-Este fic es una adaptación de la saga de libros "The Mortal Instrumets" escrita por Cassandra Clare, junto a la serie de Netflix "Shadowhunters: the Mortal Instruments" cuya tercera temporada iniciara en marzo de 2018, protagonizada por Katherine McNamara (Clary Fray), Dominic Sherwood (Jace Wayland), Alberto Rosende (Simon Lewis), Mattew Daddario (Alec Lightwood), Emeraude Toubia (Isabelle Lightwood), Harry Shum Jr (Magnus Bane), e Isaiah Mustafa (Luke Garroway). Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, pero la redacción, cronología y utilización de los personajes es de mi entera responsabilidad. El tema correspondiente a este fic es "Calling From Above" de Bassnectar, como música ambiental en Pandemónium :3 espero que lo disfruten.


Prologo

El club Pandemónium era-por lejos-la discoteca de moda en toda la ciudad, y prueba de ello eran los, aproximadamente; cincuenta adolescentes que hacían cola para entrar a aquel club abierto a todas las edades, especialmente el domingo. Los gorilas-como podían catalogar a los guardias de la entrada-eran sencillamente feroces y caían al instante sobre cualquiera que diera la impresión de estar a punto de causar problemas. Sakura Haruno, de casi dieciséis años, formaba parte de la fila de personas que esperaban entrar; ella y su mejor amigo, Sai.

Delante de ella se encontraba un chico sumamente atractivo y que no tardo en obtener el permiso de los guardias para pasar. Su cabello era de un azul claro muy llamativo, guapo y extrañamente cautivante, más sin complicados tatuajes faciales ni piercings atravesándole las orejas o los labios, sus ojos eran de un negro semejante a la tinta que hizo entender de inmediato a Sakura de que se trataban de lentes de contacto de colores, eso o que eran naturalmente así, lo cual hizo lucir al muchacho aún más enigmático para ella. En tanto el muchacho entro, alejándose de su vista; la Haruno siguió con ingenuo e infantil enamoramiento el movimiento airoso de sus hombros, el modo en que agitaba los cabellos al moverse…despreocupado.

-Te gusta- pronuncio Sai, de pie tras ella, resignado, -¿verdad?- dudo repentinamente, ante lo cual Sakura lo codeo en las costillas como repuesta.

No tenía por qué responder.


Tras el muchacho de cabellos azules y atracción inconmensurable es que ella y Sai habían ingresado sin problema alguno. En el interior del club se percibía una especie de humo de hielo seco que, en conjunto con las luces de colores que recorrían la pista de baile, convertían todo el ambiente en un multicolor país de cuento de hadas en que predominaban el azul, verde ácido, rosa cálido y dorado.

-La música es buena, ¿no?- menciono Sai, evidentemente con sarcasmo ya que aquel no era su ambiente.

Sakura no necesito responder ante aquello, observando con curiosidad como todos-o la mayoría-a su alrededor bailaban, mientras que otros charlaban distraídamente mientras bebían de sus copas, otras parejas se mantenían acarameladas y ajenas de la desinteresada vista de los presentes que apenas los notaban, y uno que otro muchacho repartía pastillas de éxtasis u otras hierbas; lo usual. Por este humano panorama es que Sakura no tardo en intentar encontrar-con su mirada-al mismo muchacho de cabellos azules que había visto entrar antes que ella y que, en un par de segundos, vio merodeando, como si buscara algo. Por más agradecida que estuviera con su mejor amigo, por acompañarla a Pandemónium, Sakura sabía que Sai solo lo hacía porque a ella le gustaba el lugar que por cierto no era para nada el ambiente de Sai que-aparentemente-parecía más vestido y dispuesto a jugar una partida de ajedrez que bailar toda la noche o celebrar algo banal, aunque su propio caso no era tan diferente. Continuo siguiendo con su mirada al chico de cabellos azules y que abandono la pista de baile para dirigirse hacia una de las paredes donde se encontraba una joven que con su simple visión le quito el aliento a Sakura, y al propio chico…

Hasta entonces, Chōjūrō había llegado a Pandemónium con el fin de distraerse en el mundo de los mundanos que nada sabían de la auténtica realidad que reinaba en el mundo, pero su total atención se vio posada sobre una hermosa joven que se hubo alejado de la barra y que-cruzando la pista de baile-se situó de forma semi arrinconada contra una pared, apoyando las manos tras esta, cruzando sus piernas de forma inmóvil; una sobre la otra, y alzando su cuello como si supiese, a conciencia, que él deseaba tomar algo de ella. La chica, joven o mujer-lo que fuera, porque no aparentaba más de dieciséis años-era indiscutiblemente hermosa, para ser humana, claro; largo y liso cabello rubio que parecía una cascada, ojos entre turquesa y celeste que por causa del rímel y sombra de ojos celeste metálico se veían maximizados, como si fuesen tentadoras joyas. Su figura era cubierta por un impecable vestido blanco de aspecto ligeramente medieval, calzado perfectamente a su figura, de cuello alto hecho de encaje y cerrado formando un escote en forma de lágrima, muy favorecedor; mangas acampanadas igualmente de encaje, y falda hasta la altura de los muslos, la misma capa de encaje que conformaba las mangas y cuello se ajustada al cuerpo por un fajín de cuero color negro-que iniciaba bajo el busto y terminaba a la altura de la caderas-creando una falda superior que se abría bajo el vientre en forma de A para enmarcar sus muslos cubiertos por unas largas botas de cuero cuyo alto tacón ensalzaba su altura y cuyo material-hasta los muslos-hacia ver aún más fascinantes sus piernas. Finalmente y alrededor de su cuello se encontraba una elegante cadena de plata, de la cual pendía un complejo dije que con un cristal, rubí o gema de un color semejante a la sangre y que parecía brillar como el sol ante la luz artificial…muy valioso sin duda.

La encantadora rubia lo llamo intensamente con la mirada, haciendo que Chōjūrō no pudiera resistirse y acortara la distancia física entre ambos. Llegó a la pared donde intencionalmente intento acorralarla, solo que no tuvo por qué hacerlo ya que ella se lo permitió. Una sonrisa se plasmó en los labios de ella que señalo-con su mirada-la puerta de junto y que, al ser contemplada por ambos, fue todo cuanto necesitaron ver o pensar. Sakura analizo con inexplicable interés al muchacho de cabellos azules, y a la hermosa chica que parecía consiente de su inmenso atractivo, atrayendo más y más al muchacho, plasmando una sonrisa en sus labios rojos. La voz de Sai llego a sus oídos, pero Sakura estaba tan concentrada que no le dedico su atención a nada salvo la hermosa feme de vestido blanco y largo cabello rubio. Por entre la oscuridad, la niebla artificial y las luces que titilaban de vez en vez, Sakura percibió con aun más extrañeza las dos figuras oscuras-dos chicos, obviamente-que le pisaban los talones a la "pareja" conformada por la chica de vestido blanco y el chico de cabellos azules, solo que ellos no parecían ser conscientes de ello. Esta visión y los sentimientos que evocaron hicieron que Sakura tuviera la única sensación de que se abría un capullo de aprensión en su pecho, por más normal que resultase ver a la chica de vestido blanco abrir una puerta; con un cartel que decía en letras grandes PROHIBIDA LA ENTRADA, e ingresar en el "cuarto oscuro" tomando la mano del muchacho de cabellos azules a quien guio al interior, cerrando la puerta tras de sí.

-Por lo pronto- inicio Sai en un tono de voz levemente más alto al ver que ella no le prestaba atención, -quería decirte que últimamente he estado haciendo travestismo, y duermo con tu madre…creo que deberías saberlo- murmuro, totalmente seguro de que su mejor amiga no lo escucharía.

Escucho estas palabras salir de la boca de Sai, más sabía que era una broma para sacarla de su ensueño, pero ella no hizo otra cosa que mantener su atención sobre los ahora muchachos vestidos de negro y que igualmente se volvieron poseedores de su atención tras detenerse ante la puerta, hablando momentáneamente entre sí, como si estuvieran planeando o corroborando algo. El primero era rubio, muy similar a la muchacha que había visto, solo que sus cabellos parecían ser de un rubio más brillante, así como sus ojos, de un profundo azul, semejantes a dos zafiros. Su compañero, por otro lado; era más alto y tenía un atractivo tan único que Sakura creyó inicialmente estar contemplando un ángel de cabello oscuro y ojos igualmente enigmáticos, como dos ónix, pero cuya apariencia angelical pareció desvanecerse en tanto la Haruno lo vio introducir su mano al interior de la chaqueta de cuero que usaba, extrayendo un largo y afilado cuchillo de aspecto extraño pero que la alarmo de inmediato.

-¡Sai!- chillo Sakura tan pronto como pudo, jalándolo del brazo.

-No duermo con tu madre, era broma, solo intentaba atraer tu atención- se disculpó el pelinegro de forma inmediata al urgente tono de voz de ella. -Aunque, sinceramente, tu madre es una mujer muy atractiva para su edad-elogio sinceramente.

-¿Ves a esos chicos?- Sakura eligió ignorar las incomodas palabras de su amigo, señalando a los muchachos que estaban junto a la puerta. -Junto a la puerta, ¿los ves?- insistió la Haruno.

Sai la observo con curiosidad antes de dirigir la mirada hacia donde ella le indicaba, más contrario a ella; él no consiguió ver absolutamente nada y lo manifestó al momento en que su amiga clavo su vista sobre él, esperando respuesta, pero Sai solo pudo encogerse de hombros sencillamente.

-Son dos, uno rubio y otro moreno, estaban siguiendo al chico de cabello azul- plasmo Sakura, esperando que su amigo la entendiese.

-¿El que te pareció lindo?- inquirió Sai, no gustándole el rumbo que tomaban las cosas.

-Esa no es la cuestión- refunfuño la pelirosa, dando por terminado este interés por parte de su amigo. -El moreno tenía un cuchillo- justifico el porqué de su urgencia.

-¿Estás segura?- pese a no creerle, el pelinegro comenzó a tomarle peso a aquello que había visto su amiga. -Yo sigo sin ver nada- añadió, más Sakura solo asintió de forma vehemente, cosa que lo hizo buscar al héroe y caballero en sí mismo, inflando el pecho, dispuesto a ayudarla en su "investigación". -Iré en busca de uno de los guardias de seguridad, quédate aquí- indico.

La Haruno entorno los ojos como sucedía cuando veía películas absurdamente cursis o románticas, mientras su mejor amigo marchaba a grande zancadas,-alejándose de ella-abriéndose paso por entre el gentío. Sola con lo que estaba segura de haber visto, Sakura devolvió su vista a donde se habían encontrado aquellos chicos y a quienes encontró franqueando la puerta, o eso hicieron hasta que ella los vio entrar en el cuarto, ambos sosteniendo cuchillos prácticamente iguales en sus manos. Sai seguiría intentando cruzar la pista de baile, eso es lo que Sakura pudo suponer, eso y que si gritaba para llamar la atención nadie habría de escucharla. Sakura se mordió el labio inferior antes de dirigirse hacia donde estaban los dos chicos.

Tendría que encargarse ella misma.


-¿Cómo te llamas?- se interesó Chōjūrō, hechizado por la belleza de aquella feme.

La rubia sonrió como respuesta, alzando a conciencia uno de sus muslos, rozando el costado del cuerpo del peliazul frente a ella que acaricio su otro muslo, ambos paralelamente situados a los lados del cuerpo de él que creía tenerla acorralada en el interior del cuarto. Lugares sin importancia del suelo estaban cubiertos por montones de cables eléctricos, así como pedazos rotos de bolas de discoteca y latas desechadas de pintura.

-Ino- contesto la rubia sin desteñir de su radiante sonrisa.

-Es un nombre muy bonito- elogio el peliazul sinceramente, avanzando con cuidado hacia ella, teniendo cuidado de donde pisaba. -No te he visto por aquí antes- menciono, curioso por su repentina aparición aquella noche.

-¿Estás preguntándome si vengo aquí a menudo?- Ino le siguió la corriente sin el menor titubeo, acercando su rostro al de él tentativamente.

Alejándose escasamente del tacto de él, como una broma, la rubia recupero el equilibrio con la maestría de un gato, soltando una melodiosa risa, arqueando ligeramente el cuello, evidentemente divertida…pero entonces Chōjūrō vio lo que no había notado ante el titilar de las luces artificiales en la pista de baile, la piel de ella…su cuello, bajo el vestido tenia las marcas de los Cazadores de Sombras; runas, las runas de poder angelical,

-Tú…- mascullo Chōjūrō.

No termino de pronunciar lo que pensaba decir ya que la hermosa rubia se movió con una velocidad digna de comparar con la de un rayo, arremetiendo contra él con la mano abierta, asestándole un golpe en su pecho que lo habría derribado sin problema de haber sido un humano. Retrocedió tambaleante, y entonces se percató del brazalete o látigo en forma de serpiente plateada que había permanecido alrededor del brazo izquierdo de ella y que se desenrollo como el arma que verdaderamente era y que, a él, lo envió directo al suelo mientras el odiado metal se clavaba profundamente en su carne. El peliazul se sintió avergonzado mientas la veía sonreír, burlándose del error que él había cometido a conciencia, ignorando todas las señales. Ninguna mundana hubiera elegido un vestido así de sofisticado, ninguna chica humana hubiera pasado desapercibida de no estar usando un glamour para pasar inadvertida a ojos de los mundanos. Basto un solo movimiento de su látigo plateado para que Ino estuviera absolutamente segura de que tenía todo controlado, tal y como le gustaba, sin borrar la sonrisa que adornaba sus labios rojos, cual carmín.

-Es todo suyo, chicos- sonrió Ino, levantando la mirada hacia Naruto y Sasuke.

Su distracción fue aprovechada por los dos acompañantes de la rubia que-sujetándolo bruscamente de los hombros, brazos y espalda-lo forzaron a ponerse de pie, arrojándolo contra uno de los pilares de hormigón. La situación en que estaba impidió que pudiera ver-pero si sentir-como le ataban las muñecas con alambre, tras la espalda, sin importar cuanto forcejeara. Sintio que uno de sus captores lo soltaba, más eso no evito que el otro-un muchacho rubio de no más de dieciséis años, cuya severa mirada zafiro parecía gélida como hielo-lo hiciera voltear y mantuviera acorralado contra el pilar, añadiendo el filo del cuchillo serafín, cuyo filo situó contra su yugular a modo de amenaza; pantalones color negro a juego con una camiseta común de igual color y cuello en V, cortas botas color negro y una chaqueta de mangas largas que permanecía abierta, pero cuyos bolsillos interinos estaban abastecidos de armas, y para mayor encanto propio, guantes sin dedos que resaltaban mientras sostenía aquel cuchillo contra el cuello de Chōjūrō. Por otro lado y de pie frente a él, con un temple arrogante y seguro se encontraba un muchacho de cabello y ojos oscuro, con un tono de piel que bien podía compararse con el alabastro o marfil que sin embargo vestía sencillamente; una camiseta color negro que exponía sus brazos, por sobre esta una chaqueta, sin mangas, de cuero que-igualmente abastecida de armas en su interior-se cerraba bajo el cuello formando una caída en V, pantalones y botas igualmente de color negro y que en son de su propia calma y frialdad imperturbable, lo hacían lucir tremendamente intimidante muy a pesar de su visible juventud ya que-al igual que el muchacho rubio-no debía tener más de dieciséis años.

-Bien, ¿hay más contigo?- indago el moreno con un tono de voz fiero pero indiferente al mismo tiempo.

Chōjūrō sintió que su propia vida peligraba, más aun así no pretendía darse por vencido sin importar que el muchacho rubio presionase aún más insistentemente el cuchillo serafín contra su yugular bajo la atenta mirada del moreno. La presencia de la despampanante rubia junto al que parecía ser su hermano igualmente no hacía más llevadera la humillación que había padecido, o que aun padecía, solo por dejarse embaucar por un cara bonita y un cuerpo curvilíneo que seguía considerando muy tentador…si no fuera una Nefilim, al igual que los dos hombres presentes.

-¿Más qué?- cuestiono Chōjūrō con falsa inocencia.

-Vamos, habla- espeto Sasuke bruscamente, cruzando los brazos por sobre su pecho, y provocando que las runas dibujadas en tinta sobre su piel fueran plenamente visibles a lo largo de estos, salvo sus manos cubiertas por guantes de cuero, sin dedos. -Sabes lo que soy- estableció, porque aquello era más que obvio.

-Cazador de Sombras-insulto el peliazul, mediante un siseo.

Tantos títulos y palabras a ofrecer para ellos-los Nefilim-cuya vida estaba dedicada a exterminar demonios y subterráneos que pretendiesen trastocar la paz del mundo que habitaban los mundanos, pero fuera cual fuera el nombre o categoría que pensasen darle, Sasuke se sintió igualmente satisfecho sin importar que este título hubiera sido pronunciado con desdén. Desde hace mucho tiempo habían dejado de importarle las opiniones de los demás, su propia meta evitaba que los sentimientos pudiesen tener cabida en su vida, de no ser su familia y eso ya era un milagro. Amar es destruir, y ser amado es ser destruido, repitió Sasuke mentalmente aquel mantra que predominaba en su vida y que cada vez que era evocado lo hacía sentir triunfante; como ahora, por ejemplo.

-Te encontramos- sonrió ladinamente el pelinegro.


Con cuidado, y luchando contra sus propios nervios es que Sakura empujo la puerta del cuarto, ingresando lentamente, fijándose muy bien donde pisaba, temiendo emitir cualquier clase de ruido que impidiera "su" investigación. Inicialmente creyó que todo lo visto había sido obra de su imaginación de adolescente, y pudo corroborarlo al no escuchar nada que evocara la presencia de alguien más en aquel amplio cuarto cuyas altas y pequeñas ventanas aislaban el exterior del interior por medio de una serie de barrotes. Pero; comenzó a creer lo contrario al notar que el suelo-ligeramente colmado de polvo por su desuso-contaba con una serie de huellas sobre sí; unas huellas de botas semejantes a las que había visto en el caso de los muchachos, y otras de un tacón fino y semejante a una aguja, proveniente indiscutiblemente de la despampanante rubia. La idea de correr peligro por causa de estos desconocidos entremezclo la adrenalina y el miedo en su cuerpo, haciéndola debatirse que era correcto y que no.

Piso con cuidado, teniendo la atención de no enredarse en los cables que estaban dispersos sobre el suelo, sobresaltándose al escuchar lo que le parecieron voces; la risa de una chica y un chico que respondía con dureza. Manteniendo la sutileza en sus actos, la Haruno se ocultó tras una de las gruesas columnas de hormigón que-por ese momento al menos-le sirvió de camuflaje, permitiéndole de igual modo ver y escuchar lo que sea que estuviera teniendo lugar. Se trataba de la chica del vestido blanco y los dos chicos que la acompañaban: el rubio de ojos azules debía de ser su hermano por la similitud que compartían, mientras que el otro muchacho era ligeramente más alto, con destacable cabello azache con reflejos azulados que brillaba contra la luz, así como su fría mirada ónix; encontrándose de pie y brazos cruzados frente al muchacho de cabello azules que parecía ser sometido a una sesión de interrogatorio, atado a una columna-con las manos tras la espalda-de hormigón idéntica a la propia, tras la cual la pelirosa se mantuvo oculta.

-Sigues sin decirme si hay algún otro de tu asquerosa especie contigo- se impaciento el moreno, con un tono de voz tan intimidante que Sakura llego a sopesar si es que era tan joven como parecía serlo.

-No sé de qué estás hablando- contrataco el peliazul, sin dejarse intimidar pese a la angustia demostrada.

-Se refiere a otros demonios- intervino el rubio, hablando por primera vez. -Sabes que es un demonio, ¿verdad?- ironizo, riñendo abiertamente.

-Demonios; definidos en términos religiosos como moradores del infierno, los siervos de Satán, pero entendidos aquí, para los propósitos de la Clave, como cualquier espíritu maligno cuyo origen se encuentra fuera de nuestra propia dimensión de residencia…- recito el moreno como si hubiera pronunciado algún versículo del canon eclesiástico y una definición muy elaborada, extraída de una enciclopedia, o eso le pareció a Sakura.

-Es suficiente Sasuke- indico la rubia distraídamente, observando sus uñas como si fuese lo más interesante del mundo; o al menos más que el interrogatorio presente, pareciendo frívola.

-Ino tiene razón- coincidió el rubio con un tono frió pero restrictivo. -Nadie aquí necesita una lección de semántica, ni de demonología- obvio con sapiencia.

Demonios, credos, semántica, demonología…estas y otra palabas rondaban por la mente de Sakura ante lo que estaba escuchando y que le parecía sacado de un libro de fantasía o misterio, cosa que la hizo llegar-en lo personal-a una conclusión; están locos, locos de verdad, reafirmo la Haruno, negando incrédula para sí misma. La sarcástica y fría sonrisa ladina en el rostro de Sasuke no se desvaneció, o lo hizo pero de una modo inefable ya que su simple presencia parecía evocar un ambiente cargado de animadversión, oscuridad, pero lealtad y justicia al mismo tiempo.

-Para variar; Ino y Naruto creen que hablo demasiado- comento Sasuke, fingiendo confidencialidad. -¿Crees que hablo demasiado?- inquirió burlescamente, sin esperar respuesta.

-Puedo darles información, se dónde está Madara- confeso Chōjūrō, consciente de que si no se salvaba a sí mismo, nadie lo haría por él

Arqueando una ceja con curiosidad, o más bien fingiendo tal cosa, Sasuke alzo la vista hacia Ino y Naruto quienes no parecían crédulos ante estas declaraciones, Ino sobre todo, quien cruzo los brazos por sobre su pecho, apretando la mandíbula, acabando con su aparente carisma y remplazándolo por una dureza impresionante; el rubio negó para sí a modo de respuesta, incapaz e creer que el traidor y megalómano Cazador de Sombras hubiera regresado de entre los muertos, porque era obvio para todos que Madara estaba más que muerto, los dieciséis años que habían pasado desde entonces eran quizá una de las mejores pruebas de ello.

-Madara está bajo tierra- menciono Sasuke para Chōjūrō, por si es que el concepto de "muerto" no le entraba debidamente en la cabeza.

-Esta cosa solo está jugando con nosotros- inculpo Ino, apretando los dientes como un felino, frunciendo encarecidamente el ceño.

-Ya mátalo, Sasuke- incentivo Naruto sin titubeo alguno en su voz, -no va a contarnos nada.

No es como si necesitasen decirlo, pensó Sasuke; guardando sus propias palabras solo para sí, haciendo oscilar el filo de su cuchillo serafín sobre su eje, sosteniendo firmemente la empuñadura de este, más que agradecido por tener carta blanca para acabar con la situación. Desde su lugar, Sakura analizo muy atentamente la hoja de aquel largo cuchillo que parecía traslúcido como el más fino cristal, transparente ciertamente, pero más afilado que cualquier fragmento de vidrio o metal y cuya oscura empuñadura tenía sobre si-aparentemente-impresas o talladas unas figuras muy similares a las de los tatuajes del muchacho o bien pertenecientes a la misma categorización, así como aquellos que tenía el rubio y su-por lo visto-hermana.

-¡Madara ha vuelto!- protesto Chōjūrō, tirando de las ataduras que le impedían moverse con la ansiada libertad, manteniéndolas forzosamente tras la espalda. -Todos lo saben, yo lo sé…puedo decirles donde esta- ofreció con el egoísta fin de salvar su pellejo.

-Por el Ángel- mascullo Sasuke dejándose llevar escasamente por la cólera, dando todo de sí para no perder la paciencia, -siempre que capturamos a uno de ustedes, afirman saber dónde está Madara- cito siendo respaldado por Ino y Naruto que dirigieron miradas fieras y cortantes como un cuchillo a Chōjūrō. -Bueno, nosotros también sabemos dónde está; en el infierno- recito sin intentar ser agresivo, pero su tono de voz ejemplifico lo contrario, -y tú…- una sonrisa burlesca se plasmó en los labios del moreno que se sintió tan confiando como siempre ante su propia reputación, girando nuevamente su cuchillo serafín sobre su eje, haciéndolo centellar contra la luz, -puedes reunirte con él allí- vaticino sin una pisca de arrepentimiento.

-¡Deténganse! No pueden hacer esto- grito Sakura, saliendo inmediatamente de su, hasta entonces, escondite.

Esta voz los hubo sobresaltado a los tres en su totalidad, no solo porque habían depositado su concentración en la labor que estaban llevando a cabo tan perfectamente como siempre, sino porque se suponía que nadie debía ni podía verlos, era algo racional; el fin de la runa glamour que estaba dibujada sobre las pieles de los tres evitaba que fueran visibles a ojos humanos, pero aun así levantaron su mirada hacia aquella chica y que había aparecido sin que ninguno de los tres hubiera alcanzado a reparar en ella y no tenían porque, hasta ese momento. Según distinguió Sasuke a simple vista, debía de tener unos quince años, con largo cabello rosado hasta los hombros, plagado de ondas y a juego con unos brillantes e inocentes orbes esmeralda que relucían ante la luz como el tono alabastro de su piel; blusa color negro de escote redondo, mangas ajustada hasta las muñecas, bajo una sudadera verde jade cuyo cierre casi cerrado por completo creaba un cuello en V, jeans azul oscuro y converse color negro con detalles jade a juego con la sudadera que usaba. Una mundana como cualquier otra pero que por su sola aparición provoco que Sasuke involuntariamente dejara caer su cuchillo serafín al suelo, generando un sutil eco metálico que lo hizo reaccionar y parpadear confundido ante la visión que ella significaba; no sabía si de igual modo para Ino y Naruto-que permanecían estupefactos-pero si para él.

-¿Qué es esto?- exigió Naruto, recuperando el habla e intercalando su mirada de Sakura a su hermana y a su Parabatai, como si ellos supieran que es lo que ella hacía ahí.

-Es una chica- contesto Sasuke serenamente, haciendo que su amigo entornase los ojos. -seguramente habrás visto chicas antes, Naruto, tu hermana Ino es una- recordó, dejando atrás la tensión del momento, cosa que todos debieron de agradecer silenciosamente y para sí mismos.

-¿Puedes vernos?- pregunto Ino, ignorando a sus hermanos, casi volviendo sus palabras un jadeo melodioso, absolutamente sorprendida.

El mundo de las sombras tenía un telón invisible sobre el mundo de los mundanos, por ello es que no podían ser vistos por los ojos humanos, pero habían ciertos mundanos que tenían la habilidad de ver el mundo de las sombras; eran nimios y contables con los dedos de ambas manos, incluso menos, porque la visión del mundo de los demonios, subterráneos, ángeles y Nefilim no era para cualquiera, por muchas razones. Hace décadas, incluso siglos, se comentaba de estos humanos-corrección, mundanos-que poseían la habilidad de ver su mundo y eran premiados por ello…pero Ino estaba absorta por ver una leyenda volverse realidad frente a sus ojos, si es que era una mundana común, porque la rubia hubo sopesado la posibilidad de que fuera lo mismo que ellos, una Nefilim, una criatura de sangre humana y angelical; una Cazadora de Sombras.

-Desde luego, no estoy ciega- confirmo Sakura, no con brusquedad sino certeza.

-Si lo estas, pero no lo sabes- Sasuke recupero su cuchillo del suelo, sin apartar los ojos de ella, -será mejor que salgas de aquí, si sabes lo que es bueno para ti-sugirió de forma precavida.

-No iré a ninguna parte- repuso Sakura, sin perder su airada determinación, -si lo hago, lo mataran.

No tenía ni la más remota idea de qué clase de locura estaba viviendo, o mejor dicho con qué clase de locos estaba tratando, pero todo se tornaba peor y peor a cada segundo que pasaba, ¿Es que esto podría ser peor? Se preguntó, entre confusa y asustada pese a que se esforzase en ocultarlo, la mirada y sonrisa de la rubia le hacían sentir que no le harían nada; la mirada de descontento y rigidez de Naruto la asustaban…y la intensa mirada ónix de Sasuke-que hubo recuperado su cuchillo-la hacía temblar, aunque no sabía si esto era algo o muy bueno, o muy malo.

-¿Qué te importa a ti si lo mato o no?- cuestiono Sasuke, jugando distraídamente con la empuñadura del cuchillo serafín.

-Uno no puede ir por ahí matando gente- regaño Sakura con su siempre fuerte sentido de la moral.

-Tienes razón- acepto el moreno, asintiendo tras sus propias palabras. -Uno no puede ir por ahí matando gente- repitió mecánicamente antes de señalar al muchacho de cabellos azules con su mirada, quien aparentemente se encontraba desmayado o eso parecía. -Eso no es una persona, niñita- corrigió usando un tono de voz que un adulto utilizaría para dirigirse a una infante, cosa que le molesto a la pelirosa, pero aun así el moreno continuo con lo que pretendía expresar. -Puede parecer una persona y hablar como una persona, y tal vez incluso sangrar como una persona; pero es un monstruo- sentencio de manera irrefutable.

-Sasuke- cortó Ino con un tono infantil que pareció de reproche, recibiendo cambio una sonrisa ladina de parte de su "hermano".

-Estás loco- replico Sakura, retrocediendo dos pasos como mínimo, -he llamado a la policía, estarán aquí en cualquier momento- advirtió, a la defensiva por su propia protección.

-Miente- espeto Naruto, pero con un evidente matiz de duda, -Sasuke, crees…

La frase no llego a terminarse puesto que en ese momento el muchacho de cabellos azules, con un grito agudo y penetrante, se liberó de las ataduras que lo mantenían pegado a la columna de hormigón y se lanzó sobre Sasuke. Viendo a Sasuke y al muchacho forcejear, Sakura pensó en huir, más sus ojos no abandonaron la batalla delante de ella, temiendo inexplicablemente que algo le sucediera a Sasuke a quien ni siquiera conocía. Un jadeo salió de los labios de Ino de forma preventiva justo antes de que el peliazul intentara levantarse del suelo, aproximándose hacia ella, sin darle tiempo a reaccionar, pero acudiendo en su ayuda es que Sasuke la empujo con la suficiente sutileza para que cayera de sentón al suelo, deslizándose escasamente por la superficie; sacándola del terreno de la pelea. Pensó en darle las gracias, pero quizá ese no fuera el momento más apropiado, desde luego. Bufando para sí, Ino alargo su látigo que se enrollo alrededor del cuello de Chōjūrō que, en el acto, cayo de espadas, ligeramente trastocado por la especie de corriente eléctrica que este podía trasmitir a voluntad de la feme fatale. Naruto, presuroso, lanzo por el aire el cuchillo serafín del moreno que lo recupero en un parpadeo, dirigiéndole una escasa mirada que Sakura no pudo descifrar si era indiferente o de agradecimiento. Con una velocidad solo comparable a la del látigo de Ino, Sasuke rodó ágilmente sobre el suelo y hundió su cuchillo serafín el pecho del chico de cabellos azules, sin darle tiempo a levantarse. Un líquido negruzco estalló contra el reluciente filo del arma mientras el muchacho se arqueaba sobre el suelo, gorgoteando y retorciéndose. Sasuke, sin herida alguna sobre su piel, se mantuvo levemente arrodillado sobre el cuerpo del muchacho, sin mover el cuchillo que mantenía clavado a su cuerpo del muchacho que se contorsionaba a sus pies, cuyos ojos abrió para ver por última vez a su verdugo.

-Que así sea- siseo Chōjūrō, entre dientes, -los repudiados acabaran con todos ustedes- sentencio con palpable veneno.

Sasuke pareció emitir un gruñido de ira, reforzando su agarre sobre la empuñadura del cuchillo en sus manos y que clavo más profundamente en el muchacho de cabello azules que empezó a dar sacudidas y a moverse espasmódicamente mientras se encogía, doblándose sobre sí mismo, empequeñeciéndose más y más hasta desaparecer por completo a la par que Sasuke se levantaba del suelo. Sakura se levantó del suelo tan pronto como pudo, retrocediendo lentamente y por media inercia. Ninguno de ellos le prestaba atención, excepto Ino que la contemplaba con una curiosidad mal disimulada, pero no parecía molesta como su hermano mayor, sino intrigada y maravillada, soterraba la posibilidad de que la pelirosa frente a ella fuese una Nefilim; si, era drástico de decir, pero Ino no tenía otra explicación que darle a la visión que ella extraordinariamente tenía.

-Entupida mundana, casi haces que maten a Sasuke, a los tres- corrigió Naruto, ocultando su predilección por su Parabatai.

-Esta loco- asevero la Haruno con obviedad, cosa que le hizo gracia a Ino que pensaba ligeramente igual que ella, -todos ustedes están locos, ¿Creen que son un grupo de vigilantes asesinos?- pregunto con un claro deje de sarcasmo. -La policía…

-La policía no acostumbra a interesarse a menos que les presentes un cadáver- evidencio Sasuke, nuevamente con aquel atractivo matiz de sarcasmo en su voz.

El moreno se acercó a ella con un andar entre cauto y calmado que la hizo sentir extrañamente a salvo, desconcertándola todavía más ya que comenzaba a tener toda clase de pensamientos con respecto a él, más allá del hecho de lo increíblemente atractivo que resultaba para ella, nuevamente favorecido por aquella belleza digna de comparar con la de un ángel, solo que más arisco, frió, interesante y al mismo tiempo incomprensible; en resumen, infinitamente único. Sakura desvió la vista hacia donde se había encontrado el cadáver del muchacho que ahora era menos que polvo ya que no quedaba rastro alguno de él sobre el suelo; ni sangre, ropa, nada, como si nunca hubiera existido, lo que contribuyó a que Sakura se preguntar mentalmente si estaba loca o ellos lo estaban y todo formaba parte de una parafernalia imaginaria.

-Regresan a sus dimensiones de residencia al morir- explico Sasuke con suma naturalidad, -por si tenías curiosidad- acoto manteniendo ese aire de suficiencia en conjunto con la sonrisa ladina que lo hacía parecer aún más arrogante…y aún más guapo.

-¿Qué hacemos con ella?- inquirió Naruto, acorralando a la pelirosa con su cuchillo serafín que poso sobre la yugular de ella en una fracción de segundo, haciéndola tragar saliva nerviosamente, -sabe demasiado- destaco a modo de amenaza.

-Dejarla ir-contesto Sasuke en voz baja.

El rubio le lanzo una mirada claramente sorprendida, incluso enojada, pero no discutió, regresando el cuchillo serafín al interior de su chaqueta. Ino, de pie junto a su hermano mayor, con las manos apoyadas como jarra sobre sus caderas, analizo de arriba abajo a la pelirosa, con una sonrisa carismática en su rostro. En definitiva me agrada, pensó la rubia de buenas a primeras. Por mera inercia y levemente agradecida por la intervención del moreno, la pelirosa se froto el costado del cuello, encontrándose ligeramente adolorida por el rose del cuchillo, y no pudo evitar preguntarse mentalmente cómo iba a salir de allí.

-Podríamos llevarla al instituto- sugirió Ino, un tanto ansiosa por tener una amiga, y la pelirosa le parecía agradable, -no es una simple mundana, quizá Kabuto quiera hablar con ella- determino con una sonrisa en sus labios, sonrisa que pareció ser amigable, o eso es lo que Sakura pudo distinguir

-Ni hablar-espeto Naruto, como una rotunda negativa.

-Ino puede tener razón- secundo Sasuke, conociendo perfectamente a su Parabatai como para saber que estaba actuando sin pensar, o más bien dominado por el reglamento de la Clave que a él e Ino prácticamente les daba igual. -Dime, niñita, ¿Has visto o tratado con demonios, brujos o...?

-No me llamo niñita- interrumpió Sakura, ofendida por este apelativo, -y no sé de qué estás hablando- reconoció sin ningún titubeo.

Pensó en añadir algo más a su declaración, pero sin darle tiempo es que la puerta se abrió-inicialmente de forma lenta-permitiéndole voltear a tiempo y fingir como si no sucediera nada, porque esa era la verdad; o la verdad de Sasuke, que hasta la fecha estaba resultando más convincente de lo que a ella le hubiera gustado admitir. Se trataba de Sai que era acompañado por uno de los fornidos porteros que se habían encontrado custodiando la entrada. Estaba sorprendida, usualmente su mejor amigo no resultaba un refuerzo tan eficiente, solo que en ese momento no le servía de nada la ayuda que estaba aportándole.

-Sakura, ¿Estás bien?- se preocupó Sai de inmediato, recibiendo un asentimiento de parte de ella que salió de su, hasta entonces, trance, -¿Qué sucedió con esos chicos?

No supo porque, pero Sakura mantuvo un autocontrol inimaginable sobre sí misma, únicamente observando por el rabillo del ojo a Ino, Naruto y Sasuke de pie tras ella, especialmente al moreno que solo se encogió de hombros a modo de disculpa, como si fuera lo más normal del mundo ya que ellos no eran visibles para los mundanos. A Sakura no le sorprendía que ni Sai ni los guardias pudieran verlos, de hecho y si las cosas continuaban como hasta ahora, comenzaría a cuestionar su propia cordura y debatir entre si se estaba volviendo loca o algo peor. Todos estamos locos, pensó Sakura, intentando animarse a si misma.

-Creo que me equivoque-desestimo Sakura a modo de disculpa, dando todo de si para no voltear y ver al trió de pie tras ella, curiosa e inquieta al mismo tiempo, pero sin dejar que le importara la reprobatoria mirada de los guardias que en lugar de hacia ella, fue dirigida a Sai.

Se sentía incomoda por no saber con qué estaba tratando, pero aun así Sakura sintió por primera vez que algo que siempre le había faltado ahora encajaba en su vida, por más que no supiera quienes eran los extraños tras ella. Entre agradecida y divertida por el bochorno provocado a la pelirosa, Ino rio como si de una niña se tratase mientras que su hermano; Naruto, cruzo los brazos por sobre su pecho, tensando la mandíbula, nada alagado por esta niña entrometida que parecía ser más que una simple mundana, para su propio disgusto. Sasuke, por otro lado; no fue capaz de quitarle los ojos de encima…por primera vez se sentía desconcertado, ¿Quién era ella? Quien sea que fuera, no era una mundana, estaba seguro de ello.

Necesitaba saber quién era ella


Tras el "incidente" sucedido hacia unos minuto atrás, y fingiendo que nada había sucedido porque simplemente nadie habría de creerle, Sakura hubo abandonado el club en compañía de Sai que se mantenía fielmente pegado a ella como si fuese un perro lazarillo, refunfuñando por lo bajo palabras que Sakura era incapaz de entender mientras aguardaban, haciéndoles las correspondientes señas a cualquier taxi que llegase a pasar, más no tenían ni siquiera una pisca de éxito. Esta noche debía quedar en el olvido, o así es como la Haruno veía las cosas; aun rememorando una y otra vez a Naruto, Ino y Sasuke en su mente, así como al muchacho de cabellos azules, pero en especial a Sasuke.

-No puedo creerlo- mascullo Sai tozudamente.

-Lo sé, lo normal sería que hubiera algún taxi. ¿Adónde va todo el mundo un domingo a media noche?- pregunto la pelirosa en voz alta, tocándose la frente con un gesto cansino, -¿Crees que tendremos más suerte en Houston?- indago Sakura, bufando para sí misma y levantando su mirada hacia su mejor amigo.

-No hablo de los taxis- repuso Sai, aparentemente molesto, pero Sakura no entendió el porqué, o mejor dicho no quiso entenderlo. -No creo que esos tipos de los cuchillos simplemente desaparecieran- aclaro por si es que su amiga no entendía a que se estaba refiriendo.

La batalla que había visto, el gesto de coquetería de Ino que había incitado al muchacho de cabellos azules para capturarlo como hacia una cobra con su presa, la temeridad del ambiente presenciado, la dureza y reticencia de Naruto a quien al parecer no le agradaba…la muerte, un sujeto llamado Madara, los subterráneos, demonios, hadas, brujos, los Cazadores de Sombras; todo daba vueltas una y otra vez en su mente sin un sentido coherente, pero ni aun así es que Sakura se sintió abrumada, no se sintio con una jaqueca horrible como seguramente le hubiera sucedido a otras personas, y eso era precisamente lo más extraño; la calma con que se estaba tomando las cosas sin saber el porqué, pero si de algo estaba segura es que no involucraría a Sai que no podía ver lo que ella si había visto…no había visto a los letales pero hermosos guerreros llamados Cazadores de Sombras y lo que ellos habían pronunciado, lo que solo ella había podido oír.

-Quizá no había ningunos tipos con cuchillos, Sai, quizá simplemente lo imagine- suspiro Sakura, bajando la mirada, abrazándose a sí misma para aplacar el sutil frió que sentía ante el frió que persistía por causa del ambiente nocturno.

-Ni hablar- se opuso rotundamente el pelinegro a la par que él y Sakura veían pasar a los taxis que no pensaban detenerse ni por si acaso, pasando por sobre los charcos en los costados de las calles. -Cuando entre a ese cuarto parecía como si hubieras visto un fantasma- justifico, conociendo a su amiga como para saber que no era alguien fácil de amedrentar.

Por causa de estas palabras es que Sakura inevitablemente rememoro la intensa mirada de Sasuke mientras ella-insistentemente-abandonaba el cuarto y posteriormente el club en compañía de Sai, casi como si le dijera que no era la última vez que se verían, cosa que ahora consideraba ridícula ya que solo se trataba de una mirada y ella en su lugar estaba relacionando todo con un romance que era por demás imposible, no es como si Sasuke fuese su tipo ni ella el de él, de ninguna forma; bueno, eso, y el hecho de que era alguien solo visible para ella-en el plano humano-y los Nefilim o como sea que se les clasificara a los Cazadores de Sombras. No se molestó en pensar en si decirle o no la verdad a Sai, ¿la razón? Pensaría que estaba tan loca como ella misma había pensado que lo estaban Sasuke, Naruto e Ino, aunque ahora su definición de locura comenzaba a cambiar un poquito por los eventos sucedidos.

-Solo me equivoque- justifico Sakura, agotada por una discusión que no quería sostener, menos en aquel momento.

-Bueno, pues fue una equivocación de lo más embarazosa- se defendió Sai, volteando a ver ligeramente el club donde aun aguardaba una fila para entrar. -Dudo que vuelvan a dejarnos entrar.

-¿Y a ti en que te afecta? Odias Pandemónium- se refirió Sakura, percatándose de que había pronunciado estas palabras con un tono igual de sardónico que el que había escuchado en Sasuke.

Afortunadamente y ya fuera por buena o mala suerte, el tono de sus palabras no resulto extraño u ofensivo para Sai quien seguramente seguía intentando descifrar un modo con que comprender del todo si ella estaba mintiendo o no. Ni siquiera pensaba contarle a su madre de lo sucedido, solo quería regresar a casa, dormir y dar por terminada esa "velada" y todo lo referente a ella. Apartando la mirada de Sai que se sintio culpable por considerar embarazoso el ayudar a su amiga, Sakura volvió a alzar una de sus manos cuando afortunadamente un taxi-finamente-se hubo detenido contra la acera donde ellos llevaban aguardando ya muchos minutos, o bien demasiado en opinión de Sai.

-Por fin tenemos suerte- murmuro el pelinegro, pero Sakura no supo si se lo decía a ella o si mismo.

Sai abrió la portezuela de ipso facto, deslizándose al interior del asiento trasero, dando por hecho que Sakura lo seguiría y así paso. La Haruno cerró la puerta tras de sí, acomodándose mejor sobre el asiento, sintiéndose agotada y deseosa de estar recostada sobre su cama y sin tener que pensar en todo lo que había visto y que deseaba solo fuera un sueño más en su repertorio de imagines mentales, más el pasar del tiempo le insistía una y mil veces que lo que había visto era real, puede que incluso lo más real que hubiera visto e toda su vida.

-Vamos a Brooklyn- indico Sai al taxista, volteando a ver a Sakura que parecía fija a la realidad pero igualmente perdida en sus pensamientos. -Oye, sabes que puedes decirme lo que sea, ¿de acuerdo?- animo, posando su mano derecha sobre el hombro de su amiga.

-Tranquilo, Sai- sosegó Sakura con una tierna y diminuta sonrisa adornando sus labios, colocando su mano por sobre la del pelinegro, - sé que puedo hacerlo- garantizo afablemente.

Por lo visto había mucho que no entendía del mundo; el mundo de las sombras…


PD: Feliz Navidad si es que no alcance a saludar a algunos anteriormente y Feliz Año Nuevo en caso de que no publique antes de esa fecha :3 como prometí, a partir de ahora iniciare los nuevos fics por y para ustedes, reiterándoles que comenten si tienen alguno en particular y que tengan en mente porque solo tienen esta semana como limite:3 este fic esta dedicado a AriLiz, a quien ya había prometido dedicar esta historia, dedicándole mis mayores deseos de que sea muy feliz y todos sus sueños y deseos se realicen :3 y a todos aquellos que sigan cualquiera de mis historias en todas sus formas, sin excepción :3 Si tienen alguna sugerencia con respecto a series o películas que quieran como adaptaciones, apreciaría que la aportaran con total libertad :3 los amo, cariños, besos, abrazos y hasta la próxima, feliz navidad a todos.

Fics próximos (que iniciare a partir de esta y la siguiente semana :3):

-Lady Haruno: Flor de Cerezo (basado en el manga y anime Lady Oscar o Versailles no Bara y que deseo iniciar en enero)

-Operación Valkiria (comenzare a publicarlo entre la ultima semana de diciembre y primera de enero)

-Cazadores de Sombras (iniciado a partir de ahora)

-El Clan Uchiha (comenzare a publicarlo la ultima semana de diciembre)

-El Siglo Magnifico: Mito, Mei & Mikoto (comenzare a publicarlo entre la ultima semana de diciembre o la primera de enero)