FrUs
I. El encuentro
Flashback
-¿Te acuerdas cómo nos conocimos pequeño?- sonreí y le descubrí la cara que cubrían las sábanas ya desordenadas; poco a poco se fue despertando, levantó el mentón ye dedicó una hermosa sonrisa-.
-Jajajaja, ¿Bromeas? ¿Cómo podría olvidar ese día? Fuiste la persona que tuve la suerte de encontrar- se levantaba lentamente, tomó sus lentes y me miró, me gustaba su sonrisa y la forma en que me miraba, aunque había crecido bastante para mí seguía siendo mi pequeño-.
Finish Flashback
Después de haberme peleado durante varios años con Arthur, por una persona que yo quería querer y proteger, mi economía me permitió el poder ir una vez más a esas tierras que ya nunca podrían ser mías.
Hacía frío, pensaba que no podría salir de aquél lugar en que me encontraba.
"Estaba más cálido cuando vine la última vez", pensé.
-¿Q-Q-Qui-Quién e-es-está... ahí?- era una voz muy tierna y parecía como si temblara, me agaché-.
-Perdón, me perdí ¿estás bien?- di unos pasos hacia esa voz-.
-N-No-No... se a-acer-acerque- suspiré, me senté-.
-Está bien... tranquilo, no te haré nada, solo sal, ven y verás que no tengo ninguna arma, que solo soy una persona perdida que quiere llegar a un lugar- extendí mis brazos, mis piernas estaban cruzadas y aunque no lo quisiera el suelo estaba poco recomendado para alguien que no le era costumbre el frío-.
-¿N-No... m-me harás daño?- aún temblaba esa voz, yo sonreí-.
-Lo único que doy es lástima y es lo que me han dicho- recordando algunas palabras del cejón, echando un suspiro al viento- si trato algo contra ti estás en todo derecho de salir corriendo pero si no es así, te pido que no me temas y que me conozcas mejor-.
Los minutos se me hicieron eternos pero valió la pena, de unos arbustos salió un pequeño niño en camisón, sus cabellos eran rubios y sus ojos azules, traía una pequeña rama con él como tratando se de proteger, se parecía al que yo trataba de querer pero la diferencia entre estos era un cabello que salía y se retorcía separando a los otros cabellos de él; mi impresión fue bastante tanto que no la pude ocultar, pero seguía sentado.
-Hola-dije y se sorprendió-.
-H-Ho-Hola- tartamudeaba aún temeroso de que algo malo le hiciera-.
-Mi nombre es Francis, ¿cuál es tu nombre, pequeño?-le sonreía lo más amigable posible, no quería que la persona que me podría indicar dónde estoy se fuera corriendo en busca de ayuda-.
-M-Ma-Matthew- extendí lentamente mi mano-.
-Mucho gusto en conocerte Matthew-dudó un poco pero al final me dio su pequeña mano, en comparación a la mía se notaba a leguas que era muy grande a diferencia del temeroso y tierno rubio, le di mejor un dedo ya que este equivalía a su manita, la estrechó tal como si ya fuera un adulto firmando un contrato, solo que no se sonrojaba y se ponía tan nervioso como él-.
-E-El gusto... e-es m-mío- le sonreí y temerosamente me correspondió el gesto-, F-Francis-.
-Dime Matthy ¿dónde están tus padres?-me levanté y traté de ver si alguien le seguía al infante, sin embargo no hubo tal cosa, ¿estaba solo?-.
-N-No t-ten...go- vi su cara de tristeza en su linda carita, era desilusión pura de parte de él-.
-Oh... mmmm que tal si vamos a tu casa y te preparo algo de comer ¿qué te parece?-le extendí mi mano, el niño ya no temblaba tanto pero seguía sin querer darme toda su confianza y tenía el porqué, mis ropas rasgadas y además mi cara sucia no inspiraban seguridad para un pequeño como él-.
Él rubio, asintió y me dio su manita, le di mi dedo índice, el cual se aferró a él, me causaba ternura y a la vez ganas de protegerlo, pero con paciencia yo creo que lo lograría, solo esperaba que él me perteneciera y me dejara ayudarlo bajo mi manto. Lo malo era que yo no tena mucho que darle al infante, pero tenía algo muy en claro, si me dejaba darle mi apoyo, le daría lo poco que tengo para que él estuviera bien.
Llegamos a su casita que estaba hecha de madera a pesar de eso estaba un poco descuidada, entramos y no había mucha comida, así que trataré hacer que mi primera impresión de comida a mi querido anfitrión.
No pude hacer mucho así que le hice con harina, huevos y leche; una extraña y plana masa que no sabía si le gustaría pero se la serví en un plato, le di un cuchillo poco afilado para él y un tenedor pero no me había dado cuenta que no sabía cómo subir a la silla, que para él le parecía enorme; me agaché y me acerqué a él.
-¿Quieres que te cargue y puedas comer lo que te preparé?- miró la mesa y apenado asintió-, ven- le tomé le de las axilas abrazándole del pecho, subiéndolo a mis piernas y yo sentándome en la silla-.
-Oh...-exclamó pero me observó como si me preguntara ¿cómo me lo como?-.
-Mmmm, veamos-agarré los cuchillos y le partí el platillo en un pedacito para que Matthy pudiera comer- di "ah"-abrió la boca y le metí el bocado, cerró la boca y empezó a masticar, de pronto noté que se quedaba pensando, hasta que me dio la sorpresa de que se le iluminaron los ojos-.
-¡Waaaaaaa! Delicioso- pero el solo cruzar miradas lo sonrojó, ya que le dedicaba una sonrisa de inmensa felicidad- ¿P-Pue-Puede darme m-más?-yo asentí y le desordené los cabellos-.
-Matthy, ¿qué te parece si vengo todos los días y te preparo algo de comer?- su cara se tornó completamente rojo-.
-N-No... l-lo sé, ¿u-usted... q-quiere... venir a prepare... c-comi...da?- le quité pelos que le cubrían muy levemente su cara y asentí-.
-Solo espérame aquí, no quiero que vayas muy lejos y yo te prometo venir muy seguido, cocinarte y cuidarte; ¿te parece que sea tu hermanito mayor y te proteja?-.
Se quedó pensando, sabía que de cualquier forma lo que eligiera, por mucho que no me guste lo aceptaría y era porque ya me había resignado a tener alguien a mi lado.
-A-Acep...to- reaccioné 5 segundos después-.
-¿Quieres decir que me aceptas como tu hermanito mayor?- tragué saliva sin poder creerme lo que me estaba ocurriendo-.
-Si- respondió un poco confundido, más que lo que estaba yo, lo abracé y comencé a darle de besos en las mejillas-.
-Gracias, prometo cumplir mi palabra- parecía un poco menos nervioso pero aun así decidí no volver a hacer ello hasta que ya no me tuviera miedo, pero yo creo que ya no lo podría cumplir, circunstancias que yo aún no conocía me separarían de quien sería mi primera y grandiosa conquista-.
Al ser la 4 de la tarde me temía el que me fuera dejando al pequeño solo, a pesar de ello aún en mi país tenía que cumplir con papeles y documentos que poco a poco se harían más y más alto la pila y no podría volver a ver a Matthew. Recordé que tenía un lazo en mi cabello así que me lo quité y le pedí que me extendiera su muñeca.
-¿Para qué haces eso? Para protegerte de todo y todos, cuando duermas procura sujetar este lazo en caso de que tengas miedo, mañana volveré, sin embargo debes de prometerme que te quedarás en la cabaña y me esperarás ¿de acuerdo?- Matthy asintió- está bien, ahora quiero que me indiques como salir de aquí-.
Me condujo por un largo camino y al llegar al lugar le di un beso en la frente, pero volví a escuchar un ruido en un arbusto, como era de esperarse mi pequeño se ocultó detrás de mí, saqué mi espada.
-¿Quién está ahí? Salga y dé la cara- de los arbustos salió quien me robaría por completo mi corazón-.
-Lo siento- era como el pequeño Matthy pero él era el protegido de Arthur-, perseguía un conejillo pero sin darme cuenta acabé aquí, lo siento- sentí un jaloncito en mi vestimenta volteé y era mi niño-.
-Tranquilo- le dije para calmarlo, tenía que hacer algo de lo que después me arrepentiría de hacer; sujeté a infante aún intranquilo, me acerqué al protegido de mi oponente inglés, solté la espada y me agaché para dejar a su lado a mi primer protegido- Mi nombre es Francis, el de mi hermanito es Matthew, mucho gusto en conocerte ¿cómo te llamas tú?-.
-Alfred, el gusto es mío- me dio su manita y la estreché con mi dedo, desde ese instante en mi cuerpo recorrieron muchas emociones, mi corazón empezaba a tener dueño y era el nombre de Alfred-.
Platicamos unos minutos y después me tenía que despedir, ya no podía evadir más a mi Jefe y sus aburridos documentos.
-Matthew, ya me voy retirando, ya sabes qué hacer ¿no?-titubeó un poco pero al final asintió y se dio la vuelta-.
-Esperen ¿a dónde van?-preguntó el inglesillo- ¿no se quedarán?- su cara pedía suplica de que no nos fuéramos pero era inevitable, le miré y me acerqué a él-.
-Mañana volveremos, bueno almenas yo, pero tienes que prometer que no le dirás a nadie que nos viste ¿entendido?- el niño asintió- pase lo que pase cuida a Matthy cuando yo no pueda, te lo pido, por favor-.
-Sí, eso haré- le sonreí-.
-Bueno... adiós, Matthy querido... hasta luego... Alfred- di media vuelta y me fui-.
Mis sentimientos en ese entonces no estaban bien definidos hacia el pequeño Alfred pero poco a poco pude lograr entender que no lo quería proteger como un hermano, sino que era... como un persona que inocentemente se metió en mi corazón sin que lo pudiera controlar; mañana sería otro día y haría lo que fuera para volverlo a ver y así sin ninguna razón empecé a enamorarme de verdad, olvidarme de los demás, incluso de la persona quién me dio la oportunidad de acercármele a él, mi hermanito, mi Matthy.
