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-Prologo-

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Seiya nunca imagino, que ser el buen hermano menor, le traería un tremendo dolor al corazón, hubiera sido mejor aceptar lo que el consejo le había ofrecido a sus tiernos diez años: la primogenitura, o tal vez hubiera sido mejor aquella vez aceptar la idea de casarse con la princesa de la Tierra, o podría haber sido mejor escapar como siempre se le daba la gana a lejanos planetas en busca de algún planeta que conquistar, pues no siendo el heredero al trono le daba ciertas libertades, la situación era, que inevitablemente su corazón estaba prendado de la princesa de la Luna.

La conocio en uno de sus viajes al sistema solar, apenas tenia catorce años en ese entonces, no es que le gustara mucho la diplomacia, pero, lo que si le gustaba al príncipe de Kinmoku era respirar nuevos aires, seria la primera vez que asistiría a un baile, esta demás decir que los bailes le aburrían, lo que en verdad le encantaba a Seiya era montarse en su corcel negro, viajar, comer cosas nuevas y deliciosas, y la música, su hermana mayor le habia dicho que era un poeta sin remedio, que esperaba que con el "do re mi", pudiera hacer caer a sus enemigos.

Ya estando en tierra selenita, pues decidio ir a explorar un poco, lo mas lejos del palacio, odiaba tambien las miradas de las mujeres casamenteras, parecían peor que las moscas a la miel, y Seiya era esa miel.

Caminando en los jardines estaba, se sorprendió de lo grande y maravillosa que se veía la esfera terráquea desde la Luna, ese lugar seria su siguiente parada, solo esperaba que Taiki no lo riñera por haberse escapado, además el castaño debía estar acostumbrado a que Seiya no estaba para esas cosas aburridas de la corte.

Seiya estaba tan absorto en sus pensamientos, que ni cuenta se dio al tropezar con unos pies que estaban cómodos en el jardín, su caída fue bastante graciosa, enrollándose en su capa de príncipe por el esfuerzo inútil de mantener el equilibrio. Todo enrollado, sintió que estaba sobre un cuerpo pequeño y blando.

Una vez que ambos dejaron de sorprenderse por ese encuentro tan accidentado, comenzaron a reir, platicaron de un mil tonterias, la princesa de la Luna, el príncipe de Kinmoku, eran glotones por naturaleza, no entendían mucho de cuchicheos de palacio, y ni les importaba, ya tendrían tiempo cuando fueran viejos para ello, ambos les gustaba dormir, ser rebeldes, cada uno compartio sus travesuras.

-¡Lo mejor de todo! – rio Serenity- fue la cara cubierta de merengue de Urano.

-¡No lo imagino! ¡Esa dama en verdad da miedo! ¡No puedo creer que la hayas embarrado de dulce!

-¡Pero le gusto!

La velada termino, Seiya se despidió de un beso en la mano, deseaba volver a verla, ahora que iria a conocer a la princesa de la Tierra, ciertamente no estaba interesado en acordar un matrimonio, èl ya tenia su perla blanca.

Fueron dos años de cartas de amor, dos años en los que espero paciente, para hacerle saber a su hermana que por fin si deseaba sentar cabeza, llegar a la edad necesaria para casarse nunca fue tan esperada.

Que iluso fue.

El destino siempre burlándose de cuanto enamorado encuentra, Seiya y Serenity no fueron la excepción.

Taiki lo sabia, pero callo, igual que Seiya, al ver a la heredera al trono feliz de su compromiso, solo la conocía por retrato, pero eso le basto a la futura reina de Kinmoku para pedirla en matrimonio, en su planeta no eran raras las alianzas del mismo sexo.

Seiya amaba a su hermana mas que nada en el mundo.

Seiya amaba a la princesa Serenity con locura.

Ojala si hubiera aceptado ser el primogénito.

Porque de ser asi, no seria Fighter la que se casaria con Serenity.


Serán tres capítulos cortos, creo.

Espero su opinión.

(Huye como siempre)