Un día desperté.

Y me di cuenta de la verdad.

No existe ningún mundo que me espere afuera de las puertas de mi casa.

Los maestros que me llamaron genio, llamaron así a muchos otros antes de mí que fracasaron.

Nadie es diferente.

Nadie es especial.

Nadie es importante en este juego llamado vida.

Después, lo conocí a él.

Y decidí usar la ventaja mas extraña que la vida nos a planteado frente a nuestras narices todo el tiempo.

Decidí fingir ser como el resto.

Animarme a pensar diferente.

Animarme a correr como nunca antes nadie había corrido.

Animarme a nunca sobresalir…pero si a ser feliz.