lados de él. Aún me gusta ver ese video. Nunca creí que lloraría tanto por bailar un vals con Spirit, nunca me había imaginado vestida como princesa… con un vestido gótico victoriano –gustos de la señorita Gorgon-… ni mucho menos con una tiara en mi cabello rizado. Bailé con mis amigos toda la noche hasta que me dolieron los pies, fue la última vez que usé zapatos de taco.
La noche siguiente, llegó Blair, tan perdida que fue un milagro que nos chocásemos casi por casualidad cuando volvía de mis clases. Aún la escuchó decir que ella era mi regalo de cumpleaños sorpresa. Si yo creía que Arachne tenía la mujer con belleza digna de envidiar y la mirada más cautivadora del mundo, pues era seguro porque no conocía a esta chica con complejo felino. Aunque ambas se diferenciaban drásticamente en otros aspectos, como su amistoso y parlanchín carácter por ejemplo. Blair Burea era tan particular como su gata del mismo nombre, de quien advirtió no se alejaría nunca, así que no tuvieron más opción que aceptarla con todo y mascota. Sucede que había conocido a una persona en su país natal que le habló sobre el negocio, debido a inconvenientes con su familia, tomó todos sus ahorros y viajó aquí. Nos contó que estuvo trabajando un tiempo para un alemán y no funcionó, se aburrió muy rápido pero pudo aprender más idiomas. A pesar de no verse muy inteligente, con diecinueve años manejaba igual cantidad de idiomas que de años. Debo admitir que tarde un poco en acostumbrarme a sus extrañas costumbres y juegos… sobre todo a sus gustos por cierto tipo de… peculiaridades.
Sin embargo, Burea se ganó mi corazón y el puesto de hermana mayor, aunque a veces dudo que su edad mental sea la correcta. Estaba ahí para aconsejarme, abrazarme, divertirme y yo, para salir de compras, ser usada de maniquí, traductora con algunas cosas, hombro para dormir y peluche al que apachurrar cuando tienes ganas de llorar. Con todo y defectos, ella tenía el puesto de hermana y mejor amiga a pesar de no tener mucho en común.
Llegaron mis dieciocho y me gradué del Shibusen, con honores, mi melodramático padre no dejó de llorar, sólo en la foto. El director me felicitó personalmente, era el padre de mi mejor-engreído-amigo, me abrazó y aludió al igual que el padre de mi otro mejor-egocéntrico-amigo. Ambos progenitores charlaron un momento, sobre qué hijo era el mejor candidato a ser esposo de la prodigiosa adolescente. Lógicamente el señor Albarn intervino con su típico carácter sobreprotector, sentenciando que su nenita tendría enamorado a los cuarenta. Se pueden imaginar la vergonzosa situación en la que me encontraba, fue inevitable el Maka-chop que se ganó… y muy por el contrario a que los papás de mis amigos se asustaran… de mi comportamiento agresivo-compulsivo… dijeron que ambos les hacía falta una mano dura. Hecho que no pude negar.
Con mi nuevo tiempo libre, ya que mi padre creía que yo quería darme un año sabatino y él no me lo negaría al parecer. Parecía estar lleno de orgullo después de que viera el diploma y el reconocimiento a mejor estudiante de mi grado a lo largo de toda mi vida escolar. Pues se encargaba de repetirlo cada mañana a todos en la gran casa. Arachne reía y BJ lo ignoraba, los demás hacían lo mismo.
No pasó mucho tiempo para que mi egocéntrico amigo me dijera que viajaría a Japón… Su familia vivía allá y ya que aún no tenía planeado a qué se dedicaría, lo mejor sería volver por un tiempo. Así lo había decidido su padre, aunque él no lo quisiera, así tenía que ser. Porque nunca consiguió trabajo debido a su peculiar carácter. Mi engreído amigo, por el contrario, cruzó la línea para su padre… Se tiñó el cabello, era algo que él quería hacer desde hace mucho pero en el Shibusen no lo aceptarían, menos siendo su padre el director. Se lo había teñido al principio todo de negro… y luego había teñido las tres franjas que faltaban al otro lado de su cabeza para ser… simétrico. Para probar si podía sobrevivir por su cuenta sumado a su ocurrencias y manías, lo envió a Nueva York, solo.
Hasta hace unos meses sólo había estado recibiendo correspondencia de Osaka, Japón, pero ahora de Nueva York también recibía una carta mensual.
Luego de que pasé un año trabajando a tiempo completo en Deathbucks, comencé a seguir un curso de redacción, que a mi padre pareció gustarle. Bueno, no lo culpo, después de un año de vagancia, porque no sé si se enteró que trabajaba, su hija parecía tener interés por su futuro.
No funcionó.
Estuve un par de meses y junto conmigo salió del curso una chica llamada Kim… A la cual conocía desde Deathbucks, y también antes, había sido mi compañera en Shibusen por mucho tiempo. Siempre nos tocó en la clase Eat a las dos, por sus altas calificaciones, claro que las mías eran las mejores de la clase. Y no es por presumir.
Kim Diehl se había convertido en una buena amiga con el tiempo, si bien casi ni nos hablábamos cuando estábamos en la misma aula. Como compañeras de trabajo parecíamos congeniar bien, y cuando le comenté que estudiaría un curso de redacción, ella también se vio interesada. Pero al igual que yo, se retiró a los dos meses, al parecer no era lo que ella quería.
— ¿Qué harás ahora?—le pregunté cuando estábamos esperando que nos devolvieran ciertos certificados.
—Visitaré a mis padres, veremos si funciona…—dijo tomando de su mocca.
Kim no tenía una buena relación con sus padres, ella misma me dijo que ni si quiera se parecía a ellos y había huido de casa en cuanto se le presentó la oportunidad. Se había valido por si misma hasta entonces, trabajando a tiempo parcial en Deathbucks, por lo que cuando yo entré ella llevaba regular tiempo. Sus padres vivían en los límites de Deathcity con Las Vegas, parecía ser que su padre era dueño de una cadena de casinos. Pero a ella no le gustaba la idea de seguir con el negocio de las casas de juegos. Se mudó dos días después, y prometió mantenerse en contacto… lástima que sus palabras sólo fueron palabras.
Meses en los que me encargué de administrador gastos y ganancias del negocio hablé más de la cuenta con Risa y Ariza. Ambas chicas me hacían recordar a un par de niños de Alicia en el País de las Maravillas. Si bien Blair sabía que no quería estudiar en ningún otro lugar más que en Oxford, yo dije una mentira al decirles tranquilamente que no estudiaba para que mi padre no gastara en mí.
La que se armó en la casa cuando se corrió la voz, mi padre, BJ y Arachne encerraron a Blair hasta que ella admitiera que era verdad. Lo que no pasó porque sencillamente no era la verdad, pero debido a eso me vi obligada a dar examen de ingreso y poder comenzar a estudiar en la facultad de literatura de la Universidad de la Muerte. Literal. El nombre es literal, créanme.
Acepté con la condición de que no me llamaran la atención si les decía que había trabajado por mi cuenta por un año. Y así fue.
—Maka-chan~ Se supone que es el día libre de Blair~
—Y yo te dije que no hay ninguna película buena por ver y hace mucho calor como para querer salir.
—Pero ya es de noche~
Al mirar a mi ventana pude caer en cuenta de que tenía razón… había estado leyendo desde que había llegado. No había pasado mucho de haber comprado el libro y ya lo estaba por terminar. ¿Cómo pasó?
—Al menos vamos a alguna fiesta~ Sabes que Justin no se molestaría en dejarnos entrar gratis~
Si bien las fiestas no eran los típicos eventos públicos que solía frecuentar en mi etapa escolar, Blair suele ser muy convincente.
—No quiero ningún favor de Justin…
—No tiene nada de malo que él quiera complacerte.
—Es obvio que trata de complacerte a ti—dije cerrando el libro y mirándola pícaramente.
Ella puso cara de pocos amigos bajo su flequillo.
—Unsinn!
—No entiendo tu portugués o francés o lo que sea que hayas hablado.
—No sé traducirlo—dijo restándole importancia—. Lo que me preocupa es que pareces sentirte menos… desho?
—Maybe…
—Blair no entiende inglés, no seas mala Maka-chan~—dijo haciendo un puchero.
Si yo le decía que había verdad en sus palabras lo más seguro es que comenzara una larga charla de por qué una chica como yo podría tener a cualquier hombre a sus pies. Lo cual obviamente, era tan cierto como que mi engreído amigo podía superar su obsesión por la simetría. No tenía un físico de envidiar, en mi opinión nadie tendría por qué envidiarme, mi cabello no era ese rubio claro o el dorado llamativo… Era una tonalidad ceniza. Si bien mis ojos eran jade, era tal vez lo más agraciado de mi rostro redondo, tenía las facciones de una niña. Razón por la que era fácilmente confundida a veces. Ah. También parecía que mi cuerpo se había desarrollado como el de una niña.
—Te apuesto que podrías ser fácilmente confundida con una de las que trabaja aquí.
— ¿Qué?
Si hubiese sido mi querida hermana mayor la que me decía eso, lo hubiese tomado como otra de sus ocurrencias. Me hubiese reído y hubiésemos seguido así por el resto de la noche.
—Enserio, Maka, tienes un cuerpo divino.
—Ah… okay…
—Arachne-sama~ Maka-chan no quiere salir conmigo~—dijo corriendo a abrazarse a la pelinegra que aún me miraba sonriendo desde la entrada mi habitación.
Esa sonrisa no era buena señal.
—Nunca te ayudé con hombres porque… bueno, tenías a ese par de amigos tuyos y me parecían buenos chicos—dijo extendiendo su abanico, moviéndolo ligeramente—. No vi un interés tuyo hacia el sexo opuesto desde que viste High School Musical. O cuando lees Pride and Prejudice y te enamoras una y otra vez del señor Darcy.
— ¿A qué viene esto?
—A que eres capaz de poner a el chico que tú quieras a tus pies—dijo cerrando con fuerza su abanico en la palma de su mano y caminando hacia mí, aún con Blair abrazada a ella se sentó a mi lado en mi cama—. No eres como nosotras, eres mejor—dijo acariciando mi rostro maternalmente—, y con tu edad tienes el mundo a tus pies… Puedes conseguir lo que quieras.
Me sonrojé al recordar a cierto chico del Shibusen.
—Incluso a ese-
— ¡NO LO DIGAS!—dije apresurándome a taparla la boca, mientras la pelimorada reía por mi gesto. Ambas parecían saber quien había invadido mi mente—. Bien, lo entiendo, el mundo a mis pies.
—Es que no quiero que lo entiendas—dijo tomando mi mano que antes tapaba su boca—. Quiero que me lo demuestres…
— ¿Qué?
—Si no fuera porque ese par de hombres se fueron a quien sabe dónde, te acompañaría con Blair a visitar a ese niño bonito de Law…—dijo cruzándose de brazos—. Mizune enfermó, me llamó hace unas horas… te necesito en la barra. Tu padre está enterado, no hay problemas.
— ¿Qué?
—Blair, ¿te parece si tienes dos días libres seguidos la otra semana?
—Nya—maulló enseñándole ambos pulgares en alto.
—Está decidido, serás mesera por una noche.
¿Qué?
Dato curioso: Burea es como los japoneses pronuncian Blair... No encontraba un apellido que encajara con ella.
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Attn. Kiriha-chan
