Estaba sentada en frente de su escritorio, y por primera vez para sorpresa de ella y si es que alguien la vería en ese lugar; no estaba trabajando con automails nuevos, ni con tornillos, o cables, y nada de metal. En su lugar, había un pedazo de papel; y en su mano derecha una pluma. Era extraño, ya que era un pedazo de papel con muchas manchas; palabras que luego habían sido borradas una y otra vez. La pluma en su mano temblaba, y su cara representaba un tono de preocupación.
-Diós. ¿Qué rayos estoy haciendo?-
Miró sus manos. Estaban llenas de manchas, y usualmente eran por todo el trabajo que se esforzaba haciendo en Rush Valley. Pero esta vez no era nada de eso. Esta vez, sus manos estaban manchadas por la tinta que había utilizado en áquella carta. Esa carta, que no había consigo más de dos renglones porque había decidido borrarla, y luego rompió el papel en dos pedazos.
¿Porqué debería ella hacer esto? ¿porqué tenía que mandarle una carta a ese par de imbéciles?
-Estoy en Rush Valley, o en Rizembul. Realmente no es muy difícil adivinar donde estoy.- susurró ella gruñendo, molesta. O sea, que mandas una carta a Rush Valley o a Rizembul. Winry se había puesto de mal humor; ¡los hermanos Elric la ponían de pésimo humor! Con su mano izquierda se corrió las gotas de sudor que se encontraban cayendo por su cara.
Echó un vistazo al pedazo de papel destruído en su escritorio. Lo miró, como si eso dependiera toda su vida; dos, tres y hasta cinco minutos observando el papel destruido. ¿Porqué era tan idiota? ¿porqué siempre tenía que preocuparse por ellos, cuándo nunca le comentaban absolutamente nada sobre lo que les pasaba? Ella quería saber si habían encontrado alguna pista para recuperar sus cuerpos, si estaban bién… si no se habían metido en problemas.
Sus ojos se abrieron como platos.
¿Y si les había pasado algo? ¿y si el estúpido Edward estaba en el hospital como la vez pasada? ¿y si el estúpido de Alphonse estaba dudando sobre si era su verdadero hermano otra vez? ¿Si se habían peleado? Su cabeza se sacudió, intentando de negar esas posibilidades horrorosas.
-Ellos seguro están bién, seguro están bién.- susurró para ella misma, intentando ser optimista y pensar que realmente se protegerían uno al otro y que estarían bién.
Una vez más, miró al papel.
-¿Qué más puedo hacer?- suspiró, mientras con su otra mano tomaba la pluma una vez más. Pero abrió sus ojos, sorprendia. ¡No había otro papel! Era el único que le quedaba, el último. Y estaba roto en dos pedazos.
-Mierda.-
-¡Hermano, espera! ¡el equipaje!- gritó Alphonse, tratando de alcanzar a su hermano mayor que iba a las apuradas hacia un nuevo destino. Y al darse vuelta, otra persona más lo detuvo antes de que pudiera irse.
-Disculpe, ¿Señor Elric? ¿Edward y Alphonse Elric?- ambos hermanos que respondían por esos nombres lo miraron sorprendido, y asintieron.
-Sí, somos nosotros.- dijo Edward acercándose.
-Acaban de recibir algo. De Winry Rockbell, aquí tiene.- le dijo amablemente colocando una pequeña carta sobre la mano del alquimista de acero; y se retiró volviendo a su puesto.
-¿Winry?- dijo Edward sorprendido, abriendo el sobre de la pequeña carta en sus manos, mientras su hermano menor lo observaba de atrás.
Sus caras casi se caen al verla.
-Hermano…-
-¿Sí, Al?-
-¿Porqué la carta está destruida en dos pedazos?- se miraron ambos sorprendidos, antes de reírse.
-Winry está totalmente loca.- dijo el rubio, mientras observaba la carta riéndose. Su hermano menor no podía estar más de acuerdo; aunque eso no era precisamente algo malo.
-Deberíamos escribirle una carta algún día a Winry y a la abuela Pinako.- dijo la armadura, mientras seguía viendo el pedazo de papel escrito, y roto.
