Tu Corazón Bajo La Rosa.

Hecho por ravenfilatoff.

Héroes.

Nathan/Mohinder con posible Nathan/Peter.

Inicio de Serie Alterno.

Notas:

1) Así que.. estoy enojada con Peter y esto fue lo que sucedió.

2) Si este triángulo amoroso te recuerda a George/Izzie/Callie no es accidente sino completamente intencional.

»∞«

Mohinder era agradable. De ver y de hablar.

Y eso fue el primer obstáculo que Peter encontró en su intento de odiarlo.

Mohinder hacía las sonrisas de Nathan brillar a un nivel nunca antes visto. Los dos eran de la misma altura, totalmente opuestos, y tan hermosamente juntos que te provocaba llorar de coraje.

Por lo menos, a Peter.

Cuando Nathan había presentado a su prometido a la familia Petrelli, Peter había pensado que todo era una gran broma, que las carcajadas iban a comenzar en cualquier segundo pero, su madre se había tocado su pecho como si hubiera estado sufrimiento de un paro cardíaco y su padre se había puesto de pie y abandonado la sala sin decir una sola palabra.

Peter entonces había sentido el peso de las palabras de Nathan como una patada en el corazón.

Nathan, al ver la reacción de su padre, solamente había suspirado y murmurado a la oreja de Mohinder "Hablaré con él después" de una manera tan íntima y tierna que Peter sintió su cena revelarse contra su estómago. ¿Quién era este tipo? De dónde había salido y porque hasta ahora se sabía de su existencia?

¿Por qué hacía a Nathan lucir tan feliz?

"Nathan, te dije que te olvidaras de esas tontas ideas―"

"Y yo te dije ma', que no estoy pidiendo su permiso. Sólo es un aviso.. como señal de respeto." Nathan se puso de pie con postura firme y Mohinder lo imitó un segundo después, sus movimientos más llenos de gracia que su hermano. "Creo que la cena se ha acabado."

Pero, su madre apenas estaba calentando. "Nathan." La furia en esa sola palabra pareció esparcir veneno por todo el comedor y los instintos de Peter por proteger a su hermano se activaron al instante. "Si sales de aquí en este instante... no pienses en regresar." El tiempo pareció congelarse, el ceño de Peter frunciéndose con asco al oír a su propia madre decir algo así. Ni siquiera cuando Peter había anunciado que estudiaría enfermería, su madre le había hablado con esa clase de ultimátum.

"Mamá, estás exagerando!" Peter se interpuso entre Nathan y Angela, la mujer acercándose con rapidez. Su cabeza no podía dejar de cambiar de dirección, del rostro de Nathan al de su madre, tratando de ayudar, de enmendar.

"Está bien, Pete. Sospechaba que esta noche terminaría así." Nathan le sonrió con esa sonrisa de piedra que su padre le había enseñado con la esperanza de que Nathan la usara al convertirse en más que un simple abogado. "Ya tengo empacado todo, Ma' así que no te molestes con quemar todas mis pertenencias. Mandaré por ellas mañana temprano." Con eso, el brazo de Nathan rodeó los hombros de Mohinder para guiarlo fuera del lugar.

Pero, Peter no podía dejar que eso sucediera. "Nathan, espera, tenemos que hablar sobre esto—No puedes dejar todo terminé así!" Peter lo siguió hasta el umbral, alcanzando a tomar uno de los brazos de Nathan. Para su sorpresa, obtuvo ayuda de la persona menos deseada.

"Tu hermano tiene razón, deberías quedarte y hablar con tu familia. Yo puedo irme—"

Nathan chocó su cabeza rotundamente, sus ojos oscuros como el cabello de Mohinder. "No. No hay nada que hablar." Sus ojos se conectaron con los de su madre a lo largo del comedor. "No voy a dejar que me haga lo mismo otra vez." Después, su mirada viajó hasta encontrar la de Peter y Peter sintió su corazón apretarse al ver tanta tristeza, tanta esperanza muerta. Nathan safó su brazo para acariciar la mejilla de su hermano menor suavemente. "Lo siento, Peter. No era mi intención involucrarte en este lío."

"Soy tu hermano, tonto, estoy involucrado lo quieras o no." No pudo resistirse, y menos con Mohinder frente a ellos, y Peter tomó la mano de Nathan entre la suya de una manera que siempre dejaba mucho de que hablar en las reuniones de Navidad y demás entre la familia. Nathan y Peter no eran hermanos normales pero...

Los dedos de Nathan acariciaron su mejilla una vez más antes de liberarse, su rostro obteniendo más calidez que cuando había anunciado que se iba a casar con Mohinder Suresh e irse a vivir a la India.

"¿Te veré después, está bien, Pete?" Tanta confianza en que Peter no lo abandonaría, tanto orgullo había invadido la voz de Nathan cuando lo había presentado a Mohinder, que cómo Peter se podía atrever a darle la espalda cuando más Nathan lo necesitaba?

"No lo dudes." Peter trató de regalarse la más genuina de las sonrisas, aún cuando su corazón se estaba rompiendo lentamente dentro de él.

»∞«

"¿Eres un Profesor?" Peter colocó su taza de té en la mesa del apartamento de Mohinder, Nathan ausente pero siendo bienvenido por el hindú con entusiasmo. Habían transcurrido ya dos días desde aquella desastrosa cena y Peter mostraba su cooperación al ayudar a Nathan con la mudanza de sus cosas fuera de la mansión. "¿Qué haces trabajando de taxista en New York?"

Mohinder evitó conectar sus miradas un momento, la atmósfera llenándose de tensión. Luego, Mohinder suspiró como si estuviera punto de revelar un horrible secreto. "Solo le he contado a Nathan esto pero... Si lo que me ha dicho de ti es cierto, creo que hago bien en confiar en ti." Mohinder le sonrió y Peter quería negarlo. No deseaba saber nada de la vida de este hombre, porque si sabía más de la cuenta entonces terminaría simpatizando -aún más- con él y como Peter podía mostrar bondad con la persona que le estaba robando a su hermano? "Mi padre murió aquí hace seis meses. Vine desde la India a recoger sus cenizas pero... he descubierto algunos misterios en sus investigaciones que me han mantenido aquí por más tiempo que lo que esperaba."

"¿Cómo conociste a Nathan?"

Mohinder tomó un trago de su té, las puntas de sus labios elevándose, así como el humor del profesor. Peter apretó tan fuerte su taza que creyó escuchar un peligroso 'crack'. "Fue algo muy simple, a decir verdad. Subió a mi taxi, me miró por el espejo retrovisor y me invitó a salir."

Peter no lo podía creer.

Acaso Mohinder esperaba que Peter se lo creyera¿Qué Nathan había sufrido de amor a primera vista¿Alguien como Nathan, quién creía que ser enfermero era uno de los más inútiles trabajos del mundo? Su incredulidad debió de haberse mostrado en su rostro porque Mohinder comenzó a carcajearse en cuanto lo volteó a ver.

"Nunca dije que había aceptado!"

"Oh." Peter tragó saliva. "Entonces..." ¿Porque continuaba esta tortura? Porque era tan estúpido?

Mohinder seguía riendo suavemente, sus dientes resplandeciendo como diamantes y si Peter no fuera tan posesivo, celoso, mimado y egoísta tal vez podría ver la razón de porque Nathan quería casarse con este hombre. "Creo que en ese entonces ni siquiera me atraían los hombres." La confesión brotó una agria sonrisa llena de ironía en Peter. Así que no era un enfermo pervertido después de todo y era culpa de Nathan de que Peter estuviera enamorado de él? Perfecto. Eso si se sentía como quitarse el peso del mundo de encima! Gracias a dios!

"Bueno, he escuchado toda mi vida de como Nathan suele tener gran variedad de impactos en las personas.." Peter tomó otro trago solamente para tener algo que hacer aparte de ver las mejillas de Mohinder sonrojarse. "Entonces, por cuanto tiempo lograste resistirte a su encanto?"

"Cuarenta y cinco días exactamente." Mohinder respondió obviamente nostálgico y enamorado. No podía ser otra cosa, lo que llenaba la mirada del hindú y suavizaba su voz a un tono lleno de felicidad, más que amor puro. Peter estaba contagiado de la misma enfermedad y podía reconocer los síntomas a un kilómetro de distancia. "Me siguió el fin de semana que escogí para regresar a India a entregarle las cenizas de mi padre a mi madre. Y puedes llamarme víctima de algo tan ridículamente cliché... pero el momento en que lo ví en la playa con esa expresión de pez fuera del agua... ¿Cómo podía seguir negándolo? Especialmente cuando ya no podía encontrar ninguna razón para hacerlo?" Mohinder suspiró lentamente. "Recuerdo haber pensado: este hombre es mío. No puedo dejar a otro tenerlo..." Uno de sus dedos morenos acarició el anillo plateado que rodeaba el dedo gordo de su otra mano y al ver la ternura que utilizaba el Profesor, Peter no necesitó un diagrama para adivinar que había sido un regalo de Nathan.

Probablemente había sido el primordial anillo que había sellado su compromiso.

"No ha sido fácil. Tus padres no han sido la única piedra en nuestro camino—ni será la última, estoy seguro. Pero.." Mohinder dejó ir su anillo, sus ojos intensos en la mesa, donde una de las corbatas de Nathan se había dejado olvidada y Peter sintió sus yemas quemándose con el impulso de tomar el artículo antes que Mohinder pudiera, pero Mohinder no dio indicación que estiraría sus manos hacia el objeto en ningún momento. ".. pero, ya no hay marcha atrás, Peter. No importa lo que suceda, ya no dejaré a tu hermano escurrirse de mis manos. Inclusive si él me lo pidiera –Si se cansara de mi— me temo que no podría.. Me destruiría."

Peter se puso de pie. ¿Destruiría a Mohinder ceder a Nathan al poder de otra persona así como Peter lo estaba haciendo?

El apartamento poseía cierto aire extranjero que Mohinder o tal vez su padre habían traído del otro continente y Peter lo odiaba. Odiaba a su hermano por enamorarse por primera vez de otra persona que no fuera Peter. Odiaba a su madre por siempre maltratar a Nathan y a su padre por hacerlo su favorito y no haberlos criado como una maldita familia normal.

Se odiaba a sí mismo por sentirse de esta manera hacia su propio -y único- hermano.

"¿Peter¿Estás bien?" Peter odiaba que sus sentimientos fueran tan fáciles de leer, de ser transparente para los ojos de Mohinder y no para los de Nathan. Porque, por supuesto que Mohinder se iba a dar cuenta que estaba enamorado de su prometido antes del propio Nathan. "Lo siento..." El susurro resonó por la sala, expresando toda la compasión y tristeza posible. Peter quería golpearlo. No necesitaba su lástima.

"Yo no. Así que no lamentes nada, Mohinder." Peter enfrentó al hindú que seguía en el sofá, sus manos sueltas en su regazo de manera nerviosa. "Es más, creo que estarías en todo tu derecho de patearme el trasero en vez de—"

"No soy nadie para juzgar a otras personas, Peter." Y tal vez Peter le creería si Mohinder tuviera las agallas de verlo directo a la cara. "Tu mismo lo dijiste. Nathan suele tener un peculiar efecto en las personas que lo rodean."

Peculiar efecto. Peter recorrió una mano por su cabello, sintiendo que estaba perdiendo la cordura cada día más. Llamémosle así, un peculiar efecto.

"Yo no... Mohinder, no creas que intentaré..." Hacer trizas tu dulce sueño de tener Nathan para ti solo? No, no podía prometer eso! No podía cederle a su hermano tan fácilmente! Nathan le pertenecía, maldita sea.

Mohinder se puso de pie lentamente, el silencio que reinó el apartamento comunicando más que mis palabras. "No gastemos saliva, Peter. Si Nathan en verdad no quiere estar conmigo, el día de la boda lo sabremos por seguro... Tengo fe en que al final Nathan hará la decisión correcta si llegara a ser asaltado con dudas --aún si alguno de nosotros saldrá lastimado en el proceso."

Peter absorbió lo dicho con confusión. Mohinder estaba hablando como si fuera una competencia. No, más bien, como si Peter si tuviera la oportunidad de competir en primer lugar. Era casi dulce de su parte, pero Peter ya había cesado de soñar en esa área de su vida amorosa.

"Mira... dejemos de hablar de esto. Es ridículo! Nathan es de la clase de personas que todo lo que quiere lo obtiene, y te quiere a ti y por eso es que estará ahí el día de la boda. Estoy seguro." Peter agarró su abrigo, incapaz de esperar más por Nathan. "Dile que lo veré el viernes, está bien? Tengo turnos de la noche en el hospital, así que no trate de llamarme hasta entonces." Y sin esperar más, escapó del apartamento que aparte del aroma extranjero también guardaba la esencia de Nathan.

»∞«

Una semana exacta transcurrió y para el viernes la llamada de Nathan nunca llegó.

»∞«

Para el siguiente miércoles Peter se enteró del por qué mientras visitaba a su madre.

"Pensé.. Pensé que querían algo planeado.." Peter no se dio cuenta que se había sentado hasta que se resbaló del sofá de la sala, su madre siguiendo sus movimientos como si ya supiera todo lo que Nathan le estaba confesando por el celular. "¿Que no querían hacer todo en la India?"

"Simplemente no vimos razón para esperar tanto. Y Mohinder no es una mujer, recuerdas? No necesitábamos mandar invitaciones y todas esas cursilerías.." La voz de Nathan estaba llena de regocijo, como si estuviera disfrutando del infierno que estaba provocándole a Peter. "Lo decidimos, tomamos un vuelo y anoche llegamos. Me temo que la luna de miel si tendrá que esperar sin embargo..." Y se casaron! Peter quería gritarle, tomaron un vuelo a Canadá y se casaron! Dilo, inclúyelo a tu pequeño monólogo. "Tomó mi apellido, Peter." Fue lo último que se infiltró por su cerebro, el desastre que Nathan siempre hacia con su mente disipándose un poco. "Profesor Suresh es ahora Profesor Petrelli."

"¿Era eso lo que querías?" Peter estaba preguntando algo más profundo y si Nathan se dio cuenta, decidió ignorarlo, como había decidido olvidarse del hecho que Peter nunca había sido otra cosa más que un puro Petrelli toda su vida solamente para él.

Nathan suspiró. "¿Por qué estás tan molesto, Peter? Estás actuando peor que mamá." Decepcionado. Dios, ahora Peter estaba lleno de culpa.

"Lo siento, Nate, lo siento es sólo que... no he dormido bien y te ha gustado mucho últimamente tomarme por sorpresa. ¿Cómo está Mohinder?" Y lo más patético era que Peter en verdad quería saberlo. ¿Cómo se sentía ser un Petrelli para Mohinder?

"Ocupado haciendo planes, aunque no hayamos hecho una gran boda, aún tiene que avisarle a su madre, y por leyes de su religión tenemos que tener una ceremonia en Madras, lo queramos o no. ¿Estás libre para acompañarnos? Probablemente nos vayamos en un par de semanas más."

"Claro. Nunca he ido a India y para qué ser un pez fuera del agua cuando pueden ser dos, cierto?"

"Tonto."

»∞«

Un año pasó sin más sorpresas, con la excepción de Peter no asistiendo a India por situaciones con su nuevo trabajo con Charles Deveaux. Fue un año duro, para todos. Nathan, después de decidir con Mohinder que continuar trabajando en New York era mejor, era casi un fantasma para Peter en el sentido que lo miraba cara a cara como dos meras veces al mes y cuando lo hacían, sólo tenían tiempo para abrazarse, decirse que se extrañaban y luego Nathan besaba su frente y se despedían con promesas de pasar un fin de semana solos, de sólo hermanos. Lo que sabía del trabajo de Nathan, Peter lo miraba en las noticias, donde habían transmitido sus últimos dos grandes casos, ganados por supuesto. Lo cual solamente podía significar la atención de más clientes y más juicios y más trabajo para Nathan y Peter no podía estar más orgulloso de su hermano por apartarse de la sombra de su padre.

Su padre, quien un mes antes del segundo aniversario de bodas de Nathan y Mohinder, murió de un misterioso ataque cardíaco.

Fue entonces cuando los sueños comenzaron.

»∞«

Justo la noche del entierro, Peter yacía en su antigua habitación después de una semana de consolar a su madre día y noche y dejarle todo el trabajo duro a Nathan. Se sentía muerto, pero aún así no podía cerrar sus ojos. Porque si lo hacía, vería a su padre tomándose un cóctel de anfetaminas y anti-depresivos de un sólo trago o a su padre disparándose en la cabeza o a su padre ahorcándose—No era importante el proceso sino la conclusión: su padre suicidándose y no teniendo un paro cardíaco.

Dándose por vencido, Peter salió de su habitación con camino a la cocina y tal vez después de eso, se dirigiría al estudio a ver algo de televisión. Sus pasos no hacían ruido contra el piso de mármol y tal fue por eso que no le costó trabajo escuchar la conversación que se llevaba a cabo en la antigua habitación de Nathan, puesto que al parecer las órdenes de "no volver" habían muerto con su padre. Al principio se escuchaban ligeros sonidos vocales, nada concreto, pero para cuando Peter rozó por la puerta las palabras se hicieron claras como el agua.

"¿Por qué te cuesta tanto creer en esto, Nathan? Especialmente —"

"No hables tan alto, estas paredes tienen oídos.. y probablemente ojos. Y no es lo que me cuentas lo que no puedo creer sino el hecho de que estás dispuesto a embarcarte en este viaje de fantasía sin mi—Que ni siquiera me estás pidiendo ir contigo—"

"Tienes mucho trabajo aquí en New York, es imposible que vengas conmigo, Nathan."

"No puedes ir solo!"

"Nathan.. Sé por lo que estas pasando, mi padre fue también un bastardo egoísta antes de morir... y desearía tanto no tener que decirte esto hoy, pero debo irme mañana a primera hora. Estoy decidido."

"Podrías llevarte a Peter." Su hermano se escuchaba como un hombre abandonado en un desierto, desesperado por agua y comida. "No puedes irte solo, Mohinder." Hubo un silencio tan largo después de eso que Peter se sintió avergonzado de estar parado ahí como si tuviera cinco años otra vez y estuviera esperando por su hermano para dejarlo dormir con él. Sin embargo, justo cuando Peter comenzó a alejarse, la conversación volvió a la vida y su nombre fue mencionado otra vez.

"No puedo llevarme a Peter... ¿Quién cuidaría de ti, entonces, amor?" Y los sonidos húmedos que hicieron eco por el pasillo sólo podían identificarse por ser los causados cuando estabas besando a la persona que amabas con todo tu corazón.

Peter casi se dejó caer de rodillas en ese instante, entonces, para por fin llorar. Casi decidió que había tenido suficiente de la mierda que tenía de vida, donde soñaba con las manos de su hermano y la sangre de su padre... y con volar por los rascacielos de New York.

Estaba cansado, destrozado y vencido.

Pero, en vez de abrir la puerta de Nathan y demandarle que arreglara todo de vuelta a la normalidad, Peter respiró hondo, se tragó todos sus sentimientos y continuó su camino. De alguna extraña manera, sintiendo que todavía no era hora. Que todavía podía aguantar más tiempo antes de tener que dejar todos sus secretos al descubierto a los ojos críticos de Nathan.

»∞«

Después de esa conversación, Peter comenzó a cuestionar en su mente quien realmente era Mohinder Suresh—Petrelli—y qué secretos su hermano le estaba ayudando a cubrir. Especialmente cuando a un par de meses de la muerte de su padre, Nathan anunció que se uniría a las elecciones para el Congreso y Mohinder no se encontraba por ninguna parte.

"¿Están ustedes bien?" Peter se atrevió a preguntar la noche que se pudieron juntar en el departamento de Peter después del gran anuncio de Nathan, "Tengo semanas sin ver rastro de Mohinder, está bien?"

Nathan ni siquiera pausó. Clara señal que estaba mintiendo, que probablemente había practicado la excusa perfecta por días frente al espejo. "Su madre ha estado enferma y ha estado cuidando de ella. Pero, ha estado mejorando, así que ya no debe tardar en regresar."

"¿Ya se enteró de lo que vas a hacer?" Peter sabía que no obtendría otra oportunidad como esta de poder examinar cada línea de expresión de su hermano. Lo suficiente como para saber que tanto estaba mintiendo por su esposo. "¿Nathan?"

Nathan subió la botella de cerveza a sus labios. "No."

"¿No¿Por qué?"

"Porque quiero decírselo cara a cara, Peter."

"Mmmm." Peter dejó salir todo su descontento por ser mentido con la simple respuesta y Nathan giró sus ojos al techo.

"Vamos Peter, ya sé que no soportas a Mohinder pero ¿podrías fingir no estar tan feliz por su ausencia?"

La cerveza pareció atascarse en el camino a su garganta y Peter cubrió su boca para no escupir la bebida por toda la alfombra. Sintiéndose sin salida y sin ganas de llevarle la contra a su hermano esta noche, Peter simplemente guardó silencio, tosiendo un poco.

La televisión mostraba los personajes de Matrix pateando trasero pero el volumen era demasiado bajo como para saber lo que decían, aunque eso no importaba porque Peter se la sabía de memoria, al igual que Nathan.

Peter acabó con su tercera cerveza de la noche y se levantó para ir por otra, sin preguntarle a Nathan si deseaba otra también. Esto de poner siempre a Nathan primero tenía que acabar en todos los sentidos si es que Peter esperaba crear su propia vida sin alguna dependencia que involucrara a su hermano.

Desafortunadamente, para cuando volvió a tomar asiento a lado de Nathan en el piso de su sala, sus espaldas recargadas en el sofá, Nathan decidió dejarle caer otra bomba.

"Creo que.." Peter volteó a verlo y frunció su ceño al ver la mano de Nathan temblar ligeramente de donde sujetaba su botella. "No, estoy seguro."

"¿De qué¿Qué pasa?"

"Estoy seguro que mi hija nunca murió en realidad."

»∞«

Nathan había tenido una hija una vez hace mucho tiempo. Había conocido a una mujer en Texas a los dieciocho años y la había creído amar por un tiempo.

Hasta que Meredith se había embarazado y Nathan había entrado en pánico.

Sus padres se habían encargado del resto, de los últimos nueve meses.

Y antes de que Nathan hubiera logrado tener la oportunidad de regresar a Texas para conocer a su hija, de la nada había brotado un incendio para hacer cenizas todas sus esperanzas. Meredith y su bebé habían muerto y Nathan no había tenido otra alternativa más que cerrar ese capitulo de su vida sin mirar atrás.

Peter se sentía entumecido. Su cuerpo pesaba toneladas de más y sus ojos no podían apartarse del horrible color verde de su alfombra. "¿Qué te hace pensar que ella sigue con vida¿Cómo es posible que no recuerde nada de esto¿Dónde estuve?"

"Eras un niño, Pete. Y estoy seguro porque Meredith me llamó hace dos noches."

"¿Qué?!"

"Me llamó y me explicó que había sobrevivido el incendio y había aprovechado que todos la creían muerta para comenzar una nueva vida." Nathan narró con su mirada calculadora y palabras monótonas y Peter quería envolverlo en sus brazos y nunca dejarlo ir. "La razón por la que decidió comunicarse conmigo hasta ahora fue.. fue porque la hija que también había dado por muerta apareció en su puerta y le pidió conocerme. Aparentemente fue adoptada por otra familia después del incendio. Dios, puedes creerlo? Ambas sobrevivieron y nunca se me ocurrió averiguarlo, verificar todos los hechos—Me dijeron que habían muerto y nunca cuestioné lo contrario! Sólo lo acepté y continué—y"

"Oh, no, no hagas esto, Nathan! Esto no es tu culpa!" Pero, Nathan se puso de pie, pasando sus manos por su cabello y rostro como una bestia enjaulada buscando por libertad. Peter decidió tomar el riesgo de ser rechazado y se acercó lentamente, tomando a su hermano de los hombros. "Nathan. Mírame... Mírame." El mentón de Nathan pareció estar hecho para ser rodeado por las yemas de sus dedos. Nathan, quien nunca había lucido tan frágil. "Respira." Para su sorpresa, Nathan lo obedeció en vez de girar sus ojos en fastidio y frustración como Peter había previsto en su cabeza. Inhaló y exhaló lentamente, su aliento a cerveza acariciando la punta de la nariz de Peter, haciéndolo sonreír. "Entonces¿qué más? Tu hija encontró a Meredith.."

"Claire." El tono de Nathan bajó a uno grave, como si las palabras estuvieran raspando su garganta. "Se llama Claire y tiene quince años." Nathan cerró sus ojos, mordiendo su labio inferior. Peter movió sus manos hasta colocarlas en el cuello de Nathan, sobando los tensos músculos con manos expertas. Tras unos minutos, Nathan suspiró y dejó caer su frente contra la de Peter.

Peter cerró sus ojos. Está casado, recuerda. Es tu hermano.

Lo amas, pero él…

"Y nada más. Hice la llamada lo más breve posible." Al ver la ceja alzada de Peter, Nathan se apresuró a explicar. "No me arriesgaré a que nuestra madre ó Linderman se enteren y traten de intervenir, con la campaña recién comenzando verán esto solamente como una amenaza."

"Seguramente." Tan cerca. Nunca había tenido los labios de su hermano tan cerca. "¿Qué le dijiste entonces?"

"Que... que mañana tomaría el primer vuelo a Texas."

Peter humedeció sus labios, sintiendo por primera vez en su vida que las piezas de su destino por fin estaban armándose en armonía. "Iré contigo."

"Peter, no creo que eso sea apropiado..."

"No gastes saliva. Iré a Texas a conocer a mi sobrina y punto final."

Nathan separó sus rostros, frunciendo su ceño pero no despegando su mirada del rostro de Peter, como si estuviera buscando algo vital—No. Más bien, como si.. lo estuviera viendo con nuevos ojos. "Como quieras, mocoso. Nos marchamos a primera hora."

"Perfecto."

Horas después, antes de irse a dormir, Peter alcanzó a ver la silueta de Nathan a oscuras en la cocina, aparentemente hablando con alguien en su celular con voz baja. Peter sabía quien era ese 'alguien' en la otra línea, sin embargo. Y como ya se había convertido su costumbre, esperó unos instantes en el corredor, repitiéndose a si mismo que Nathan no le dejaba otra salida, que era su culpa por guardarle tantos secretos.

Para su gusto, no se escuchaba que era una alegre conversación.

Nathan estaba enojado.

"Tengo dos meses sin verte a la cara, Mohinder. Espero que los frutos de tu apreciada búsqueda en verdad valgan la pena—No, no te atrevas a sentirte ofendido!—Agradece que te enteraste de mi decisión del todo... ¿Que por qué estoy molesto? Estás bromeando, Mohinder?—No, no me importa si puede curar el cáncer o reparar la capa de ozono—Ya no me importa que haya otros como yo, queda claro?—¿Qué?.. Peter no tiene nada que ver con eso..."

Silencio. Peter aguantó su respiración..

"Estás equivocado. Él.. no. Peter es normal."

Peter apretó sus puños y mordió sus labios para evitar gritarle a su hermano que tan equivocado estaba.

"Son mentiras, Mohinder—No, no—Le dices algo de esto y nunca te lo perdonaré, me escuchas?—No, no te estoy amenazando, sólo te aviso. Me estoy cansando, Mohinder... No sé cuanto más de estas locuras puedo aguantar... Me voy a Texas unos días con Peter y si para cuando vuelva no estás en New York... Lo siento, pero no puedo esperar más."

Lo último que Peter alcanzó a escuchar antes de apresurarse de regreso a su habitación fue el celular de Nathan chocar contra la pared.

»∞«

Peter pensó que se sentiría feliz. El matrimonio de Nathan y Mohinder estaba terminando, eso era lo que deseaba¿cierto¿Por lo que había estado esperando?

»∞«

Texas era... caliente. Sofocante y te hacía sudar como un luchador de sumo, cuando simplemente estabas sentado en tu auto con las ventanas abiertas, jadeando por tu vida. Lo único bueno de tal sufrimiento era que tan irresistible Nathan lucía con sudor recorriendo su cuello y rostro.

"No puedo creer que te hayas puesto ese traje. Estás loco." Peter dijo, reteniendo las ansías de lamer la gota que estaba a punto de caer por la fina punta de la nariz de Nathan. Concéntrate en conducir y en nada más!

El remolque plateado con adornos hippies fue como entrar al país de las maravillas. Si Peter sentía un nudo de miedo, anticipación, desesperación y felicidad mezcladas en uno, Peter no podía tener idea de como Nathan se debía de sentir.

El auto se detuvo. Nathan se puso sus lentes.

Y Meredith salió, su cabello dorado opacando el resplandor del sol. Nathan abrió la puerta y fue entonces cuando Peter titubeó por primera vez desde que había decidido venir. Deseaba Nathan que lo acompañara o que lo esperara en el auto? Afortunadamente, su respuesta se manifestó cuando Nathan asomó su cabeza de vuelta, una expresión de 'que demonios estás esperando?' plasmado en su rostro.

Peter sonrió. Respiró hondo y se colocó sus lentes con un encanto que sólo los Petrellis poseían. Lo primero que vio al salir fue a su hermano caminando hacia el porche, los ojos brillantes y melancólicos de Meredith dándoles la bienvenida, luciendo como una niña que nunca logró crecer por completo con su blusa rosa y jeans.

Todo lo contrario a Mohinder, Peter no pudo evitar comparar. Mohinder demandaba admiración en cuanto lo tenías cerca, sus movimientos llenos de una sensualidad que no era intencional. Y al escucharlo hablar, uno simplemente no podía evitar ser succionado a su órbita, con sus apasionados discursos sobre la evolución del hombre y de como Nathan debía aprender a no dejar las toallas húmedas tiradas por todas partes.

"Dios, ella... hasta camina como tú." El acento tejano llegó a los oídos de Peter, sintiendo el significado de esa oración como un fuerte apretón en su corazón. Apenas y podía esconder las ansías por conocer a esta pequeña persona que poseía unas de las características que Peter más amaba de su hermano. "Como si fueran dueños del mundo." Meredith le guiñó el ojo a Nathan y como si actuara en un repentino impulso, se echó sobre Nathan, rodeándolo en sus brazos.

Peter bajó su mirada, dándoles privacidad por unos momentos, para que Nathan la abrazara lo suficiente para sentir que en realidad Meredith estaba viva.

"¿Y dónde está?" Nathan la soltó, volteando alrededor con expectación. "Claire sabe que iba a venir, verdad?"

Meredith abrió la puerta de su trailer. "Bueno, no exactamente, quiero que sea una sorpresa pero, ya no debe tardar—Vamos a esperarla adentro." Nathan volteó hacia atrás, esperando por Peter.

"¿Recuerdas al hermano del que siempre te platicaba?" Nathan dijo como forma de presentación y Peter tomó la mano de Meredith cuando la rubia la ofreció con una sonrisa. Los tres se sentaron en la pequeña sala, Peter y Nathan enfrentando a Meredith, sus lentes oscuros sobre la mesa, esperando.

"Claire ha estado muy ocupada con la fiesta de Bienvenida de su escuela, haciendo unos carteles y quien sabe que más. Es una porrista, sabes? Está muy emocionada porque ganó las elecciones y fue nombrada la Reyna."

Nathan rió suavemente, sus dientes tan amenazadores como un tiburón feliz de olfatear sangre cerca. Peter roló sus ojos. Claire era definitivamente una Petrelli.

Y hablando de la reyna de Roma..

El motor de un nuevo auto entrando a la propiedad de Meredith los hizo girar sus cabezas al unísono hacia la puerta. La atmósfera pareció tomar un nuevo nivel de ansiedad y cuando se escucharon dos portazos, Peter vió a Nathan tragar saliva como si tuviera una piedra atorada en la garganta. Peter se apresuró a ofrecerle confort con un apretón en su rodilla.

Meredith se puso de pie, intercambiando una larga e intensa mirada con Nathan, para luego caminar hacia el umbral, su peculiar voz recibiendo a su hija justo como lo había hecho con ellos. "Miren quien finalmente llegó.. tu sorpresa estaba comenzando a tener un paro cardíaco con la espera."

Peter siguió a Nathan con sus ojos, mirándolo llegar a unos centímetros detrás de Meredith, obviamente echando un sutil vistazo por su hombro antes de atreverse a hacer algo más.

Cuando los hombros de Nathan se elevaron de repente, como si hubiera sido golpeado por una fuerza invisible, Peter supo con certeza que por fin había logrado ver a su hija como tanto había deseado y que era todo lo contrario a lo que Nathan se había imaginado.

O tal vez mejor.

"Lo siento, es que no podía terminar—" La juvenil voz se interrumpió sola, siendo la aparición de Nathan en la puerta de seguro lo que menos esperaba. "Oh, dios."

"Hola." Peter giró sus ojos con frustración al oír lo que su hermano había escogido para saludar a Claire por primera vez. Aunque, en estas circunstancias, que era correcto decir? Peter se armó de valor, y en vez de seguir a los padres a la puerta escogió asomarse por la ventana de la sala, justo a tiempo para ver a Claire subir los escalones del porche, su cabello casi idéntico al de su madre pero su mirada, dios mío, esa mirada tan parecida a la de su padre, tan calculadora pero apasionada. Valiente y determinada.

Aunque, también triste y melancólica.

Peter colocó su mano sobre su boca, parpadeando rápidamente porque no se iba poner a llorar como una niña, con un demonio—¿Por qué siempre tenía que ser el sentimental? El sensible? Podía registrar que más palabras fueron intercambiadas entre padre e hija, pero Peter sólo podía concentrarse en buscar todas las similitudes posibles entre su hermano y esta extraña.

Claire de repente sonrió de oreja a oreja, como si todos sus deseos se hubieran cumplido a la vez y justo como su madre, se echó a los brazos de Nathan con las esperanzas de no ser rechazada. Nathan levantó sus brazos, quedándose así por un instante, como si no supiera que hacer con ellos y Peter sonrió entre su palma al verlos por fin acomodarse alrededor de los pequeños hombros de Claire. Esta podría ser la única hija que Nathan tenga en toda su vida, Peter pensó, e irónicamente Nathan la estaba tratando como si estuviera hecha de cristal desde el preciso inicio.

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Continuará en Parte 2, con el punto de vista de Nathan.

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