¿De Diosa a Idol?
Alouha~
Este es mi primer fic de Kamisama Hajimemashita y espero que os guste. La idea de este fic vino gracias al anime Love Live! ya que Umi Sonoda comparte seiyuu con Nanami y entonces me la imaginé de idol y bueno, el resto está aquí. Espero que disfrutéis de la historia ^^
Capítulo 1 ¡Se acerca el festival cultural!
El cantar de los pájaros anunciaba que un nuevo día acababa de comenzar, el sol se colaba por la entreabierta puerta corredera de la habitación de cierta muchacha quien se tapó hasta la cabeza con las sábanas por la molesta luz que le daba directamente en sus ojos y que no la dejaba volver a dormir.
—Hmm… ¿ya es de día…?—murmuró la joven en voz alta, notando como su voz estaba algo ronca. —¿Eh? ¿Por qué…?—preguntó para sí mientras abría los ojos con algo de dificultad.
Notaba su cuerpo terriblemente pesado y un dolor de cabeza la azotó repentinamente. ¿Qué le ocurría?
Su despertador sonó, haciendo saber a Nanami que eran las 7:00 y que debía prepararse para ir al instituto. Segundos después, Tomoe apareció por la puerta abriéndola de golpe para ver si con el ruido la despertaba pero grande fue su sorpresa al encontrarla con los ojos abiertos, ya que todos en el templo sabían que cuando la chica se esforzaba más de la cuenta en sus quehaceres, al día siguiente sería muy difícil levantarla.
—Es extraño que estés despierta, Nanami—habló su familiar acercándose hasta ella. —Normalmente eres como una marmota. —dijo burlándose de ella.
—¡Hasta yo puedo madrugar cuando es necesario! —exclamó molesta por su comentario.
Tenía planeado decirle varias cosas, sin embargo, un pequeño ataque de tos le puso las cosas difíciles. Tomoe le dio unos ligeros golpes en la espalda con cuidado, se le veía preocupado y hasta se sintió un poco culpable de lo que acababa de ocurrirle a la chica.
—¿Te encuentras bien? —preguntó tras darle un vaso de agua, Nanami asintió pero el familiar zorro no se quedó muy convencido ya que al observar de cerca a su diosa se pudo dar cuenta de que, como mínimo, tenía fiebre ya que su rostro estaba bastante colorado.
—Claro, ¡estoy perfectamente! —dijo mientras alzaba los brazos y sonreía tranquilamente, pero era una obvia mentira que ni el niño más inocente se tragaría.
La diosa quiso levantarse para comenzar a vestirse y preparar sus libros para el instituto o de lo contrario, se quedaría sin desayuno y perdería el autobús e irse andando no era una opción a no ser que no le quedase más remedio, pero sus piernas flaquearon y su cabeza le daba demasiadas vueltas y por ello perdió el equilibrio y tuvo que ser sostenida por Tomoe.
—No estás bien, tonta. —regañó el zorro plateado mirándola con algo de enfado.
Con cuidado, el familiar tumbó a su maestra en el futó, la tapó y tras eso fue a buscar el termómetro. Nanami se sonrojó al ver como Tomoe se preocupaba por ella pero, por otra parte, se maldecía a si misma por haberse enfermado. Probablemente la fiebre le bajaría por la noche o quizás un poco antes pero ahora se encontraba de esa manera y todas las papeletas indicaban que faltaría al instituto.
—¡Nanami-chaaaaaan! —escuchó a lo lejos.
Mizuki, su otro familiar, entró en la habitación con lágrimas en los ojos y un gran chichón en la cabeza, era fácil deducir que Tomoe era el culpable de aquello.
—Tomoe-kun me dijo que estabas enferma y cuando le dije que yo te cuidaría mientras él se iba sólo, totalmente sólo, a clase me pegó—se quejó abrazando a la pobre enferma.
Nanami sonrió mientras la típica gota caía por su cabeza, ya estaba acostumbrada a que esos dos siempre se peleasen y ya lo veía como algo normal, no como antes, que se asustaba cada vez que discutían.
—Eres un quejica, serpiente.
Tomoe apareció de nuevo por la puerta y le tendió el termómetro a Nanami quien se lo puso para medir su temperatura.
Quizás si le doy pena me deja ir a clase… no puedo faltar… pensó ella.
—Tomoe… se acerca el festival y ya escuchaste lo que nos dijeron ayer, no podemos faltar o nos encargarán las peores tareas…—comenzó a hablar con los ojos llorosos—no quiero que pase eso…
—¡Tomoe-kun, deja que vaya a clase! —exclamó Mizuki siendo convencido fácilmente por las palabras de su diosa.
—Ni hablar. —dijo rotundamente.
—Pero…
Nanami quiso continuar persuadiendo a su familiar pero éste le puso su dedo índice en los labios para hacerla callar, cosa que sonrojó a la muchacha pero que nadie más que ella notó gracias a la fiebre.
Vaya, sabía que iba a ser difícil, pero no me imaginé que tanto… volvió a pensar, dándose por vencida. A no ser…
—Tomoe, ¿y si Mizuki se hace pasar por mi y va en mi lugar a clase hoy? —preguntó sonriendo por la gran idea que creía haber tenido.
Al familiar serpiente se le iluminaron los ojos, siempre había querido visitar ir a su instituto, y aunque no estaría Nanami, podría aprender más cosas del mundo humano. No obstante, la mirada que Tomoe le dedicó a ambos reflejaba perfectamente su negativa pero antes de que el zorro hablase, Nanami se apresuró a hablar, tenía un plan.
—Si faltas, te pasará lo que dije antes, te encargarás de las peores cosas y en cambio yo optaría por algo mejor y no estaríamos en el mismo grupo… aunque puede que esté con Kurama…—murmuró eso último con toda la intención de que Tomoe la escuchase y, esta vez, la humana fue más astuta que el zorro.
—…Esta bien. —aceptó con desgano.
—¡Bien!
Mientras Tomoe utilizaba una de sus hojas mágicas para convertir a Mizuki en Nanami, ésta miró su temperatura en el termómetro, que marcaba 39º.
Espero que no tarde demasiado en bajarme…
—¡Nanami-chan! ¡Mira, mira! —escuchar gritar a Mizuki.
La susodicha, se dio la vuelta para mirar a su familiar, pero en vez de verlo a él, se vio a ella misma, la transformación había terminado y era perfecta, una copia exacta de la chica, quizás con un poco más de pecho.
—Vaya, Mizuki, es algo extraño verme a mí misma pero creo que serás un buen doble.
—¡Sí, me esforzaré! —asintió levantando ambos brazos y dando saltos por toda la habitación. —Esto es lo que se siente al ser Nanami-chan~—canturreaba colocándose adecuadamente el uniforme. —Pero es un poco raro ser una chica… sobretodo por esto—comentó mirándose el pecho que, obviamente, ahora era de mujer.
—Ah… esto…—Nanami se sonrojó levemente pero no dijo nada más porque Tomoe le volvió a pegar en la cabeza.
—¡Tomoe-kun, no puedes pegar a tu maestra! ¿Me has entendido? —dijo Mizuki—¡Ahora soy Nanami-chan, asique trátame como Nanami-chan!
Los dos familiares discutieron por corto lapso de tiempo, hasta que Nanami los echó porque iban a llegar tarde. Tomoe le colocó un paño húmedo en la frente y le dejó un tazón con arroz hervido al lado de la cama.
—Manda a Onikiri o a Kotetsu si pasa cualquier cosa, ¿entendido?
—Sí, no te preocupes por mí. —respondió Nanami sonriendo con poca intensidad, se le notaba que estaba débil.
—Pues claro que me preocupo…
Lo siguiente que ocurrió, dejó a Nanami sorprendida y su rostro se sonrojó de manera colosal, ¡su familiar acababa de besarle en la frente! ¿Cuándo había hecho algo así Tomoe? Nunca.
—¿Eh…? ¿T-Tomoe…?
Pero su amado familiar ya se había ido dejándola sonrojada, con fiebre y muy, muy confundida.
Ella seguía enamorada de él, sus sentimientos hacia el zorro sólo habían crecido más y más pero él siempre dejaba bien claro que jamás sentiría amor por un humano, algo que se contradecía con ese beso repentino.
¿O tal vez Nanami se lo había tomado demasiado enserio? Es posible que Tomoe viera ese gesto como algo natural, pero de todos modos, Nanami no podía sacárselo de la cabeza porque para ella fue un pequeño recuerdo que atesoraría en lo más hondo de su corazón.
La joven diosa se quedó dormida mientras daba rienda suelta a su imaginación y soñó con Tomoe, con besos y caricias inocentes.
Mientras tanto, Tomoe y Mizuki ya habían llegado al instituto, lograron llegar a tiempo y Mizuki estaba que no cabía en sí de gozo, no paraba de dar saltos por todos lados y de saludar a todos los compañeros, incluso con alumnos que ni siquiera Nanami conocía.
—Estás destacando demasiado, sé más discreto. —le riñó Tomoe pellizcándole la mejilla.
—Tomoe-kun, no me dejas divertirme…—se lamentó el peliblanco sollozando pero con el sollozo sólo logró que Tomoe le tirara de ambas mejillas con algo de fuerza.
—¡Oye, Tomoe, no te pases con Momozono!
Kei apareció detrás de Tomoe y le dio un ligero coscorrón en la cabeza con una mano mientras con la otra mandaba algún que otro mensaje a su nuevo novio. Ami se encontraba a su lado y miraba con preocupación a quien ellas creían que era su amiga Nanami.
—Kei-chan, me duelee—se quejó Mizuki, de modo que las dos chicas miraron mal a Tomoe.
—No le he hecho nada.—respondió de mala gana el familiar zorro pero las dos amigas de la chica le ignoraron y se llevaron a Mizuki a su clase, éste miró a Tomoe maliciosamente, se lo estaba pasando en grande sacando de quicio al zorro.
Finalmente, el timbre sonó y todos se sentaron en sus asientos. El profesor no tardó mucho en llegar y tras hacer la típica reverencia a modo de saludo, se dispuso a dar las diferentes indicaciones a seguir para el festival, que se celebraría el martes, miércoles y jueves de la semana siguiente.
Muchos alumnos dieron sus protestas pero ninguna tenía nada de especial: una casa encantada, una cafetería, venta ambulante, etc.
Ninguna parecía ser algo especial hasta que cierto tengu levantó la mano:
—Un concierto.—dijo levantándose de su asiento.—Me comprometo a dar conciertos en el salón de actos durante los días del festival, todos querrán venir a verme y seremos la clase que más dinero recaude.
La clase comenzó a comentar entre sí a la vez, se formó un gran escándalo que el profesor pudo parar minutos después con esfuerzo.
—Me gusta tu idea, Kurama.—asintió con convencimiento el profesor.
—Pero quisiera añadir un detalle a mi idea, quiero que una chica me acompañe en el escenario. —comentó cruzándose de brazos mientras sonreía. —Si aparte de mí, una chica me acompaña, seremos un dúo infalible porque tanto chicos como chicas vendrán y, obviamente, se venderán más y más entradas. —explicó ampliando su sonrisa.
Mizuki miraba con admiración a Kurama, lo veía como una especie de líder, pero Tomoe estaba sumido en sus pensamientos, ¿por qué había besado a Nanami? Era un tonto beso en la frente pero los humanos se comen mucho la cabeza por esas cosas o eso pensaba. ¿Y si Nanami ahora tenía ideas equivocadas?
Pero… ¿y si no era una idea equivocada…?
De nuevo los alumnos comentarios entre sí pero el mismo Kurama los silenció dando un golpe en su escritorio con su palma derecha.
—¿Y bien? ¿Quién quiere ser mi acompañante?
Las chicas de la clase no se atrevían a mirarle. Aunque se morían de ganas de ser su compañera, no tenían confianza en su voz, por lo que serían una molestia para él, y además, preferían animarle y gritarle cosas de todo tipo desde las gradas.
Se produjo un silencio muy incómodo en la clase, los chicos instaban a las muchachas a ofrecerse voluntarias pero ninguna daba su brazo a torcer.
Todas, excepto una o uno mejor dicho.
Mizuki transformado en Nanami levantó la mano con mucho ánimo y exclamó:
—¡Yo seré la que cante con Kurama-kun!
Tomoe, que hasta entonces había estado pensando en Nanami, miro a Mizuki con una cara de odio que no era de este mundo. ¿Qué era lo que acababa de hacer?
Estaba claro que a Nanami no le iba a gustar un pelo esto.
El zorro tiró del brazo de Mizuki y matándolo con la mirada le dijo:
—¡Se puede saber que haces!
—¿Eh? Nanami-chan quería estar en un buen puesto, ¿no? Pues ahora será la primera, y con tengu-kun. ¡Es genial! ¿A que si?
—Reza lo que sepas, te voy a arrancar la piel a tiras.
Ahora, todo el mundo iría a ver a Nanami al escenario, a SU Nanami.
Espera. ¿Desde cuándo era suya?
Bah, eso es lo de menos, pero debo hacer algo para evitarlo, pensó el zorro.
CONTINUARA…
