¿Alguna vez conociste a un señor llamado dado dedo? Yo no, pero conozco a un amigo de un primo que conoce a una persona que conoció al mejor amigo de este singular señor, lo he dicho, "singular", era vendedor de juguetes importados desde el lejano oriente en una pequeña tienda en la esquina de por la casa de la tía de mi madre, además de vendedor era un tanto excéntrico, ya que para vender sus juguetes solía ponerse a jugar con ellos frente a todo el que pasaba por ahí, o al menos eso me han contado. Dicen que sus juguetes favoritos eran cosas como naipes, juegos enormes de doble 12 de dominós, dados de todos los tamaños, cubos de rubik y unos cuantos, pero extraordinarios tableros de ajedrez y cubos a tipo "lego" solo que más grandes y ligeros, con todos ellos el señor armaba castillos(naipes), figuras enormes y cambiantes (dominós), escenarios de auténticas batallas con los tableros de ajedrez y ciudades enteras con los otros cubos; así mismo le gustaba jugar apuestas a adivinar los números que caerían en los dados y podía resolver cualquier cubo de rubik que alguien le llevara.
El señor gozaba de una dama más joven que él y de un hijo suyo y de esta. Tanto la dama como el niño no compartían la misma pasión que el señor por sus juegos y trucos, es por eso que pasaban la mayor parte del tiempo encerrados en la pequeña casucha que había detrás de la tienda.
Una mañana, recogiendo las basuras desperdigadas en el suelo que habian quedado de una venta loca el señor Dado Dedo se encontró con un cliente extraño y un tanto tétrico; era un simple niño no mayor que su hijo quizá de unos 4 años, su cabello corto era blanco como el de un abuelito, estaba pálido, parecía sin vida, sus ropas estaban rotas y tenía manchas de sangre; su rostro habría sido el perteneciente al de un personaje de las novelas de Estephen King, bajo sus ojos negros se marcaban ojeras enormes, así como algunos moretones, lagrimas secas y otras cuantas manchas de sangre le ensuciaban el resto del rostro y tenía el labio partido. Al parecer solo buscaba un techo e ignoro al señor mientras entraba a su tienda. Accidentalmente cuando entro llevaba la mirada gacha y no notó al juguetero con quien choco, alzo la vista y miro directo al señor boquiabierto por el aspecto del niño.
-Ellos murieron- susurro despacio y luego cayó al piso, lo más probable que por cansancio.
