Título: Propiedad del Rey II (Final Feliz)
Autor ORIGINAL: Red Autumn
Traductora: Darkkie (aka Jun, aka VaniaHepskins) Con su permiso, claro está.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Tolkien y sólo a él. Sólo los tomé prestados para darle vida a mi universo fantástico.
1. Salvados
El bosque estaba húmedo y oscuro, con casi ninguna luz penetrando a través del denso follaje encima de nosotros. El aire era sofocante; no se respiraba ninguna brisa fría ni un susurro por aquí. Así que el mortal silencio era la atmósfera que sonaba fuerte en mis oídos así como el constante crujido de las hojas donde Aragorn pisaba.
El piso estaba lleno con muchas hojas secas y ramas muertas. Unos pocos tocones nudosos y árboles viejos ya muertos era el único hábitat natural para las criaturas que se conocían habitaran Las grandes, negras y malformadas raíces que salían del suelo, elevaban a los gigantescos árboles formando un pabellón impenetrable sobre nosotros.
Era totalmente opuesto a Lorien, donde los troncos eran altos, rectos y majestuosos, con hojas doradas y con el viento jugando entre ellos. Las pequeñas flores amarillas y las pequeñas hierbas alfombraban el piso del bosque mientras que la luz del sol fluía feliz, dando la más brillante bienvenida al corazón. No lo era aquí.
Tan tenebroso y terrible era este lugar, que nadie podría pensar en vivir solo aquí. Temblé de solo pensar en ser obligado a vivir aquí. Aún a pesar de que en mi amado hogar – Mirkwood – estaba lentamente sucumbiendo ante las sombras, no era nada comparado a aquí. Al menos allí, uno no sentía los efectos del mal torciendo su mano en el corazón de uno.
Creo que este era el camino que Aragorn había tomado para entrar al Bosque Dorado sin ser visto. Debe de ser uno de esos caminos secretos de los que estaban hablando.
Habíamos viajado la mayor parte del día excepto cuando Adarorn hacía demasiado ruido por que tenía hambre y sed. No había nada con que ninguno de los dos pudiéramos aliviar ese problema. Estábamos en la mitad de un siniestro bosque y las corrientes eran posiblemente difíciles de encontrar (y saber si el agua podría ser consumida)
Cuando la situación se volvía muy desesperada, Aragorn escupía saliva en la boca del bebé y Adarorn la tomaba hambriento. No era la mejor manera posible pero al menos el bebé no se pondría demasiado deshidratado.
Su único alivio era a través mío. Aragorn ahora había colocado al bebé boca abajo en mi pecho para sofocar su llanto. El no deseaba atraer la atención. Con mi mordaza en su lugar era incapaz de calmar al bebé de su agitación. Por suerte, Adarorn parecía tener el alivio en el hecho de que tenía su cuerpo completo contacto conmigo.
Y no era la única cosa que había en su pequeña mente. Pocos momentos después, me retorcía incomodo por que el instinto y hambre del niño le hacían buscar en mi pecho su leche. Tan pronto como su boca se trabo en mi pezón a través de las capas de tela, empezó a mamar y morder sus encías en ese lugar. Gemí con sorpresa y trate de de tiran mi pecho suavemente lejos de él.
Aragorn miro hacia abajo y vio lo que pasaba. Río silenciosamente, sorprendido de mi expresión y la insistencia de Adarorn. El niño se inquieto y después de un tiempo me rendí, sintiendo pena por él. Mordía mi mordaza y le lanzaba dagas con la mirada a Aragorn mientras el bebé seguía tratando de sacar leche de mí. ¿Cómo podía la nodriza soportar esto?
Nuestra situación se había intensificado. Él estaba ansioso de dejar este lugar tanto como yo, pero por diferentes razones. Necesitaba encontrar algo de comida verdadera para el bebé antes de que enfermara, mientras Aragorn quería salir de allí antes que los guardianes nos descubrieran.
Había tenido suerte por que había menos centinelas apostados el día de hoy. La mayoría de ellos había ido probablemente al embarcadero para dar su adiós a los elfos que estaban embarcándose al Oeste. Esperaba que Haldir decidiera buscarme antes de que el barco zarpara y ver que ya estaba tardando en llegar.
Dependía todo de Haldir que nos salváramos.
Varias veces, Aragorn había parado para descansar y recobrar un poco fuerza antes de continuar adelante. Había estado cargándonos a los dos todo el camino, rehusándose en dejarme caminar por mí mismo.
El sudor relucía en su frente mientras el exceso bajaba por un lado de su rostro y caía en su túnica. Sus ropas ya estaban manchadas con más sudor pero el gesto de determinación en su rostro mostraba que se rehusaba a que tal incomodidad lo alejara de su meta.
Aragorn nos miraba a mí y al bebé para asegurarse que estuviéramos bien. Ahora mismo, Adarorn había llorado hasta dormirse, el pobre estaba demasiado cansado. Me estaba empezando a preocupar por su salud.
Odie a Aragorn por hacernos sufrir esto pero estaba indefenso para hacer algo. Tenía yo tal agonía por que mi cuerpo se sentía todo tieso y adolorido de la falta de circulación en mis miembros que ahora parecían dormidos. El dolor de cabeza aún me aquejaba, a pesar que ahora eran sólo punzadas. Mi cuerpo estaba aún sanando del parto y mi fuerza no había regresado del todo.
Seguía colgando desesperado y me ponía más enfermo. Era miserable. El dulce sabor de la libertad había estado tan cerca, casi podía tocarla como algo tangible pero ahora me lo habían quitado en un sólo parpadeo.
¿Por qué al Valar me castigaban así? ¿Qué había hecho para molestarlos? ¿Nunca terminaría este tormento? No, debería de parar en culpar al Valar. Estoy seguro que ellos no arreglaron que esto pasara. Fue Aragorn. Siempre lo había sido.
El sudor estaba tocando mi frente, algo había goteado en mis ojos, picándolos. Parpadeé mucho tratando de quitar este ardor. El calor en el bosque era horriblemente sofocante. Ni una brisa fresca.
Después de algún tiempo, los músculos en mi cuello empezaron a endurecerse y a doler por que cuando estaba colgando boca abajo, había estado tratando de levantar mi cabeza y buscar en mis alrededores y encontrar alguna forma de escapar. Caía mi cabeza libremente y por horas, todo lo que llenaba mi campo de visión era un suelo infinito de - hojas café oscuro. Muy deprimentes decoraciones. Me preguntaba de quien era la idea de tirar las hojas al piso. ¿Por qué no podían dejar la hierba crecer? El verde era siempre más – vivo.
Cuando el bruto ese finalmente decidió detenerse para descansar (¿por la noche?), me dejo caer en el suelo sin ceremonia. Gemí entre mi mordaza cuando mi espalda impactó con el suelo del bosque. Por suerte, la gruesa capa de hojas debajo de mi era muy elástica así que no sufrí daño.
Adarorn fue dejado al lado mío y estaba muy tranquilo. Levanté mi cabeza para ver si él estaba bien. Las punzadas en mi cabeza se había calmado un poco, pero la sangre no había circulado bien en mi cabeza mientras estaba colgando cabeza abajo. Era un total alivio.
Fui incapaz de tocar mi hijo mientras Aragorn se rehusara a liberarme, pero note que su pecho subía y bajaba en un suave ritmo. Dormía profundamente. Esperaba que estuviera bien.
Los movimientos de Aragorn con el rabillo de mi ojo me hicieron prestarle atención. Tenía miedo de él, ya que no podía hacer nada si él intentaba herirme.
Su rostro estaba lleno de un cansancio físico y estaba sudando profusamente. Su cabello estaba húmedo y aplastado contra su cabeza y rostro. Creo que el calor estaba afectándolo también por que sus ojos cambiaban violentamente. Espantosamente, parecía un loco.
Nuestras miradas se encontraron por un momento y se acercó a tocar mi rostro. Hice mi cabeza a un lado lejos de su mano pero con ese acto me gane una bofetada en la mejilla. La fuerza del contacto no fue tan dura como el sonido al golpear la carne. Continuó haciendo eco en las sombras oscuras que crecían alrededor de nosotros.
"Tan arrogante demostración, mi amor" dijo. Yo sólo le miraba desafiante. "Como amo cuando me miras con esos hermosos ojos azules," comentó y sonrió. Se miraba más siniestro. Ahora ya estaba verdaderamente loco si no lo estaba ya antes.
Nerviosamente me retorcí cuando su mano se empezó a mover hacia abajo, sus dedos moviéndose sobre mi cuello, de mi pecho a mi abdomen y finalmente a mi entrepierna (apenas escondida para su propósito) Inconscientemente gemí y mordí mi mordaza mientras las ventanas de mi nariz se agitaban como si hubiera corrido leguas.
"Te has estado portando mal. Y por lo que escuché decir a los 'pajaritos', te estás empezando a perder. Travieso, travieso," chasqueó la lengua al desaprobarlo. Repentinamente, me golpeó otra vez, más fuerte. Mientras que mi mejilla palpitaba del calor, mi oído timbraba fuertemente.
"No es la manera correcta de comportarse para quien es el consorte del Rey. Los castigos te esperan una vez que regresemos a Gondor. Aprenderás cual es tu lugar y no olvidarás a quien perteneces." Protesté, pero sólo gruñidos y gemidos incomprensibles salían de mi mordaza.
Aragorn resopló a mi respuesta. En ese momento, sentía como si levantará mis piernas y golpeara su rostro pero si lo hacía, Adarorn quedaría aplastado antes de que lo tomara.
Aragorn no tomo un largo descanso para mi gusto. Empezó a levantarse y a mirar alrededor, probablemente buscando sus pertenencias en esta tierra olvidada. Luego se agachó para cargarme y echarme sobre su hombro.
"No te muevas mucho o el bebé se caerá," me advirtió. Sentí que se acomodaba a Adarorn. Satisfecho de que estuviéramos en sus brazos, empezó a moverse.
Nuevamente, brincaba incómodo. Había perdido la sensación de mis miembros hace horas y las otras partes se empezaban a poner tiesas. Lo tieso de mi cuerpo seguramente tomaría días en recobrarse. Tiempo que lo pasaría enfermo debido a sus castigos.
Cerré mis ojos. Debíamos ya estar lejos de la frontera de Lothlorien ya y nadie sabría que usamos esta ruta de escape.
La determinación de Aragorn y el valor eran asombrosos, considerando que nos tenía que cargar a ambos al mismo tiempo. Le rogaba a Valar que alguien nos encontrara pronto. No deseaba pasar el resto de mi vida como un mísero prisionero de este loco.
Sonidos extraños seguidos de gruñidos y un grito agudo me sacaron de mi sueño. Mire a mí alrededor; tratando de averiguar que se encendía, y vi destellos de plata y una figura deforme enorme, oscura que se movía irregularmente. Tentáculos salían y desaparecían dentro de la masa de oscuridad sólida nuevamente. Si no hubiera visto el destello de plata, no hubiera encontrado que la bestia en la cercanía estuviera llena de negrura.
Estábamos en la mitad de un bosque maldito y quien sabía que malvadas criaturas andaban en las sombras. Tal vez nos estaba siguiendo por horas y viendo que nos habíamos detenido a dormir había encontrado la oportunidad de atacarnos.
La bestia gruñó y gritó peligrosamente y empecé a aterrarme. ¿Estaba la 'cosa' devorando a Aragorn ahora? Afortunadamente, Adarorn yacía a un lado de mí y estaba todavía dormido.
Giré mi cuerpo ligeramente y use mi brazo para enganchar a Adarorn a mí. Solucionado eso, trate de asegurarlo a mi tanto como fuera posible, después lo escondería alguna manera lejos de aquí, pero era un lento proceso por que sólo podía arrastrarlo muy despacio. Estábamos prácticamente indefensos.
Adarorn se estaba empezando a enojar por que le habían despertado con rudeza. Muy pronto ya estaba llorando. Tenía que ser rápido antes de que la bestia u otras cosas nos vieran.
Inesperadamente, algo aterrizo en mi hombro derecho y me aterré aún más. Había otra bestia y el llanto de Adarorn debió de haber llamado su atención hacia nosotros.
Levanté mis piernas y trate de patear a la 'cosa'. Debí de haber conectado con algo porque escuché un gemido pero la 'cosa' tomo represalias rápidamente. No podía ver lo que estaba haciendo pero repentinamente me encontré debajo de su peso.
Liberando a Adarorn, luché, moviéndome salvajemente y usando mi cabeza para golpear a la criatura. No fue fácil por que mientras seguía atado me empezaba a desesperar. Necesitaba distraer a esa cosa de mi hijo.
"¡Legolas!" silbó una voz. Esa 'cosa' podía hablar y conocía mi nombre.
'Ai, dulce Elbereth, ¿qué brujería es esta?'
"Legolas, soy yo, Orophin," la figura oscura gritó esta vez. Justo a tiempo, vi otro destello de plata nuevamente.
Mis ojos se abrieron en sorpresa. Eso era. La plata era un reflejo de luz en un cabello rubio platinado.
"¡Pagaras por esto!" escuché a Aragorn gritar indignado. El pesado jadeo y el gruñido venían de esa dirección, desde donde supuestamente 'la bestia' estaba. No era una criatura la que vi sino realmente se trataban de dos personas peleando en la oscuridad. Era un verdadero alivio escuchar la familiar voz melódica de mi raza.
Orophin me acercó a él y empezó a desatar mi mordaza. Moví mi quijada varias veces para quitar la tiesura.
"¡Gracias a Valar que estás aquí, Orophin!" grité a pesar de que la manera en que salían mi palabras sonaban ligeramente extrañas por que mi quijada estaba un poco cooperativa.
Caí llorando de alivio en el suelo del bosque incapaz de moverme después de que Orophin me había desatado. Aún o sentía mis miembros.
"¿Estás bien?" preguntó preocupado. Muy apenas podía ver su rostro en la oscuridad.
"No me puedo mover. Mis miembros estás dormidos," le informé entre sollozos. "¿Puedes ver si Adarorn si está bien?" El bebé estaba aún llorando incontrolablemente.
Orophin se había alejado de mí por un momento y vino momentos después. Escuché el sonido de algo crujir y luego un siseo. Repentinamente, la luz apareció. Parpadeé entrecerrando mis ojos para detener el destello de dolor.
El guardia estaba iluminando con una antorcha y la estaba enterrando en el suelo antes de ver a mi hijo. Empezó a inspeccionarlo buscando algunas heridas silenciosamente. Luego lo cargo y lo acomodo en sus brazos, tranquilizándolo con suaves tonos.
"Él está bien," dijo Orophin. Asentí con gratitud.
Cuando la sangre circuló nuevamente, me dolió como un millón de pequeñas agujas encajadas fuertemente en todo mi cuerpo. Contuve mi aliento, cerrando mis ojos nuevamente. No sabía que tanto estaría así pero espere a que el dolor bajara y llegara a un punto soportable.
Abrí mis ojos, y vi a Orophin mirándome con mucha preocupación mientras su mano estaba acariciando mi frente en un gesto tranquilizante. Estaba todavía abrazando a Adarorn contra su pecho y el bebé ya había parado de llorar.
"Gracias," susurré sin aliento. Levanté mis manos en un gesto para tomar a Adarorn de regreso a mis brazos nuevamente. Orophin me paso al bebé. Besé a Adarorn en la cara frenéticamente, aliviado de que todo estuviera bien. Abracé su pequeño cuerpo fuertemente junto al mío.
Curioso de saber lo que había pasado, giré mi cabeza lentamente y vi en una pequeña área que la luz alcanza a iluminar – Haldir sentado encima de Aragorn, teniendo un gesto de satisfacción en su cara estropeada.
"Haldir. Lograste encontrarnos. ¿Pero como? Estaba seguro de que estaríamos perdidos para siempre," Le llamé. Lágrimas de alegría volvían a fluir.
Aragorn resopló incrédulamente pero después empezó a hacer ruidos extraños con su garganta y después escupió algo de sangre al suelo.
Orophin se alejo de mi y tomo el lugar de su hermano fijando al suelo a un enojado Rey con sus manos atadas a por su espalda. El hombre estaba igualmente estropeado y la sangre estaba saliendo de su nariz quebrada – por segunda vez – y de su labio partido.
Mi amigo vino hasta a mi tan pronto como su hermano tomó su lugar con el prisionero. Me miro con preocupación y colocó su mano en mi hombro para tranquilizarme. Cuando traté de ayudarme él me ayudo.
"Estaba preocupado de que no llegaras y cuando el barco estaba a punto de zarpar fue cuando fui a buscarte. Aún si decidías no dejar a Adarorn embarcarse con Arwen, sabía que vendrías a decirle adiós. Tuve el presentimiento de que algo no andaba bien. Así que le pedía mis hermanos que vinieran conmigo. Encontramos a Faramir en un baño de sangre e inmediatamente seguimos el rastro hasta aquí. Había enviado a Rumil a traer un caballo en caso de que estuvieras herido y no pudieras moverte," explicó. Sonaba muy aliviado.
"¿Faramir está…?" pregunté, temeroso de la respuesta.
"Él está vivo pero muy apenas. Por suerte lo encontramos a tiempo," Haldir respondió rápidamente.
"Él debería de estar muerto. ¡Se lo merecía!" Aragorn gruño con voz apagada por que Orophin estaba poniendo el peso completo en él.
Esa réplica se había ganado un golpe detrás de la cabeza, causando que su rostro golpeara el lodo. "Cállate", Orophin le advirtió.
Justo entonces Rúmil apareció, cabalgando en un caballo completamente negro o café (no estaba seguro). Salto con gracia y aterrizó cerca de Orophin.
"¿Están todos ustedes bien?" preguntó.
"Sí, ¡Y mira!" Orophin sonó satisfecho. "¡Haldir venció a este arrogante hombrecillo!" agregó en un tono sarcástico y golpeo su nuca nuevamente.
"¡Ow! ¿Cómo te atreves a golpear al Rey…" Aragorn fue callado cuando Orophin empujó su cabeza hasta el suelo y esta vez removió su cara en ella. Cuando lo libero, Aragorn empezó a escupir tierra de su boca.
Rúmil agregó bromeando. "¡Sírvete!"
Aún Haldir no pudo evitar reír. Sólo yo esbocé una sonrisa. Estaba todavía temeroso de él aún y cuando Haldir y sus hermanos estaban conmigo.
"Vamos a llevarte a ti y Adarorn de regreso a Caras Galadhon. Lord Celeborn tratara con él más tarde," dijo Haldir. Asentí y me empezaba a levantar pero aún estaba muy débil, mis rodillas cedieron. Por suerte, Los reflejos élficos de Haldir me atraparon a tiempo.
"Con cuidado, Legolas," dijo, sus labios tan cerca de mi oído que no pude evitar un temblor involuntario. "¿Tienes frío?" frunció el ceño.
"No, sólo debilidad," le respondí y le deje ayudarme a ponerme de pie nuevamente.
"¡¿Cómo te atreves a poner las manos en mi Legolas!?" gritó Aragorn. "¡Ow!" gritó repentinamente cuando Orophin le dio un golpe en las costillas.
"¿Cómo te…? ¡ow!" gritó nuevamente por que el guardia estaba un poco enojado con él.
Rúmil trajo el caballo a nosotros y ayudo a su hermano a subirme al animal. Con Adarorn en mis manos otra vez y Haldir sentado detrás de mi, empezamos nuestro camino hacia la ciudad.
Rúmil y Orophin venían detrás. Ellos harían su camino con el prisionero. Antes de que partiéramos, estoy seguro de que vi una sonrisa en los rostros de ambos hermanos.
"¡Regresa aquí cobarde! Él es mío, ¿escuchaste?" el hombre gritó furiosamente pero repentinamente se tranquilizo. No quería saber lo que los hermanos estaban haciéndole pero no me importaba tampoco.
Sin embargo, mi atención rápidamente volvió a mi mismo. Estaba extremadamente feliz de que Haldir había logrado rescatarnos y que estuvieras en camino de regreso nuevamente. Estaba tan listo para darme por vencido la primera vez, resignado a una vida de tortura pero ahora tenía una vida nueva otra vez.
Cuando uno de los brazos de Haldir me rodeo, no podría describir la nerviosa sensación que experimenté en mis adentros. Era una bonita sensación. Sin embargo no sabía si Haldir estaba siendo protector o tal vez yo estaba esperando demasiado.
Forme una imagen en mi mente, viéndonos desde otro punto de vista, y me gustó lo que vi. Éramos como una familia – mi amado sentado detrás de mí orgullosamente con su brazo alrededor mío como ahora mientras otro estaba en mi muslo. Yo recargado contra él mientras yo abrazaba a un elfito sentado en el caballo. Todos nosotros con sonrisas en el rostro.
Casi reí fuertemente con ese deseo infantil pero regrese a la realidad. Sin embargo, no podía evitar una gran sonrisa que se formaba en mis labios.
TBC…
