Disclaimer:Bueno, como todo el mundo sabe los personajes, lugares, etc, pertenecen enteramente a J., escritora del libro en el que está basado este fanfic. Eso es lo que es, solo una historia echa por un fan, sin ánimo de ningún tipo de lucro.

Aclaración: La estructura de la historia quizá os resulte un poco liosa, pero básicamente la idea es que Severus y Pansy escriben en sus diarios, y entremedias hay unas pausas en las que narra un narrador en 3ª persona, es decir, no narran ellos, narro yo :P

Cuando escriben en el diario se reconoce porque está escrito en negrita, (si a alguien le resulta molesto leer en negrita q me lo haga saber) y cada vez que escribe uno pondrá el nombre antes de empezar. La parte del narrador en 3ª persona está escrita en letra normal.

Nada mas que decir, solo que me gustó experimentar con una pareja que apenas se ve  espero sinceramente que lo disfrutéis y que me hagáis saber vuestra opinión.

Muchos besos!

Sinistra

CAP.1

Severus Snape

Pues sí.

Había llegado el maldito día.

Todos se habían pasado el día acosándome para que les ayudara a poner adornitos de bienvenida, aquí y allá, incluso en los retretes, hecho que me pareció bastante patético. Hoy comienza el 7º curso desde que el magnífico Harry Potter había pisado por primera vez con sus benditos pies el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Un día muy esperado para mí, como se puede deducir (nótese el sarcasmo). Y no es que no me apetezca ver de nuevo al muñequito de feria en el que se ha convertido el "niño-que-sobrevivió-por-pura-coña" (entiéndase que es Harry Potter) con sus inseparables amigos el señor Weasly y la señorita Granger, que por cierto cada año viste peor. Y bueno, del señor Ronald Weasly tan solo decir que él, cada año es más alto y más feo, aunque lo dejaremos solo en que es "incómodo de ver". De Harry Potter no me agrada nada, absolutamente. Sin embargo, sus amigos son quizá un poco más soportables contando la cierta y espontánea gracia que nace del señor Weasly de vez en cuando y la plausible inteligencia de la señorita Granger aunque verdaderamente a veces la preferiría con el coeficiente intelectual de un canelón, a pesar de ello; soportable.

Y si, también hay más agradables personillas a las que volver a soportar este año, entiéndase la panda de amiguitos del señor Harry Potter, que forman una siniestra y enfermiza coalición de retrasados mentales. A veces me da miedo pensar que Neville Longbottom me tiene una fobia horrible y obsesiva, entrando en un bucle sin final que lleva a una desmesurada paradoja cuántica en la que al final los dos acabamos temiéndonos el uno a el otro. Y si, realmente no sé lo que significa eso, pero ¿a quién le importa? Tenemos también el resto de los Weasly, ya que hay familia para repoblar con cuantía Mozambique, y no sé quien de todos me da realmente más asco. Ginny Weasly sería probablemente el miembro de la familia que más desapercibida hubiera pasado de no ser porque es una autentica jovencita metida de lleno en el libertinaje. El pobre Potter tiene más cuernos que un snorkle de cuerno girado, y no es que me importe, aunque de verdad me apena su patética situación. Sin duda la mejor de la panda sería la señorita Luna Lovegood, una ridícula muchachita a la que no se la puede juzgar de mala manera debido a su ausencia de salud mental. Es un ser inclasificable.

No hablemos de Malfoy.

Bueno, en realidad, hablemos de Malfoy. Ese niño malcriado me tiene bastante hasta los cojones pero es un secreto. Debida a la circunstancia que me une más de lo que quisiera a su padre tengo que tratar a ese chalado de forma más o menos decente, aunque realmente desearía matarlo tanto como a Harry Potter. Nada que decir de sus guardaespaldas personales Crabbe y Goyle, simplemente no llegan al umbral de inteligencia normal para que una persona no se considere deficiente, y ellos están… en fin, muy muuuy por debajo de ese umbral. Y bueno, luego está ese amigo negro de Malfoy, si, Zabini, nada que añadir sobre ese personaje, no me da problemas, y la amiguita de Malfoy… Pansy, en fin, me parecería una muchacha incluso maja y agradable si no fuera porque está medio enamorada enfermizamente de Malfoy, y eso ya la degrada enormemente.

No quiero extenderme más en descripciones sobre estos personajes, ya que son absolutamente innecesarias. En verdad se puede resumir todo en que no tolero a ninguno de ellos y me producen una sensación de ardor en el estomago típica de cuando te sienta mal un alimento, o algo similar, sobre todo con Potter.

Y volviendo al tema de los preparativos para el nuevo curso entrante…

Hacía poco más de media hora que Mcgonagall me había encargado personalmente que trajera yo a los alumnos de primer curso hacia el castillo, ya que Hagrid no se encontraba dentro de los terrenos de Hogwarts.

"Magnífico" pensé. Me dirigí hacia los terrenos del castillo con pesadumbre ya que estábamos aún en septiembre y el calor apretaba bastante, contando eso y que llevaba mis 3 habituales capas de ropa negra encima, que claro, al fresquito de las mazmorras no me molestaban tanto. Me desabroché los dos primeros botones de la camisa, aunque mi reputación de profesor-siempre-impecablemente-vestido se perdiera para siempre. He de decir que no existe tal título, pero debería. Cuando vi bajar a toda la panda de alumnitos de primer curso se me hizo un nudo en la garganta y empecé a plantearme realmente el por qué seguía ejerciendo esta profesión que tan poco me gustaba, aunque me aparecía siempre en la cabeza la imagen de Dumbledore, como una siniestra revelación. Me dio un escalofrío al ver sus ojos resplandecientes mirando directamente a los míos como siempre lo hacía, tendiendo su mano hacia mí en señal de que me otorgaba el honor de poder coger uno de sus caramelos de limón. No podía con esa visión. Me concentré en lo que pasaba a mí alrededor.

-Los de primer año… síganme.

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Los alumnos un tanto nerviosos y asustadizos de primero dirigieron sus ojillos a la persona que les acababa de hablar. Una imponente figura negra se alzaba ante ellos, mirándolos fría y altaneramente. Muchos de ellos llegaron a dejar escapar sonidos de miedo o admiración.

El profesor Snape les condujo impasible por los terrenos de Hogwarts y por los pasillos del castillo, hasta que atravesaron las puertas del Gran Comedor, donde ya se hallaban sentados el resto de alumnos. Al pasar por la mesa de Griffindor a Severus no se le olvidó proporcionar una gélida y atemorizadora mirada hacia Harry Potter, que se la devolvió devolvió con su más escalofriante mirada color esmeralda.

Haciendo caso omiso Severus Snape se dejó caer elegantemente en su sitio reservado en la mesa de profesores, y con expresión neutra se dispuso a escuchar el discurso anual de Dumbledore.

-Buenas tardes mis queridos alumnos- comenzó a decir con su habitual tono jovial y de bienvenida - ¿o debería decir ya buenas noches? El sol ha empezado a esconderse ya y… - cambió de tema cuando vio las señales de tiempo muerto que le hacia la profesora Mcgonagall – en fin, creo que no importa. Bienvenidos a Hogwarts. Este año, como siempre, los profesores y yo…

Bla, bla, bla…

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Severus Snape

bla, bla, bla.

Sí, no paraba de decir la misma mierda podrida que soltaba todos los años. ¿Acaso no se da cuenta de la cara de insufrible aburrimiento de los alumnos? Tengo que reconocer que a veces las dotes de torturador de Dumbledore superan con creces las mías, aunque no me siento orgulloso.

Era la primera noche del curso y ya estaba bastante asqueado. La miradita de Potter me ha hecho recordar el terrible odio que siento hacia ese criajo mal nacido. ¿Quién se cree que es para mirarme de ese modo? De todas formas he sabido guardar bien la compostura, porque bien podría haberle matado allí mismo, delante de todos esos inocentes niños de 11 años que hubieran acabado sin duda traumatizados, pero Merlín sabe que soy un buen hombre, y al menos no lo hubiera matado muy horripilantemente.

Prosigo. La comida era lo único que no era una basura esa noche, a pesar de todo no me encontraba del todo a gusto, ya que el hedor a alumno me mareaba un poco. Mientras todos engullían como viles cerdos, en especial el señor Weasly, me dediqué a ojear un poco los nuevos cambios que habían tenido lugar en algunos alumnos, de esos que son tan queridos para mí. Me sorprendió ver la altitud que estaba ganando la señorita Weasly, a quien ya le quedaba poquito para parecerse a una jirafa horrible y pelirroja, con ganas de insaciable coito juvenil. El mal gusto para vestir de Granger también había crecido bastante, al igual que los granos purulentos que adornaban la cara de Ronald Weasly.

Oh por dios, ese joven es absolutamente vomitivo.

Neville he de decir que me dejó un poquito bastante impresionado. Ahora había desarrollado una especie de masa corporal parecida a musculatura varonil y tenía más semblante de hombre que la mayoría de los Griffindors de 7º curso. Eso era realmente patético, para los demás quiero decir. A Luna le habían crecido bastante los pechos, hecho que no había pasado desapercibido para el 90% de la población masculina que habitaba en Hogwarts. El otro 10% son homosexuales.

Eso no quitaba que para mí seguía teniendo atractivo 0. Ahora simplemente parecía tener ubres, aunque está mal que lo diga yo, soy su profesor.

(Escalofrío)

Después de la cena el señor, o debería decir, señorito Malfoy, vino a saludarme como un alegre pajarillo. A veces pienso que con toda esa gomina que se echa en el pelo podría construirse un refugio nuclear.

-Hola, profesor Snape. ¿Qué tal le ha ido el verano?- me dijo.

-Bien, Malfoy, gracias por su interés.- le contesté.

-Oh, me alegro mucho. Este año promete ser… algo inolvidable, ¿no cree profesor?

-Si, por supuesto, es un año que cuando seas verdaderamente adulto recordarás siempre.

Mi respuesta fue bastante pobre, si, pero no se lidiar bien en conversaciones tan simples y peloteras. Y si, por si te lo preguntas, SÍ, pienso que Malfoy está entre ese 10% de homosexuales. Ningún hombre que se precie utiliza la palabra "inolvidable".

Como no sus inseparables coleguillas le seguían, de no ser porque pertenecen a mi propia casa a veces les quitaría puntos a Crabbe y Goyle simplemente por ser deficientes. Sería absoluta e indiscutiblemente revitalizante, por ello pago mi frustración con Griffindor, si te lo preguntas.

Zabini estaba simplemente más negro. Pansy Parkinson estaba… bueno, para empezar me reiría a carcajadas en su cara con su apellido como hacen todos los demás si no fuera porque es mi alumna y me está terminantemente prohibido. Seguidamente, y como ya he mencionado antes no tengo demasiadas pegas, pero me parece un poco ridícula intentando conquistar a un homosexual, de veras es una causa perdida y su obsesión aún dura desde 1º, alguien debería hacerla desistir de esos patéticos intentos. Sin embargo no sé por qué se empeña en seguir negándolo, negando que le gusta, cuando se pasa todo el día pegada al culo de Malfoy, es un poco desquiciante. Seguidamente a eso, bueno, el verano había hecho buena mella en la chica, cuando normalmente estaba tan pálida como un muerto ahora tenía un poco de más color, aunque yo en temas de palidez tampoco me voy a meter mucho ya que yo también soy un poco muerto en ese aspecto. Eso no quitaba que fuera la joven quizá más deseada de Hogwarts, aunque sigo sin entender muy bien el por qué. Quizá sea por sus pies. Realmente no le encuentro nada mejor.

Como cada año la profesora Trelawny parecía que iba a morir de una crisis nerviosa cada vez que me dirigía a ella. Me da pena realmente, ya que un día de estos como me dé por estar charlatán va a morir de verdad, inevitablemente, por ello evito las conversaciones que contengan más de 3 frases hacia su persona. De momento me deleito con sus patéticos tartamudeos.

(Resoplido)

Mañana va a ser un día muy duro.

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Cuando la cena hubo terminado, Dumbledore indicó que todo el mundo podía subir a sus respectivas casas, para enfrentar mañana con vigor el primer día del nuevo curso, tan esperado para muchos y detestado para otros.

En la sala común de Slytherin varios amigos hablaban no precisamente entusiasmados por el hecho.

-Draco, tranquilízate un poco, tampoco es para tanto – decía una aparentemente tranquila Pansy Parkinson, mientras se atusaba el cabello delante de un elegante espejo enmarcado con serpientes.

-¿Qué no es para tanto? Estoy terriblemente hundido en la miseria, mi padre ha arruinado mi vida… - contestaba Draco Malfoy con un tono de voz demasiado fuerte al que quería realmente utilizar.

Pansy lo miró de reojo desde el espejo, pero no se atrevió a decir nada y siguió manteniendo una expresión fría y distante.

-Mi madre. Mi madre sabía que esto llegaría a pasar, sabía que algún día mi padre me llevaría hasta el Señor Tenebroso para que me uniera a él, aunque fuera en contra de mi voluntad. ¿Y que es lo qué ha hecho al respecto? Nada. – cada vez hablaba más enfadado – en vez de eso lo único que piensa hacer es contárselo todo a Snape y obligarle a que realice un juramento inquebrantable, para protegerme, como si todo no pudiera ser peor que encima tener que involucrarle.

Pansy se dio la vuelta por primera vez dispuesta a comenzar a prestarle un poco más de atención, se sentó enfrente de Malfoy y le cogió la mano, mirándole directamente con sus ojos verdes.

-¿Cómo dices?

-Lo que oyes Pansy. Piensa obligar al profesor Snape a realizar un juramento inquebrantable, ella y Bellatrix.

Pansy miró a Malfoy con desaprobación.

-¿Y qué es exactamente lo que está mal en eso?- dijo seriamente.

Malfoy la miró como si estuviera hablando con una loca recién salida de San Mungo.

-¿Acaso no me escuchaste? Juramento-in-que-bran-ta-ble – respondió el rubio enfatizando la última palabra.

-¿Y? ese hombre no tiene ninguna razón por la que no perder su vida, quiero decir, es un amargado que se dedica a hacer la vida imposible a los demás, Draco. Antes de que te pase algo mejor que se pudra él.

-Pero –Draco no daba crédito a las palabras de la joven – Pansy, de verás que a veces pienso que estás loca y eres realmente una zorra malvada.

La chica esbozó una sonrisa a modo de respuesta y siguió atusándose el pelo frente al espejo. Crabbe y Goyle comenzaron a reír con el comentario de Draco y Pansy les taladró a ambos con la mirada a través del vidrio -No queráis reíros, patéticos idiotas, o lo pagareis muy caro.

Y ambos chicos callaron al instante, un poco cohibidos por la mirada de la chica.

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Pansy Parkinson

Realmente odio este día. Es la misma mierda desde que tenía 11 años, repitiéndose sin parar cada año. Realmente me jode muchísimo que la gente siga pensando que estoy locamente enamorada de Draco cuando intento solo ser una buena amiga, y siempre recibo malas contestaciones y desprecios, como cada día desde que le conozco. Es la persona más falsa y más cerda que he conocido jamás, ¿por qué me mantengo a su lado? Ni yo misma lo sé, solo sé que a veces me siento patética y arrastrada, que es lo que debo parecer, pero eso hace tiempo que dejó de importarme, aunque no debería.

Sí, es verdad que me siento honrada y orgullosa de ser una Slytherin y de pertenecer a las más altas clases sociales que aquí se codean, pero en fin, me esperaba otro tipo de amistades.

Por supuesto que pienso que Malfoy está jodido con todo lo que le está pasando. Su padre le ha obligado a ser mortífago, cosa que se veía venir desde hacía ya tiempo, aunque a mi realmente me importa una buena mierda lo que le pase, solo espero no verme involucrada en algo así yo también. Sé al menos que mis padres no tienen nada que ver con el Señor Tenebroso.

Se puede decir que odio este colegio. Cada día que paso aquí me arrepiento más de haber desechado la admisión que me habían mandado de la Academia Beauxbaton. ¿En que estaba yo pensando cuando tenía 11 años? Creo que debía ser estúpida.

Mañana nos espera un asco de día, creo.

He mirado el horario y nos toca a primera hora como quien no quiere la cosa, dos horas de pociones con el profesor Snape. Oh si, el profesor Snape, nuestro encantador profesor de pociones que todos en Slytherin admiramos y veneramos. ¿Pues sabes qué, querido diario? eso es pura mierda. Ese hombre me parece un murciélago narigudo grasiento y repulsivo a pesar de que me empeñe en "medio demostrar" lo contrario. Y todo el mundo sabe y piensa eso, menos Draco, que siente una extraña e inquietante veneración por él. A veces pienso que es gay. Draco, quiero decir.

Mejor me voy a la cama ya, mañana me espera un día digamos… asqueroso.

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Todos se dirigían ya a primera hora de la mañana hacia sus respectivas clases, la mayoría con las energías renovadas del verano y las pilas cargadas, con ganas de empezar el curso. Harry, Ron y Hermione charlaban animadamente mientras ocupaban sus sitios en la clase de pociones, que como siempre, les había tocado compartir con Slytherin. Por otro lado Draco Malfoy, junto con Crabbe y Goyle entraban también en la clase, con aire altanero y empujando a todo aquel que se cruzaba por su camino.

-Mirarlos… - comentaba Hermione, mirando con desprecio la entrada del trío de Slytherin – aún tienen ese comportamiento tan infantil que tenían desde el principio.

-¿Y qué esperas? Es Malfoy – respondió Ron, sacando su libro de la mochila – No le pidas que de más de sí porque no puede.

-La verdad es que empieza a ser un poco repetitivo, todos los años igual – dijo Harry haciéndose partícipe también de la conversación – Creo que está perdiendo su encanto.

-Nunca ha tenido encanto – aseguró Hermione.

Draco también se había fijado en el trío de Griffindor, les hubiera soltado cuatro cosas de no ser porque ese día no se encontraba de humor para hacerlo, después de todo lo que estaba pasando. Escogió por sentarse en su sitio sin llamar demasiado la atención, mirando de reojo a Zabini que estaba a su lado besándose con otra chica.

Draco lo miró horrorizado y le dio un codazo.

-¿Qué carajo haces?

Al mismo tiempo Ron les señalaba la escena de Zabini besándose con la chica a sus amigos.

-Mirar a ese negro de mierda.

-¡Ron! – le chilló Hermione en la cara – ¡no seas racista! Además ese chico es de lo mejor de Slytherin…

Ron puso los ojos en blanco y dejó escapar un "no me digas…"

Cuando Zabini sintió el codo de Draco clavándose en sus costillas se sobresaltó y le miró con cara de pocos amigos.

-Te está mirando Snape.

Y si, Severus Snape contemplaba con semblante horrorizado la escena de amor que se estaba produciendo justo a un palmo de sus narices y aunque le costó mucho contenerse, no le quitó puntos para no desfavorecer a su casa.

Poco antes de que pasara todo esto, Pansy se había despertado sobresaltada levantándose bruscamente de la cama, abriendo las cortinas de par en par y cerrando los ojos cuando los tibios rayos de sol de la mañana la cegaron. Miró aterrorizada el despertador de su mesilla.

-¡Las 9 en punto! Oh dios… ¿Cómo mierdas he podido dormirme? – Entonces tiró el despertador con fuerza al suelo, y éste se hizo añicos – el primer día… - susurraba mientras se metía en el baño y a toda prisa intentaba proporcionarse un poco de higiene personal básica. Esto nunca le había pasado – mierda, mierda, mierda, Snape va a matarme, el primer día tarde… ¿¡por Merlín, donde cojones están mis pantalones!?

Y a pesar de que había intentado prepararse lo antes posible, de haber salido de su sala común sin peinar, con la ropa mal colocada y la túnica a medio poner ya llegaba más de 10 minutos tarde, cosa que para Snape podía significar una expulsión o un castigo de por vida. Corrió todo lo que pudo por el pasillo de las mazmorras, gracias a dios el aula de pociones no se encontraba lejos de su sala común. Mientras corría sintió el hambre atenazando su estomago y gritó varias maldiciones casi histéricamente. Cuando llegó llamó a la puerta sabiendo lo que se le venía encima, tenía la esperanza de que por ser de Slytherin…

-¡Parkinson! – Snape rápidamente la fulminó con la mirada cuando la vio entrar, no daba crédito - ¿Cómo osa llegar tarde?

La muchacha creyó en ese momento que jamás había visto a Snape tan furioso, ya que en este caso… era un alumno de su casa quien llegaba tarde, y eso nunca, nunca jamás ocurría. Tenía la impresión de que se había convertido en la deshonra de Slytherin cuando sintió todas las miradas serpentinas en su ser. Se estremeció e intentó hablar despacio y calmadamente al profesor Snape, explicándole lo que había pasado.

-Verá – dijo apenas sin respiración por haber estado corriendo – lo que pasa es que sospecho que alguien a hechizado mi despertador para que no sonara, profesor…

El hombre la miraba furioso.

-De veras… nunca me había pasado. Yo siempre llego temprano y…

-Basta. – cortó tajantemente Snape – 10 puntos menos para Slytherin y queda castigada esta tarde de momento en mi despacho. A las 6. Y… no se retrase.

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Pansy Parkinson

Efectivamente.

Yo había augurado que hoy pretendía ser el perfecto día asqueroso que odias haber tenido incluso después de dos semanas y media de que pasó. Y como no, tenía que ser el primer día. El primer día, llego tarde a clase de pociones porque el puto despertador no sonó, hecho que me parece sospechoso. Y tenía que ser precisamente con Snape, el murciélago grasiento. Para no ser menos, los rumores que corren sobre los castigos con Snape no son nada alentadores, ya que en vez de castigos parece que impone torturas en las que te mete palitos de bambú bajo las uñas o te corta los parpados, o vete a saber que más barbaridades. Ese hombre es un enfermo sádico y amargado. Realmente estoy asustada por lo que pueda pasar aunque confío que el hecho de que prácticamente nunca le he dado problemas me ayude, y también debería contar que soy una Slytherin.

Aún así parecía bastante cabreado. El resto de mi día fue no menos horrible, tuve que ir desaliñada hasta la hora de comer en la que he podido volver a mi sala y cambiarme y peinarme como dios manda.

Y ahora… bueno… ahora son las 6 menos 5.

Si no vuelvo a escribir aquí es porque habré muerto.

Véngame.

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Severus Snape.

El esperado día había comenzado. La verdad es que anoche no dormí lo que se puede decir "como una rosa", más bien dormí como una mierda. Por algún extraño motivo que se escapa de mi conocimiento tenía la sensación de estar… no se ¿nervioso? Me resultaba un poco improbable creerlo, hacía tiempo que carecía de ese sentimiento. Creo.

A decir verdad, cuando me encontraba en el Gran Comedor tomando el desayuno el día no pintaba ser malo, sino un día como otro cualquiera. Eso me revitalizó bastante y ayudó a que comentarios ofensivos ingeniosos de cada alumno/profesor que veía me atestaran la mente, produciéndome un regocijo interior bastante cálido y reconfortante. Quizás entonces me apetecía que fuera avanzando el día para que, por alguna maravillosa y hermosa casualidad, pudiera utilizar alguno de esos comentarios cargados de mi humor tan refinado y ofensivo.

Y así entre en mi clase, cargado de palizas verbales ansiosas por salir al mundo exterior, cuando de repente veo a ese maldito negro comiéndole, literalmente, la boca a una chica/o que estaba a su lado. De veras creo que alguien debió notar la turbación en mi rostro, ya que es lo más horrible y repugnante que he visto en toda mi vida, incluso más repugnante que Weasly. Pero bueno, supongo que los morreos interraciales pasan y no he de darle demasiada importancia. Al fin y al cabo tengo que recordar que contra Zabini no tenía nada muy malo que alegar. Pasable. Vomitivo, sí, pero pasable.

Sin embargo había otra pequeña cuestión que comenzaba a hacer que me reconcomieran las entrañas. Como persona observadora que soy, me había dado cuenta de que pasaban ya dos minutos de las 9 y la señorita Pansy Parkinson (JAJAJAJAJAJA) aún no había llegado. Realmente me he sentido ofendido ya que deposito mi confianza en los Slytherin para que no me hagan quedar mal y por consiguiente ellos no pierdan puntos, y ESTO yo lo he considerado traición. Esa… enferma mental ha llegado tarde a mí clase, ¿acaso mi autoridad no está lo bastante reafirmada? A veces tengo la impresión de que soy demasiado blando con los alumnos, debería imponer más mano dura y dejar de ser tan despreocupado, no sé. Ya me toman por el pito del sereno.

10 minutos tarde. Esa niñata me las va a pagar. Quería hacerla sufrir, quitarle 300 puntos de golpe, pero recordé que era mi casa, y cuando abrió la puerta, 13 minutos después de las 9:00, toda despeinada, agitada de haber venido corriendo, con la ropa mal puesta cosa que indicaba que había hecho desesperados intentos por llegar a tiempo, pues me dieron ganas de…dios, no sé, vomitarla encima. Y lo peor de todo es que solo pude quitar 10 puñeteros y míseros puntos, cuando si se hubiera tratado de un Griffindor le habría quitado 20 o 30. Realmente soy demasiado blando. Y de verdad te digo que me he sentido ofendido, por lo de la confianza depositada en ellos ya mencionada. Sobre todo por tratarse de ELLA, la chica que no me había dado mayores problemas.

Sí, la he castigado, se da por hecho después de haber cometido tan desalmado agravio hacia mi persona. A las 6:00 tiene que estar llamando a mi puerta, ni una milésima de segundo más ni una menos.

Estoy en apuros. Son las 5:45 y no sé qué castigo ponerle. Limpiar calderos… no hemos utilizado ninguno. Ayudarme con la tarea, es el primer día, no tendré montones de tareas hasta mañana… Quizás la torture un poco hablándola de lo homosexual que es Draco, y de cómo apoyo su decisión de serlo, incondicionalmente. O de cómo piensa celebrar una boda en el mes de junio del próximo año con un tal Zacarías Sull, un apuesto jugador de quidditch no muy conocido, persona que por supuesto acabo de inventarme. Eso la destrozaría, seguro.

No sé porque escribo como si realmente hablara con una persona. Creo que mi cerebro en el fondo piensa que es divertido. Un bonito medio para despotricar a gusto.

Realmente me considero un hombre amable, cariñoso, comprensivo y apuesto.

Oh, las 6 menos un minuto.

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Eran las 6 menos 5 y Pansy Parkinson ya se estaba dirigiendo con cara de pocos amigos hacia el despacho de Snape, donde le esperaba el castigo por haber llegado tarde a su primera clase del año. Pansy se había ido mentalizando por el pasillo de todos los horrores que podían venírsele encima, conociendo como conocía ya al profesor Snape. Cuando llegó a su puerta miró el reloj de pared que había justo al lado. Marcaba 5:59:02 y llamó a la puerta, suspirando de alivio por haber llegado puntual.

Detrás de la madera escuchó un carraspeo y a continuación la siseante voz de Severus, que la incitaba a pasar.

-Adelante…

Nada más atravesar el umbral de la puerta y cerrarla tras de sí Pansy se encontró con Severus taladrando de nuevo su mirada.

-Llegas de nuevo impuntual.-dijo Snape, sin atisbo de emociones en su rostro. La chica se quedó un poco sorprendida por lo que acababa de decir.

-¿Disculpe? He llegado a las 6, como usted me había dicho – respondió sin esconder la cara de incredulidad.

-En realidad ha llegado un minuto antes de las 6, es políticamente correcto decir que has sido impuntual.

La chica emitió un resoplido y se aproximó hacia él, que le mostró con un gesto de la mano que podía sentarse en una silla frente a él.

-Y bien… - comenzó la chica, sosteniendo la mirada de Severus con aparente tranquilidad – ¿qué castigo debo cumplir?

-Antes de nada quiero que me explique lo más sinceramente que pueda el por qué de su tardanza. No me gusta depositar la confianza en mis alumnos y que esos alumnos abusen de ella haciendo lo que les venga en gana, pensando que no voy a quitarles puntos por el mero hecho de pertenecer a mi casa.

-Pues como le comenté antes – dijo la chica hablando tranquilamente – yo tenía en mente que había puesto el despertador para que sonara a mi hora habitual de siempre, pero por algún motivo, sospecho que por algún hechizo mal intencionado, mi despertador hoy no ha sonado y no me he despertado hasta las 9, y cuando me he dado cuenta he intentado vestirme lo más rápido posible. De veras lo siento.

La chica le miró con ojillos de cordero degollado. Snape apartó la mirada.

-Bueno. ¿Y nadie de sus compañeras de habitación ha tenido la amabilidad de despertarla?

-No, profesor.

El profesor Snape asintió, pero realmente no sabía que castigo podría imponerle, al fin y al cabo, penó, tan solo había llegado tarde, no era tan descabellado. Mientras pensaba todo eso se había producido un prolongado silencio incomodo, que se vio roto por el carraspeo de la chica. Severus se vio obligado a actuar.

-A sabiendas de que ha llegado lo suficientemente tarde como para ganarse una detención, voy a hacer POR ESTA VEZ –dijo enfatizando las últimas palabras – la vista gorda y no voy a ponerle un castigo.

La chica esbozó una sonrisa llena de gratitud hacia su profesor de pociones.

-Sin embargo… - continuó diciendo éste – el día que yo mismo le informe de que tiene que, digamos, acompañarme en alguna de mis guardias nocturnas para compensar el acto que se ha realizado hoy, espero no encontrarme con reticencias y rechistes y acepte maduramente. Tan solo será algún día, hace falta que guardemos las formas y que no parezca que salió impune.

-Sí, como no, profesor. Acepto lo impuesto.

Severus asintió y con su voz sibilante se despidió de Pansy, que salió del despacho de Snape sin poder esconder una sonrisa de satisfacción y un suspiro de alivio.

Se había medio librado del castigo, y era "medio librado" porque alguna noche tendría que salir a patrullar con el castillo seguramente con él, pero eso no era tan malo a sus ojos.

Con la moral un poco más alta se dirigió de nuevo a su sala común, hasta que llegó la hora de cenar. En prueba de su renovado buen humor se había duchado con sales de baño aromáticas y se había lavado su larga cabellera negra con champú de proteínas de seda de acromántula. Se peinó con esmero y se vistió marchando al Gran Comedor. Mientras cruzaba la distancia desde la puerta hasta su asiento en la mesa de Slytherin pudo notar algunas miradas masculinas puestas encima de ella, cosa que en ese momento no me lo molestó y cosa además a la que estaba bastante acostumbrada. Era indudable que Pansy era una de las alumnas más bellas del castillo, aunque también era bien sabido que no gozaba de una agradable simpatía que la habría hecho quizá la chica perfecta. Pansy era más bien altanera y arrogante, sin embargo era bastante divertida cuando se lo proponía y tenía unas dotes para la seducción altamente gratificantes. No pasaba desapercibida.

Y ahora su buen humor rebosaba por los poros, se sentía importante y con la tranquilidad de saber que el jefe de su casa haría lo posible por favorecerles siempre, sean quienes sean. O al menos eso pensaba ella.

- ¡Pansy! – le gritó Malfoy cuando la chica se sentó grácilmente en su sitio, y le dirigió una mirada centelleante y llena de curiosidad. Estaba radiante. - ¿Qué tal el castigo con Snape?

La chica miró de reojo y con arrogancia a dos jóvenes de la mesa de Hufflepuff que se habían quedado mirándola.

-En realidad no ha existido tal castigo, Draco – le respondió guiñándole un ojo. El chico alzó una ceja.

-Bueno era de esperar, Snape nunca castigaría a un Slytherin, no muy duramente al menos.

-Eso es. Simplemente me ha dicho que tengo que ir algún día a patrullar por la noche, como los prefectos.

El chico esbozó una sonrisa.

-¿A patrullar?, ¿por la noche?, ¿con Snape? – Draco ensanchó más su sonrisa y Pansy le miró con la nariz torcida, en una mueca.

-¿Pretendes insinuar algo? – Dijo la chica un poco ofendida – te recuerdo que el que no puede dejar de tener una enfermiza veneración por el eres tú.

Ahora era Malfoy quien estaba ofendido y la taladró con sus fríos ojos grises, que ahora estaban llenos de amargura.

-No te pases Pansy.

-¿Qué sino qué? – la chica le plantó cara. Se puso tan cerca de su cara sosteniendo su mirada que Draco tuvo que mirar hacia su plato, aun con cara de pocos amigos, sin embargo siguió hablando en un tono que señalaba que estaba a la defensiva – Draco – continuó diciendo la chica sin preocuparle la expresión de su amigo – estoy verdaderamente hasta las narices de tus malas contestaciones y tu altanería.

-¿Pues por qué sigues siguiéndome a todas partes? – dijo el chico con un deje de burla en su voz.

-No seas estúpido, Draco. No te sigo a ti, lo que pasa es que el círculo de Slytherin es muy limitado, en realidad nadie de aquí merece la pena. – al ver la expresión que Rose estaba poniendo rectificó enseguida y la miró con falsa dulzura – exceptuándote a ti, Rose, querida.

-¡Oh vamos! – Estalló Malfoy, produciendo que varios alumnos les miraran - ¿Ahora sí te interesas por Rose? Pansy, ¡no me hagas reír! ¡Llevas todo el verano contándome lo insoportable que es parecer que te interesa como si fuera tu mejor amiga!

La chica abrió la boca de la sorpresa y se dio cuenta de que Draco había empezado a montar un numerito y mucha gente les miraba entre divertidos y curiosos. Eso la puso muy furiosa.

"¿Cómo se atreve a dejarme en ridículo delante de todos?" pensaba exasperada.

-Draco, contrólate. Y no digas gilipolleces, sabes que yo no diría eso de Rose nunca, es mi mejor amiga. ¡Eres un mentiroso compulsivo de mierda! – dijo la chica, tendiendo la mano hacia Rose, que se la cogió mirando con repulsivo odio a Draco.

-¿Y tú? ¡Tú no eres más que una zorra, una arpía! Siempre lo tienes todo planeado, bajo tu asqueroso control. Detrás de tu perfecta cara hay una amargada que se divierte con el sufrimiento ajeno, y además una falsa. ¡Llevas intentando parecer alguien que solo es mi perrito faldero durante 6 años! ¿Para qué? ¡Sólo tú y tu enfermiza mente lo sabéis! Eres cruel, no sé por qué te empeñas en aparentar todo lo contrario.

Pansy le miraba con los ojos abiertos, realmente desprendía furia por todos sus poros. Tenía los puños apretados, señal de que todos sus músculos se encontrabas crispados por la tensión del momento. Taladraba sin piedad los ojos de Draco mientras comenzaba a gritar ella también, sin importarle que ahora todo el colegio sin excepciones les estuviera mirando.

-¡¿Pero qué mierda te has creído, Malfoy?! ¿Crees que puedes ir por ahí haciendo lo que te plazca solo porque tu padre es un puto y asqueroso asesino? – en ese momento una oleada de exclamaciones llenó el Gran Comedor, y la profesora Mcgonagall y el profesor Snape se levantaron para apaciguarles, ya que en cualquier momento parecía que iban a llegar a las manos. La profesora Mcgonagall se había tapado la boca con las manos y parecía a punto de sufrir un ataque de ansiedad. Malfoy había sacado la varita y apuntaba a Pansy con ella, que había comenzado a reír ante el gesto, y luego de pronto había vuelto a ponerse seria y fría. - ¿Te atreves a apuntarme con tu varita, pedazo de cabrón?

¡PLAS!

La sala quedó en un completo y absoluto silencio. Se podía respirar la tensión en el ambiente, impregnando cada partícula del aire. Sin que apenas nadie se hubiera dado cuenta de lo que acababa de suceder, Severus y Minerva volvieron a romper el silencio con sus pasos apresurados hacia el sitio donde estaban Draco y Pansy. Draco había caído al suelo con la mano puesta sobre su cara y con una expresión atemorizada en su rostro. Pansy le había soltado una impresionante bofetada. La profesora Mcgonagall le gritaba exasperada al profesor Snape, que no daba crédito a lo que acababa de ver.

-¡Severus! ¡Oh por Merlín! ¡Severus, sujete a la señorita Parkinson!

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Pansy Parkinson

No podía creer lo que acaba de pasar cuando salía por la puerta del despacho del profesor Snape. Bueno, en realidad algo dentro de mí me decía que iba a salir beneficiada por el hecho de ser Slytherin

Cuando llamé para entrar a su despacho el murciélago grasiento no parecía tan taaan enfadado como lo había parecido horas antes. Odio su manera de hablar. Me da tanto asco… Además odio las sonrisas de suficiencia que deja brotar entre frase y frase.

Encima me tendré que sentir agradecida porque no me haya castigado, aunque me ha dicho que alguna noche tendré que acompañarle a patrullar. No sé lo que ha significado eso. No quiero pensar cosas que no son, me dan escalofríos.

Extrañamente me había subido notablemente la moral y me encontraba casi feliz. Cuando bajé a cenar digamos que las cosas comenzaron a descontrolarse, quizá demasiado, si, demasiado poco. Draco había comenzado a hablarme en un tono inocente y despreocupado, "¿Cómo te ha ido con Snape?" Bla bla. Lo típico. Todo iba bien hasta que insinuó que yo era una "zorra arpía" y que lo tenía todo "controlado", que soy una "falsa que le chupo el culo y no sé ni yo misma por qué". Como ser humano que soy tengo mi límite a la hora de escuchar sandeces. Creo que si he sido su "amiga" hasta ahora es porque realmente era estúpida, pero ahora las cosas han cambiado. Además odio que me ponga en ridículo cada vez que monta una de sus típicas escenitas. De no ser porque había demasiada gente creo que le habría matado allí mismo. De hecho el se atrevió a amenazarme con su varita, motivo por el cual me decidí completamente a soltarle una buena ostia. Quizá tendría que haberle soltado alguna más, pero me vi acorralada por los brazos de Snape en ese momento, y acusada por los ojos encolerizados de Mcgonagall por haber montado semejante escándalo.

Realmente estaba furiosa. No creo recordar otro ataque de ira que hubiera tenido a lo largo de mi vida como ese. No. Ya no puedo soportar más a Draco, realmente se ha acabado.

Como decía, aun me sentía con ganas de matarle cuando Snape me agarró desde atrás impidiendo que pudiera moverme. Gilipollas. Eso provocó que me pusiera más furiosa aún. Querer moverse y no poder es… desesperante. Además me espetaba a 3 centímetros de la oreja cosas del tipo: "para ya, por Merlín, estás comportándote como una loca" o "Pansy, estás montando una escena" o "de veras para o te quito 400 puntos" o "me estás arañando, mocosa estúpida". Realmente le odio. ¿Acaso no comprendía en qué situación me encontraba yo en ese momento? Sé sin duda que ha sido un momento degradante, quizá recordado para siempre en la historia de Hogwarts.

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Severus Snape.

¿Qué cojones había sido eso? Creo que aún me encuentro en estado de shock, sin mencionar que mis brazos están saturados de arañazos. Sin duda alguna Pansy Parkinson ha cruzado ya el umbral de la demencia. Imagina estar tranquilamente degustando la cena cuando empiezas a oír acusaciones que se tiran a gritos dos de tus alumnos, de TU PROPIA CASA. La comida estaba comenzando a sentarme mal de la vergüenza ajena en la que me estaba sumiendo cuando todos mis coleguillas del profesorado dirigieron sus ojos hacia mí. HACIA MÍ. Como si yo tuviera la culpa de lo que estaban haciendo esos dos descerebrados.

No cabe duda que es un momento bastante esperado para mí, ver como Pansy acababa algún día ya completamente desquiciada por la imposibilidad de conseguir el amor de Draco, pero sinceramente no me esperaba algo como esto. Malfoy le había gritado algo así como que era una mujer dedicada a la prostitución y una arpía amargada que además falsea sobre quien es realmente, y ademaaaaaas resultaba ser toda ella pura maldad, cosa de la que discrepo enormemente. Aunque no deberíamos tomarnos en vano las acusaciones de Draco, pues como quien no quiere la cosa ha revelado a todo el colegio que su padre, Lucius Malfoy, era efectivamente un mortífago. Y ahí es cuando mi turbación a comenzado a aparecer, realmente no pensé que fuera capaz de hacer algo así, pero eso no fue todo, ya que después, por si fuera poco, tumbó a Draco de una bofetada que incluso llegó a dolernos a todos los que estábamos allí.

Quizá realmente tenga un punto de maldad, esa niña. Cosa que me resulta inquietante. Nos vimos obligados pues a tomar medidas y a separarlos, con tan mala suerte de tocarme apaciguar a mí al colacuerno húngaro en el que se había convertido la señorita Parkinson. Que poco acertado su apellido, ya que no le tembló la mano ni un poquito a la hora de pegar al señor Malfoy.

Tengo que admitir que ha sido entretenido e incluso hasta divertido ver como Draco se desplomaba en suelo realmente asustado por la imponente figura destructiva que conforma Pansy Parkinson. Ha sido un buen rato. De todas maneras la señorita Parkinson no paraba de revolverse a pesar de que la tenía sujeta (no con todas mis fuerzas, obviamente. Si no la habría matado asfixiándola) y debido a su ansia por escapar y seguro pegar un poco más a Draco me profirió algunos cortes en mis brazos con sus uñas de arpía.

Oh, Merlín. Realmente se trata de una de esas criaturas. O de una banshee ya que sus gritos perforaban sin compasión mis oídos. Y cuando la arrastré fuera del Gran Comedor un poquito más calmada una vez que ya había satisfecho su sed de sangre, me pareció ver que Harry Potter se nos quedaba viendo prendado, como si acabara de ver a su héroe. Espero que no me mirara a mí, sino a ELLA.

Qué asco de niño. Seguro que ya calló enamorado de la señorita Parkinson solo porque se ha atrevido a arrearle un guantazo a Draco Malfoy, me lo veo venir.

Ha sido un día muy duro.

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