DISCLAIMER: los personajes y toda su genialidad pertenecen a J.K Rowling.


Cause you're my remedy


Capítulo I: You kill the lights

La guerra contra Voldemort había terminado hace poco menos de un año, los estudios en Hogwarts también había concluido un par de meses atrás, Hermione Granger cursaba la universidad.

Llevaba menos de un mes cursando la universidad, estaba acoplándose a su nueva vida, teniendo un poco de seguridad, con sus viejos amigos a su lado, había recuperado a su familia y tenía estabilidad

Su vida estaba lejos de ser perfecta, aun quedaban ciertas cosas que tenía que arreglar pero era feliz inmensamente feliz.

Justo cuando creía que nada más iba salir mal no a ella, no este año.

La castaña pensaba en todo eso con una sonrisa y en ese momento alguien toco la puerta…

Suele asegurarse que después de la tormenta llega la calma, pero eso no aplica con Hermione Granger.

Ella podría asegurarle a todo aquel que dice eso que ellos no sabían absolutamente nada.

Hermione lo había comprobado al abrir la puerta, ante ella estaba la actual directora de Hogwarts.

— Señorita Granger, siento no haberla puesto al tanto de mi visita, fue desconsiderado de mi parte — se disculpo — Pero el motivo de mi visita es de suma importancia.

— No tiene nada de que disculparse — la emoción era notable en su voz — Por favor póngase cómoda

McGonagall entro a la pequeña pero cálida casa de Hermione, sin duda no era una mansión, era una pequeña casa de dos plantas, con una bonita chimenea, un pequeño jardín y un patio trasero un poco más grande que el jardín.

Ambas mujeres estaban sentadas en el sofá de la sala, Hermione no paraba de sonreír, su antigua profesora le hacía sentir como en Hogwarts, esa calidez y esa sensación de paz eran tan agradables.

— Señorita Granger, el motivo de visita como había dicho antes es de suma urgencia — continuo — La paz ha vuelto, sin embargo aun existen ciertos motivos que me preocupan, uno solo más bien y considero que usted es la persona indicada para hacerse cargo.

Antes de que Hermione pudiera siquiera preguntar o decir algo, Minerva continuaba.

— Sin duda lo acontecido hace unos meses hizo que muchas cosas cambiaran, nos enfrentamos a cosas terribles, muchas lealtades fueron puestas a pruebas, mucho compañeros suyos tomaron decisiones equivocadas que los llevaron a cometer actos atroces, sin embargo el Ministerio de Magia, el Wizengamot y Yo creemos que ciertos compañeros suyos, a decir verdad muy pocos merecen una última oportunidad.

— No comprendo que tiene eso que ver conmigo — dijo la castaña con el rostro repleto de confusión.

— El Sr. Malfoy está en Londres, después de lo acontecido el ministerio tomara ciertas precautorias con él, creemos que merece una última oportunidad, necesita un lugar donde quedarse, consideramos que la mansión Malfoy no es conveniente debido a la ideología que su padre aun mantiene, el necesita estar lejos de esas ideas maliciosas, El Ministerio ha decidido que…

— El no merece otra oportunidad, no vale la pena salvar a alguien como él — la observo con ojos salvajes y llenos de frustración.

— El Señor Malfoy vivirá contigo, todos en el ministerio consideraron de mutuo acuerdo que es lo más conveniente

— ¿Cómo puede hacerme esto? — gimió arrugando la cara con desesperación.

— Sé que es difícil— la directora dijo con real simpatía — Pero no existe alguien más para hacerse cargo de esto, no confió en nadie más para que se encargue de esto, La casa es realmente grande…

— El me odia y el sentimiento es mutuo. El es vil y perverso… Y podríamos matarnos…

— No, no lo harán — argumento, colocando una mano en su hombro — Su varita está en manos del ministerio, la casa quedara protegida para que no pueda salir de ella y tu habitación tendrá una contraseña. Confía en mi Hermione, se que puedes asumir

— Debe existir alguien más — suplico la bruja más joven — Alguien más. Quien sea…

—Debido a la situación del Señor Malfoy, no existe nadie más en el que confiemos para hacer esto, Muchos magos y brujas lo odian, los propios estudiantes de Hogwarts lo atacarían si lo ven y los pocos magos y brujas que podrían hacerse cargo, viven con otros casos muy similares al Señor Malfoy — Respondió con tristeza.

— Mis padres son Muggles, mis amigos lo detestan — susurro con desesperación — Necesito tener a mi familia y a mis amigos cerca, con el viviendo aquí…

— Ellos podrán visitarte, el señor Potter y el señor Weasley estaran al tanto de la situación, el ministerio se encargara de ponerlos al tanto, otros miembros de la orden también serán avisados

— ¿Por cuánto tiempo? — cuestiono la castaña con resignación.

— Por tiempo indeterminado — respondió con determinación — Pese a que las acciones del señor Malfoy fueron deplorables, Albus creía que aun podía redimirse, Severus también lo creía, el Señor Malfoy se negó a reconocerlos, recuerde que el salvo a los gemelos Weasley de morir además pero no menos importante la Madre de Malfoy salvo al Señor Potter.

Hermione quería negarse, quería gritar que no lo haría pero entonces todos esos argumentos cayeron sobre su cabeza como un balde de agua helada, era cierto… ellos tenían una deuda con la familia Malfoy, con la madre del cobarde de Mlafoy… los pocos minutos que ella había creído que Harry había muerto ella también quiso morir… Narcissa había impedido que su mejor amigo muriera. Si ella accedía a vivir con su hijo, la deuda estaría saldada…

— De acuerdo — dijo la bruja castaña con resignación. — Esta bien, lo voy a intentar.

— Ve a tu habitación, el Señor Malfoy vendrá en compañía del ministro de magia, llegaran en unos pocos minutos.

Hermione se puso de pie y subió las escaleras se refugió en su cuarto hundiendo la cara en la almohada, deseando que lo anterior hubiese sido una broma de mal gusto.


—Esto va resultar bien — intento tranquilizar el mago de tez oscura.

— Estas jodidamente demente — pronuncio él con dureza — Tus ideas estúpidas de reintegración son una mierda, ni si quiera estoy al tanto de quien carajo va a vigilarme.

— Es alguien en el cual confió ciegamente.

El rubio ignoro completamente el comentario del ministro, y apresuro el paso.

— ¿Olvidas que todo el jodido mundo me odia? — siseo el mago más joven furioso.

— Esos argumentos no tienen validez ahora, es mejor que estar escondido en una miserable cabaña en Gales.

Draco apretó los puños al escuchar las palabras del moreno, odiaba que recordaran que había estado escondiéndose como un jodido sangre sucia después de su fracaso, de otro maldito fracaso.

Kingsley se detuvo en una pequeña casa, el rubio dirigió una mirada despectiva a ese lugar, esa casucha no era ni siquiera una cuarta parte de lo que había sido su hogar casi toda su vida. Kingsley golpeo varias veces, la actuar directora de Hogwarts abrió.

— Kingsley, déjeme a solas con el Señor Malfoy, suba arriba a hablar con ella por favor — susurro la bruja con calma.

Draco tenso los músculos de todo su cuerpo, apretó los puños hasta que sus nudillos se quedaran blancos.

— No tengo que volver a repetirle lo que cientos de veces le han dicho esta es su última oportunidad — dijo la bruja con severidad mientras fruncía la frente — si usted falla de nuevo esta muerto, si la señorita Granger no hubiese accedido a darle asilo, estaría solo.

— ¿La sangre sucia? — escupió el rubio con repulsión — esto debe ser una jodida broma.

— No vuelva a referirse a ella de esa forma, no es ninguna broma Señor Malfoy, los términos los tiene claros si usted muestra un buen comportamiento podrá tener privilegios como recibir correspondencia, y quizás salir de vez en cuando, su familia se ocupara de sus gastos por lo tanto sus necesidades comuníqueselas a la señorita Granger y recuerde el Ministerio estará atento a cada uno de sus pasos, solo están esperando un único fallo de su parte para mandarlo de por vida a Azkabán.

Mientras Draco temblaba de ira, el ministro protegía la casa al mismo tiempo intentaba reconfortar a Hermione de alguna manera lo cual parecía una misión imposible un aguijón de culpa molestaba a Kingsley, el había sido culpable de echar patas para arriba la vida de una bruja prodigiosa, después de media hora de una charla que intentaba ser reconfortante y optimista el primer ministro decidió retirarse junto con Minerva pues no había mucho más que hacer.

El rubio esperaba al final de la escalera, con el rostro de indiferente, sin duda sus facciones ya no eran las de un niño sino más bien las de un apuesto joven, su cuerpo había adquirido formas musculosas, y su estatura había aumentado pero sus ojos seguían siendo iguales de fríos pero aun eran más crueles. Llevaba como única posesión un baúl.

Draco poso su mirada en Hermione, ella también había crecido, sus facciones se habían tornado más delicadas y su cuerpo ya poseía las curvas de una joven de su edad, sus ojos irradiaban furia y frustración pero ella no dijo ni una sola palabra.

Ambos se miraron fijamente por más de un minuto, la mirada del joven era inescrutable, ella sin embargo lo miraba como si el fuera el culpable de su situación y ciertamente si lo era, lo miraba como si el hubiera asesinado todas las luces de su universo.

— Es hora de irnos — aviso el mago de tez oscura mientras salía por la puerta y Minerva lo seguía.

Lo último que los nuevos compañeros de casa escucharon fue la puerta cerrarse dando por aviso el inicio del infierno.

Hermione dio la vuelta subió las escaleras con rapidez, abrió la puerta de su habitación y la cerro, ella no iba ser quien guiara al invasor a su nueva habitación.

Entonces Hermione comprendió… que después de las tormentas vienen los huracanes…


_Nota de la autora: ^^ Es mi primer Dramione y mi primer fanfic, espero y les agrade. Lamento la brevedad del capítulo espero que los demás sean largos.

Y no aquí Fred no muere, me resulta necesario en este Fanfic ^^

Decidi usar como prompts frases de canciones de Zedd, generalmente así serán mis fanfics.

Mil gracias a Ashamed Kawaii por acceder a ser mi Beta Reader pese a lo ocupada que esta y por ayudarme a ordenar mis ideas , gracias nena.