La salvación de mi corazón.

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Autora: Fifsnuyasha.

Summary: Ahí se encontraba Inuyasha, el hanyou de larga cabellera plateada y hermosos ojos color ámbar frente al enorme árbol sagrado, pensando en su amada después de casi haberla perdido.

Parejas: Inuyasha x Kagome, Sango x Miroku, Rin x Kohaku.

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Capítulo 1.

Inuyasha se econtraba sentado frente al árbol sagrado, se sentía mal, culpable, adolorido y destrozado, ¿Cómo había permitido que Naraku lastimara a su amada -En secreto- Kagome? Todo había pasado tan rápido que no se dio tiempo ni para pensar bien las cosas, fue escalvo de sus impulsos casi costandole la vida a Kagome.

No encontraba respuesta a su dolor, él sólo quería que Kagome estuviera bien, y de no ser así se encontraría aún más destrozado.

- Inuyasha... - Lo llamó Sango mostrando una cara de preocupación y tristeza.

Tras verla Inuyasha supo que algo malo había pasado. - Ella despertó, pero me temo que no está nada bien. - Los sollozos de la muchacha eran fuertes, lo único que se escuchaba en ese oscuro día eran las gotas de lluvia que caían con cierta intensidad y los sollozos de algunos aldeanos.

- Llevame donde está ella, Sango. - Respondió el híbrido con notable tristeza y preocupación, hacía su mayor esfuerzo por no llorar, a pesar de todo no quería mostrarse vulnerable ante los demás.

- Vamos. - Inuyasha, luego de esto la siguió corriendo lo más rápido que podía hasta llegar a una cabaña en el pueblo, fuera de esta se encontraban aldeanos tristes, llorando, preocupados, en fin, era una escena que a nadie le gustaría mirar.

Él híbrido tristemente entró a la cabaña en la que se encontraba su amada, no pudo evitar que le salieran algunas lágrimas traicioneras, su Kagome se econtraba en el suelo, acostada en un fundón con algunos intentos de almohadas a sus costados, ella estaba herída, su cara estaba llena de cortadas, pequeñas pero igual profundas, en su brazo derecho tenía una cortada grande llena de sangre, -Gracias a los conocimientos medicinales de la anciana Kaede ella no había muerto desangrada, aún- en sus piernas tenía raspones y su pecho se encontraba desnudo, una venda cubriendo sus pechos era lo único que la cubría, ya que cerca de su corazón tenía una herída profunda, su cara era una inexpresiva, no mostraba dolor ni nada, aunque en sus ojos se podía ver tristeza, dolor, y tal vez algo más que el hanyou no reconocía, su boca estaba entreabierta, su respiración era agitada, a pesar de estar en el estado en que se encontraba debía admitir que se miraba hermosa.

- Kagome... - Fue lo único que logró salir de los labios de Inuyasha, el se acercó y la abrazó suavemente teniendo en cuenta que debía ser cuidadoso por sus herídas.- Todo esto es mi culpa perdoname.

- I-Inuyasha... alejate de mi por favor.- Respondió la azabachada sollozando, ¿En serio ella le estaba pidiendo a su amado que se alejara de ella? Inuyasha se sorprendió y algunas lágrimas salieron de sus ojos.

- ¿¡Qu-Qué dices Kagome!? - Respondió con dolor.

- Por favor Inuyasha, ya no hay mucho tiempo, alejate de mi. - La azabachada empezaba a cerrar sus ojos lentamente.

- No Kagome, no me alejaré de ti ni un segundo más. - El hanyou la abrazó llenando de lágrimas el hombro de Kagome.