Instituto Salvatore
Summary:
Un grupo de adolescentes pertenecientes del conocido Internado 'Salvatore', se creen dueños de el lugar. Todo funciona como quieren Bella y sus amigas, hasta que llegan los Cullen... ''Todo parte por curiosidad... Y como dice el dicho : La curiosidad mato al gato''
Disclamer:
Todos los personajes que se te hacen conocidos son propiedad de Stephenie Meyer. La historia, es de mi autoria.
Todo iba según el plan.
Christina y Aprhodite llevarían a Jared a lo profundo del bosque, con la excusa de que Melanie debía charlar urgentemente con él. Jared no dudaría en acudir al encuentro, puesto a que la ultima vez que se habían visto, éste le había confesado que le había sido infiel, lo cual la dejó totalmente destrozada.
Por otro lado, Alexandra tendría el rol de distraer a Phil, el conserje, y que no se percatara de que no llevaba con él las llaves del portón que daba al bosque, ya que Bella se había encargado de robarlas.
Agustín, quien tenía el trabajo de distraer a Melanie mientras se realizaba el plan, la llevo a la sala de bailes con el pretexto de que debía mostrarle unos nuevos pasos que había aprendido para ballet.
En el camino a la sala, Melanie iba con la cabeza a bajo, pero lo suficiente para que Agustín pudiera notar un par de lágrimas descender por sus mejillas.
Vamos, Mel. No puedes estar llorando todo el día, te deshidrataras y quedaras tan arrugada como el inspector Marco – dijo Agustín tratando de animarla. Mel era una de sus mejores amigas, y a pesar de que estuviera en ese momento engañándola, le dolía verla tan mal como estaba.
El hecho de no estar arrugada no evito que Jared me engañara – pronuncio Melanie en un sollozo.
Jared es una mierda. Ya veras como las va a pagar – Al terminar la frase, Agustín miro hacia arriba preguntándose cómo iría todo.
Lo sé – chillo Melanie antes de que estallara en llantos.
Agustín llevo la cabeza de Melanie a su hombro, y le dio unos masajes en la nuca. Espero unos segundos para que se desahogara.
Creo que no fue buena idea traerte aquí – mascullo Agustín afligido - ¿Te llevo a tu habitación?
Melanie asintió con la cabeza. Subieron hasta el tercer piso y caminaron por el pasillo que conducía a las habitaciones de los alumnos. Se detuvieron al frente de la puerta de la habitación de Melanie.
Gracias… Y lo siento – dijo Melanie un poco mas calmada – Mañana podrás mostrarme tus nuevos pasos.
Vale. Ahora preocúpate de descansar.
Hasta mañana
Hasta mañana – se despidió.
Al entrar Melanie por la puerta, Agustín decidió en qué hacer ahora. La curiosidad lo invadía, quería saber qué haría Bella para darle su merecido a Jared. Lo que le había dicho a las demás chicas no lo había dejado muy satisfecho: "Me encargaré de que pague por el sufrimiento de mi hermana". Era comprensible todo el odio que emanaba de Bella, ya que Jared le había roto el corazón a su propia hermana.
Agustín decidió con ir a echar un vistazo, a pesar de que las ordenes de Bella, habían sido claras: "Cuando Jared esté en el bosque, quiero que nos dejen solos, no quiero a nadie ahí presente". No le importó. Agustín siempre había tenido roces con Bella por su carácter fuerte. Podría decirse que él suyo también era fuerte, pero sabia con quien ocuparlo. En cambio Bella no. A ella no le importaba herir y hacer sentir mal al resto, aunque fuesen sus mejores amigos, y eso Agustín no lo toleraba.
Bajó por las escaleras hasta el primer piso y salio hacia patio por la puerta de las canchas. Eran las nueve con treinta y siete minutos y en El Internado Salvatore las cosas iban tan normales como siempre. Nadie podría percatarse que a esa hora dos o tres alumnos estaban a las fueras en el bosque.
Al llegar a al portón negro que separa al internado del bosque, pudo notar que el candado seguía abierto, por lo que dedujo que aun no finalizaban.
Con cuidado de que nadie lo viera, entró sin dudar. Caminó por los arbustos y matorrales y se introdujo al corazón del bosque.
Decidió de qué debía ir por entre medio de los árboles, ya que no era prudente que Christina y Aphrodite lo vieran.
El frío erizo los pelos de Agustín, y la oscuridad hizo que se tropezara continuamente y chocara con varios árboles. Se alertó, escucho pasos y se puso en guardia. Se detuvo y se puso a gachas.
Pudo divisar dos figuras en la negrura de la noche. Agudizó los oídos y pudo oír dos voces femeninas, por lo que concluyo que eran Christina y Aphrodite que iban rumbo al internado, lo que quería decir que ya había dejado a Jared con Bella.
Se apresuró, no quería perderse nada. Comenzó a detenerse cuando pudo escuchar una voz grave, la de Jared. Que preguntaba una constante
¿Mel? ¿Mel, donde estas? ¡Mel! Lo siento…
Jared estaba ubicado en un ojo del bosque, donde a unos metros había una quebrada que daba a un río. Los rayos de la luna iluminaban toda el área. Agustín decidió en ubicarse detrás de un arbusto que le tapaba todo el cuerpo pero que le dejara una clara vista.
Escucho unos segundos la voz de Jared hasta que pudo apreciar una voz burlona. Sin duda, era la voz de Bella.
¿Lo sientes? ¿Sientes haberte besado con mi hermana? – murmuro Bella cambiado su tono de voz.
¿Bella? ¿Eres tú? – pregunto Jared confundido
Te sorprende verme, ¿cierto?- dijo con voz fría. – Pues no te sorprendía cuando nos juntábamos para hacer el amor.- finalizo al tiempo que se mostró a la luz de la luna.
Bella, ya hemos hablado de esto – pronuncio Jared con voz cansada.
¡Y quedamos en que no dirías nada! – grito Bella - ¿Y que se te ocurre a ti? Ir corriendo a contarle a tu noviecita.
Tenía que hacerlo, Bella. No podía con la culpa. – la voz de Jared reflejaba todo el odio que sentía consigo mismo.
¿Culpa? Deberías haber pensado en la culpa cuando me tiraste a los matorrales, me sacaste la polera y besabas mis pechos. – La voz de Bella indicaba que todo lo que decía le daba asco.
Bella se acercaba cada vez hacia Jared, lo miraba con odio, con un odio que hizo a Jared retroceder unos pasos.
Todo lo que oía Agustín no lo podía creer, estaba atónito. Jared le había sido infiel a Melanie con Bella, su propia hermana.
Estaba borracho, no sabía que hacía… ¡tu me llevaste a los matorrales! ¡Tú me provocaste, Bella! Así que no te hagas la victima de todo esto.- le encaro Jared, su voz igualmente reflejaba un cierto grado de aversión hacia ella.
Tú fuiste el infiel. ¡Tú eres el culpable! – lo acusó Bella, apuntándole con un dedo.
¡Tú eres tan culpable como yo en todo esto! – hizo una pausa, una lagrima caía de sus ojo izquierdo, lo cual se la seco de inmediato - ¡Te metiste con el novio de tu herma…!
¡Cállate! – chillo Bella, al tiempo que sacaba un cuchillo de su bolsillo trasero y apuñalaba a Jared, directo en el pecho. Sus ojos comenzaron a llorar mientras sus manos sacaron el cuchillo ensangrentado, las gotas caían al suelo manchándolo de sangre – Nunca volverás a repetir eso – finalizo en sollozos
Jared produjo sonidos indescifrables en sus últimos alientos. Después de unos instantes, se produjo silencio, solo se oía la respiración agitada de Bella, quien después de notar que Jared estaba completamente muerto camino hacia un gran árbol que había a unos pasos, y en donde el tronco tenía una abertura. Bella agrando el agujero con el propio cuchillo y lo introdujo dentro, luego introdujo tierra y hoja para taparlo de la vista ajena.
Se acerco nuevamente al cadáver, lo tomo se los hombros y lo arrastró hacia el norte, camino a la quebrada.
Agustín no podía moverse, sentía su cuerpo frío, paralizado de la conmoción y el susto. Nunca había visto un asesinato, nunca pensó hasta qué grado podía llegar la locura de Bella. Sabía lo que Bella haría, sabía como terminaría todo. Lo que no sabía es como reaccionaria Melanie al enterarse de la muerte de Jared.
Juntó el poco y nada de valor que le quedaba, y se restableció. Se incorporó y huyó. Corrió, corrió muy fuerte, sin importarle que Bella lo escuchara, quería escapar, escapar de todo ese desquicio y todo el odio que emanaba tal lugar, lugar donde se había cometido un crimen, se había cometido un asesinato, y él no hizo nada para impedirlo. Las lágrimas comenzaron a frotar de los ojos de Agustín, no le importaba.
Corrió sin freno hasta que sintió algo duro en su frente y cayó. Había chocado con un árbol. Agustín quedo tumbado en el suelo, mirando hacia la el estrellado cielo.
Sintió alivio, no era el único que había espectado aterrador suceso.
